《5》

Llegó la mañana de media luz, la peli negra fue despertando, se sentó en la cama seguido de estirarse un poco, miró el reloj que estaba en la pared a lado de la ventana, 5:45 am aún faltan unos minutos para que nos llamen para dar la primera orden. Pensó, se levantó buscando sus botas hasta encontrarlas a lado de un escritorio, se las puso y se aseguró de que su daga siga allí, por suerte sí.

Soltó un ligero bostezo, fue en dirección al armario para tomar su uniforme, lo sacó seguido de empezar a vestirse sin hacer mucho ruido, se aseguró de ponerse bien las muñequeras para que no se caigan.

Se acomodó la capucha seguido igual acomodarse el cabello, tomó su cinturón con fundas poniéndomelo. Por que esa chica parece conocerme?. Se preguntó a sí misma dirigiendo la mirada hacia la albina quien dormía tranquilamente.

[° ° °]

-Prometes no olvidarme?

-Lo prometo, espero que nos encontremos pronto

[° ° °]

Parpadeó llevándose una mano a la cabeza confundida. ¿Que fue eso? .... ¿Acaso un recuerdo?, fue borroso. Sacudió su cabeza borrando aquellas preguntas, no quería desconcentrarse, escuchó pasos y golpes por las paredes de afuera seguido de una voz gritando.

-¡Despierten! Formación en 3 minutos! -gritó con firmeza-.

Los pasos iban siendo menos audibles indicando que ya se iba, miré hacia la cama donde estaba aquella albina que aún dormía.

-Tsk, oye despierta, tienes 2 minutos para estar lista -soltó con seriedad-.

-¡Eh! -se sobresaltó levantándose de un salto-.

Fue corriendo al armario con desespero, fue vistiéndose con torpeza y nervios a flor de piel, la peli negra salió de allí dirigiéndose a la formación notando como los demás también iban.

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Todos ya fueron asignados a su trabajo, en el caso de la peli negra y la albina, las tocó juntas en ayudar a la artillería, fueron subiendo la muralla en una escalera de mano.

-Enserio... Deberían de poner algo más ligero.. -decía agotada mientras subía- ¿Cuánto falta? -preguntó alzando la vista hacia la peli negra-.

-Aún faltan como unos... 20 mts más -dijo sin importancia alguna- A la próxima deberías entrenar así no te agotaría tan rápido -añadió un poco harta ya que se quejaba mucho aquella albina-.

-¡¿20 metros?! -ante el sobresalto casi cayó pero se sujetó bien- Ta-tal vez.. -dijo con nerviosismo y decaída-.

Al llegar sobre la muralla, fueron junto al Capitán de la Artillería, Eugene Becker.

-Soldado Gardner reportándose, Capitán -Dije poniéndome firme saludando- Nos asignaron a la Artillería -añadió viendo al Capitán quien igual saludó-.

-Soldado Short reportándose, Capitán -dijo con semi firmeza aunque se notaban sus nervios-.

-Un gusto Soldados, les pediré que vayan allá -apuntaba al otro extremo de la muralla- acomoden y vayan cargando los cañones por si haya posible amenaza.

-Si Señor -dijeron ambas al unísono y fueron hacia allí-.

Mientras caminaban, veían la negrura que ocultaba cada sector del bosque en el que estábamos, la peli negra estaba bastante seria viendo a aquellos demonios de sombra en busca de víctimas.

Al llegar al otro extremo de la muralla comenzaron a acomodar cada cañón en donde correspondían, en total eran 8 cañones.

Luego de acomodarlos comenzaron a cargarlos poco a poco, pero un leve temblor en esa parte las hizo detener lo que hacían y estar en guardia. 

-¿Un temblor? -preguntó en susto la albina-.

-Es extraño -comentó extrañada la pelinegra-.

Aquella oji-azul se asomó un poco al borde de la muralla y se sorprendió al ver a varios seres de sombras destruyendo poco a poco la muralla para entrar. Hay no, estoy lejos del capitán para avisarle con tiempo. Pensó, hasta que..

[• • •]

-Y recuerden, si ocurre una emergencia cerca de las murallas, tendrán una pistola de humo -mostró aquella arma- las cargas están en diferentes colores para poder identificar y saberlo es de esta forma: 

Rojo, si hay una urgencia en caso de ser atacados.

Verde, confirmar que un lugar está despejado

Negro, si hay problemas en caso de estar acorralados

Azul, una zona con perfecta luz sin oscuridad

Morado, si están destruyendo la muralla para entrar

Amarillo, si encontraron a un Biffant raro.

