46.

– Bienvenidos a la clase de baile, el día de hoy, daremos las presentaciones y les mostraré lo básico en la materia.

En realidad, Bakugou no estaba sorprendido de los pocos estudiantes masculinos.

Baile solo quedaba para quienes no lograron ingresar a una optativa más "varonil".

Pero, considerando su fracaso en la clase de cocina, pensó que aquí podría intentar ser más amable –lo que su carácter le permitiera–.

Por supuesto que su propia presencia y su ceño fruncido bastaban para intimidar a cualquiera.

– Muy bien, ahora digan su nombre, edad, qué estudian y por qué eligieron la optativa.

Bakugou hizo una mueca con las palabras de la maestra. Cómo le fastidiaba que quisieran saber eso.

Uno a uno fueron presentándose hasta que llegó a Bakugou –una lástima, pensó que la campana sonaría antes de llegar a él–.

– Bakugou Katsuki, 20 años; Diseño. Escogí la optativa porque intento evitar a ciertos sujetos.

No dio más explicaciones y la siguiente persona continuó hablando de todos modos como para que alguien preguntara.

Una vez todos fueron introducidos y según la profesora, amiguitos, enseguida se dispuso a explicar la clase.

Cosas básicas del baile, creatividad y un proyecto de final de semestre que valdría la mitad de la calificación.

Ahora Bakugou pensó que debió escoger actuación. Incluso ser julieta no valdría la humillación de bailar para extras tontos.

– Ahora que todos se conocen, es ideal que formen parejas. En vista del poco alumnado masculino, permitiré diversidad.

Bakugou observó a chicas juntarse de inmediato, así como a un par de chicos –de los pocos hombres y que parecieran ser amigos– juntarse también.

Se sintió incómodo de quedarse solo, pero no iba a hacer un esfuerzo de buscar pareja.

Justo como le pasaba en la vida.

– ¿Ya tiene pareja de baile? Joven... – La profesora miró su tabla con nombres – Bakugou.

– No.

– No es problema. Te tocará bailar con mi sobrina.

"Genial" pensó Bakugou. Al menos si fallaba, el parentesco evitaría que le dieran una mala nota.

– Buenos días, un gusto.

La chica pelinegra –la cual Bakugou olvidó por completo el nombre y no le iba a preguntar– se acercó a saludar y a pararse a su lado.

– Muy bien; ya todos con pareja empezaremos con pasos simples. Pónganse uno frente al otro y un, dos, tres, cuatro...

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Decir que en Gimnasia esperaba algo distinto sería mentir.

Fue exactamente lo mismo que sucedió en la clase de Baile. Presentaciones, y objetivos de la clase.

Es más, si en sus otras clases optativas Bakugou tenía muy pocos compañeros de su mismo género, ahora sí que estaba rezagado.

Era el único hombre en Gimnasia.

Las chicas cuchichearon acerca de ello. De su mirada de pocos amigos y de lo que probablemente estaba haciendo en la clase.

– No alcanzó cupo en otras cosas... – Fue el comentario más repetitivo.

– Esto sin duda es extraño – Tampoco la profesora ayudaba – Pero me alegra tener un chico en la clase ¿Cómo te llamas?

– Bakugou Katsuki.

Él rubio también se sorprendió de ver a la chica pelinegra de baile ahí. Fue como si ambos tuvieran la misma idea de combinar ambas optativas.

Pese a que probablemente baile lo tomó solo por su tía.

– Muy bien, empecemos unos cuantos estiramientos y podemos hacer unos ejercicios fáciles.

Tomó uno de los tapetes para no golpearse en el suelo y siguió las órdenes de la profesora para no desgarrarse algún músculo.

– Bien, empezaremos con practicar las posturas, no quiero que nadie se lastime.

La profesora, que también tenía su tapete, empezó a estirarse y sus estudiantes siguieron sus indicaciones la más que pudieron.

Bakugou tenía de por sí bastante flexibilidad. Hacía yoga y ballet cuando era más pequeño por culpa de su madre, por lo que los estiramientos le fueron sencillos.

– Eso es, chicas... y chico – Añadió lo último como si no estuviera acostumbrada a alumnado masculino – Recuerden respirar por la nariz, nunca por la boca.

Cumplió las órdenes al pie de la letra, notando que era el mejor en igualar lo que hacía la maestra.

Las otras chicas no eran malas, es solo que Bakugou era el mejor.

– Parece que ya tenemos competencia para los mejores de la clase – Bromeó la mujer.

El rubio se regocijó, hasta que cayó en cuenta de que se refirió en plural, lo que hizo que se fijara en todas las chicas hasta ver a su rival.

Era de nuevo aquella chica pelinegra.

– ¡Excelente! – Aplaudió incorporándose – Unos cuantos saltos y terminaremos la clase.

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En el trabajo Bakugou estuvo concentrado preparando bebidas.

