47. Paris - Confesiones
Más falsa que el orgasmo de una prostituta, eso es lo que me ha tocado ser. He tenido que soltar una gran mentira para que este viaje a Paris fuese posible y, la verdad, no me siento nada orgullosa de ello.
Tyler le ha dicho a su madre que se iba a Míchigan por el cumpleaños de un amigo, y que aprovecharía para pasar allí unos días y volver a reencontrarse con algunos colegas del colegio.
Yo en cambio, he tenido que inventarme algo y decirle a mi padre que quería ir a una convención de estudiantes en California, donde iban a dar unas charlas sobre diferentes universidades, salidas profesionales y talleres interesantes para conocer el mundo empresarial, de otro modo no me habría d ido ir a ninguna parte. Por supuesto, mi padre se ofreció a acompañarme a la supuesta conferencia. Le tuve que pedir encarecidamente que confiase un poco en su hija y que hiciese el favor de dejarme algo de libertad para desenvolverme sola por el mundo. Para mi padre nunca voy a dejar de ser aquella niña pequeña e indefensa, que le gustaba vestirse de princesa y soñaba con tener un caballo blanco.
No, no le ha hecho mucha gracia dejarme ir sola, pero finalmente ha accedido gracias a que Lia me ha ayudado a convencerle. Lo que él no sabe es que sola, lo que se dice sola, no voy a estar....
Por otra parte, sinceramente ya tenía ganas de estar un rato a solas con Tyler. Desde que volvimos del hotel en la fiesta de fin de año, casi no nos hemos visto y eso que vivimos en la misma casa. Mi padre decidió traerse trabajo a casa y como tenía bastantes contratos por cerrar, pasaba muchas horas en el despacho que tiene montado en casa. ¿Las consecuencias de eso? Pues que Lia y él salían menos. Encima Tyler ha estado de exámenes y tenía un trabajo importante que presentar para este trimestre, por lo que pasaba las tardes en la biblioteca de la universidad y yo también he tenido muchas tareas del instituto. En fin, eso ya pasó. Ahora toca París... ciudad de la luz y el amor. Van a ser los tres días más maravillosos de mi vida o eso espero.
Me hubiese gustado aprovechar el viaje para hablar con Tyler de todos esos temas que tenemos pendientes, pero el muy idiota, como tiene claustrofobia y el avión no deja de ser un sitio cerrado, se ha tomado unas pastillas que lo han dejado seco en el asiento, las doce horas que ha durado el viaje así que he intentado descansar también un poco, pues llegamos a Paris justo por la mañana.
Acabamos de aterrizar en el aeropuerto de Charles de Gaulle y Tyler se dirige al mostrador de cambio de divisas para cambiar nuestro dinero a euros. Después de eso nos subimos a un taxi que nos lleva a nuestro hotel. Menos mal que Tyler habla perfectamente francés porque no entiendo nada de lo que la gente dice y aquí pocos son los que hablan inglés.
Durante el viaje al hotel, Tyler permanece inmóvil y mirando por la ventanilla del taxi, descubriendo las calles de la nueva ciudad en la que nos encontramos. Se saca la mano izquierda del bolsillo del pantalón y la estira para estrecharla con la mía. Su mano es firme y mucho más grandes que la mía, y capto el olor de su agradable perfume a menta y hierbabuena mientras nuestras manos conectan. Es emocionante pensar que al fin vamos a tener tiempo para estar juntos, hablar, aclarar las cosas y disfrutar de nuestra compañía sin interferencias ni interrupciones.
Finalmente llegamos a un pequeño hotel con encanto, donde Tyler habla en perfecto francés con el recepcionista mientras que yo los miro sin entender una sola palabra de lo que dicen. Me encanta como la voz de Tyler cambia cuando pasa a hablar en este idioma. Su acento, su timbre y su entonación se transforman por completo.
Legamos a nuestra habitación y resulta ser tan pequeña como fascinante. Todo está decorado con mucho gusto y con un toque bohemio. La cama, aunque es matrimonial, es pequeña, pero parece muy cómoda. Tiene tantos cojines decorativos que casi es imposible sentarse en ella. Una enorme pantalla de plasma cuelga de la pared cubierta por papel pintado en tonos vivos. Las cortinas de terciopelo rojo combinan con la moqueta que cubre el suelo y unos cuadros grandes y precioso con fotografías de la ciudad, decoran la pared.
