27.

Al día siguiente, Bakugou se despertó por los estornudos de Sero. Generalmente ese se despertaba después de él –porque era fin de semana–, pero por alguna razón, hoy decidió levantarse antes.

Se dio un arreglito rápido con sus cosas de belleza antes de ponerse las pantuflas e ir donde Sero todavía seguía estornudando.

Cuando llegó a la cocina/comedor, se sorprendió al ver casi todo cubierto de tulipanes amarillos. Tenía pequeños ramilletes esparcidos por todos lados y el olor a planta fresca inundaba el dormitorio.

Quizá fuera eso lo que hacía que Sero estornudara tanto.

– Sí una planta hipoalérgenica te está haciendo estornudar entonces estás más jodido de lo que creí – Bromeó Bakugou dirigiéndose a la cocina para servirse un poco del café de la cafetera.

– Es por la cantidad que me da alergia – Se quejó Sero con voz gangosa y limpiando su nariz en una servilleta – Los tulipanes tienen poco polen, pero tantos se convierten en una bomba alérgica.

– Sí, claro – Bakugou rodó los ojos mientras caminaba hacia las flores con la taza en su mano – ¿De dónde salieron? – Preguntó para después tomar un sorbo.

– Un repartidor vino muy temprano en la mañana – Sero volvió a limpiarse la nariz – Dijo que traía un pedido. Preguntó si era la dirección correcta y me hizo firmar. Creí que eran mis nuevos materiales de pintura.

Durante la explicación, Bakugou se dio cuenta de que algunos de los ramilletes tenían tarjetas atadas. Tomó una para verla mientras seguía escuchando la historia de cómo entraron al dormitorio.

– El repartidor entró con otros 2 tipos más y llenaron la casa de las flores. Apenas y tuve tiempo para reaccionar cuando ya se estaban yendo y me dijeron "pase lindo día".

– Agradece que al menos te dijeron eso – Bakugou seguía examinando la tarjeta de ambos lados en busca del remitente – ¿Viste quién las envió?

– Apenas y pude leer la fecha.

– Eso te servirá de escarmiento para no andar firmando cosas de desconocidos.

– ¿Huh? – Sero se dio cuenta de la tarjeta que tenía después de dejar de estornudar – ¿Qué es eso?

– Una tarjeta – Dijo Bakugou como si fuera obvio.

Se hizo un silencio para ver si alguien decía algo, pero al ver que Bakugou no iba a revelar nada más, Sero tuvo que presionar.

– ¿Qué dice?

Bakugou se hizo el desinteresado y bebió más de su taza de café.

– Que son para mí – Se encogió de hombros – Pero eso no me sorprende.

– ¿Qué quieres decir?

– Vamos, idiota – Se burló – Mírate a ti y mírame a mí. Era obvio que las flores son mías, incluso si quien las envió no hubiera puesto mi nombre.

Sero rodó los ojos ante la muestra de vanidad de su compañero, pero aprovechó la distracción y arrebató la pequeña tarjeta que Bakugou tenía en sus manos.

– ¡Oye, dame eso! – Bakugou intentó quitársela cuando se alejó para leerla bien.

Que la belleza de tu rostro no desvíe la luz solar de los tulipanes – Sero leyó con voz de poeta de bajo presupuesto – ¿Quién escribe esta basura?

– Es, MI, basura – Bakugou hizo énfasis en el mi, recuperando la tarjeta de las manos de Sero – Y quién lo escribió no te importa.

Pero claro que a Sero le importaba. ¿Cómo era alguien capaz de mandar tantas flores a su dormitorio? En especial si se las manda al chico del que está enamorado.

Le estaban quitando las oportunidades que había recuperado al hacerle a Bakugou un retrato mitad estilo academicismo mitad romanticismo.

Por otro lado, Bakugou sabía perfectamente quién le mandó las flores.

No pensó que Sero fuera tan estúpido como para no recordarlo, porque solo una persona hasta el momento le ha dado tulipanes amarillos.

