Cap 8 Mr. Cold




Así es, volví, creo que no hay nada que aclarar y sin más que decir los dejos que este capitulo, que por el título y la canción ya esta clara la temática





La terapeuta se despertó, tenía los ojos rojos y la garganta seca. Confundido miró a su alrededor, oh no… había tomado?, su mente formó la respuesta, era obvio.
Las botellas vacías por la habitación hablaban solas, no se acordaba de nada.

Con un dolor persistente se paró de la cama, maldita sea!, justo cuando tenía su agenda llena de citas. De un brinco se paro de la cama y se bañó, apenas se miró al espejo noto las bolsas bajo sus ojos, estaba agotado pero aun así agarro las llaves de su moto y partió. Cuando entro al lugar una voz lo llamó

– señor Castillo – Carlos se paro en seco –

– si? –

–  lo están esperando – notificó la joven pelirroja sonriendo amablemente –

– gracias… oye, yo- – el hombre miró a la chica – nada, olvídalo – sin decir nada más se metió al consultorio. En cuanto entró hizo una mueca de desagrado al ver al hombre, detestaba al tipo –

– borra esa expresión de tu cara Castillo, me tendrás jodiéndote por varios meses más.

– como sea – con pereza tomó un folder del cajón cercano – toma tu estupidez y lárgate Roberto. – el hombre aventó el folder crema en la mesa –

– bien hecho, sigue así y serás el favorito de Mycroft – bromeó tomando el objeto. Carlos lo miró de mala gana, en serio que odiada al hombre –

– toma tus malditos informes y lárgate de una vez, no estoy de humor para tus tonterías –

–  buen chico, estará muy orgulloso de ti – Roberto agarró sus cosas y se marchó, no sin antes darle una palmada a Carlos en su hombro. Después de que Roberto se marchó, Carlos se quedó sentado en su silla, intentando procesar lo que acababa de pasar. La palmada en el hombro del contrario le había hecho sentir incómodo y enfadado. De repente, se escuchó un ruido en la puerta. Carlos se levantó para abrir y se encontró con un hombre que llevaba un paquete en la mano.

— señor Castillo — dijo el hombre, con una voz seria. — tengo algo para usted – Carlos se sintió intrigado, qué podría ser? Se acercó al hombre y tomó el paquete. El hombre se fue

Al abrirlo, se encontró con una caja de madera oscura. Dentro de la caja, había una nota que decía:   Mateo 5:43–44
"Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen". Carlos se sintió conmocionado. A que se refería eso?

Con Sherlock y James

Después de la cafetería, optaron dar una vuelta por ahí, después de todo era una época muy bonita. La nieve apenas caía, los niños jugando entre ellos. Sin duda alguna el lugar ya estaba contagiado del espíritu navideño. Los dos caminaban por un parque, el cual estaba cubierto por una capa fina de nieve, James miró las decoración recordando.

– sabes, nunca fui fan de la navidad… – soltó el más joven – apenas recuerdo a mi mamá, después llegó Sebastián junto con  su mamá y mi papá odiaba esas fechas – James sonrió ligeramente, las épocas de sembrina siempre llenaban al pelinegro de nostalgia.

– pues ahora me tienes a mi! – dijo entusiasmado y lo abrazo – ¡vamos pequeñín! – Sherlock lo arrastró a una tienda cercana –

– que haces?! –

– poniendo el espíritu mi vida – después de adquirir los artículos y comprar compulsivamente bastones de caramelo regresaron a la casa de James.

Sherlock y James estaban sentados en el sofá, rodeados de las luces y decoraciones navideñas que habían puesto en la casa. Sherlock estaba jugando con un pequeño ángel de porcelana, mientras que James estaba mirando a Sherlock con una sonrisa en su rostro.

— sabes, Sherlock? — dijo James, acercándose a él — me encanta verte así, rodeado de la magia de la Navidad – Sherlock se volvió hacia James y sonrió –

— me encanta verte a ti también, James — dijo Sherlock. — eres el regalo más hermoso que podría haber recibido en esta Navidad. – James se sonrojó ligeramente y se acercó a Sherlock, besándolo suavemente en los labios.

— te quiero, Sherlock — dijo James. — más que nada en el mundo – Sherlock se sintió conmovido y se volvió hacia James, besándolo con pasión –

— Yo también te quiero, James — dijo Sherlock. — Feliz Navidad, mi amor.

Mientras se besaban, la nieve caía suavemente fuera de la ventana, cubriendo todo con un manto blanco y mágico. La Navidad había llegado a la casa de James, y con ella, la promesa de un nuevo año lleno de amor y felicidad.

– James! Ya llegue…- – Sebastián, como de costumbre no toco la puerta – para eso esta el cuarto hombre jaja – el rubio empezó a reír al ver a James sonrojado –

– Sebastián Moran!, aprende a tocar la puerta – se quejo James –

– mejor abranme espacio tortolos – el rubio se puso en medio de James y Sherlock – Feliz Navidad por cierto –

– Feliz Navidad Sebastián – vocifero Sherlock

– Feliz Navidad Moran… – así los 3 se quedaron en el sofá, disfrutando de la compañía de quien en verdad amaban. James nunca se sintió tan lleno y dichoso, se sentía un poco más completo a lado de su hemano y el amor de su vida… parece que empezaba a disfrutar estas fechas. Quien lo diría, parecían una linda familia gozando de la compañía mutua y riendo.

Al sin cada uno tenía lo que quería, James paz mental, Sherlock a James y Sebastián una familia… ideas separadas pero unidas por un mismo sentimiento… amor.

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Buen momento para revivir, les juro que no tenía nada en mente. Han estado pasando muchas cosas en mi vida, vaya año de mierda, un bloqueo terrible y unos pensamientos suicidas pero en fin, tratare de actualizar de nuevo ya que probablemente se acerque el final

Deje unas cosas ahí que tienen que desarrollarse para dar paso al problema, el problema final jaja, sin más que decir adiós bebés, se me cuidan

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