Tras dejar nuestras maletas, asearnos un poco y darnos algunos besos rápidos, salimos para subirnos al bus turístico que contraté desde Nueva York.
Nos pasamos la mañana fotografiando la cuidad, descubriendo mil rincones juntos y comentando todo lo que vemos como si fuésemos dos niños pequeños emocionado e ilusionados por visitar Disney World. Comemos en un típico restaurante francés donde sirven una fondue que está para chuparse los dedos y por la tarde visitamos el Sagrado Corazón donde cientos de pintores callejeros tratan de retratarnos. A última hora de la tarde, visitamos la Torre Eiffel.
Subimos hasta la zona más alta para contemplar las preciosas vistas de la cuidad. Apoyo mis brazos sobre la barandilla metálica del mirador y Tyler me abraza por detrás, rodeándome con sus brazos y reconfortándome con el calor de su cuerpo, pues la brisa me da de frente en la cara y me congela la nariz.
—Gracias por este regalo, estrellita brava —me agradece Tyler en un susurro junto a mi oído.
—Me alegra saber que estás disfrutando del viaje.
-No, lo que realmente estoy disfrutando es de poder estar a tu lado.
¡Oh, Dios! Creo que me acabo de derretir con sus palabras.
Siento como los brazos de Tyler me estrechan más contra su cuerpo calentito. Se siente tan bien estar así. Me revuelvo entre sus brazos hasta tenerlo cara a cara, le miro y sonrío como una tonta enamorada. Se hace el silencio entre los dos mientras nos miramos a los ojos, con una de esas miradas que describen mucho más de lo que cualquier palabra o frase podría alcanzar a decir. Es maravilloso estar tan a gusto con él, sin April, sin Neal, sin padres, sin problemas; solos... él y yo.
—Tyler —pronuncio su nombre mientras deslizo una mano por su pelo castaño y sintiendo la suavidad de su cabello entre mis dedos.
—¿Sí?
—¿Alguna vez pensaste que acabaríamos así? —le pregunto, distraída en la belleza de su rostro, mientras sopeso la respuesta que pueda darme.
Parece sorprendido por la pregunta porque eleva las cejas casi hasta el nacimiento de su pelo.
—¿Así cómo?
—No sé. Supongo que... juntos.
Se queda unos segundos callado y pensativo mientras juega con un mechón rebelde de mi cabello, haciéndome cosquillas en la cara.
—¿La verdad? —pregunta sorbiendo por la nariz, el moquillo que genera el frío instalado en el ambiente—. No, no creí que todo esto fuese posible —confiesa.
—¿Por qué?
—¿Aún lo preguntas? —Tyler me sonríe con cierta tristeza—. Me odiabas, Olivia. No me soportabas y no tenías ningún reparo en dejármelo bien claro —Suena triste, no resentido.
El leve tono amargo de sus palabras hace que me duela el corazón. Tiene razón. No sé cómo se me ocurre preguntarle algo así. Si hoy por hoy estamos aquí, juntos, es gracias a él y a su paciencia y persistencia conmigo.
—Gracias, Ty —Sonrío y detengo su mano en mi pelo para entrelazarla con la mía. Está congelada.
—¿Gracias por qué? —pregunta al tiempo que tiene el ceño fruncido.
—Por haberme abierto los ojos —musito algo nerviosa—. Por haber insistido y no haberte rendido conmigo. Pudiste haber tirado la toalla, pero no lo hiciste. Si no hubiese sido por ti, me habría perdido todo esto que estoy sintiendo contigo.
Su ceño fruncido se transforma en una gran sonrisa. Una de esas que me encanta y que iluminan su perfecta cara.
—¿Y qué es lo que sientes exactamente?
Me ruborizo. Hablar con él de mis sentimientos me cuesta horrores. Quiero sentirme con la libertad de poder expresarle las cosas sin miedos, sin temores, pero en la práctica no puedo evitar bloquearme cuando se trata de abrirle mi corazón. Supongo que es normal sentirse un poco así. Confesarte a la persona que amas, siempre es complejo, aunque sepas que es un amor correspondido. A fin de cuentas, al hacerlo, dejas expuesto tu corazón y tu alma y le entregas todas las armas a la otra persona para que decida si cuidar lo que le ofreces, o por lo contrario no hacerlo y dañarlo.
