O5.
El incio de semana fue malo, pero hoy martes, Bakugou era alguien mejor que ayer. Al levantarse, lo primero que hizo fue abrir su ventana y respirar el aire de la mañana y recibir en el rostro las luces cálidas del sol.
Salió a correr, volvió para tomar una ducha y hacer el desayuno. Justo en el momento en el que Sero se levantaba; todavía tenía los ojos pegados y el cabello revuelto, recién humedeciendo su boca con su saliva.
– Buenos días, cara de soya – El saludó hizo que Sero se despertara de inmediato.
Su acción fue graciosa. Miró hacia todos lados con cautela y después de concluir que efectivamente le hablaba a él, Sero le devolvió el saludo con algo de incomodidad.
– ¿Buen día?
– Voy a hacer mi desayuno, ¿Quieres las sobras? – Era la manera de preguntar de Bakugou si quería comer también.
Sero lo pensó, mucho. Todavía estaba confundido y al final llegó a una conclusión infalible.
– ¿Kirishima está aquí? – Bakugou se extrañó por la pregunta.
– ¿Qué tiene que ver el pelo de mierda patas de croc?
– Es que te estás portando muy amable – A Bakugou le dio un tic en el ojo.
– Pensándolo mejor, muérete de hambre.
– No, hombre, no me refería a eso – Sero rápidamente encontró su defensa porque si quería un desayuno hecho por Bakugou – Es que, tú me dijiste que...
– ¿Es que uno ya no puede cambiar de opinión? – Reclamó el rubio – ¿O solo se te permite a ti?
Sero se sintió incómodo con la indirecta muy directa. Tragó saliva mientras pensaba en qué decir. Cualquier cosa haría enojar a Bakugou, y sus probabilidades de comer algo rico en el desayuno disminuían en un 80%.
– Solo cállate – Dijo Bakugou para evitar más pleitos – Estoy de buen humor esta mañana y no me vas a joder el día. Quiero llevar la fiesta en paz los siguientes 5 años.
– Entonces... ¿Todo bien?
– Todo bien – Aceptó Bakugou – Ahora siéntate y come.
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En la clase de trigonometría, Bakugou hizo las pases consigo mismo antes de poder hacerlas con Todoroki. Tal como supuso, su ex se sentó a su lado –tenía que dejar de llamarlo así, solo era Todoroki–.
– Buenos días, Katsuki – Le saludaron. Bakugou respiró hondo y contestó.
– Lo que sea para ti también – No lo miró, se concentró en la tarea que dejó el profesor ayer.
Todoroki estaba genuinamente sorprendido de que Bakugou le dirigiera la palabra. Si bien no le miró, el solo hecho de contestarle ya era bastante extraño. Después de su actitud ayer, Todoroki esperaba más hostilidad de su parte.
– ¿Podrías no llamarme por mi nombre? No me gusta – Le dijo Bakugou sacándolo de la sorpresa.
– Eh, ah sí – Carraspeó – Disculpa.
El intercambio de palabras se detuvo cuando el profesor entró al aula. Revisaron la tarea que dejó ayer, y sin sorpresa para nadie, solo Bakugou y 2 extras más, lograron terminar el ejercicio con un resultado satisfactorio. El resto lo intentó pero se rindió en el proceso.
El profesor no se inmutó ante la falta de cerebro de sus alumnos, así que decidió que 2 cabezas piensan mejor que una y que intentaran resolver otro ejercicio en parejas. Como nadie se conocía, indicó que se juntaran con la persona más cercana a su asiento.
Eso significaba para Todoroki hacer equipo con Bakugou. Y qué bueno, porque fuera que quisiera arreglar las cosas con él, no entendía una verga del problema. Y Bakugou siempre fue muy inteligente.
Bakugou empezó a escribir, primero evaluando el problema, cuando pudo familiarizarse con él, le dirigió la mirada a Todoroki y le habló.
– Hay que despejar X.
– Siempre hay que despejar X – Concluyó Todoroki. Era la peor letra del alfabeto, al menos en matemáticas.
