37.

El partido del equipo de la universidad contra la de Kanagawa estuvo en boca de todo el campus.

Después de todo, era el comienzo de las nacionales, y habría que pasar las etapas preliminares.

Musutafu no había tenido un trofeo desde 2003, y ahora, 30 años después, las esperanzas no desaparecían.

– Para ser de los novatos y ya pertenecer al equipo titular es que, o eres bueno, o chupas bien los pitos.

– Puedo ser ambos sin problema – Contestó moviendo las cejas de forma pícara.

Bakugou rodó los ojos ante la forma de contestar de Sero a un insulto.

Ahora estaba mirando a los integrantes del equipo de baloncesto en su práctica, pues en 2 días sería el partido.

Si estaba ahí fue por insistencia de Sero, y sus superiores no tuvieron problema en dejar a un extraño ver su entrenamiento.

El tiempo ahí no repercutía en su rutina, pues un maestro de Bakugou no se presentó y le quedó un periodo libre entre 2 clases.

– Ya, vete a entrenar, no quiero que tu entrenador piense cosas raras.

Y es que el lugar donde Bakugou estaba sentado era el lugar donde las parejas de los chicos del equipo se sentaban a verlos.

Bakugou estaba en compañía de la novia del capitán y la del alero del equipo. Estando sentado ahí no ayudaba mucho a separar los malentendidos respecto a Sero.

Sero se fue trotando hasta donde el resto y empezó con su calentamiento antes de darle vueltas a la cancha.

Hasta donde Sero le explicó a Bakugou, él desempeñaba el papel de escolta. Es decir, el que se ocupaba de los tiros de 3, resumiendo.

Sero era el segundo más alto del equipo, pues el alero medía más de 2 metros. Realmente le sorprendió que ya fuera titular, pues prácticamente es un novato.

Mientras Bakugou los veía practicar –escuchando de vez en cuando a las chicas a su lado darle ánimos a sus respectivos novios–, no pudo evitar notar lo buen jugador que era Sero.

Sus extremidades largas le permitían hacer jugadas prácticas, y le ayudaban a saltar más alto y a lanzar más lejos. Tal vez su puntería no era perfecta, pero anotar 4 de 5 tiros debía contar para algo.

Bakugou se encontró mirando la práctica sin distraerse. Ver a los chicos ir de aquí para allá mientras obedecían a lo que el entrenador les decía era una buena manera de pasar el tiempo.

– Muy bien, chicos, eso es todo – Dijo el señor – Váyanse a las duchas y cámbiense. Nos vemos mañana.

La hora y media pasó volando y Bakugou se sorprendió al ver que perdió la noción del tiempo.

Sero se acercó trotando a él, todo sudoroso y jadeante pero sonriendo.

En el lugar donde Bakugou y las novias del equipo estaban, también estaban los bultos de cada respectivo jugador.

– He visto muñecos publicitarios moverse mejor que tú – Masculló Bakugou mientras le pasaba su botella de agua.

– Lo tomaré como un cumplido – Sero no se inmutó.

El chico tomó agua con tanta desesperación que Bakugou observó una gota deslizarse de la comisura de su boca por la garganta; pasando por la manzana de Adam que se movía al tragar y perdiéndose en el cuello de la camisa de Sero.

– Ahh, eso fue refrescante – El sonido sacó del trance a Bakugou.

– Tch, lárgate a duchar antes de que apestes más – Dijo mientras desviaba la cara e intentaba regular el calor en sus mejillas.

– Ugh, tienes razón – Sero se olió a sí mismo, incluso levantó su camisa para limpiar el sudor de su cara y Bakugou no pudo evitar mirar.

– Y-Ya me v-voy a mi clase – Se recompuso tomando sus propias cosas y poniéndose de pie, negándose a mirar a Sero.

– Claro, claro – El otro sonrió – No quisiera que llegues tarde. Te veré entonces saliendo del trabajo.

Sero se despidió de él pero Bakugou no miró atrás mientras salía. Se sentía tan avergonzado de comportarse como una colegiala de segunda.

De cualquier forma, ahora tenía que apresurarse si no quería que el profesor de trigonometría le cerrara la puerta en la cara.

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– Sé que para ustedes soy un hijo de puta injusto, pero es para prepararlos para la vida. Allá afuera está lleno de gente como yo, y si se ponen a llorar como bebés, no lograrán nada.