—Siento... no sé, yo... siento... —Intento hablar, pero titubeo con torpeza.
Sus ojos verdes me atraviesan con intensidad y me revuelvo incómoda sin saber qué decir mientras trago saliva. ¡Qué difícil es esto! ¡Qué difícil es cuando la otra persona te mira tan directo a los ojos!
—No tengas miedo, Olivia. Digas lo que digas no me voy a ofender. Quiero tu sinceridad y quiero que te sientas cómoda conmigo, como para poder hablar las cosas sin tapujos ni temores. Tengo realmente ganas de escuchar lo que sientes por mí.
Una amplia sonrisa se extiende por su rostro, y me aprieta la mano tratando de trasmitirme la confianza que necesito. Él es sencillamente perfecto. Todo en él es exquisitamente perfecto.
—Siento que... te amo —Y me quedo literalmente sin aire en los pulmones, mientras aparto la mirada de esos preciosos ojos verdes que me miran de forma increíblemente sorprendidos—. ¡Qué vergüenza!
—¿Me amas? —susurra con su sensual voz, y suelta su mano de la mía para alzar mi barbilla obligándome a mirarle otra vez.
Al levantar la vista algo destella en sus ojos y no puedo evitar admirar lo guapo que es. Me tiene loca. Asiento muy despacio y un calor espantoso se instala en mis mejillas pese al frío que siento en el resto del cuerpo.
—Sabes, yo también te amo, mi pequeña estrellita brava —Su voz se quiebra y me mira fijamente—. Te amo como no he amado jamás a nadie, sólo a ti, Olivia.
Me obligo a sostenerle la mirada y noto como me desmorono con cada sílaba que pronuncia, desarmando mi alma por completo. Tyler me ama como no ha amado a nadie antes y yo le amo como no amaré jamás a nadie, pero un impulso irrefrenable me lleva a formular una pregunta que me ronda en la cabeza:
—¿Ni siquiera a April?
Tyler se queda pasmado y parpadea muy rápido, intentando procesar la pregunta que acabo de lanzarle.
—¿April? ¿Por qué la nombras en este momento?
—Lo siento, yo... yo sé que habéis sido novios y bueno, los novios se supone que también se aman —Mi voz se convierte en un ligero quejido, y no sé cómo logro que suba por mi garganta y salga por mi boca.
—Eso fue diferente —replica.
—¿Por qué?
—Olivia, déjalo estar -Es obvio que está molesto y que no le está gustando hablar de April—. Ella ya no importa. April no significó nada para mí, nada comparado con lo que siento contigo. Ahora sólo importamos nosotros dos, el resto sobra.
—A mí me importa saber por qué fue diferente con ella —Mi voz suena mucho más entera de lo que me siento.
Tyler aprieta la mandíbula y su mirada se vuelve fría provocándome un escalofrío. Me abrazo con fuerza a mí misma, frotando mis brazos con mis manos y me preparo para volver a hablar:
—Por favor, necesito saberlo —declaro con un hilo de voz.
Veo que Tyler chasquea la lengua con disgusto, menea la cabeza y desvía la mirada hacia el horizonte donde la oscuridad se extiende sobre la cuidad llena de pequeñas luces. Sólo espero que lo entienda y no se enfade por querer saber un poco más sobre sus sentimientos hacia April. Realmente quiero escuchar su explicación y quiero convencerme de que ella es agua pasada.
—De April nunca estuve enamorado —empieza a decir—. Es algo que sólo llegué a comprender cuando nos besamos por primera vez, aquella noche en la fiesta de Halloween, cuando saliste de tu cuarto de baño en ropa interior.
—¡Oh!
¡Genial! Me voy a morir de la vergüenza. Esa mierda de vodka azul me pegó fuerte aquella noche.
Tyler ladea la cabeza, examina la expresión de mi rostro y luego sonríe al descubrir el rubor extenderse por mis mejillas.
—No te haces la más mínima idea de lo que me costó controlarme aquella noche, Olivia. Tú querías sólo sexo, pero para mí no se trataba simplemente de follar con una chica guapa y pasada de tragos, ¿sabes? En ese momento me di cuenta de que, si daba ese paso contigo y me dejaba llevar por el impulso, te perdería para siempre ya que al día siguiente, me odiarías con toda tu alma por haberte tomado en un momento de vulnerabilidad, aunque fuese lo que más me apetecía hacer en ese momento, te lo aseguro. Por otro lado, pensé que si no lo hacía, si no accedía a acostarme contigo, igual no volvería a tener nunca más una oportunidad como esa. Fue realmente difícil negarme a lo que buscabas en ese momento.