– Entonces empieza a despejarla, bastardo mitad y mitad – Se burló sonriendo.
El apodo sorprendió de más a Todoroki. Hace tiempo no escuchaba ese apodo, desde que ellos dos, bueno, terminaron. Bakugou se veía más tranquilo, como si su presencia no influyera en su estado de ánimo.
Y de repente Todoroki se puso celoso. Porque la presencia de Bakugou provocaba un caos en todo el ánimo de Todoroki. Sus emociones se mezclaban en un remolino por el simple hecho de poder hablarle.
– Oye, aquí no restaste – Bakugou interrumpió su tren de pensamientos para señalarle el problema.
– Oh. Claro, gracias – Todoroki se concentró en el problema de trigonometría, el resto de sus problemas podría esperar.
Con ayuda de Bakugou, entender el problema fue soba fría comida, incluso entendió qué hizo mal con la tarea de ayer. Pero cuando la clase terminó después de una explicación extensa de parte del profesor, Bakugou estaba listo para irse.
– Nos vemos mañana – Se despidió sin mirarlo.
– Ah, sí, mañana.
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En el trabajo, Bakugou llegó, se registró y se cambió a su uniforme. Esperó indicaciones de su nuevo jefe –ya dejaron a Shinsou a cargo– para poder empezar su jornada laboral.
– Buen día – Saludó de primero – ¿Qué quieres qué haga? – Preguntó antes de que el otro responda. Pudo ver el rostro de sorpresa en Shinsou.
– Ah, bueno pues... – Era obvio que no se esperaba un enfrentamiento directo.
– ¿Limpio los baños?
Aquello fue una clara muestra de madurez de Bakugou. Aceptar su cruel destino como un héroe. Para Shinsou, fue vergonzoso, porque eso significaba que Bakugou ya lo conocía muy bien, y que limpiar los baños ya no le serviría como un castigo en su caso.
– No, puedes... – Un suspiro de derrota – Puedes ocuparte de la barra.
Estando ocupado con la lista de pedidos, –la cual, era muy larga. Parecía que la gente no podía prepararse un café en su dormitorio– no tendría tiempo para ser interrumpido. No hablaría con Shinsou más que para lo necesario.
Y aquello para Bakugou era fabuloso porque no quería hacerlo. Sería maduro y no dejaría que la situación influyera en su vida, pero eso no significaba que quisiera hablarle. Le hablaría solo para lo necesario y tal vez para socializar en el trabajo.
Si hizo las pases con Sero y Todoroki, podría hacerlas también con Shinsou. Ahora quiere concentrarse en su éxito, y no lo hará si continúa aferrándose a los problemas pasados.
Como fuera, la larga lista de pedidos estaba esperando, y Bakugou junto con otro compañero se encargarían de ello hasta su hora de descanso. Quizá después de todo no sería el limpia retretes oficial los siguientes meses.
Hizo 2 bebidas al mismo tiempo mientras la fila de espera disminuía. Casi no siente la presencia detrás de su espalda, como si fuera algo paranormal.
– Cuando te desocupes quiero hablar contigo – Shinsou llamó su atención haciéndole dar un pequeño brinco.
– ¿Es algo laboral?
– No.
– Entonces no me interesa – Bakugou continuó su preparación de bebidas, bajo la mirada curiosa de su compañero de barra.
– Bakugou... – Suplicó Shinsou en un susurro.
– Dejémos las cosas claras – Siguió hablando mientras ponía hielo a un vaso. Su tono de voz era tranquilo – Tú eres mi jefe en el trabajo. Es todo.
– ¿Es todo?
– Sí, es todo.
Bakugou no dijo nada más, siguió concentrado en la lista de bebidas. Shinsou también se retiró, sabiendo que al menos esa relación de jefe-empleado era mejor que la indiferencia.
Por ahora, para Bakugou, todo estaba en orden. Todo estaba en su lugar.
N/A: Veamos cuánto dura eso para Bakugou. Ahora él ya no los quiere a ellos, pero ¿Y ellos?
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