CAPITULO 5
•Tres días después.•
—¡VEEEEEE! —escuche una voz lejana en lo que me tapaba la cara, alguien de seguro no sabía que era mi hora de dormir después de tanto tiempo de no hacerlo.
—No fastidien ahora! —gruñí contra mi cama, me acurruque mejor y luego sentí un líquido recorrer mi cuerpo por encima de la fina tela de mi camisa de dormir, pegue un chillido levantándome de mi cama con rapidez.
Busque a algún responsable sobre el asunto mientras me quitaba todo el cabello de la cara, Violet sonrió en forma de disculpa y me dio una palmadita en el hombro.
—Louis fue él de la idea. —se excusó con rapidez mientras que ahora fijaba una mirada en mi hermano pequeño, ese pequeño demonio, este sonreía desde la puerta.
—Olvidaré que me acaban de mojar por completo, sí... tú.— mire a mi hermano.—vas por uno de esos chocolates que tanto amo, y sí así dejan de meter también a mi habitación. —los miré entrecerrando mis ojos.
—Está bien, lo prometemos. —aseguró mi prima con una sonrisa nerviosa y Lou me miraba encogiéndose de hombros asintiendo sin interés.
Ambos salieron de la habitación y mi pequeño Charlie (el hijo de Wilford) entraba caminando por mi habitación como sí fuera pedro por su casa.
—Loquito que eres, pequeño.—reí estirándome y también recordé que los diablillos se quedaron anoche en mi apartamento, ahorita seguro vendría mi padre a buscarlos a ambos.
Justo como dije, mi padre estaba tocando el timbre, Lou y Violet corrieron hasta mi tomando mi mano llevándome hasta la puerta para que la abriera, eso hice, papá me observo y luego lo salude con un corto abrazo.
—Buenos días, ¿estabas durmiendo todavía cierto? —lo dijo con un tono de diversión a lo que yo asentí, una risa se le escapo y negó.—niños vámonos para que su prima e hermana duerma más, por cierto Vee, esta noche hay cena te espero allá junto a tus hermanos.— hice una mueca ante la mención de ir a cenar en su casa justo hoy.
—Papá, no sé sí pueda ir tengo unas cosas que hacer hoy en el trabajo.—una mueca apareció en el rostro de mi padre y por más que me quise volver a negar suspire.—estaré ahí en la noche, está bien.
Una sonrisa pequeña se extendió por su rostro y le devolví una también, los niños salieron unos segundos después y despedí a mi papá con la mano.
—Nos vemos en la noche, hija. —asentí y cuando se fue cerré la puerta, unos ojos azules aparecieron en mi mente de repente, tocaron la puerta y seguro era mi padre de nuevo, abrí la puerta y vi a un hombre que me pareció familiar pero no sabía quién era.
—Señorita Ray, es un gusto verla de nuevo.—su sonrisa fue socarrona y lo reconocí, Troye Wingts el chico que una vez me invito a bailar cuando apenas tenía diez años estaba frente a mí, ese que me cortejo a los quince años de nuevo.
Su cabello rojo era como una llama de fuego ahora.
—Troye, vaya que sorpresa verte de nuevo, pensé habías desaparecido de nuevo...
La verdad no me lo creía que estuviera viendo a un viejo amigo de nuevo después de tanto tiempo, mordí el interior de mi mejilla y Troye me hizo una seña para saber sí estaba pendiente de él.
—Sigo aquí bobo, es sólo que aún no puedo creer que estés aquí, tenía mucho sin verte.
Este soltó una leve carcajada negando.
—Y yo no puedo creer que me haya costado tanto encontrarte.—hace un puchero dramático y me contengo por reír.
—Veo que sigues siendo el mismo dramático de siempre, duende irlandés.—reí y le hice una seña para que pasara.
Me miro ofendido y soltó un bufido pasando, fue a la sala dónde se sentó como sí fuera su propio apartamento, reí ante mi pensamiento y me senté frente a él.
—¿Esos son pastelitos? —pregunto curioso mientras ahora yo fijaba mi vista en mis medias.
Asentí despacio y levanté mi pie mostrándole mis medias de pastelitos y...
Oh oh.
—Ese es un pony de esos que le gustan a las niñas? —me sonrojé ya que las medias que tenía eran las de mi pequeña prima, cosa que no me había fijado cuándo me las puse, ya que hace un tiempo había comprado un par para ella y uno para mí, solo que el mío solo tenía pastelitos lilas, y ahora que lo veo así me da algo de pena.
¿Por qué no me di cuenta?
Ignorando las carcajadas del pelirrojo le tire un cojín en la cara y este siguió riendo sin importar nada, hice un pequeño puchero y recordé que mi hermano me había regalado un balón de fútbol, no pregunten porqué, lo tome en mis manos cuando lo encontré y apunte hacía el rojo, deje caer el balón sobre él y dejo de reír.
Ahora la que reía era yo, el bobo se había levantado del suelo aun riendo, y me dio una mirada después de dejar de reír al igual que yo.
—Bien volviendo de lo que acabo de ver, que me dará mucho para fastidiarte, quería verte porque me hacías falta.—hace pequeños pucheros y arqueo una ceja.—Bueno solo quería saber ti, porqué aparte de estos años sin saber de tu vida, me dio curiosidad y fastidiarte, también heme aquí.
Reí por las muecas que hizo al final y le saque la lengua para después rodar los ojos.
—Siempre me fastidias, duende, ¿pero sabes?, algún día te buscare al final del arcoíris para que me des mi olla de oro.—abrió los ojos con exageración e hizo la pose de indignación, lo cual se vio bien divo.
Se tiro en el sofá grande y se cruzó de brazos.
—Si encontrara esa olla de oro créeme que no te la daría, segundo no soy un duende, ¡boba!
—Como estamos seguros que no eres un duende sí siempre apareces de la nada?! —use mi tonta teoría y este rió negando, escuche el timbre y fui a abrir la puerta cuando el pelirrojo en mi sala no quiso responder.
No había nadie, eso fue lo raro, cerré la puerta y regresé a la sala.
—Sabías que tienes interesantes fotos de Barney el dinosaurio? —rojo estaba viendo una fotografía que tenía escondida más otras en mi gaveta, la cual eran de mí con Barney y bueno otros personajes que me da un poco de vergüenza mencionar, cuando estaba al lado de él, le quite las fotos de las manos.
—Son fotos que nadie debe de ver en la historia.—oculte las fotos detrás de mí, donde también rezaba porque no haya visto una de mis fotos más penosas.
Rojo se rió y negó.
—Oye, ya que estas con esa cara de aburrimiento, vamos a salir.—propuso y negué después de salir de mi habitación y asegurar las fotos.
—No quiero salir se supone que hoy es mi día de descanso, por algo estoy en pijama, tonto.
—Vamos no seas mala, aunque sea acompáñame a por pizza.—junto las dos palmas de sus manos y me hizo ojos de cachorro.
Por muy tentadora que fuera la propuesta negué, hoy no tenía que ir a la universidad y además estaba la cena familiar en la noche, podría echar mi día de dormir a la basura, pero no quise, recordé que también tenía que ir a ayudar a Eros en el club. Por lo que sólo tendría la mañana para descansar.
—Hoy no puedo lo siento, rojo. —me hizo caminar hasta la puerta la abrí y beso mi mejilla para luego darme una sonrisa ladina
—Hoy te salvas, pero cuando vuelva no lo harás. —sonríe amplio. — además señorita, Brock también está en la cuidad.
Y con eso se fue caminando hasta el ascensor dónde se giró y me lanzo un beso antes de subirse y que yo siguiera en shock.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top