44.

Todoroki realmente quería compensar las cosas con Bakugou. Y aprovechando que lo tenía en su motocicleta, lo haría.

Se desvió del camino principal y Bakugou no le dijo nada. Tal vez estaba en su propio mundo que no se dio cuenta del desvío.

Solo hasta que Todoroki se detuvo y Bakugou se percató de qué estaban a las afueras de Musutafu en lugar del edificio de dormitorios, que preguntó.

– ¿Por qué mierda estoy aquí?

– Quería hablar contigo.

Bakugou no hizo pataletas, no soltó una pila de insultos. Simplemente frunció el ceño y cruzó los brazos, esperando.

Todoroki se sintió más intimidado con esa actitud. Se había acostumbrado tanto a la anterior que ahora, la más madura, le daba miedo.

– ¿Podemos sentarnos?

Bakugou rodó los ojos pero hizo caso, sentándose en una roca que fuera lo suficientemente cómoda para su trasero porque no iba a sentarse en el césped húmedo.

Todoroki no tardó en seguirle y sentarse a su lado.

– Quería hablar contigo sobre nosotros.

– Pensé que ya no existía un nosotros.

– Me gusta pensar que todavía sí – Todoroki miró al cielo estrellado – Es decir, no de noviazgo, porque ya me quedó en claro que la cagué. Pero al menos como amigos.

Bakugou no respondió, levantó la vista para observar lo mismo que Todoroki estaba viendo.

Fuera de las luces de la ciudad, las estrellas se veían brillantes.

– Todoroki – Le habló – ¿Qué nos pasó?

El bicolor lo miró, notando en los ojos de Bakugou un deje de nostalgia y confusión. Se mordió el labio pensando en qué diría.

– No fui fuerte – Dijo – Cuando salíamos, te quería, todavía lo hago; pero mi familia no tardó en descubrir que me gustaba el otro lado y bueno, ya sabes cómo es mi padre.

– Sí, bueno. Supongo que no fue justo pedirte que lo enfrentes cuando solo tenías 15 años – Aceptó – Te hubieran sacado y Dios sabe que eres un inútil para todo.

– Gracias.

Bakugou se rio por el agradecimiento sarcástico.

– Todavía me intento convencer, de que debió haber una buena razón por la que te fuiste... – Bakugou se tomó su tiempo antes de seguir hablando – Pero siempre termino en la misma conclusión. Y tú sabes que no fue el hecho de estarnos escondiendo lo que me molestó.

Todoroki lo sabía. Bakugou lo sabía. Hasta esa bola de chicas y chicos en la fiesta ya lo sabían.

– No sabía qué eran los celos. Pensé que solo eran exageraciones tuyas.

– ¿Y no lo son?

– No – Todoroki le miró con seriedad – Son horribles. Cuando te veo y estás rodeado de esos 2 imbéciles, me dan unas ganas de golpearles la cabeza contra el pavimento.

– Un poco exagerado, eso sí.

Bakugou regresó la vista al cielo, por dentro sonreía de finalmente hacerle entender a Todoroki su sentir.

– ¿Recuerdas cuando hiciste ese picnic en la azotea?

El recuerdo le vino a Bakugou de pronto. Consiguió el estúpido juego de picnic con mantel y canasta en línea y después cocinó.

Como seguían estando ocultos, no pudieron disfrutar de los jardines de la academia, pero la pasaron muy bien en la azotea.

– Hice soba fría – Recordó – Y horneé pastelillos. Me sentí ridículo.

– A mi me gustó – Todoroki se inclinó hacia él – Fue un gesto lindo por mi cumpleaños.

Bakugou se ruborizó, e intentó ocultar su sonrisa pero no pudo. Recordar aquello lo hacía sentirse feliz pero triste al mismo tiempo.

No quería eso.

– Basta – Pidió casi sonando a súplica – Es suficiente, bastardo.

– Pero...

– No quiero vivir de la nostalgia, ya no.

Hubo un pequeño silencio entre ellos, incómodo. Rompió el momento tranquilo que tenían hace tiempo, pero era momento de terminar la plática.

