《9》°El pasado de Ruby°

Una hermosa mañana en el Reino de Relok, las aves volando en libertad, los Reyes dando su paseo matutino para asegurarse de que no les falte nada a sus habitantes.

Entre ellos, se encontraba una joven sirvienta a cuidado de una niña de 3 años. Todos los pueblerinos daban pequeños detalles a la pequeña curiosa.

En ese momento vivían todos en armonía, luz, Rayo, agua, nieve o hielo, naturaleza y Fuego. La paz reinaba en ese lugar.

Todos los habitantes de ese Reino, amaban a sus reyes como ambos a todos ellos, siempre daban lo que necesitaban. Nada faltaba en ese lugar, había de todo lo que desean.

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Los Reyes, la joven sirvienta y la niña volvieron al castillo para seguir con sus deberes. Mientras que los Reyes atendían los pedidos, la sirvienta llevó a la pequeña a su habitación.

-Bien, que te gustaría hacer? -preguntó con una dulce sonrisa-

-Quiero jugar! -gritó empezando a correr por toda su habitación-

Mónica, la sirvienta, perseguía a la pequeña de cabellos rojizos como si fuera a atacarla. Las risas inundaron la habitación cuando fue capturada.

-Quiero ir con mamá -se levantanba y antes de que Mónica la detenga ya se había ido-

-Espera! ... Princesa! -rápidamente fue detras de la niña-

Mónica iba detrás de la princesa, quien corría en busca de sus padres. Quienes estaban en la sala del trono leyendo algunos pedidos junto al Canciller.

La pequeña pelirroja chocó contra su padre, quien dirigió la mirada abajo viendo a su pequeña sentándose.

-Mi niña, que haces aquí -dejó algunas hojas a un lado así cargarla y sentarla en sus piernas-

-Quería ver que hacían y si podía ayudar -sonriendo de forma tierna-

-Estamos bien así cariño, puedes..

-Siento mucho interrumpir majestades, la niña.. Digo, la princesa, se me escapó -sonando bastante nerviosa-

-Tranquila Mónica, sabemos que Ruby es una pequeña traviesa

-No lo soy -cruzandose de brazos-

Se bajó de las piernas de su padre, a la pequeña le empezaron a arder las manos cosa que empezó a quejarse un poco.

-¿Que sucede hija? -preguntó preocupada ante los quejidos de su pequeña-

La niña empezó a quejarse más, de repente una no muy grande llamarada salió de sus pequeñas manos. Por ser pequeña no se acostumbraba, pues es la primera vez que el Don de Ruby se manifestó.

La madre fue junto a su pequeña ayudándola a apagar su fuego. Al lograrlo la abrazó calmando sus pequeños sollozos.

Ambos Reyes poseían el Don del Fuego. Era de esperarse que la pequeña igual haya despertado aquel gran poder.

Ambos, sonrientes al por fin saber que la habilidad de su hija se manifestó,  la calmaron poniendo un poco de hielo en sus manos para que el dolor se vaya. Más solo vieron que este se derritió enseguida.

A la vez quedaron extrañados, pues la manifestación de Don se da a los 5 años. Ruby apenas tenía 3 años de edad.

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Ante la repentina manifestación del Don de Ruby, empezaron a ayudarla a manejarlo de manera correcta. Aunque empezaron a notar la ausencia de la pequeña pelirroja, a veces cuando terminaba de comer se iba rápido... Sin saber que la pequeña se andaba escapando del reino para ir cerca de un pueblo lleno de nieve e hielo.

En ese lugar conoció a una niña más o menos de su edad, llamada Crystal. Ambas se hicieron amigas, felices de pasar tiempo jugando y haciendo variados juegos que se inventaron ellas mismas.

Todo era risas de diversión sin saber... Que en el Reino de Relok ocurriría ciertas tragedias.

—〔●〕—

Detrás del gran Castillo, había una cabaña hermosa y acogedora donde vivían una joven señora de cabellos castaños rubios, una pequeña niña de cabello rubios con toques de mechones castaños y en ello entra el Canciller.

