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≻─────⋆1 año antes⋆─────≺
Habían pasado dos semanas de la muerte de los padres de ___. Ellos, antes de morir, le dejaron una carta en la que habían estipulado que, el día en que ellos partieran de este mundo, ella acudiera en busca de ayuda con un amigo de la familia. El nombre de ese amigo era Karl Hainz.
___ al principio se mostró indecisa sobre pedirle ayuda a un señor del que nunca oyó de su existencia, pero al no tener más familia se vió obligada a acudir a ese señor.
Hoy era el día en que ___ partiría a su nuevo hogar. Su mente se encontraba absorta en sus pensamientos mientras esperaba a que la limusina llegara a su destino.
Cuando finalmente el carro se detuvo ___ salió de sus pensamientos y volteó a ver por la ventana. Su nuevo hogar era una mansión, nada comparada a su antiguo hogar, estaba segura que podría perderse dentro de ella. El chófer la ayudó a bajar su equipaje mientras ella salía del vehículo admirando el paisaje, el cual tenía un aire tétrico y de cierta forma aterrador.
Al tener listas sus maletas agradeció al chófer y sin más, empezó a caminar hacia la entrada sin darse cuenta de que por la ventana alguien la había visto llegar.
Al estar frente a la mansión ___ se detuvo a prepararse mentalmente para su nueva vida. Respiró profundo y soltó el aire lentamente y así, se armó de valor y tocó la puerta esperando a que alguien saliera. No esperó mucho ya que alguien abrió la gran puerta con cuidado y de ella se asomó una tierna joven rubia mirándola sorprendida pero inmediatamente cambió su cara por una nerviosa pero la dejó pasar.
— Tú debes ser ___, ¿Cierto? Nos avisaron esta mañana que alguien vendría — preguntó la rubia con una voz delicada guiándole hacia el pasillo que conectaba con el vestíbulo.
— Así es, esa soy yo — afirmó la joven albina siguiendo a la pequeña rubia. — ¿Puedo saber tu nombre?
— ¿El mío...? — repite en voz baja —Por supuesto, soy Yui, Yui Komori — responde viéndola por un segundo y volviendo la vista hacia enfrente. ___ quería preguntarle algo pero antes de poder hacerlo la rubia habló. — Ten mucho cuidado con los chicos, no los provoques. — dijo en un susurro apenas audible, dejando confundida a la albina y antes de poder responderle, Yui la volvió a interrumpir. — Lo siento tanto... Espera aquí, les avisaré que ya llegaste.... Aunque dudo que no se hayan dado cuenta ya — dicho esto la dejó sola con miles de dudas en la cabeza. A qué se refería con que no los provocara? De quiénes estaba hablando y por qué ella le había pedido perdón?
Se quedó allí en el pasillo esperando a que la rubia fuera a recogerla pero conforme pasaban los minutos se iba sintiendo incómoda, como si la estuvieran observando. Un escalofrío le recorrió el cuerpo al sentir una presencia detrás de ella haciéndola voltear rápidamente encontrándose con que no había nadie, de repente su celular comienza a sonar dándole un gran susto. Saca su celular viendo el nombre en la pantalla y contesta de forma rápida, era el señor Karl Hainz.
— Hola querida, como va todo? Ya te instalaste en tu nueva casa?.
— Señor Karl... Yo, bueno.. acabo de llegar, me recibió una joven rubia de mi edad pero— fue interrumpida por el señor al otro lado de la línea.
— Ah, Yui... Entiendo, entonces estás a punto de conocer a mis hijos.
— Sus hijos...? Quie— nuevamente sus palabras se vieron interrumpidas pero ahora por alguien que desde su espalda le había arrebatado el teléfono y con la otra mano la sostuvo por la cintura.
— ¿Así que apareces de la nada solo para mandarnos a otra de tus chicas? Sí que no tienes vergüenza~ — su tono lascivo la hizo sentir incómoda y más al tener sus ojos verdes puestos en su persona mientras aún tenía la llamada.
— ¿Tus hermanos ya están enterados de su llegada? — preguntó el padre de aquel muchacho sacándole una risa divertida.
— Por supuesto que lo saben, podemos olerla desde el otro lado de la carretera~ — contestó aparentando la cintura de la fémina haciéndola quejarse y que la volteara a ver. — Vamos querida~ tienes que conocer a la familia completa — se dirigió ahora a la albina sin soltarla y manteniendo la llamada con su padre.
Al entrar al vestíbulo ___ pudo observar a cinco chicos sentados en los sofás y a Yui de pie a lado de un joven pelirrojo, que al verla a lado del chico faltante abrió los ojos preocupada lo cual ___ no supo identificar el porqué. El chico soltó a la fémina dejándose ver por fin, tenía un sombrero sobre su cabeza y un suéter de rayas. Caminó hacia el chico de lentes y le entregó el celular diciéndole que su padre le había llamado.
El de lentes puso el altavoz y habló en tono serio.
— ¿Nos puedes explicar por qué nos mandaste a otra chica? Qué es lo que pretendes hacer ahora? — por la forma en la que le hablaba daba a entender que no se llevaban bien con él, probablemente ninguno de los presentes.
— No planeo nada, solo estoy cumpliendo una promesa a unos viejos amigos sobre cuidar a su única hija — nadie de los presentes se creía esas palabras, excepto ___ que no sabía nada de lo que pasaba en esa casa. — Véanlo como una segunda oportunidad para los cinco restantes. Si lo logran antes que Ayato sus destinos pueden llegar a cambiar para bien—
Nadie pronunciaba palabra alguna, cada uno pensaba en lo que su padre les había dicho, ¿Realmente podrían lograrlo?
— Su silencio me lo dijo todo. Bien, esta es la despedida. ___ querida estarás bien con ellos, no te preocupes y Yui te ayudará con las cosas que debes saber acerca del lugar — sus palabras lejos de tranquilizarla solo hicieron que un mal presentimiento se formara en su corazón — Chicos comportense, tienen prohibido matarla. — dicho esto, Karl Hainz colgó la llamada dejando la habitación en un largo silencio. ___ abrió grande los ojos al escuchar sus últimas palabras.
"Tienen prohibido matarla"
¿A qué se refería el señor Karl con eso? ¿Por qué la asesinarían?
— Adoro ver esa expresión en la cara de las personas~ Significa que se han dado cuenta de que confiaron en la persona equivocada. Justo como tú lo acabas de hacer, pobrecita~ — aquel chico caminó hacia ella y se inclinó hasta estar cerca de su oído donde susurró aquellas palabras que la harían derrumbarse.
— Acabas de cavar tu propia tumba, bitch-chan~ —
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