Esa fue la frase final de su profesor después de hacerlos sentir como estúpidos por 2 horas de clase.

Les dio 3 ejercicios para romperles la cabeza y que al final, casi nadie pudiera resolverlo completo y que al mostrarles la solución, quedarán todavía más estúpidos.

Bakugou quedó a la mitad, pero tampoco lo terminó. Ahora, después de ser humillado por un profesor, era momento de irse a trabajar.

– ¿Crees que aprobemos su materia? – Preguntó Todoroki mientras ambos salían del edificio.

– Yo tengo qué – Masculló – Me niego a bajar mis calificaciones solo porque un profesor se crea más hijo de puta que yo.

Para cuando salieron del edificio, Shinsou ya estaba esperando a Bakugou. Se veía hasta raro ya sin el cabestrillo después de tanto tiempo.

– Caramelito – Saludó.

– Jódete.

Bakugou ya perdió cuántas veces ya le dijo que no lo llame así, pero a Shinsou realmente no le importaba.

En el área de trabajo se mantenía profesional –solo en voz baja le decía así–, y al ver el sonrojo que ocasionaba su apodo en Bakugou, intuyó que al rubio no le disgustaba tanto como demostraba.

Además, la cara que ponía Todoroki al escucharlo llamar así a Bakugou hacía que valiera la pena.

– Entonces te veré mañana, kitkat – Todoroki no se quedó atrás con sus apodos. Shinsou sintió un tic en el ojo.

– Cállate tú también.

Todoroki pensó. En serio, usó su cerebro. Y después de un pequeño lapso de tiempo que duró segundos, decidió que se arriesgaría.

Sero ya lo hacía, y Bakugou le dijo que eran prácticamente amigos. Tenía derecho, ¿No?

Así que armado de valor, se inclinó, Bakugou no se apartó porque no le dio tiempo y Todoroki le dio un beso en la mejilla y lo hizo sonar.

Bakugou no tardó en quitarse casi de inmediato, como si el toque le quemase. Tenía las mejillas rojas y casi se le iba el habla.

– ¡¿Q-Q-Qué crees que haces?! – Se tocó la mejilla.

– Lo que hacen los amigos – Todoroki sonrió y para evitar otro reclamo, añadió – Sero lo hace.

Bakugou cerró su boca ante cualquier queja. Todoroki tenía razón, Sero se tomaba sus libertades, solo porque eran amigos.

Pero hasta donde sabía, Todoroki y él no eran amigos.

– ¿Te crees con muchas libertades para con Bakugou, no es así?

– No creo, las tengo por ser su amigo. Cosa que tú es más que claro que no tienes.

Bakugou no supo en qué momento es que Shinsou y Todoroki quedaron encarados. Al tener ambos alturas similares, se quedaron viendo a los ojos con desafío.

Shinsou siempre fue un tipo que era fácil de provocar, no tanto como Bakugou, pero no rechazaba un desafío. Y Todoroki, bueno, Bakugou nunca lo vio así.

Tal vez estaba tan seguro cuando salían de que nunca se separaría de Bakugou que ahora es cuando recién notaba las amenazas que hay alrededor del rubio.

– Ya basta ustedes dos, par de inútiles – Bakugou intentó sin muchas ganas de detener la pelea.

No iba a ser tan patético para meterse entre ambos y detenerlos cuál protagonista de película romántica para pubertos. Pero tampoco quería que se golpearan por él.

Cabe aclarar que por su reputación, no porque se preocupe por su salud.

– Ahora ya veo porqué te dejó – Shinsou sonrió, revelando que ya sabía que esos 2 habían salido.

– ¿Quieres romperte el otro brazo?

– ¿Por qué no vas a llorarle a Papi?

– Ugh, son imposibles – Bakugou bufó por el exceso innecesario de testosterona mientras daba media vuelta.

No sabe cómo acabó la riña, pero solo avanzó unos minutos cuando Shinsou ya estaba a su lado.

– Hay veces en las que te odio – Comentó hastiado.

Shinsou lo miró con una sonrisa de autosuficiencia antes de responder.

– No importa. Siempre y cuando sean más las veces en que me ames.









































N/A: ¿Shinsou? ¡Qué galán!
Los edits de shinbaku cosplay en tiktok me tienen inspirada, así que se viene mucho de ese ship 😈

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