Capítulo 8


Nagisa había hecho más dibujos comprometedores entre él y Karma —obviamente siendo el peli-celeste el activo—, cada vez que los hacía su atracción por la pareja era mayor. Tanto que dejó el Karushuu de lado.

No sabía que eso podría llegar a pasar, si había sido su OTP número uno en años. Pensar que no le importaría abandonarla de la nada. Qué trágico.

Hasta había empezado a sentir cierta atracción por el pelirrojo, pero no terminaba de confirmar qué era y no era de mayor importancia para él tanto como lo es el yaoi.

Tarareando una de sus canciones favoritas, tomó su celular marcando el número de su mejor amigo. Tenía ganas de verlo y qué mejor que un sábado para hacerlo.

Contestó.

—¿Nagisa?

—Hola, Karma. ¿Podemos vernos? Quisiera invitarte algo y también... mostrarte algo.

Ahogó una pequeña risa. Pensaba llevar algunos de sus recientes dibujos solo para molestarlo como la última vez. Qué divertido era para él ver esas facetas que Karma odiaba mostrar, lo más gracioso es que no se enojaba con él por eso. ¿Por qué no aprovechar si tenía la oportunidad?
—-Ah, sí, está bien.

—Perfecto. Te veo en la plaza.

Colgó. Se levantó de su lugar procediendo a estirar sus brazos. Tomó su bolso y ahí guardó una carpeta con algunos de sus dibujos, al igual que algo de dinero y sus llaves. Salió de su casa, no sin antes avisar a su madre que saldría para supuestos asuntos sin importancia. Obviamente la mujer lo dejó salir.

Llegó al lugar citado y sorpresivamente el pelirrojo ya se encontraba ahí. Caminó de prisa hacia él, intentando no hacer notar su lado malévolo por el momento.

—Hola, Karma —sonrió tiernamente, no del todo propiamente forzado.

Cuánta ilusión causaba Nagisa en el corazón del pobre Karma. Tan solo con verlo sonreír su corazón estaba por estallar y los demás síntomas no tardarían en hacer aparición respectivamente. Así de perfecto veía a Nagisa.

—Nagisa...

—Ven, vamos a una heladería. El día está bastante soleado —comentó al mismo tiempo que soltaba una pequeña risa.

Karma sonrió obviamente de acuerdo, porque estando enamorado no le importaría hacer lo que fuera por Nagisa —a menos que lo hiciera enojar como otras veces—. Entraron a aquella heladería y cada uno pidió su respectivo helado: ambos de fresa para variar, pero Nagisa lo hizo más para llamar la atención o algo así. El yaoi le estaba consumiendo la cabeza.

Mientras ambos comían de su helado, caminaban por el lugar observando distintas cosas y tiendas. Era encantador.

Nagisa vio un puesto de flores y ya que Karma estaba distraído viendo otras cosas, decidió comprar una rosa gustoso. Cuando Karma volvió su atención a él, Nagisa le entregó la flor con una sonrisa completamente coqueta. Ver su sonrojo lo había emocionado de sobremanera.

—Cuida a esa flor como cuidas tu belleza —ahogó una carcajada. Se había dado cuenta de los intentos del pelirrojo por no hacer tan evidente su vergüenza, nervios y sonrojos.

Qué repentino había sido, ¿cómo no ponerse así si fue de la nada?

—Gracias, Nagisa...

Estaba tan confundido por su comportamiento que había comenzado a ser extraño aproximadamente desde el día de aquellos dibujos. Sabía que no debía hacerse ilusión alguna, pero aunque fuera poca aparecía en su mente.

—Ven, sentémonos por allá —sugirió Nagisa tomando su mano hasta dirigirlo a un parque. Se sentaron sobre el césped en medio de algunas flores, rodeados de pocos árboles.

—Quería mostrarte algo —guardó la servilleta de su helado en su bolsillo porque por fin había terminado de comerlo.

De su bolso sacó la carpeta contenida de dibujos, haciendo lo posible para que sus expresiones faciales no dieran evidencia de lo que podría encontrarse ahí. La abrió entre algunos rodeos y sacó el primer dibujo: Nagisa le daba un beso en la mejilla a Karma mientras el pelirrojo estaba demasiado sonrojado, algo así como en ese momento cuando Karma veía aquel dibujo.

—¡¿Por qué dibujas cosas así?! —preguntó sorprendido y forzando un tono y expresión de enojo, aunque no lo estaba realmente.

—¿Acaso prefieres que continúe haciendo dibujos entre ti y Asano-San? Sinceramente creo que esto es mejor.

¿Qué podría decir? El chico que le gustaba lo estaba poniendo entre la espada y la pared, pensaba que no era justo. Tenía claro que no debía dar señales de sus verdaderas emociones o de sus sentimientos amorosos. Seguía teniendo dudas sobre por qué Nagisa debía hacer todas esas cosas.

—No prefiero ninguna —mintió.

—¿Y por qué te sonrojas cuando ves dibujos así entre tú y yo y no cuando son con Asano-San?

Se quedó en blanco por unos largos segundos. Estaba mal si no hablaba o Nagisa se saldría con la suya y descubriría sus sentimientos.

—Porque tengo más confianza contigo y eres mi mejor amigo.

—No tiene qué ver.

—Sabes, Nagisa. Gracias por la salida y el tiempo juntos, esto no era parte de lo acordado. Así que me voy —se levantó de su lugar ignorando la voz de su amigo que lo llamaba por su nombre.

Nagisa se sentía mal de cierta forma porque Karma hubiera partido. Se sentía vacío además, como si hubiera anhelado haber tenido un poco más de tiempo junto al pelirrojo, ya fuera haciendo alguna otra actividad. Aunque obviamente admitía lo divertido que había sido molestarlo con los dibujos, pero el primer sentimiento no dejaba de estar presente. No sabía qué pensar, ni cómo sentirse.







Por poco y no actualizo alv, but aquí estoy.

Espero que les haya gustado el Nagisa Romeo¿ seguirá siendo así o más de coqueto, no c preocupen.

Weno, gracias por leer y hasta el próximo capítulo ❤

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