《8》
Encontraron una casa algo en ruinas, la pelinegra bajó del caballo para acercarse al lugar junto a los demás. A pasos pesados entraron al lugar intentando no ser escuchados.
-Este lugar está a punto de caer, ¿si ponemos algo de hielo para asegurar las estructuras? Así nada podrá...
-No se puede -interrumpuió la oji-azul- a pesar de la oscuridad, los Biffant ven el hielo como algo reluciente que los atrae. No como el fuego que los ahuyenta
Todos quedaron en silencio ante lo que dijo la chica, en sus miradas se preguntaban, ¿que tanto sabe?.
-Oigan, encontré lo que seria el sótano de aquí -comentó un chico rubio-
Todos se acercaron a mirar, un chico semi-albino (ya que ciertas partes tenía de un gris oscuro) dió una señal con sus dedos para así empezar a bajar.
Lentamente bajaban, las escaleras parecían que no iban a terminar, pues eras largas que de repente se detuvieron a mitad de ello.
-Creo que será mejor llamar a los demás y entre más estemos, mejor buscaremos por aqui -sugirió el peli-castaño-
-Si, será mejor, volvamos a subir
Todos asintieron y volvieron a subir aquellas interminables escaleras, la peli-negra iba de última mientras miraba a su alrededor, mas solo veía el mismo negro del vacío.
-Oye novata, apresura el paso
Ruby rodó los ojos, subía a pasos apresurados hasta que, El chico de cabellos castaños los detuvo a todos seguido de hacer un gesto de silencio.
La pelinegra agudizó sus oídos escuchando varios gruñidos de aquellos seres de sombra. A pasos pesados subió lentamente mientras tomaba arco y flecha en mano.
-{Que crees que haces, hay centenares de ellos} -susurró el chico-
-{Podré con varios al menos para salir, uno de ustedes deberían de poseer algo de luz} -susurró seriamente mirando a los demás-
El chico rubio se acercó a la oji-azul, misma que estaba apuntando a un Biffant, ahí.. Empezó a disparar de forma rápida, acertando cabeza, cuello o pecho para que tengan una muerte rápida.
Dió la señal para que así, el de ojos ámbar empezará a iluminar el lugar alejando solo un poco a aquellos seres de sombra. Eso ayudo a que los demás empezarán a crear algo de masacre.
—【】—
Mientras tanto con el capitán quien dirigía la formación suya, escuchó un disparo a lo que se detuvo mirando entre los árboles, intentando saber de que color era aquel humo.
-Capitán, es humo rojo, los del noreste están siendo atacados -acercandose con rapidez al capitán-
-Todos, den la alerta a los demás mientras estamos en camino, ya!
Gritó recibiendo respuestas, el trote de los caballos fueron sonoros por todo el frondoso bosque, se oían disparos dejando ver humo verde, dando señal de que recibieron el mensaje y que iban junto a ellos.
——〔●〕——
Volviendo junto a Ruby, los demás hacían lo posible contra los centenares de seres de sombra. A la pelinegra casi no le quedaban flechas, así que optó por usar una daga, empezó el ataque cuerpo a cuerpo, logrando degollar a esos monstruos.
No sabían cuánto pasó, pero estaban agotados pero hacían lo posible para sobrevivir y no ser uno de ellos. La oji-azul, mientras luchaba con esos seres, luchaba con ella misma igual, pues el fuego en su interior quería manifestarse por la adrenalina que sentía.
Logró mantener la calma en ella misma, seguía atacando y vió una habitación que podría ser segura. Dió un silbido de aviso seguido de apuntar a la habitación.
Todos corriendo entre lucha para llegar allí, una vez todos dentro, cerraron la puerta asegurándola para que esas cosas no entren.
Quien diría que el exterior era más complicado de lo que se creía. Pues al vivir lo en carne propia se notaban cada uno temblorosos.
-A este paso no vamos a lograr vencerlos, cada uno ya estamos a nuestros límites. -comentó cansadamente el chico rubio-
-Si el Canciller no hubiera desechado a los de fuego, este mal ya habría terminado.. -soltó de repente el castaño-
Ruby estaba escuchando, quería hacer algo más no podía por que separarían su cabeza de su cuerpo. Sus manos estaban calientes y su interior ansiaba salir a la Luz, pero no quería arruinar su primer día.
-Hey, Gardner te sientes bien?. Estas pálida y de tu boca sale un poco de... Humo.
Todos la miraron, quien se tensó un poco, asintió dando a entender que estaba bien. Cerró sus ojos respirando profundo así apagar un poco su fuego interior. Y logró lo que quería, ya estaba bien, más la palidez no cesaba aún.
Todos se sentaron en el suelo a descansar en lo que llegaban los demás a ayudar, Ruby, intentaba escuchar más allá del bosque, pero no podía por los estruendos que hacían esos seres por querer entrar.
-Oigan, los caballos... Creen que los hayan matado? -preguntó asustado y nervioso un chico-
-No lo creo Lucas, algunos dicen que esos seres no atacan los animales -mirando al mencionado-
-Los caballos están bien, los puedo oír relinchar aún -soltó de repente la chica-
-Eso es bueno, odiaría que algo les pase a esos pobres animales -dijo Lucas-
La espera parecía eterna, aunque no duró más cuando Ruby se levantó de golpe llamando la atención de todos.
-Ya estan cerca -soltó fríamente-
Los demas parecían como si sus almas volvieran a su cuerpo sintiendo un alivio. Tomaron sus cosas y se prepararon por sí debían de atacar de nuevo.
Una gran masacre se escuchó fuera de donde ellos estaban asegurados. Cuando quisieron abrir la puerta, esta estaba trabada. Cada uno hizo su i tentó de abrirla, más fue en vano todo.
Solo esperaban a que todo termine y dar aviso de que quedaron encerrados en esa habitación que era iluminada por el fuego de una sola antorcha.
Se llevaron la sorpresa cuando alguien golpeó aquella puerta derribandola a su paso. Salieron viendo todo lo que había pasado, aún habían algunos peleando fuera.
Sin dudar fueron todos a sus caballos, una vez arriba empezaron a ir a otro lugar donde se encontraba otro pequeño grupo.
El capitán armó de nuevo su formación principal, y así, de nuevo a la expedición de ir a otro lugar. El fuego en Ruby seguía deseando salir para acabar con todo, un dolor en el pecho se le hizo presente pero hizo el aguante mientras se calmaba.
Una vez más, deseaba estar sola y liberarse de la pesadez de sus hombros, pero no podía, el miedo se lo impedía. Miedo a que la maten y no poder cumplir su propósito.
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