- Sismos -
Ace había comenzado un intento diario de asesinato, lo cual no había permitido que sus heridas curaran bien. Tampoco había recibido comida, ya que había rechazado todo lo que le ofrecieron. El chico estaba herido, y cada vez intentaba más, pero siempre terminaba en el mar. Le dolía todo...
¡Ace! - Era el cocinero otra vez. Ace se escondió entre sus piernas y se acurrucó en la esquina donde estaba escondido. - Vamos... Solo un bocado - Thatch estaba realmente preocupado. Como el cocinero del barco, se preocupaba de que todos sus hermanos se alimentaran bien. ¿Cómo era posible que Ace siguiera de pie después de todo?
Déjame... - Su voz sonaba baja, y Thatch estaba genuinamente preocupado de que Ace no dejara su locura de lado.
Por favor... come - Thatch miraba a Ace, quien permanecía inmóvil en una esquina. Suspiró y salió de la habitación.
Ace salió a la superficie para atacar nuevamente al hombre, quien lo lanzó al agua. Esta vez no se hundiría. Ace usó su fuego para volver a atacar, con el ceño fruncido, pero por alguna razón el hombre solo sonreía. ¡Estaba loco!
Con un temblor, Ace fue lanzado nuevamente, pero esta vez cayó en la cubierta. Intentó levantarse, pero los temblores no se lo permitieron.
Hijo, creo que es momento de ir a la enfermería - Shirohige miraba la condición de su hijo.
¡No soy tu hijo! - Ace vio cómo la mano de Barba Blanca se acercaba a él, y cuando nadie se dio cuenta, Ace había mordido a Barba Blanca.
Mocoso... - Barba Blanca vio cómo el niño desapareció otra vez.
¡Oh no, ya comenzó a morder! - Haruta se agarró la cabeza. Otro más que mordía.
Muerde fuerte - Shirohige admitió con una sonrisa. No era la primera vez que uno de sus hijos lo mordía.
¿Estamos seguros de que no tiene rabia? - Izo miró a Bay, quien negó con la cabeza.
Estás hablando de mi alma gemela, yoi - Marco miró hacia donde se había ido Ace. Iba a tener que hablar con el chico.
Mierda, a Ace le dolía todo. Sentía como si su visión se nublara, pero no importaba. Ya estaba bien, lejos de las manos de esos lunáticos.
Se encaminó hacia la habitación que había conseguido y se sentó en la cama. Sintió como le faltaba el aire, como si tuviera un globo en el pecho que se inflaba cada vez más y no lo dejaba respirar.
Estaba llorando. Se sentía tan mal... se sentía realmente mal. Luchar contra su propia marca de destino se sentía realmente mal, pero ahora no quería nada, solo quería dormir un poco. ¡Maldita narcolepsia que aparece cuando le da la gana!
¿Ace, yoi? - Ace levantó lentamente la mirada para ver cómo Marco se acercaba despacio.
Déjame en paz... - Ace estaba cansado. Su mirada y sus lágrimas lo reflejaban.
Ace, necesito que respires. Ven aquí, dame la mano, yoi - Marco tomó lentamente las manos de Ace, que no dejaban de temblar. Desde allí, Marco podía ver muy claramente la marca de alma gemela de Ace, y lentamente deslizó su mano hasta allí para sobarla.
Ace sintió el tacto de Marco y lo miró a los ojos. Se sentía mejor, pero lentamente lo alejó y se acurrucó para calmar sus nervios él mismo.
Deja de atacar, Ace... Solo te estás lastimando, yoi - Ace negó con la cabeza.
¿Por qué? ¿Qué está mal? ¿Por qué no nos quieren? Nos rechazan, duele tanto, Ace, yoi - Marco estaba dolido, y sabía que Ace podía sentirlo porque lo miró mientras secaba sus lágrimas. No le gustaba ver al chico que era como fuego llorar.
¡No quiero nada que ver con su marca! ¡Solo nos ha traído más desgracia de la que ya habíamos vivido! - Ace quería alejar a Marco, no quería que lo tocaran, no ahora.
¿Por qué? ¿Qué desgracia te pasó, yoi? - Marco quería saber, quería poder ayudar a Ace. No lo iba a dejar solo en esto.
¡Porque casi matan a mis hermanos por esta marca! Casi me quitaron lo poco que me quedaba en esta vida y casi me violaron por esto. Yo no la pedí. Ya tenía suficiente con ser el hijo de un demonio como para tener la marca de uno de los Emperadores del Mar. Abandonado en una isla con dos hermanos menores que cuidar. ¡No la quería! ¡Solo me ha lastimado! - Ace se sintió un poco mejor después de desahogar todo lo que había sufrido durante tantos años.
¿Quién fue el maldito, yoi? - Pero Ace no respondió.
¿Quién fue, yoi? - Ace se sentía mal, pero no quería recordar más de eso, así que simplemente cerró los ojos. Ya estaba muy cansado.
Ya déjame en paz. ¡Ya te dije que no quiero nada de ti! - Ace empujó a Marco fuera de la habitación. Marco iba a protestar, pero vio que Ace estaba demasiado débil como para estresarlo más. Tenía que hablar con Oyaji.
Ace se acercó a su cama y se escondió como una oruga. Ya no podía más y sentía que su cuerpo se apagaría si se esforzara de más, eso significaba que tenía que ser realmente bueno pensando en que hacer, así que se concentró para pensar.
No le quedaba de otra, robaría un poco de comida y algunos suministros básicos de la enfermería, él sabía cómo curar sus propias heridas, confiaba en sí mismo para hacer eso, podía cocer sus heridas y soportar el dolor del alcohol en sus heridas.
Iba a dormir un poco ahora, para cuando despertara, buscar esas cosas, pero iba a ser en la noche, no quería tener que hacer todo el paripé de escapar de todos los idiotas, sus pulmones se sentía pesados, y lentamente se durmió, Por fin... el sueño era una muerte sin compromiso.
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