3O.

Bakugou no estaba en su mejor momento. Después del evidente y descarado coqueteo de Shinsou, mantuvo su distancia.

Todavía caminaba con él cuando iba a buscarlo a sus clases –y cuando lo acompañaba a sus sesiones de rehabilitación–, pero se alejaba.

Cuando Shinsou se acercaba, él se alejaba. Podía caminar con él, pero no por eso iba a dejar que invadan su espacio personal.

Sobre todo alguien que ya dejó muy en claro sus intenciones de ligue.

Casi se alegraba cuando Sero iba a buscarlo saliendo del trabajo, porque entonces Shinsou mantenía su distancia o, se concentraba en pelearse con Sero.

Excepto que hoy, Sero no apareció.

– ¿El tipo de los snakes bites todavía no viene?

– Ya vendrá – Gruñó Bakugou a Nejire, su compañera metiche.

– Es extraño – Comentó Kendou – Generalmente llega 30 o 20 minutos antes. La única vez que llegó "tarde" – Hizo las comillas con sus dedos – Faltaban 10 minutos para que salieras.

– ¿Y? – Bakugou volvió a gruñir.

– Qué estas a 2 minutos de tu hora de salida – Contestó Kendou – Y él no está por ninguna parte.

– Dudo que venga – Nejire se encogió de hombros y se alejó.

Bakugou volvió a gruñir por tercera vez. Es cierto que la vida de Sero no giraba en torno a él, y si quería, podía no venir a buscarle.

Pese a que era una rutina a la que Bakugou ya estaba acostumbrado, era lo suficientemente capaz de irse solo hasta su dormitorio.

Pero en el fondo, sí le preocupaba que Sero no apareciera. Como las chicas mencionaron, siempre estaba ahí, cada día, esperándolo para irse juntos a casa.

No importaba si tenía algo de la universidad o de su deporte, o de su clase de arte. Siempre le avisaba a Bakugou que iba a ir –un poco tarde, pero iba de todas formas–.

Pero hoy no recibió nada. Ni un solo mensaje. La última conexión de Sero fue a las 3 en punto y de eso ya pasaron casi 4 horas.

Incluso en su grupo de idiotas donde estaba él, Sero, Kirishima, Kaminari, Ashido y Jirou, no había señales de él. Kaminari mandó un video que fue respondido por todos, todos excepto por Sero.

Así que sí, Bakugou estaba preocupado.

– Me largo – Dijo tomando su chaqueta apenas 2 segundos después que el reloj marcara su hora de salida.

– Hasta mañana – Escuchó decir a alguien, pero no se percató de quien.

Bakugou no esperó a ninguno de sus compañeros con los que compartía la hora de salida.

Tampoco se topó con Shinsou –quien estaba haciendo sus ejercicios de rehabilitación en la habitación de papeleo–.

No corrió, pero su andar era rápido. Miró a todos lados en la ruta que él y Sero acostumbraban tomar para ir al dormitorio, solo para cerciorarse que el idiota no estuviera por ahí.

No lo vio. Y el corazón de Bakugou comenzó a latir más rápido de preocupación. La piel incluso comenzó a picar, como urticaria por estrés dado la situación.

Casi tropezando llegó al dormitorio y todo se veía oscuro cuando abrió con su llave. Encendió la luz y buscó por todos lados, hasta que lo vio.

En la mesa, acostado encima de sus materiales de pintura. Se acercó para verle mejor y se percató del sudor y mejillas rojas de Sero. Le puso una mano en su frente y lo supo.

– ¡Idiota, estás ardiendo en fiebre!

Se quitó su abrigo y los zapatos –cosa que había olvidado hacer al entrar– y movió a Sero para despertarlo. Tenía la cara manchada de colores por dormirse sobre ellos.

– ¡Despierta, hey, Sero! – Lo movió de los hombros y solo obtuvo quejidos y ceños fruncidos como respuesta – ¡¿Me escuchas?!

Bakugou escuchó que Sero murmuró algo, pero no le entendió. Al menos aquello servía para decirle que todavía estaba vivo y tenía algo de consciencia.

