38.

Bakugou se preguntó cómo es que Shinsou supo que Todoroki era su ex.

Nunca se lo dijo a nadie, quienes lo sabían, fue porque ellos mismos lo descubrieron.

Ejemplos claros, Sero y Midoriya. Porque aunque Bakugou si se desahogó con Sero, este ya lo sabía.

¿Podría ser que Shinsou también lo hubiese descubierto por su cuenta?

Y si fue así, ¿Cómo?

– Te vas a sacar arrugas, caramelito, deja de fruncir el ceño.

Pese a la advertencia, la frase solo hizo que Bakugou frunciera el ceño con mayor esfuerzo.

Después del altercado con Todoroki, Bakugou se pasó todo el día pensativo respecto al asunto y eso no pasó desapercibido para Shinsou.

– Déjame en paz – Siseó.

– Lo haría, pero hoy no estás mentalmente aquí. Necesito que te concentres. ¿Qué te tiene tan distraído? ¿Y por qué no soy yo?

Las mejillas de Bakugou se tornaron rojas ante el coqueteo y Shinsou sonrió más ante lo que provocó.

– Ah, entonces si soy yo.

– ¡Cállate, no es así!

Bakugou realmente no sabía si agradecer o maldecir que sus compañeros de trabajo se alejaran cuando Shinsou le iba a hablar.

Es como si sintieran que la tensión entre ambos se debiera a un coqueteo para nada disimulado. Y además, ellos no metían sus narices donde no los llamaban.

Les encanta ver arder el mundo, pero de lejos, para no arder en él.

Así que cuando su encargado iba a "molestar" a su compañero, nadie metía las manos al fuego por Bakugou. Estaba solo.

Significaba que Bakugou sería acorralado por Shinsou y este le diría "caramelito" sin nadie que lo evite y Bakugou tendría que avergonzarse por ambos.

– No es que no me encante – Shinsou continuó insistiendo – ¿Pero por qué piensas tanto en mí, caramelito?

– No estoy pensando en ti – Bakugou no discutió el apodo porque no obtendría éxito – Estoy pensando en por qué sabes que el bastardo mitad y mitad es mi ex.

La mención de Todoroki borró cualquier sonrisa burlona que estuviera en el rostro de Shinsou.

– Está tan desesperado por tenerte, que fue más que obvio que ya te tuvo antes – Explicó encogiéndose de hombros – Pero no lo logrará. Al menos yo no lo permitiré.

Shinsou le sujetó con cariño de la barbilla para hacer que le mire. Bakugou se mantuvo quiero por unos instantes antes de quitarse la mano de la cara.

– Tú no tienes nada que ver entre ese idiota y yo – Suspiró irritado.

– Claro que tengo. Eres mi amigo.

La frase fue una jugada estratégica de parte de Shinsou. Si Bakugou no lo negaba –al menos con seriedad– entonces tendría luz verde.

– Eres mi jefe – Dijo sin negar lo anterior – Al menos durante las 8 horas que dura este tormento. Compórtate como tal.

– ¿Y fuera del horario?

– Fuera eres un hijo de puta fastidioso. Lo mismo que aquí, pero al menos puedo decirlo ya sin temer que me descuenten algo de mi paga.

Shinsou hizo un gesto dramático de llevarse la mano al corazón, como si las palabras de Bakugou le hubieran causado un ataque.

– Como sea, ¿Por qué te dejó?

– ¿No puedo dejarlo yo? – Shinsou rodó los ojos.

– ¿Por qué lo dejaste?

– No me voy a quedar con un idiota que me deja.

Bakugou decidió cortar la conversación porque no tenía ganas de seguir lidiando con Shinsou, pero como le contestó antes a su pregunta, era obvio que su jefe ya no se detendría.

– Vamos, no puede ser algo tan malo.

– Estoy trabajando – Intentó persuadirlo.

– Puedes tomarte un descanso. Diré que te sientes mal.

Bakugou observó a Shinsou con el ceño fruncido. A final de cuentas, Shinsou estaba haciendo sus ejercicios de rehabilitación y Bakugou estaba limpiando el piso.

– Además, el piso está mojado. Tienes que esperar a que se seque para salir.

Bien, Shinsou tenía razón. Pero no quería decirle de una ruptura que todavía no entiende. Aunque tal vez soltarlo ayudara a quitarse la espina del pecho.