Al parecer era su familia, su amada familia... Estaba feliz de tenerlos. Pero una noche en el que volvía a aquella cabaña, notó como esta estaba hecho cenizas en ciertas partes.

Una punzada en el pecho sintió al ver a su esposa e hija, calcinadas bajo los escombros que aun emanaba ligeras llamaradas de fuego.

Una gran ira se desató en el ser del Canciller, pues se sintió traicionado ya que solo el Rey y la Reina... Sabían de ese lugar. Nadie más.

Entonces de ahí surgió un gran odio y rencor a los que poseían aquel Don, pues de ahora en más, el Fuego es un peligro para él.

El Canciller fue directo a su propio cuartel donde estaban los soldados en práctica. Al llegar todos se pusieron en fila.

-A partir de ahora, nos encargaremos de matar a los poseedores del Don del Fuego. -soltó repentinamente-

Todos los presentes quedaron asombrados ante aquellas palabras, pues no esperaban a que dijera eso. Sólo asintieron con un saludo estilo militar.

No podían contradecir, o separaría su cabeza del cuerpo.

-Entrenaremos para poder acabar con todos y que puedan estar a salvo los demás. Entendido?

-Si Señor!.

Y fue así como empezaron a planear... La muerte de los Reyes y su hija.

【3 años después

Años entrenando y fingiendo ser aún amigo de los Reyes. Hoy lograría su plan, traicionar y asesinar a la corona.

La noche cayó, el Canciller iba en dirección a la habitación del Rey y la Reina. Al llegar, entró con suma cautela y mientras se acercaba, sacó su espada de la funda y sin piedad.. Lo clavó en el pecho del Rey, causando una muerte rápida.

Pero se percató de algo, la Reina no estaba acostada a lado de su amado. De repente escuchó un golpe en la puerta, la habian cerrado y fue ahi que se dio cuenta que lo había visto.

Rápidamente salió viendo como la Reina iba corriendo con su hija en brazos para protegerla. Fue a seguirla hasta que la vio salir por una puerta que daba hacia el bosque del Reino.

Ruby no entendía que sucedía pero su miedo crecía cada vez más al escuchar los gritos de enojo de alguien. Le habló a su madre, pero no obtuvo respuesta alguna.

De tanto correr llegaron al bosque Rojo, se escucho varios trotes de caballo cosa que tensó a la Reina, miró a su hija con tristeza.

-Por favor, cuídate... Y mantente lejos de sospechas mi Niña...

Escuchaba a lo lejos el trote de los caballos hacia su dirección muy cerca, aquella peli-naranja fue corriendo para esconder a una niña de 6 años de edad, cuando logró esconderla a tiempo, llegó la caballería que, sin piedad alguna, el canciller mató a aquella señora que casi escapó dejando caer solo un montón de ramas que hacían de señuelo en aquellos brazos.

-No tiene a la niña! Dispersarse y buscarla! -ordenó el canciller tomando la delantera de aquella caballería que empezó a dispersarse en el follaje del bosque-.

Una pequeña pelirroja se asomaba viendo el cuerpo de su madre entre las hojas, se acercó lentamente mientras que su vista se iba nublando a causa de las lágrimas que caían por sus rosadas mejillas, se puso de rodillas frente a su madre, vio moverse la mano la cual tomó con cuidado y suavidad sintiendo como la calidez se iba acabando.

-Cuidate... N-no te dejes atra-atrapar... corre, escapa...

Se lo dijo en su último suspiro, aquel brillo en los ojos desapareció por completo, el cuerpo que tenía en frente perdía cada vez más rápido aquella calidez... La pequeña no podía evitar soltar sollozos y gemidos de desesperación entre el llanto, se levantó corriendo en busca de un lugar seguro a pesar de su nublada vista.

—◆—

Llegó al bosque donde solía verse con su amiga Crystal, quien se encontraba jugando entre la nieve. Al verla llorar, le preguntó que sucedía y le contó contó que sabía.

Semanas después, Crystal le confesó que se mudaría a otro lado. Aquello entristeció a la pelirroja y se prometieron no olvidar.

