CAPITULO 4

•Ocho años después.•

—Ocho años después y sigues siendo el mismo aguafiestas de siempre, Cash.— me burlé aplicando un poco más de labial en mis labios, me quité del espejo mirándolo con diversión, este se cruzó de brazos con un gesto de queja.—¡Oh vamos!, no te vuelvas aburrido, vamos a disfrutar de bailar hasta que nos duelan los pies hoy, anciano.

—¡Oye!, ¿¡A quien llamas anciano!? —se queja mirándome lo guió de vuelta a la pista pasando hacía el bar.

—Después de que cumplieras veintiuno y fueras la persona más aburrida del mundo sumándole lo quejona.—reí y miré al barman pidiendo un chupito, Cash pide otro también y se deja apoyar en toda la barra luciendo guapo, aún así.

—Después de cumplir veintiocho se sienten siglos, enana.—su cabello es más espeso y negro, algo ondulado, sus ojos marrones se destacan con su tono pálido de piel, tiene un tatuaje en su antebrazo ahora, sus músculos son más voluminosos y fuertes también, y sus labios son algo rojos.

Sin duda es un adonis llamando la atención de cualquier mujer, admito que también me llamaba un poco la atención en un tiempo, pero ahora no.

Con una sonrisa juguetona le miré.

—Cierto, porque el anciano ya se queja también al igual que todos sus compañeros de vecindario.—un gruñido se le escapo y se quejó de nuevo porqué lo llamara viejo, vi a Eva y Bea acercarse hacía nosotros, ignorando las protestas mis amigas me sonrieron ampliamente.

—Chica, no vas a creer, pero Andre y William están acá.—ambas ampliaron su sonrisa con picardía.— y están para comérselos.

Asentí, entiendo su locura hormonal, les regale una sonrisa y las anime a irse a buscarlos para bailar, volví a Cash y lo apunte con mi dedo.

—Ni una palabra.

(Escuchen esta canción desde aquí)

[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para visualizarlo.]

Este asintió y luego beso mi frente antes de reír, rodeé los ojos.

Tomándome mi chupito volví a mirarlo mostrándole mi dedo de en medio, algo ofendida me levante e ignorando su risa camine a la pista, no sé como pero apenas empecé a bailar sentí una vista en mí o creo que me pareció, una corriente pasó por mi espalda y me estremecí.

Unos dos chupitos más y baile con extraños, estaba segura de que había perdido a mi fantástico amigo de la vista, con un encogimiento de hombros volví a bailar.

Cuando pude bailar sola levante la mirada encontrándome con unos ojos hipnotizantes, desde la planta VIP donde se suponía que debía de estar como lo ordenaba mi querido hermano Eros, cosa que ni obedecía.

Mi cuerpo se sentía algo acalorado pero mis movimientos fluían solos, con mi pulso a mil quise detallar esa mirada hipnotizante, cosa que no pude hacer mucho, sintiéndome frustrada de repente lo busque de nuevo pero no lo vi.

Me gire en mi lugar dando la espalda y justo ahora lo tenía frente a mí, lo miré con detenimiento, una camisa negra le hacia lucir condenamente atractivo, sus bien formados y musculosos brazos su rostro no podía verlo con suma perfección pero esos ojos grises no se veían en ningún lado, una muy hermosa sonrisa se formo en sus carnosos y seductores labios.

Se acerco a mi y me ofreció su mano, mi mano ya estaba sobre la suya sin que me diera cuenta, sus labios besaron mis nudillos, su cabello corto, pero algo largo castaño, siendo perfecto con su piel pálida. Él es llamativo y lo sabe.

—Soy Milo.—una voz tan sensual o hermosa con un poco de acento británico como me pareció oír.

—Verona.—apenas mi voz salió como un susurro, pero él pudo escucharlo.

Su mirada se dirigió a mis caderas cuando levanto sus manos pidiendo permiso, asentí con suavidad, él poso sus manos en mis caderas y no se pego a mi como lo habían hecho otros chicos al principio. No era del tipo pálido como los vampiros, pero tampoco era tan bronceado.

Una frase paso por mi mente;

Puede que este intercambiando mis alas con un demonio o un ángel, pero de algo que estoy segura es que siempre estaré protegida de ahora en adelante.

Con una canción más, sus brazos me sostuvieron con seguridad, esa que no había sentido desde aquella vez cuando un chico me abrazo en uno de los momentos mas traumantes en mi vida.

Por unos minutos más nos movimos al compás de la música, esos pozos profundos de sus ojos me consumían por completo, parecía una tormenta en el mar, una de esas en las que no podrías salir ileso fácilmente.

—Dime cuándo pequeño ángel.—dejo un suave beso en mi frente que casi me hizo derretir, por muy leve que fuera el roce para mi fue como tocar un cielo, dónde todo lo que había dejado de creer existía, me negué a dejar mis ilusiones salir de nuevo y con una mirada intrigada asentí.

¿De dónde salían esos pequeños gestos por mi parte?

Me separe despacio de Milo cuando la música fue más movida.

—¿Te había visto alguna vez? —pregunté cuando me guio entre la multitud hasta la planta donde lo había visto, se giró un momento y me guiño un ojo.

No volvió a hablar más y mientras caminábamos a las escaleras solo me sentía perdida en él, busqué con mi mirada a Cash pero no lo encontré, cuando por iba poner un pie en el primer escalón sentí un dolor en mi muslo, un pequeño sonido salió de mi garganta.

—¡Idiota! —me solté del agarre de Milo y abofetee al tipo que me había dado una nalgada, este se sobo la mejilla.

—Pequeña zorr... —la mano de Milo paso frente a mis ojos cuando observaba lo que había sucedido, tenía al tipo agarrado del cuello con una mirada indescifrable en su rostro.

—La tocas o siquiera la insultas y créeme que no te ira bien, nada bien, estorbo. —su voz sonó dura tabto escalofriante, el tipo lo miro con horror y temor, empezó a balbucear algunas cosas y cuando el castaño supo que el tipo se quedaría tranquilo, lo soltó dejando que recuperara el aire.

Con su brazo rodeo mi cintura y me hizo subir las escaleras, Eros estaba formándole un alboroto a un tipo sobre cómo debía de tratar a las personas o lo despediría. Jess uno de los socios de mi hermano, le dio una palmada a Eros en su hombro, este dejo de discutir cuando me vio.

Camino a mí con grandes zancadas y lo único que pude hacer fue sonreír hasta un momento que sentí un cansancio enorme en mí, Milo mantuvo su agarre en mi cintura haciéndome dar cuenta de su presencia también.

—¡Aléjate de ella! —gruño de repente, Jess puso su brazo impidiendo que se moviera más cerca, se había alterado tal cual león defendiendo a sus crías.

—No podrás frenar muchas cosas, Eros. —mis parpados pesaron y los cerré.

<^§^>

Bueno, espero les guste el cap.
Que también añado que comienza lo bueno, y que desde que cree a Milo me encanta. 🤩🍒👌🏻

Mis bellas cerezas los quiero. ❤️

~Moon. 🍒

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top