dieciocho
Su jornada comenzó bastante extraña, al llegar a su oficina y sentarse en su escritorio vio una pequeña carta la cual decía:
"Revisa las grabaciones del día en el que despidieron a Anne y habla con Taehyung sobre Jimin."
Aquellas eran las palabras escritas de una forma bastante sospechosa, le pareció muy extraño como es que ambos casos se vieron envueltos, todo el día estuvo con esa espina en medio de su ceño, le dolía la cabeza por pensar tanto en aquello, al final hizo lo que la nota le había pedido.
Pidió las grabaciones del día en el que despidió a Anne y mentiria si no admitiera que por poco cae de espaldas al ver que fue Jimin quien provocó a Anne, la acorraló con palabras hasta lograr que ella lo ataque, se sintió bastante mal, sabía que la mujer tenía bastantes problemas económicos y dependía del buen sueldo que ganaba en su empresa, pronto sintió agriedad en su estómago al pensar en ella y en lo mal que la podría estar pasando. Por eso es que se contactó con ella, le pidió disculpas y la volvió a colocar en su puesto.
La agriedad de su estómago no paro, pensó en lo vil que se había comportado su esposo, pensó en la maldad que hizo solo por...celos, también recordó lo que había pasado recientemente y como es que estaba a nada de quitarle todo. Se sintió sofocado con todo, tanto que tuvo que quitarse la corbata, los pensamientos le invadían y el dolor en su cabeza no paraba, solo pensaba en lo que había hecho Jimin; desde acorralar a Anne para lo golpeara hasta engañarle para que firmara un contrato donde le cedía sus acciones.
Ante la curiosidad de lo que podía decirle Taehyung, se dirigió a la prisión en el horario de visitas, espero pacientemente hasta ver al verdugo de su difunto esposo quién solo le sonrió con sarcasmo al verle.
"¿Y que hace el gran Jeon Jungkook visitando a la rata que le termino dando todo?" Dijo con zaña sosteniendo el teléfono que los comunicaba.
"Solo venía a hablar contigo."
"¿Sobre qué?"
"Jimin." Las palabras salieron por si solas de su boca, no pensó siquiera, su subconsciente quería saber algo que su corazón pedía.
"Oh, así que quieres hablar sobre tu muñeco ¿ah?" Sonrío de lado. "Es precioso, te ganaste la lotería."
"Eso ya lo sé."
"Ah, bien." Se encogió de hombros. "¿Sabes? por poco me extirpan la vesícula por toda la rabia que sentí cuando me condenaron y cuando pase los primeros meses acá, pero después me resigne y solo esperaré a que el universo se encargue. Que se encargue de ti, porque quien trajo a esa rata a la vida de Yoongi, fuiste tú."
"¿De que hablas?" Pregunto frunciendo el ceño.
"Que el karma que tendrás por haber metido a tu amante a la vida de Yoongi te llegará, porque tú muñeco no es el ángel que seguro crees." Acerco su rostro a centímetros del vidrio, mirando directamente a los ojos de Jungkook quien le observaba con curiosidad. "Yo no mate a Yoongi, fue Jimin, fue él quien acabo con tu ex, ¿sus razones? no las sé. Pero cuando veo a una rata, la reconozco y tú estás casado con una."
Las declaraciones de Taehyung no tenían sentido en el corazón de Jungkook, ¿pero por qué había un sentido en su cabeza? ¿por qué se ataron algunos cabos sueltos?
Jungkook se levantó, colgó el teléfono y viendo una última vez la sonrisa burlona de Taehyung, se fue. El camino a su auto fue un limbo en el que solamente pensaba en sus acusaciones y el camino hasta su hogar fue un infierno. Porque de cierta forma, todo cobro sentido, porque cuando Jimin se involucró en el caso fue cuando se encontraron más pruebas; cómo si el las tuviera todas y solo las haya sacado de su bolsillo, fue por Jimin que ganó el caso.
Fue él, su cabeza le repetía, pero su corazón era sordo en aquellas declaraciones, fue él su conciencia le repetía pero sus sentimientos le daban la espalda.
Pero ¿por que tendría que creer las palabras de un asesino? Taehyung lo acusaba porque gracias a él lo encerraron, no había vericidad en sus acusaciones sacadas de la basura. No había ninguna forma en la que podía inculpar con vericidad a Jimin.
Por lo que todo era mentira, falsos alzados en contra de su esposo.
Bien, había hecho cosas malas como causar el despido de una empleada y lo había engañado para que firmara, solo era eso, nada más. No lo hacía un asesino, una persona con una mala moral, pero nada más.
Sudaba mientras pensaba en todo, busco en su saco un pañuelo pero solo dio con la carta que le habían dejado, la desdobló para tratar de reconocer la letra, pero al ver la parte trasera leyó algo nuevo.
"Fue él."
Decía en letras cursivas y pequeñas, rompió el papel y lo tiró por la ventana, no podía creer que una maldita nota le haya puesto en esa posición intranquila.
Pero Jimin no era un asesino, ninguna nota, ninguna acusación falsa, nada, podría manchar su nombre.
No era él.
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