[• • •]

La pelinegra al recordar aquello, rápidamente sacó el arma junto a una carga de humo morado, la cargó seguido de alzar arriba, se cubrió el oído derecho y disparó.

-¡Capitán! -dijo un soldado apuntando a aquel humo morado-.

El capitán al mirar en aquella dirección, rápidamente ordenó a los que poseían el don de Luz ir en dirección a donde estaban las chicas.

-¿Que hacemos? -asustada preguntó la oji-gris-.

-Solo esperar a que vengan a donde estamos -miró de nuevo a aquellos seres que ya estaban por entrar-.

Si solo pudiera usar mi fuego... Pero eso sería una revelación de lo que realmente soy. Ante aquel pensamiento, se frustró, al ver que llegaron los arqueros y arqueras de Luz, se alejaron de allí para ir con el capitán.


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Ante aquel pequeño ataque, se encontraban de nuevo en vigilancia, el Capitán estaba junto a aquella albina explicando algunas cosas, la peli negra estaba vigilando su alrededor.

Se escuchó pasos acercarse, se volteó viendo al Capitán de la Liga de Cacería, Elliot Hawkins.

-Capitán Becker, necesito hablar con usted -dijo con seriedad-.

-Bien -se acercó al capitán que lo llamó-.

La peli negra salió de allí a vigilar otro sector, tuvo un mal presentimiento que la puso en guardia, miraba a todos lados con sumo detalle por si algo pasase.

Cuando aquellos capitanes terminaron su charla, el Capitán Becker se fue y solo quedó el Capitán de la liga de Cacería quien nos miraba analizándonos.

La oji-azul miraba a todos lados hasta que se sorprendió al ver a un Biffan sobre la muralla que iba en dirección al Capitán Hawkins, rápidamente la peli negra sacó su arco cargando una flecha así apuntar.

-Capitán muévase! -dijo seguido asi de disparar al cuello de aquel ser-.

El Capitán al ver que disparó, se hizo a un lado viendo en dirección a donde fue la flecha, notó a un ser de sombra en el suelo ya muerto, luego dirigió la mirada a la pelinegra quienmantuvo su arco en mano volviendo a mirar alrededor.

Esa chica tiene buen sentido auditivo y buena puntería. Pensó aquel muchacho.

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Pasaron los días, aquellas dos chicas se encontraban yendo en dirección al cuartel ya que habían salido a buscar lo que les habían pedido.

En el transcurso del camino cayó la noche, pudo notar como las personas veían a la peli-negra con algo de desprecio, ¿Por qué?, por que no fue expulsada al "no poseer" un Don.

-No entiendo como logró estar aquí, debería de ser expulsada.

Escuchó de alguien, no le dio importancia pero los murmuros de desprecio se hacían más pero algunos eran positivos, al llegar al cuartel notó que llegaron los de la Caceria después de estar 5 días fuera de la Muralla.

Fueron a entregar las cosas al General, luego de allí se fueron a sus habitaciones.

-Aah por fin a descansar -dijo en un suspiro seguido de echarse en la cama-.

La oji-azul solo se quedó en silencio mientras acomodaba sus cosas, se quitó el cinturón y la capa junto a la chaqueta.

-Oye, ¿por que pareces conocerme? -soltó de repente la peli-negra cruzada de brazos viendo a la oji-gris-.

-¿Eh? ... Oh, umh.. -no sabía exactamente cómo decírselo-.

-Jmh, no importa, olvídalo -suspiró pesadamente así sentarse en su cama-.

-Solo diré que... Se tu secreto -miró en dirección a la ventana-.

Miró con rapidez y extrañeza ante la respuesta de la albina. ¿Acaso sabe que tengo el Don del Fuego?. Esa pregunta en su cabeza la hizo tensarse un poco.

-¿Cual secreto? -preguntó arqueando una ceja-.

-Tu... Tienes el Don del Fuego -soltó seguido de ver a la oji-azul-.

En efecto, si lo sabía, ¿pero como?... Se supone que nadie lo sabía, ¿como ella lo sabe?, la peli-negra se puso más tensa pero mantuvo la calma.

-Tsk no se de que me hablas. -chasqueó la lengua así acostarse- Soy una Sin Don.

La albina sólo suspiró y se acostó igual, ambas quedaron en profundo sueño.

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Arma para humos:

Cargas con los diferentes colores de humo:

(Yo misma hice las cargas).

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