45.

Una nueva etapa comenzaba en la vida de Bakugou. No hace mucho terminó sus finales y ahora está empezando el segundo semestre.

La universidad les dio una semana de vacaciones –mismo sistema aplicó para el café–. Semana que Bakugou aprovechó para irse lo más lejos que se pudiera de esos 3.

Pasar a ser criada en su casa no estaba en sus planes, pero no le quedó de otra.

Además, así aprovechó para ser de los primeros en cargar materias antes de que la mayoría de clases estuvieran llenas.

Danza, Gimnasia y Cocina. Eran 3 especialidades que Bakugou manejaba y le darían sus créditos muy fácilmente.

A la llegada de nuevo a la universidad, y a su dormitorio, Sero fue quien lo recibió.

– ¡Chihuahua! Sí que te extrañé – El chico no respeto su espacio y le abrazó y llenó de besos.

– ¡Basta, cara plana! – Se lo quitó de encima haciendo que Sero riera – ¡No te comportes como un mocoso, todavía sigo molesto contigo!

– ¿Por qué? ¿Qué podría haber hecho un ángel como yo?

Bakugou lo miró con los ojos entrecerrados ante el sarcasmo en la voz de Sero.

– Tú sabes bien lo que hiciste – Sero negó con la cabeza – ¡El beso, idiota! ¡Casi me besas en la boca!

– Lo habría hecho si no hubieras movido la cabeza.

Bakugou gruñó, molesto de que Sero no entendiera la gravedad del asunto. Para él debía ser solo una travesura, pero para Bakugou, la cosa podría ser muy seria.

– No quiero que lo vuelvas a hacer.

– No prometo nada.

Entre ellos, se estableció un mutuo acuerdo de que el día que Bakugou lloró toda la noche, no pasó.

Sero se moría de ganas por preguntar, saber qué cosa hizo el estúpido de Todoroki para romperle la boca de un puñetazo.

Pero al día siguiente, Bakugou actuó como si nada. Fue natural y evitó cualquier pregunta de Sero.

– Mantén tus hormonas quietas, cara de caballo – Amenazó el rubio mientras desempacaba.

Volvió a acomodar todas las cosas de Bombshell y la dejó libre de su transportadora.

Ahora ya era más sociable y no se escondía apenas tocaba el piso.

– ¿Tenemos alguna clase juntos?

– Espero que no.

Sero hizo un puchero exagerado ante la negatividad de su compañero.

– No me dijiste qué clases tomarías.

– Porque sabía que te meterías también, burro sarnoso – Masculló – Bastante tengo con ver tu cara aquí.

– ¡Dueleeee! – Sero hizo un gesto dramático de que le dio un ataque al corazón. Se tiró en el sofá y fingió convulsiones, para terminar sacando la lengua y "muriéndose".

– Como si me importara – Bakugou rodó los ojos y continuó en lo suyo.

꧁꧂

Incorporarse de nuevo al trabajo fue sencillo.

La semana de vacaciones antes del segundo semestre, el mismo campus permanecía "cerrado". Por lo tanto, la cafetería también.

No hubo más que un nuevo trabajador, en general, todos se mantuvieron fijos.

– ¿Cómo estuvo tu semana, caramelito? Dulce como tú, espero.

Bakugou sintió un tic en el ojo ante la muestra descarada de coqueteo de Shinsou.

Pareciera que la semana de vacaciones le dio muchas ideas de piropos rancios.

De cualquier modo, Bakugou no iba a soportar tonterías hoy. Era un nuevo semestre, quiso llevar las cosas en paz.

– ¿Qué clase deportiva tomaste?

– Qué te importa.

– Uy, que genio – Se burló – Solo era una pregunta.

Independientemente de, Bakugou se guardó la información para sí mismo. Sabía que tarde o temprano le iban a descubrir, pero preferiría posponerlo lo más que se pueda.

– Bien ya – Shinsou adoptó un habla más relajado – ¿Y qué hay de nuestra hija? ¿Se portó bien en casa de mis suegros?

Bakugou se concentró en limpiar el mostrador, tallando de más la madera hasta dejar el barniz reluciente.

Murmuraba cosas rápido y sin pausas, dando la impresión de que estaba conjurando hechizos en otro idioma.

– ¿Caramelito? – Insistió Shinsou cuando no obtuvo respuesta.