– Ven, vamos, te ayudaré a ducharte – Como pudo, Bakugou lo ayudó a pararse, y casi lo arrastró hasta el baño. Sero al menos hizo el esfuerzo de caminar.

Al llegar, Bakugou encendió la luz y comenzó a desvestir a Sero. El chico ya se paraba por su cuenta aunque se tambaleaba de un lado a otro como si no pudiera sostenerse.

– ¿Ba...?

– Anda, quítate los pantalones – Bakugou ignoró el balbuceo y se concentró en lo suyo.

No tuvo tiempo de avergonzarse de ver a Sero desnudo –aunque si era honesto, ni vio nada–, de todas formas ya lo había visto en los vestidores de la preparatoria.

Su concentración estaba ahora en hacer que la fiebre de Sero bajara, así que con un empujón y ayudar a Sero a no caerse, abrió la regadera y el agua fría cayó sobre él.

– ¡¿Q-Qué carajos?!

La temperatura corporal de Sero en contraste con el agua fría hizo que este mismo se terminara de despertar con un sobresalto, pese a que aquello le proporcionó alivio poco después del primer chorro.

– Ya que te despertaste, te dejo – Bakugou cerró la cortina para no ver lo que no debía – Está tu ropa sobre el retrete. Vendré en unos minutos.

Bakugou salió y preparó gachas de arroz para que Sero tuviera algo suave que comer. Mientras la dejaba en el fuego, fue otra vez al baño donde Sero ya estaba poniéndose la camisa. Con algo de dificultad.

– Espera – Se acercó a ayudarle – Mete tu maldita cabeza por donde va. ¡No ahí, ahí es la manga, idiota!

Lo ayudó lo más que pudo y después lo llevó a la cama de su dormitorio. Lo recostó y salió, solo para regresar poco después con un plato de las gachas y un poco de té verde.

Además de claro, un cuenco con agua con hielo y un pañuelo que Bakugou planeaba poner sobre la frente de Sero. El baño frío ayudó, pero la fiebre no bajaba del todo.

– ¿Cómo te sientes?

– De la verga – Murmuró Sero.

Bakugou dejó la comida en la mesita de noche al lado de la cama y se sentó en la orilla después de remojar el pañuelo en el agua.

– Cuando no fuiste a buscarme, pensé que lo olvidaste – Explicó mientras le ponía el pañuelo en la frente – Pero cuando vi que no respondiste al tonto video que el pikachu mandó al grupo, supe que algo iba mal.

– Lo siento.

– ¿Eh? ¿Por qué?

– Por no irte a buscar...

– No seas estúpido – Bakugou le apretó la mejilla y Sero soltó un quejido – No estoy molesto.

– Pero...

Bakugou lo silenció metiéndole una cucharada de las gachas de arroz a la boca. Sero casi se ahoga pero terminó tragando y agradeciendo tener comida casera en su estómago.

Hasta que terminó el plato, Bakugou siguió dándole de comer y luego le pasó la taza de té todavía caliente. Sero bebió con cuidado y sintiendo la calidez del té por dentro.

– Gracias... – Murmuró Sero mientras se recostaba en su cama – Prometo que te lo voy a compensar.

– Tch. No tienes que...

– Dame ese placer – Sero lo interrumpió con una sonrisa.

Eso pareció detener lo que sea que Bakugou diría, y en su lugar, sonrió. Recogió los platos sucios y después de cambiarle el pañuelo, se levantó.

– Bien, será mejor que descanses.

– Por supuesto – Sero le dio una de esas sonrisas de burro – Y de nuevo, gracias por todo.

Le mandó un beso volado y Bakugou rodó los ojos negando con la cabeza, pero todavía sonriendo.

Salió de la habitación cerrando la puerta y dejando a Sero pensar en qué podría hacer para compensar a Bakugou. Necesitaba un gran gesto.

Uno que le hiciera saber a Bakugou que supiera que le pertenecía.

Porque Sero ya sabía que le pertenecía a él.



















































N/A: Ya va pintando la cosa. Bakugou ama a sus muchachos, solo que tiene un amor diferente para cada uno. Ya veremos cuál gana.

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