¡Qué bochorno! Me viene un flash a la mente de mis manos tratando de deshacer el nudo de su pantalón deportivo y de cómo sus manos detuvieron a las mías con sutileza y delicadeza. Jamás fue brusco conmigo, ni siquiera para recházame lo fue y eso es de agradecer.
-Y yo que pensé que no querías porque me veías como a una hermana.
Tyler, hace una mueca mientras me escruta intensamente con la mirada.
—Nunca te he considerado como una hermana, ni siquiera cuando éramos pequeños. Ya me gustaste desde el primer segundo que nos conocimos.
—Entonces, ¿Por qué saliste con April si ya sentías cosas por mí? —insisto preguntándole por esa bruja.
Tyler se rasca la cabeza mientras lo medita; es como si hubiese olvidado el motivo por el cual comenzó una relación con ella.
—Bueno, tú te habías mudado con tu padre a otra ciudad, hacía años que no te veía, ella se cruzó en mi camino y se dedicó a seducirme —Hace una breve pausa y traga saliva antes de continuar—. No te voy a mentir, Olivia. He estado con otras chicas antes de estar con April, sólo que con ella me dejé llevar porque me persiguió hasta conseguir lo que quería, pero yo ya estaba enamorado de otra.
—¿Qué otra? —pregunto golpeando nerviosa mis talones contra la barandilla metálica.
—¿Lo preguntas en serio? —inquiere con una ceja levantada—. Tú siempre has estado aquí —murmura, señalándose el punto exacto donde se ubica su corazón—. Desde el primer momento que te vi, cuando sólo eras una niña pequeña, me eclipsaste con tus coletas rubias, tus pequitas sobre la nariz y ese aire snob de cría consentida y caprichosa que te gastabas. Eras tan bonita que jamás creí que yo algún día pudiese llegar a tener alguna oportunidad contigo, pero soñé muchas veces con que eso sucedería y, ahora, ese sueño se ha hecho realidad y no me puedo creer lo afortunado que soy de tenerte aquí conmigo.
Muchas emociones revolotean en mi interior con esa confesión por su parte. Me embarga una un sentimiento muy fuerte y la necesidad imperiosa de hablar:
—Sabes, tú también eres el primer chico que ocupa un lugar en mi corazón, Tyler. Sé que piensas que entre Neal y yo hubo algo, pero jamás pasó nada. Es verdad que cuando os mudasteis Lia y tú a nuestra casa, mi deseo era estar con él, pero no sé cómo, te clavaste profundamente en mí y aunque luché desesperadamente por sacarte de mente, fracasé en cada intento por lograrlo. Cada vez que procuraba alejarte de mí, sólo conseguía el efecto contrario; más crecían mis sentimientos por ti.
Noto como se tensa de cuerpo entero. Que le haya nombrado al hijo mayor de los Franklin no le ha gustado un pelo.
—Prefiero no hablar de Neal —responde lacónico tras unos largos segundos.
—Tyler, tienes que escucharme y créeme. Necesito que me creas, por favor. Nunca le besé intencionadamente. El día que apareciste con Brendan por el instituto, Neal me besó por sorpresa, el día de mi cumpleaños me abrazo suplicando por una oportunidad y el día que me viste con él frente a la casa de Jess, no sé cómo supo que estaba ahí, la verdad, pero créeme que a mí me sorprendió tanto como a ti.
Su mirada se vuelve gélida.
—¿Y el día que lo besaste en Magnum mientras rozabas tu cuerpo con el de él en un baile poco discreto? ¿Ahí tampoco le besaste intencionadamente? —me espeta con cierto tono despectivo.
¡Ouch! Golpe bajo. Le miro directamente a sus ojos bien abiertos y me doy cuenta de que está más dolido que molesto por aquello. Instintivamente agacho la mirada al suelo.