Shinsou.

Y no es que Shinsou sea millonario o tuviera un invernadero especial para esas plantas –porque las flores en Japón no son baratas–, pero Aizawa vendía flores y bueno, el chico es gandalla.

Probablemente se las sacó a su tío a mitad de precio o menos, todo para mandarle a Bakugou montones de flores que indicaran que estaba interesado.

Y Bakugou casi tuvo ganas de revender los tulipanes.

De no ser porque eran sus flores favoritas lo hubiera hecho, y no porque no apreciara el gesto, pero quería comprarse unas cositas extras y el sueldo de la cafetería no alcanzaba.

Y si las aceptaba significaría que estaba de acuerdo en que Shinsou lo cortejara. Y al parecer, el término "cortejar" ya no se usa en este siglo.

– Creo que no hay espacio para todas... – Murmuró mientras dejaba su taza y tomaba el florero donde estuvieron los antiguos tulipanes.

Fue como si Sero se diera cuenta con ese pequeño comentario de quién es el culpable de que casi se ahogue.

– Ese zombie dislocado me las va a pagar... – Farfulló entre dientes y con voz tan baja que Bakugou no le entendió.

– ¿Qué mierda andas despotricando?

Sero no respondió, fue a la cocina donde terminó lo que sea que estaba haciendo antes de que llegaran los tipos a traer las flores y Bakugou le dio su espacio.

Se notaba irritado y Bakugou sabe que si hay algo que no hay que interrumpir es a un hombre ahogándose en su propia ira.

Acomodó los tulipanes en donde pudo, oliendo de vez en cuando las flores y juntando las tarjetas con frases entre cursi a sin sentido que solo a Shinsou se le podían haber ocurrido.

Por fuera no lo demostraba pero se sentía increíblemente mimado de recibir tantas flores.

Y no sólo eso, eran sus favoritas. Shinsou lo sabía porque un día lo dijo de forma random, no pensó que el cabrón retuvieron esa información.

No sabía cuán feliz le haría ese detalle. No recibía flores desde..

Bakugou se quedó quieto, estático; tragó saliva y la cara se le transformó en una de susto.

Claro, desde que salía con Todoroki.

Con todo el altercado de la mañana casi olvida lo que lo tuvo despierto la mitad de la noche.

El beso de Todoroki.

Fue en la mejilla, como si fueran amigos. Sero lo hace, el resto de su grupo de idiotas también. Pero ayer fue diferente, fue un cosquilleo interno que le hizo olvidarse por un momento de que ya no le importaba.

De que se suponía que ya no debía importarle lo que pasara con Todoroki. Porque ellos 2 ya eran historia. Agua de otro charco, mosca de otra mierda, etc.

Si ayer ellos...

Bakugou asentó con un poco de demasiada fuerza el florero. Incluso temió que se hubiera roto.

Si Todoroki le hubiera dado un beso en la boca, hoy Bakugou estaría tan enojado hasta el punto de llorar de frustración. Porque ayer él no fue quien desvió el beso, si no Todoroki.

Y darse cuenta de que quería que lo besara lo hacía sentirse fatal.

No volvería a cometer un error como ese, no debía, bajo ningún motivo. Todoroki es su pasado, y debe permanecer enterrado hasta lo más profundo.

Soltó un suspiro mientras veía la hora. Se le estaba haciendo tarde para irse a la cafetería. Y aunque hoy entraba tarde, prefería disfrutar su tiempo libre de ocio.

– ¿Vas a desayunar? – Sero llamó su atención y lo sacó de su monólogo interno.

– Como sea – Contestó mientras también iba a la cocina.

Con el asunto de los tulipanes de Shinsou y de la sesión de estudio con Todoroki, le esperaba un largo día.























































N/A: Recuerden seguir apostando a su galán favorito. Y cualquier idea será bien recibida. No olviden dejar su estrellita y un comentario, recuerden que eso me anima a seguir escribiendo uwu.

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