De ahí en más ya no supo más de su amiga, fue caminando de nuevo al Reino de Relok donde es su hogar. Al casi llegar, escuchó gritos de dolor en llanto, fue corriendo hasta asomarse y llevarse la sorpresa de ver como varios hombres, varias mujeres, niños/as y ancianos eran brutalmente asesinados frente a todos.

No entendía que sucedía, hasta que vió al Canciller ponerse en lo alto y gritar.

-De ahora en más! La Corona me pertenece, El Rey, La Reina y la heredera del Trono han muerto! -mirando a los presentes- Quien posea el Don del Fuego, será asesinado sin piedad alguna!

Ya nadie podía decir nada, ahora mandaba aquel hombre que asesinó a los Reyes sin que nadie lo sepa.

Tras haber asesinado a todos los de Fuego, los que poseen el Don de Tierra y Rocas fueron ordenados a crear un muro. Cosa que no aguantaron mucho al terminarlo en horas.

De repente, una neblina se iba acercando, la niña miraba aquello confundida estando lejos del reino aún. Se percató de que había algo acercándose además de aquello y eran unos seres de sombras.

Ruby asustada, empezó a lanzar el fuego hacia ellos viendo como morían al instante, pero no fue suficiente, centenares de ellos iban en dirección a la pequeña quien empezó a correr lo más rápido que le permitían sus piernas.

Hasta que llegó a un lugar sin salida, fue ahí que volvió a lanzar el fuego hacia esos seres, una y otra, y otra vez hasta sentirse cansada. No quería rendirse y soltó una ráfaga de fuego... Mala elección.

Un derrumbe se presentó, cuando Ruby se percató de ello... Ya era tarde, una roca le había golpeado la cabeza dejándola inconsciente. Raramente su cabello se tornó un poco más oscuro.

Por suerte no había aquellos monstruos, un hombre que iba por ahí vio a la niña tirada. Sintió lástima, a lo que la cargó llevándola a su Bar.

Al llegar, fue a una habitación vacía, la dejo en la cama y fue sanando la herida que tenía. Una vez hecho, se dió cuenta que tenía la habilidad del fuego.

Un instinto paternal surgió del hombre, quien empezó a cuidar a Ruby de ahí en más.

—「」—

Pasaron los años, Ruby había perdido la memoria tras el accidente que tuvo, pues el golpe fue bastante fuerte y tuvo suerte en sobrevivir.

Aquel hombre quien hacia de padre de ella, ahora una chica de 17 años de edad, le había confesado solamente sobre lo que pasaba actualmente.

De cómo asesinaban a los Fuego sin piedad, así que fue qhi donde Ruby empezó a controlarse y no manifestarse. Pues todos la conocían ahora como "Sin Don".

Los años que habían pasado, ella practicaba Arquería, algo la impulso a aquello, su puntería era perfecta, sus oídos se habían agudizado y tuvo esa habilidad. El cabello de la chica se había oscurecido hasta ser en si negro, los ojos azules brillantes, ahora eran un azul oscuro sin vida.

Cada que salia del Bar, veía como el manto negro de la noche era más complicado de ver, pues aquella niebla había dejado una oscuridad que cuando es de día. Sólo había media luz.

En esa salida, en su caminata nocturna fue que descubrió el cuartos donde se reclutaron para diferentes Ligas. Una pasión creció en ella al ver una Liga de Arquería, empezó a practicar mucho para lograr su primer objetivo.

Ella había ocultado sus sentimientos, dado a que por culpa de ello es que su fuego se manifestaba, no importa si es tristeza o alegría, de igual forma aparecía y quemaba a su alrededor.

Cuando cumplió los 19 años, un pequeño recuerdo vino a su mente. Un asesinato frente a sus ojos, no le dio importancia hasta cierto día.

Ruby, no dejará que su fuego se extinga, hará lo que sea posible para acabar con esta oscuridad, con esos monstruos... Cueste lo que Cueste, no le importaría dar su vida si llegara a ser así.

Fuego es lo que emanaba en su interior, una hoguera que no se puede apagar, un destello en sus manos ardientes y un ligero brillo en los ojos que indicaban.... Una repentina Sed de Venganza.

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