—Pues, es cierto —confieso admitiendo el error—. Ahí sí le besé intencionadamente, pero... ¿sabes por qué? ¿Sabes por qué le besé intencionadamente? —pregunto levantando la cabeza en su dirección—. Porque quería verte celoso. Sí, quería verte muerto de celos, Tyler. Luego desapareciste de la pista de baile y creí que te habías largado con April para acostarte con ella.
—¿Qué? ¿Cómo iba a hacer yo tal cosa? —exclama contrariado.
—No sé, pero en ese momento pensé que el karma me estaba castigando por haberme comportado como una idiota y haberte retado a "arrepentirte".
Tyler respira profundamente y me observa con la mirada perdida como si analizase aquella situación.
—¿Por eso apareciste con los ojos llorosos en el aparcamiento? —susurra inconscientemente, todavía sumergido en sus pensamientos.
—Sí, ni te imaginas el alivio que sentí cuando descubrí que estabas solo en aquel coche; sin April.
Se encoge de hombros y ya no sé si es por el frío o por mi pequeña revelación.
—Me largue de allí porque no soportaba verte entre los brazos de ese capullo repeinado —cuenta en voz baja.
Al ver que se queda callado, me trago mi orgullo y confieso:
—Qué tonta he sido, Tyler. Ahora, acordándome de todo aquello, pienso en lo que yo ya sentía por ti y lo mal que hice las cosas por no querer aceptar lo mucho que me gustabas. Lo siento, siento mucho no haber sabido estar a la altura de lo que seguramente tú merecías. Siento que te hayas visto en la obligación de lidiar con mi carácter infantil y torpe.
—¿Sabes qué? No hablemos más de April o Neal —dice al fin.
Extiendo mis manos hacia él y meto los dedos índices en los bolsillos de su pantalón vaquero para atraerlo hacia mí. Tyler apoya su frente contra la mía y su aliento se convierte en una caricia invisible e incandescente sobre mis labios.
—Entonces, ¿de qué quieres hablar? —pregunto, sintiéndome repentinamente tímida.
—Hablemos de nosotros.
¿Nosotros? Cómo me gustaría saber lo que somos ahora mismo eso... NOSOTROS.
-Bien, claro, de nosotros... -murmuro con la voz débil y pastosa.
—¿Qué pasa? —Aleja su rostro del mío para poder verme mejor y me mira expectante mordiéndose el labio inferior, pero yo huyo de su mirada verdosa.
—Nada, es sólo que... nada déjalo.
—Olivia, tengamos confianza plena. Habla conmigo, por favor —me pide con gesto suplicante.
—Ya... es que yo... me preguntaba...
—¿Qué? ¿Qué te preguntabas? —inquiere al tiempo que me levanta la barbilla para verme la cara.
—¿Qué somos, Tyler?
La confusión se hace un hueco en su expresión.
—¿Qué? No entiendo la pregunta —responde con total sinceridad.
—Sí. ¿Qué somos? ¿Cómo se llama esto que tenemos? —digo trazando un círculo con mi mano entre el pequeño hueco que separa nuestros cuerpos.
—Oh, ya veo... quieres ponerle etiqueta a lo nuestro.
—No, no es eso —le aseguro y cierro los ojos con fuerza.
—¡Hey! Mírame. Está bien, lo haré porque te quiero y no me importa si con esto despejo todas tus dudas. Ok, lo haré, lo haré —dice como si se preparase para algo.
Sin venir a cuento, Tyler se arrodilla en el suelo y toma una de mis manos, que ahora mismo está más fría que un cubito de hielo, para sujetarla entre las suyas. De repente, me echo a temblar.
—¿Qué haces? ¡Tyler! ¡Levántate, por Dios! —exclamo sofocando un grito nervioso.
—¿Qué me levante? Ni hablar. Mi chica quiere una etiqueta para lo nuestro, pues obtendrá una etiqueta —Carraspea, aclarándose la voz antes de continuar-. Olivia Dallas, mi preciosa estrellita brava, sería un placer, ¿qué digo placer?, un auténtico honor que aceptases ser la novia de este humilde pero simpático idiota. ¿Qué dices?
Algunos turistas se detienen a observar con interés la escena donde Tyler permanece arrodillado a mis pies y yo le lanzo una mirada de súplica para que cese con el teatrillo cuanto antes. De repente, escucho algunos aplausos y hasta unos chicos jóvenes se ponen a filmarnos sin pudor alguno con sus teléfonos móviles.
