22.

Después de un largo día de escuela y de clientes molestos, Bakugou estaba listo para irse a casa. Sero fue a buscarlo como siempre, solo que no a la hora a la que acostumbraba.

En realidad a Bakugou no le importó. Se despidió de todos, y comenzó a caminar con Sero para irse a los dormitorios.

Cuando Bakugou llegó al edificio y abrió la puerta, no se esperaba una cena servida en la mesa.

Su asombro fue tal, que Bakugou tuvo que mirar con los ojos entrecerrados a Sero para asegurarse de que no planeaba nada extraño. Se veía nervioso.

– Uh, ¿Sorpresa? – Sero sonrió con su extraña pero característica sonrisa tétrica.

– ¿Qué es esto? – Indagó mientras se quitaba los zapatos y dejaba sus cosas en el sofá.

– Quería seguir con mis agradecimientos a ti por no dejar que me muriera de hambre.

Bakugou examinó con cuidado los platillos sobre la mesa. Se preguntó por qué ese día, Sero fue a buscarlo exactamente a su hora, puesto que siempre iba como 30 minutos antes.

Ahora la respuesta estaba frente a él. Era pasta, con boloñesa. No era algo difícil de hacer pero era una cena caliente que comer después de un largo día de trabajo.

– ¿Y la vela?

– ¿Ambiente?

Una vela rosa y larga estaba justo en medio de la mesa, iluminando de forma tenue los platillos –sin contar la luz de la puerta–. Bakugou miró a Sero de forma intensa hasta el punto de ponerlo incómodo.

Después, el rubio suspiró, mojó sus dedos pulgar e índice con su lengua y los usó para apagar la luz de la vela. El típico "tssss" fue lo único que se escuchó en el silencio incómodo.

– No seas payaso – Regañó – Y enciende la maldita luz.

Sero murmuró algo de que al menos un gracias estaba bien mientras encendía la luz. Bakugou realmente tenía hambre, y la cena estaba caliente, por lo que optó por primero comer y después bañarse.

El platillo de origen italiano –que de italiano no tenía nada esta versión– se comía con un utensilio poco frecuente para la gente en Japón: el tenedor.

Bakugou lo miró unos segundos antes de sumergir el cubierto en la pasta, pensando en que podría ser un alimento que le facilitara la hora de comida a Shinsou.

– ¡Bakugou!

– ¡¿Hah?!

Casi se olvida que estaba comiendo con alguien más. Sero le miraba desde hace buen rato y por cómo gritó, era probable que intentara llamar su atención desde hace segundos.

– Te pregunté si estás libre el viernes.

Eso cambiaba todo. Mencionar que los viernes son su día de descanso tal vez no fue la mejor de las ideas.

Y en vista del intento de la –Bakugou se niega a aceptarlo– evidente cena romántica, no pensó que fuera buena idea salir de nuevo con Sero.

– ¿Por qué?

Sero dudó. Pero decidió que al final, no perdía nada con intentar pedirle el favor. Lo peor que podría pasar sería que le diga que no.

– Iré al grano – Empezó – La cena en realidad no es agradecimiento porque me mataras el hambre.

– Sí, eso supuse...

– Pero – Interrumpió la interrupción – La vi como una buena forma de pedirte un favor.

Bakugou le miró con curiosidad y una ceja arqueada. Cuando Sero le miró a los ojos, él asintió con la cabeza, pidiéndole que continúe.

– Mi clase de artes dejó un proyecto.

– ¿Ajá?

– Y requiero de un modelo...

– No.

– ¡Ni siquiera me dejaste terminar!

– ¡No! ¡Odio modelar! ¡Y lo sabes!

La idea de pasar un día de descanso modelando desnudo frente a Sero no le divertía en lo más mínimo.

– ¡E-Es con ropa! – Explicó a una duda que nunca fue exteriorizada.

– ¡De todas formas no!

– ¡Por favor! – Suplicó Sero – Necesito un modelo vivo para un retrato. Y tú tienes experiencia en eso.

Claro, con 2 padres diseñadores de ropa, fue obvio para Bakugou verse rodeado de todo lo que conlleva su apellido. Fama, fortuna, cámaras.

Cuando nació, sus padres se inspiraron tanto que crearon una línea de ropa de bebé. Y alguien tenía que modelarla. ¿Quién mejor que la fuente de inspiración?

Así sucedió cada que crecía una etapa de su vida. Hasta la mayoría de edad, Bakugou modeló cada línea de ropa. Ya estaba harto de todo eso –del trabajo, no del dinero–.

– ¡Detesto modelar!

– ¡No tienes que modelar! ¡Solo tienes que quedarte quieto 3 horas!

– ¡No, pues que gran cambio!

