once
Después de tanto, de tantos baches y de tanta calumnia, Jimin y Jungkook se habían casado. Fue una recepción lujosa y una fiesta bastante memorable por lo cara que fue, Jimin uso prendas de diseñador hechas exclusivamente para él, su ramo de flores era de la florería más exclusiva de Seúl, todo en su matrimonio fue un sueño hecho realidad.
Pero algo inigualable era la felicidad en ambos, Jungkoon miraba a su esposo como la luz de su vida y viceversa. Era un momento único en sus vidas.
Debajo de las sábanas mientras besaban sus cuerpos y compartían suspiros placenteros descubrían como su amor era tan infinito que mareaba sus corazones. Mientras se movían al mismo ritmo se tomaban de las manos.
"Te amo." Gimió Jimin mientras Jungkook posaba sus manos en sus caderas para que de esa forma pudiera entrar mejor en su bello esposo.
"Yo también, te amo mucho, muñeco." Susurro sobre los labios de Jimin mientras incrementaba un nuevo ritmo en sus embestidas. "Mi muñeco."
"Todo tuyo y solo tuyo." Gimió al decir la última palabra, Jungkook le hacía sentir en el cielo con su cuerpo encima suyo.
Continuaban dandose placer el uno al otro, mientras Jimin estaba encima de Jungkook abrazando su cuello y clavando sus uñas en la ancha espalda de su esposo, sonreía embriagado en el placer y en el amor que sentía en el momento.
Embriagado en su propia felicidad, porque a pesar de todo, fue él quien se quedó con Jungkook.
Y también con su dinero.
"Besame." Pidió entre gemidos, tomando el rostro de su esposo para comenzar un apasionado beso, sintiendo las manos de Jungkook por todo su cuerpo, apretando y acariciando su piel.
Las caricias duras y suaves de Jungkook le recordaba mucho como todo había empezado.
Jimin había llegado a la vida de Jungkoon como una sorpresa, un día solo lo vio en el asiento de su antiguo asistente y aquello fue todo para embobarse por el precioso rubio. Desde la primera vez, Jimin había sentido la mirada hambrienta de Jungkook sobre él, sabía que desde el primer momento había provocado un mundo en su esposo.
Jimin había entrado a trabajar a la empresa de Jungkook para conseguir contactos o algún esposo rico, sabía que rodearse de hombres con dinero le beneficiaria, más aún cuando era más hermoso que una rosa. Su plan era salir con alguno de los inversores o alguien con una buena posición sin importar a lo que se dedicaba, pero cazo al pez más gordo de toda la empresa; al dueño de esta y muchas más. Cuando Jimin sintió que la mirada de Jeon era de deseo supo que había ganado.
No fue tan complicado seducirlo, pues ya lo había tenido en su meñique desde el primer momento. Entre risillas inocentes y miradas tímidas fue como el romance de ambos había comenzado. Después de unas cuantas salidas a hoteles y a restaurantes carisimos, Jimin se entero que Jungkook estaba casado pero no pudo importarle menos.
El matrimonio de Jungkook le empezó a importar el momento que Yoongi comenzó a entrometerse en su vida, primero con algo sutil como congelarle una de sus tarjetas, hasta llegar a su paciencia e ir a golpearlo a su casa. Yoongi era su principal bache, el cual no permitiría que se saliera con la suya.
Jimin quería ser feliz al lado de Jungkook, también quería gozar de todos sus millones, Yoongi perjudicaba a aquello.
Más aún cuando su venganza perfecta por su infidelidad era quitarle todo a Jungkook, Jimin no iba a permitir que aquello suceda, nadie le arrebataria de las manos su vida soñada y merecida.
Por eso, un día planeo todo, siguió todos los pasos de Yoongi, estudio cada uno de sus movimientos hasta que en un diario planeo como es que acabaría con su vida. Con semanas y un mes de estudio, planificando todo con detalle, se escabullo a su casa, corto sus frenos y manipulo su cinturon de seguridad. Lo cito para verse y hablar en "paz", el único motivo de Jimin era atormentar tanto a Yoongi que no tendría otra opción que enloquecer. Al verse le dijo todo lo que Jungkook le decía, lo mucho que detestaba su matrimonio, lo mucho que le amaba y cuantas veces lo habían hecho en su cama matrimonial, empujo a Yoongi a que escapara del lugar a toda velocidad y por consiguiente su auto se estrellara, así terminando con su vida.
Y no era lo único que había planeado, sino que a quien inculparia de su claro asesinato. Cuando Taehyung comenzó a señalar a su esposo (en ese tiempo prometido) supo que toda la culpa caería a él, pues no permitiría que se meta en su camino cuando estaba a nada de solucionar su vida para siempre.
Amaba tanto a Jungkook que fue capaz de planear la muerte de su ex esposo y planear el arresto del que lo acusaba del crimen.
Lo amaba.
"Te amo, te amo, te amo." Repitió mientras meneaba sus caderas sobre Jungkook, embriagado en el placer y en el amor.
Su amor por Jungkook era claro y puro. Pero amaba más el dinero y la buena vida que su esposo podría darle, por eso no permitió que nadie se metiera con su gran fortuna, no hasta que él la tuviera a su nombre.
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