– Vuelve a decirme así y te voy a romper la tráquea de un puñetazo.

Esa era la señal de que enojar a Bakugou ya era peligroso, por lo que Shinsou retrocedió.

No era un suicida.

– Muy bien. Hoy es solo día de limpieza general, no esperamos muchos clientes – Pasó a comportarse como lo que es, su encargado – Cuando termines con el mostrador, limpia los cristales.

Bakugou respondió soltando un bufido junto con un gruñido exasperado. Shinsou lo vio como una señal para huir.

꧁꧂

La clase de cocina se tomaba en uno de los salones del edificio de Gastronomía.

Lo curioso es que tal materia no era obligatoria para los de tal carrera, pero algunos igual se metían.

Bakugou llegó temprano, pero pronto se dio cuenta de que no era el único. Ya estaban más estudiantes ahí.

Lo que significaba que se enfrentaba a gente responsable como él.

Después de la optativa de trigonometría avanzada, donde su profesor era un auténtico hijo de puta –pero logró pasar con 97–, esperaba que esta clase fuera más tranquila.

Especialmente por la cantidad de objetos filosos en el aula.

– ¿Entonces, no tienes novia guapo?

– E-En este punto de mi vida estoy más concentrado en mis estudios...

– Qué pena – Interrumpieron – Un chico lindo como tú se merece una novia bonita.

– Bueno, la v-verdad es que...

– ¿Qué tal si salimos después de clase a tomar un café?

Bakugou realmente estaba sorprendido de los giros que le daba la vida.

Pensó, erróneamente, que al terminar trigonometría, Todoroki y él jamás volverían a verse.

Lo último se sintió como una despedida. Un último adiós.

Y ahora, veía al cabrón en el único sitio donde no pensó verlo.

– ¿Qué mierda haces en la clase de cocina, bastardo?

Bakugou se metió entre la bola de chicas que rodeaba a Todoroki. Incluso apartó de un empujón a una que estaba casi sobre el chico.

– ¿Bakugou?

La cara de genuina sorpresa le dio a Bakugou la respuesta de que aquello no fue intencional. Todoroki no era tan buen actor.

Las chicas a su alrededor comenzaron a ponerse peor que gallinas enojadas. Pareciera que nunca vieron un chico guapo.

– Oye amigo, estamos ocupados aquí.

– No soy tu amigo, zorra de cuarta – Le gruñó a la chica – Y pierden su tiempo, bola de imbéciles. A este tipo le gustan las pollas – Señaló a Todoroki.

Las chicas, horrorizadas, miraron a Todoroki esperando una negativa ante lo que Bakugou dijo. Pero este solo les sonrió con pena y encogió los hombros.

– ¡No puede ser! – Se alejaron lloriqueando.

Una a una se fueron hasta que Todoroki finalmente pudo respirar tranquilo después de estar rodeado.

– Gracias.

– No pretendía ayudarte.

Todoroki no respondió, se concentró en ponerse su mandil de cocina.

Bakugou, notando que su primera actitud prácticamente lo rezagó del resto de la clase –y todas las mesas ya estaban ocupadas–, se quedó.

Hombres solo estaban como 2, sin contarlos a ellos. El resto eran puras mujeres que indudablemente, ya tenían a Bakugou tachado de problemático.

– No respondiste mi pregunta.

– ¿Huh?

– ¿Qué carajos haces aquí?

– Es una clase de cocina – Explicó Todoroki como si fuera lo más simple – Y yo quiero aprender a cocinar.

– ¿Por qué?

– Porque no me gusta ser un inútil, ¿ya?

Bakugou se sorprendió del tono hostil con la que sonó la última frase. Todoroki rara vez se irritaba.

– Lo siento – Murmuró Todoroki suspirando – Es que, quería aprender más de lo básico – Después, le preguntó – ¿Y tú qué haces aquí? Si ya sabes cocinar.

– Créditos fáciles – Respondió encogiéndose de hombros.

La profesora entró poniendo orden para dar las presentaciones y el plan de estudios de la clase.

Por su parte, Bakugou pensó que de una u otra forma, el universo estaba en su contra.











































N/A: Segunda parte de la historia, Bakugou todavía no está libre de las decisiones de cupido.

Yo diciendo que se elegirá al ganador dependiendo de su trato con Katsuki y que será un final mega super ultra épico.
Lo que voy a terminar haciendo:

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top