Pensar que Sero estaba siendo demasiado complaciente solo porque quería un favor. Bakugou se sintió traicionado.

– Por favor – Rogó – En serio, en serio quiero que tú seas mi modelo.

Bakugou ya estaba listo para volver a negarse y mandarlo al demonio, pero el tono lastimero de Sero más sus siguientes acciones se lo impidieron.

Sero le tomó sorpresivamente de la mano, y la sujetó con ambas de las de él. Le miró de forma tan suave que Bakugou se quedó con cualquier queja atorada en la garganta.

– Pídeme cualquier cosa – Le dijo en voz baja – Cualquier cosa que esté a mi alcance, te la daré. Solo acepta ser mi modelo.

Bakugou agradeció apagar la estúpida vela porque de lo contrario el ambiente sería todavía peor de lo que es ahora. Parecía una confesión.

La cosa aquí era que Sero requería de un modelo; pero no quería cualquier modelo, lo quería a él.

– Uhg – Se vio obligado a girar la cara para que no viera su sonrojo – Está bien, cara plana. Pero te va a costar caro.

– ¡Gracias, gracias, gracias!

Y tal cual como Sero acostumbraba a hacer después de obtener el permiso de amigos, le tomó de la cara y le dio un beso caricaturesco en la mejilla.

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– Bakugou, no puedo evitar cuestionarme...

Bakugou dejó de limpiar el mostrador para mirar a Kendou. La chica desde que empezó el turno no ha dejado de mirarlo y era obvio que tenía algo que decirle.

– Suéltalo ya – Apresuró.

– ¿El tipo de los snake bites es tu novio?

Bakugou le dio la cara de repugnancia e incredulidad mas exagerada ante la pregunta. Kendou supo la respuesta con el sutil gesto facial de su compañero de trabajo.

– Supongo que es un no.

Kendou se hizo a la loca, limpiando su lado del mostrador con tanta fuerza que parecía querer destruir el material. Esperaba que aquello funcionara para cambiar el tema de conversación.

– ¿Por qué mierda preguntas eso? – Claro, no funcionó.

– Pues, nada más – Siguió tallando, evitando el contacto visual.

Bakugou iba a seguir presionando a la chica, de no ser porque una de sus superiores –tanto en trabajo como en universidad– le respondió a su pregunta con sinceridad.

– Viene a buscarte diario, se van abrazados y más de uno los ha visto darse besos. Todos pensamos que si.

– Con el más mínimo respeto, ¿a ti quién carajos te preguntó? – Cuestionó irritado – ¡Es un hábito asqueroso escuchar conversaciones ajenas!

Pese a su regaño, Bakugou no pudo evitar sentirse un poco hipócrita.

La chica no se asustó de su arrebato de rabia; es más, se rio de cómo se lo estaba tomando todo. A Bakugo se le hinchó una vena en la nuca.

– Bueno, es obvio que querías saber. Y Kendou-chan no te iba a decir.

– Nejira-senpai, por favor no meta más leña al fuego – Se escuchó el ruego de la otra chica.

– ¡No es mi jodido novio! – Casi sonó como un graznido – ¡Y yo no beso a nadie! ¡Ese cabrón se cree que tiene el derecho de besarme la mejilla solo porque somos "amigos"!

– Pero si a ti no te gusta, simplemente puedes decirle que no lo haga.

La cuestión aquí era que fue Bakugou quien le dijo que estaba bien. Solo que no pensó que Sero fuera a hacerlo más seguido, pero el resto de su grupo de idiotas también tenía el permiso de besarlo.

Kaminari incluso le mordía las mejillas después de hacerlo.

– Claro, suponiendo que no te guste – Murmuró Kendou notando el sonrojo de Bakugou.

– ¡Y no lo hace!

Para tal punto, Bakugou estaba rojo de irritación y de vergüenza. No obstante, la plática dio fin cuando su encargado les pidió ponerse a trabajar.

– Oigan, pueden hablar mientras limpian, recuerden las cámaras.

Shinsou pese a tener el brazo todavía en cabestrillo, hacía lo que podía. Llamarle la atención a sus empleados era lo común.

Nejire se fue a otro lado y un cliente llegó, por lo que Kendou tuvo que atender. Bakugou se quedó limpiando el mostrador porque desde la plática, dejó de limpiar.

– Oye – Shinsou llamó su atención – ¿De qué hablaban?

Bakugou frunció el ceño y se sonrojó. No le miró cuando le respondió a su pregunta.

– Nada que te importe.

Pero lo que Bakugou no sabía, era que Shinsou sí escuchó. Y que ahora planeaba cómo pasar de jefe a amigo, para después de amigo a novio.






























































N/A: Ustedes "Que se quede con Shouto, porque es rico".
Shinsou y Sero en corto:

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