– Llévame a mi dormitorio – Exigió el rubio – Ahora.

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Cuando Bakugou llegó al edificio, Sero todavía no estaba ahí. Sin embargo, cuando venía con Todoroki lo vio en el camino, por lo que no se preocupó.

Al abrir la puerta y prender la luz, pudo ver a Bombshell apresurarse por esconderse debajo del sofá.

– Todavía tiene miedo de la gente – Comentó Todoroki, pues se ofreció a acompañarlo.

Bakugou le dijo que no, pero no fue de mucha ayuda su negativa.

– Creo que no se siente cómoda en la sala. En mi habitación salta toda la noche por todas partes.

Se quedaron en silencio, mirando el sofá donde Bombshell se había escondido. Bakugou no quería mirar a Todoroki, pero tenía que decirle que salga.

– Aún me pregunto... – Todoroki comenzó a hablar atrayendo su atención – Porque incluso después de todo este tiempo, no puedo seguir adelante. Tal y como tú.

Las miradas de ambos se encontraron, Bakugou se sintió incapaz de apartarla. Los ojos de Todoroki, cada uno de un color diferente, estaban serios.

– Lo siento, sé que eso no viene al caso, pero tenía qué decirlo – Todoroki le sonrió – No puedo sacarte de mi cabeza.

Bakugou sintió hormiguear la piel y cosquillas en el estómago. Una sensación de calidez le golpeó el pecho, pero por alguna razón, no podía sentirse feliz.

La tristeza le ganaba a la poca felicidad. Y esta se convertía en nostalgia.

– Es una pena... – Suspiró Bakugou mirando el suelo.

– ¿Qué cosa?

– Que ya no hablamos... como solíamos hacerlo...

Todoroki torció los labios, sintiendo que le dolía el pecho, de manera literal. Suspiró también, sin saber qué decir en ese momento.

Pensar que todo lo que hicieron y rieron, no sirvió para nada, dolía.

Para ambos.

– Será mejor que me vaya.

– Mmh...

Todoroki lo pensó, pero arriesgándose, se inclinó sobre Bakugou. El rubio no le dijo nada; no le empujó ni quitó la cara, a pesar de que le vio.

Fue suave, tierno, la clase de beso que te brinda seguridad al mismo tiempo que roba el aliento y es tan efímero como la brisa del aire.

Incluso a pesar de que fue en la mejilla, Bakugou no pudo evitar sentirse como damisela en apuros siendo rescatada.

– Nos vemos, kitkat, ten buena semana – Todoroki se despegó de él y le dio otro beso en la frente.

Bakugou no respondió, no pudo. Las palabras no salieron de su boca. Todoroki salió por la puerta dejándolo sólo. Se abrazó a sí mismo como si tuviera frío.

No mucho tiempo después, Sero apareció y abrió la puerta.

– Vi a Todoroki en las escaleras – Comentó – ¿Pasó alg...?

Se interrumpió a sí mismo al ver a Bakugou temblar mientras se abrazaba. Se acercó preocupado y se dio cuenta de que lloraba.

– ¿Bakugou? ¡Bakugou! – Le tomó de los hombros para hacerlo reaccionar, pero no funcionó – ¡Katsuki!

El sonido de su nombre logró que el rubio finalmente parpadeara y le devolviera la mirada, como si hubiese despertado de un transe.

– Katsuki, ¿Estás bien?

– Sí – Mintió limpiándose las lágrimas.

Pero su mentira no duró mucho cuando el llanto vino con más fuerza, y con todo el orgullo estando de vacaciones, Bakugou se abalanzó sobre Sero para esconderse en su pecho.

Sero no le apartó, ni le preguntó nada. Lo rodeó con sus brazos y lo mantuvo ahí, brindando consuelo.

Bakugou se desahogó toda la noche.

Y fuera, Todoroki miraba el edificio pensando que ojalá Bakugou encontrara a la persona que lo amara más de lo que él lo hacía.





























N/A: Con esto damos por finalizada la primera parte. A partir de aquí, los capítulos se ubicarán en el segundo semestre de la universidad. Cada vez más cerca de saber con quien se queda.

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