—¡Levanta! La gente nos está mirando —le ordeno con una risita nerviosa escapando de mi boca.
—¿Levanta? ¿Qué clase de respuesta es esa? ¡Oh, vamos! Olvídate de la gente, estrellita brava. Me tienes aquí, de rodillas sobre el frío suelo y esperando una respuesta. Anda, no me tengas con esta duda que me carcome y me consume por dentro -comenta burlón—. ¿Aceptas o no?
Más aplausos y espectadores se suman a los que ya teníamos. ¡Qué bien! Parece que esto les resulta más interesante qué disfrutar de las maravillosas vistas.
¡Maldito testarudo! Lo que me hace hacer por amor...
Me arrodillo yo también, manchando así mis maravillosos vaqueros de Guess y echando a perder la punta de antelina de mis preciosos botines de Louis Vuitton. Cuando tengo su cabeza casi a la misma altura que la mía, pues la suya queda un poco más alta, sujeto su cara entre mis manos y veo una chispa de diversión encenderse en sus increíbles ojos esmeralda.
—Tyler Gurck, aceptaré ser tu novia únicamente con una condición.
—¿Cuál? —pregunta con una sonrisa franca en sus labios.
—Que nunca dejes de llamarme estrellita brava.
—Eso está hecho, estrellita brava.
Toma mi mano, se lleva mis nudillos a los labios y los besa rozándolos con auténtica adoración. Luego inclina su cabeza y me besa con dulzura en la boca. Todo el mundo que nos observa se vuelve literalmente loco en ese instante en el que unimos nuestros labios. Gritos, aplausos y vítores se escuchan por todas partes, pero todo a nuestro alrededor ha dejado de existir y yo sólo puedo sonreír como una tonta. Soy feliz. Estoy feliz. Somos felices. La sensación es genial. Tyler es mi novio y yo soy su novia.
—Tengo una idea. Ven, vamos —dice tirando de mí para que me levante.
Bajamos de la Torre Eiffel y caminamos por una calle mientras Tyler busca algo en el móvil. Le pregunto varias veces que a dónde nos dirigimos, pero no me contestas y me pide que espere mientras sigue buscando en el celular. Nuestros pasos se detienen frente a una pequeña tienda de tatuajes.
—¿Vas a tatuarte algo? —pregunto, contrariada.
—He pensado que podríamos tatuarnos algo. Yo me tatúo "MI ESTRELLITA BRAVA" y tú te tatúas "TU ESTRELLITA BRAVA", ¿qué te parece?
La idea es estúpida, loca y absurda, lo sé... pero me encanta. Nunca me he hecho un tatuaje y siempre he querido uno, así que asiento con alegría y juntos entramos en el pequeño local, dispuestos a marcar nuestra piel con algo significativo para nosotros. Algo que sólo entenderemos él y yo.
¡Hola personitas!
Lo sé, no actualicé el miércoles... I'm sorry 🙏🏻🙏🏻🙏🏻🙏🏻
Es que el capítulo tenía que ser bastante romántico y eso me ha costado un poco más de lo que creí que me costaría.
París, va a tener varios capítulos. Mínimo tres (Así que esta es la primera parte).
¿Qué os ha parecido?
🙄🙄🙄
Han hablado de bastantes cosas y han aclarado otras, pero se han dejado algún tema en el tintero...
¡También se han hecho novios! 💑
Tyler arrodillándose con su toque humorístico Jajajajajaja 😍
A ver cuantas le dicen que sí 😜
Prepararos que viene la segunda parte de Paris con bastante 🔥🔥🔥🔥🔥🔥🌚
DEDICATORIA:
El capítulo de esta semana se lo dedico a una lectora suuuuper especial Torresg001
¡Gracias por leer mi historia y comentar! Tenía que dedicarle un capítulo a esta chica porque además ella me enseñó a dedicar capítulos.❤️
Tus comentarios son geniales y siempre hay alguno que me hace reir a carcajada limpia.
Gracias a todos los que leéis la novela y sobretodo por vuestra paciencia y apoyo. Si os ha gustado el capítulo, podéis:
VOTAR COMENTAR COMPARTIR
Pd: Las pijas también sufren, pero oye... a veces las cosas les salen bien y hasta encuentran novio.
¡Besos a todos!💋❤️
Sarhanda
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top