– ¿Qué te hizo ese idiota? – Insistió Shinsou.

– No te importa – Gruñó – Y de cualquier forma no lo sé. Simplemente me terminó y ya. No hay mucho misterio.

– Entonces solo es un idiota indeciso.

Bakugou no respondió, desvió la mirada al suelo donde todavía estaban pedazos de baldosas húmedas. Cruzar significaría manchar el piso o resbalarse.

– Mirar no va a hacer que se seque más rápido, caramelito.

Bakugou le dio una mirada de amenazante, lo que ocasionó que Shinsou riera nasalmente.

– Muy arriesgado de tu parte. Querer que te cuente cómo terminé con mi ex cuando el idiota que me alejó en mi trabajo anterior está frente a mí.

El golpe verbal de Bakugou pegó duro, e hizo que la sonrisa de Shinsou desapareciera e hiciera más fuerza en su ejercicio.

– No fue mi culpa – Murmuró – Al menos no directamente.

– ¿Qué carajos quieres decir?

Shinsou se mostró incómodo, pero en vista de que ninguno de los 2 tenía a dónde huir, pensó que tal vez era momento de decirle la verdad.

– Cuando trabajábamos en el café de gatos – Suspiró – Le gustaba al hijo del jefe.

Bakugou pensó en ese tipo. Ego altísimo, fastidioso, gritón, insoportable. Se sentía un culo por ser hijo del dueño y hacía lo que quería porque no sería regañado.

– Cuando se enteró de... – Shinsou no lo vocalizó, pero se señaló a él mismo y a Bakugou – Fue cuando le dijo a su padre que te diera más tareas.

Claro, de un momento a otro, Bakugou se vio más atareado de tareas pesadas que cualquiera de los trabajadores del café.

– Por eso me alejé de ti – Shinsou se levantó acortando la distancia – Pensé que si veía que ya no hablábamos, te dejaría en paz. Pero no se detuvo hasta que fuiste tú quien renunció.

Fue cierto. Tanto por la carga de trabajo, horarios y el asunto con Shinsou, Bakugou tuvo que renunciar.

– Renuncié al poco tiempo después, y quise contactarte pero me habías bloqueado de todos lados y ya no tuve oportunidad. No pensé que te volvería a ver nunca.

– Es la única puta universidad – Siseó Bakugou – Era obvio que tendrías que verme.

– Bien, tal vez exageré con la última parte – Aceptó – Pero que sepas que estoy feliz de vernos de nuevo. Y ahora que no hay nada que se interponga entre nosotros, puedo hacer mis jugadas.

– No vas a hacer ninguna puta jugada porque no estoy interesado, cabrón. Ya no estoy buscando novio.

– Perfecto. Porque dicen que cuando no buscas es cuando encuentras.

Bakugou lo miró con rabia ante la muestra de vanidad. Shinsou tenía una sonrisa de lado y una mirada coqueta justo antes de levantarse y encararlo, y eso lo puso nervioso.

– Tch, yo me largo.

Bakugou se quedó a mitad de darse la vuelta, porque Shinsou le tomó de la mejilla con suavidad.

Eso descolocó a Bakugou unos segundos, incluso disfrutó del contacto antes de caer en cuenta de lo que hacía.

Pero no pudo reaccionar a tiempo cuando Shinsou le atrajo de nuevo con la misma mano para quedar cara a cara. Sintió sus mejillas arder.

– Puedo ver que me quieres tanto como yo a ti – Susurró Shinsou a escasos centímetros de su rostro – Y por eso no voy a rendirme.

Bakugou le miró con el ceño fruncido, le tomó con fuerza de la mano que sostenía su barbilla y la apartó con furia.

– Vete a la mierda – Casi escupió.

Con toda la dignidad que a Bakugou le quedaba, le dio la espalda para irse, dejando las huellas de su zapato en el piso todavía húmedo.








































































N/A: Yo una vez trabajé con un wey que era encargado y su novio trabajaba ahí los fines de semana. Era incómodo para todos 💀; desde sus fases cariñosas hasta sus peleas (y peleas fuertes, casi tóxicas) un tipo avisó a nuestro supervisor de que casi llegan a los golpes y quedó como el malo porque la parejita se reconcilió al día siguiente JAJAJAJAJAJA.

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