Tener a Shinsou rondando cual buitre su espacio le ponía irritable. Todoroki ahora iba a la cafetería a estudiar y Sero no tardaba antes de ir a verle en su hora de salida.

No es que a Bakugou le disgustara la atención, después de todo ya no los odia pero tampoco es como que les tenga el mayor aprecio.

Además, con el día de San Valentin casi a la vuelta de la esquina cayendo en su día libre, era obvio que los idiotas planeaban en qué momento invitarlo.

– Hola ¿Qué tal? Bienvenida. ¿En qué puedo ayudarle? – La voz de Kendou atendiendo en caja le llamó la atención.

Estaba tomando la orden de una chica, Bakugou se dio cuenta de que era su compañera de clase.

Esta la dio un saludo con una mano. Él le respondió asintiendo. Después se retiró.

– Caramelito – Shinsou atrajo su atención – ¿Puedo hablar contigo después que salgas?

– No, piérdete.

Quedaban apenas minutos para salir, Bakugou quería evitar que los 3 le rodearan para no responder.

Si veían que Shinsou se acercaba, no tardarían en hacerlo los otros 2. Incluso planeó irse solo sin decirle a Sero para evitar más invitaciones.

– Será rápido.

– Mañana.

Bueno, no le dijo que no del todo. Pero eso solo le daría esperanzas.

Pero su hora de salida se acercaba cada vez más, y casi con terror observó a Todoroki levantarse de su mesa al mismo tiempo que Sero.

Bakugou tragó saliva, apresurado en tomar sus cosas para irse. Shinsou también venía en su dirección, y caminando rápido los pasó a los 3 para irse a la salida.

– Me voy – Anunció sin detenerse – Sígueme el paso, cara plana.

Realmente esperaba huir, que Sero lo alcanzaría hasta cuadra y media después, y que los otros 2 se rendirían en ese momento.

– ¡Bakugou, espera! – Pero los subestimó.

Todoroki fue más rápido y lo atrapó de la muñeca en el estacionamiento de la cafetería. Quiso soltarse pero el agarre era firme y fuerte.

– ¿A-Ahora qué? – Titubeó pese a su amenaza – Tengo tarea.

– Yo pensé... que tal vez podríamos salir el viernes 14.

– Pues...

– Oye, imbécil – Shinsou se metió y casi arrancó la mano de Todoroki de donde tenía sujetado la muñeca de Bakugou – Él ya está acupado ese día.

– ¿Ah sí? – Preguntó con sarcasmo. Shinsou asintió, pero antes de hablar, Sero se le adelantó.

– Así es, tendrá una noche de películas conmigo – Ambos miraron a Sero con enojo.

Bakugou no había aceptado hasta ahora ningún plan. Pero los 3 estaban tan enfrascados en su pelea verbal que realmente ninguno le hacía caso.

Ocasión perfecta para huir. Lástima que estaba en medio y no le dejaban.

Se sentía como en la hora pico del metro. Los 3 estaban casi gritando cosas y Bakugou pensó seriamente en darles un puñetazo a los 3.

Lo habría hecho, hasta que el ruido de un motor se escuchó demasiado fuerte y cerca para interrumpir la situación.

Una motocicleta se detuvo frente a ellos, el sujeto encima estaba casi todo vestido de negro, atuendo clásico de motociclista.

– Sube – Fue lo único que dijo, apenas audible a través del casco.

Bakugou no lo pensó 2 veces y antes de que los otros 3 reaccionarán a lo que estaba pasando, se apresuró en sujetar bien sus cosas y subirse.

Apenas se acomodó y sujetó bien, el tipo aceleró el motor y empezó de nuevo a conducir, alejándose del lugar dejando a los 3 ahí.

Cuando Bakugou los perdió de vista y estuvo seguro de que ya no les alcanzarían, fue que evaluó la situación al ver que le llevaban por un camino que no conocía.

Tal vez no fue su mejor idea.

Pese a que en el momento fue una salida fácil al hostigamiento de los 3, subirse a una motocicleta con un desconocido que solo le dijo "sube" bien podría ser el inicio de una película de terror.

– ¡Detente ya, joder! – Exigió esperando que pese al aire y el casco, el conductor escuchara.

Lo hizo. Avanzó un par de metros más en lo que bajaba la velocidad y se detenía a un lado de la acera.

Bakugou no esperó a que se detuviera del todo cuando saltó del asiento directo al suelo, manteniendo el equilibrio.

– ¿Y tú quién putas eres?

Después de que la motocicleta se detuvo, observó al tipo quitarse el casco y sacudir su largo cabello negro. Un rostro familiar apareció.

– Yaoyorozu Momo. Un placer.















































N/A: La mejor opción para Bakugou parece ser la hetero pero ni modo, él es gei.
Se acercan las citas 2.0, den ideas para sus favoritos, que basten para complacer a Bakugou.

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