15.

Durante el examen las cosas fueron silenciosas. Todos estaban con sus propias preocupaciones al contestar mientras que el profesor permaneció sentado en su escritorio de lo más tranquilo, disfrutando del espectáculo.

Bakugou miró por el rabillo del ojo a su lado, notando a Todoroki concentrado. Todoroki tenía la manía de mover la ceja izquierda cuando pensaba mucho. Lo cual, no pasaba a menudo.

Dejó de mirarlo y se concentró en su propio examen. Según lo que pudo estudiar en las horas libres que tenía de trabajo y hoy entre clases, tal vez le fuera decente. No sacaría A+, pero hasta una B, Bakugou se conformaba.

Cuando terminó su examen, suspiró. No faltaba mucho para que termine la clase, pero tampoco iba a pararse para perjudicar al resto de la clase. Esperó y cuando el sonido de la alarma del reloj perturbó a todos, fue momento de entregar.

Bakugou recogió sus cosas mientras Todoroki hacia lo mismo, y después escuchó que le hablaban.

– ¿Puedo acompañarte hoy? – De nuevo la misma pregunta de ayer.

Solo que hoy, Bakugou se tomó su tiempo en responder. Su ceño se frunció, pero solo de forma leve. Apretó los labios mientras pensaba su respuesta. Y al final, volvió a repetir lo mismo.

– No.

– Está bien – Todoroki tomó sus cosas y salió junto con él.

Cuando llegaron a la salida del edificio Shinsou ya estaba ahí. Bakugou miró por el rabillo a Todoroki y fue apenas imperceptible, pero le vio tener un tic en el ojo. Sin embargo, no dijo nada a diferencia de ayer.

– Nos vemos mañana, Bakugou – Se despidió Todoroki. Su tono de voz sonaba molesto.

Bakugou no contestó pero Todoroki tampoco esperó respuesta. Le vio la espalda mientras se iba, y después fue hasta donde estaba Shinsou para caminar al trabajo.

No respondió al saludo de Shinsou, su mente estaba en otros asuntos.

Cuando empezaron las clases de su optativa, Todoroki había sido como un grano en el culo. Fastidioso como la verga, a tal punto de llegar al hostigamiento; Ahora le daba su espacio, justo después de aclararle todo el malentendido con Deku.

Era lo que Bakugou quería. Espacio. Al inicio del ciclo escolar se dijo a sí mismo que era una nueva persona, que quería enfocarse en sus estudios.

Tener a esos 3 idiotas cerca arruinó sus planes universitarios, pero le gustaba que al menos a uno de los 3 le funcionaran las neuronas.

– ¿Bakugou? – Como la tercera vez que Shinsou le llamó, Bakugou reaccionó.

– ¿Huh?

– Ya llegamos – Y sí, la entrada a la cafetería estaba frente a ellos.

– Uh, claro...

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Al final de su jornada laboral, Sero ya estaba esperando en la barra.

Hoy Bakugou no estuvo tentativamente platicador, pese a que de por sí no lo era. Pero no hubo gritos o insultos, y sus compañeros le tenían que hablar mínimo 3 veces para que les diera atención.

Estaba distraído, perdido en sus pensamientos. Shinsou lo notó desde que fue a buscarlo pero por más que intentó sacar el tema a discusión, Bakugou estaba tan ensimismado que no daba resultados.

Su distracción era tanta que Shinsou lo movió de barra a limpieza general. Con la mente en otro lado, era peligroso tenerlo en caja o preparando bebidas.

El día no estuvo movido por lo que la limpieza de áreas era de vez en cuando. Con suficiente tiempo para que Bakugou trabajara y pensara en sus cosas al mismo tiempo.

Cuando la cafetería estuvo por cerrar, ya solo quedaban los empleados y Sero.

– El lugar ya está cerrado.

– Lo sé.

La pequeña discusión logró sacar a Bakugou de sus pensamientos. Estaba terminando de limpiar las mesas cuando el sonido de voces familiares llamó su atención.

– No puedes estar aquí – Sero se encogió de hombros ante la frase.

– Es un país libre.

El resto de sus compañeros limpiaban y hacían lo suyo pero pendientes a la riña de su encargado con el único que no pertenecía al equipo de trabajo.

Incluso Kendou le dio un manotazo al chico que hacía corte de caja para que no se confundiera con el dinero.

– Sí, pero la cafetería es propiedad privada – Shinsou sonó más amenazante – Y por sí no lo has notado, ya está cerrada.

– Gran observación – Sero sonaba hasta aburrido del regaño – ¿Y eso me afecta a mí por que...? – Dejó la pregunta al aire.

– Estorbas.

– Ouch – Fingió dolor de la palabra.

– Cara de soya – Bakugou no pudo evitar meterse en la conversación, llamando la atención de los 2 chicos – Espérame afuera.

– Pero...

– Afuera – Repitió Bakugou entre dientes. Shinsou se rio sin ruido.

– Bien – Casi a regañadientes, Sero se levantó de donde estaba, para salir – No tardes, chihuahua.

Realmente que Sero estuviera adentro o afuera no hacía ningún cambio, pero para salud mental de todos, era mejor separarlo de Shinsou.

Ya todo estaba hecho, faltaban mínimos detalles mientras el resto veía que todo estuviera en su lugar y no se quedara olvidado nada. El corte de caja quedó hecho después de revisar 2 veces que todo estaba correcto.

– Listo – Dijo el cajero mientras tomaba sus cosas – Vámonos que no pagan extra.

Casi como si fuera fila de preescolar, todos fueron saliendo. Y claro, Sero estaba ahí afuera, apoyado en la pared mientras esperaba. Bakugou ya estaba por ir por él cuando una mano lo sujetó del brazo.

– Buenas noches, caramel macchiato.

Bakugou no sabe a qué vino el apodo, pero tal como pasó de rapido todo también se fue. Solo cuando Sero se paró a su lado y le puso su brazo sobre los hombros, reaccionó.

– ¿Nos vamos? – Le preguntó Sero, mientras veía con seriedad la espalda de Shinsou.

– Cállate y camina.

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El tercer día que Todoroki preguntó si podía acompañarlo, Bakugou volvió a decir que no. Sin embargo, eso no quedó ahí.

– Cara de ojeras me acompaña de aquí al trabajo – Explicó. Observó el rostro de Shouto hacerse más expresivo en mal sentido – Y el sonrisa de caballo, saliendo del trabajo al dormitorio.

Se hizo un silencio incómodo. Sobretodo para Todoroki, quien no sabía qué tenía que ver eso con él. Su mueca de disgusto ya era bastante evidente.

– ¿Y? – Preguntó cuando Bakugou hizo una pausa.

– Tengo libre el espacio del dormitorio a la facultad – Comentó y esperó.

Bakugou sabía que sonó como si diera citas de algo, ya sea de belleza o médicas. "Estoy disponible tal día a tal hora" como si fuera agenda sonaba estúpidamente mal y sin embargo:

– ¿En serio puedo acompañarte?

La cara de Todoroki se iluminó de pronto. Su gesto de molestia anterior se había esfumado. Incluso su sonrisa por el que las chicas se desmayaban estaba en su rostro.

– Como sea – Se obligó a decir, desviando la mirada y sintiendo las mejillas rojas.

Bakugou se apresuró en salir del aula porque la otra clase ya iba a empezar y Shinsou de seguro lo esperaba afuera. Todoroki fue tras de él.

– ¿Puedo ir por ti mañana? – Preguntó más animado – Sé que no tenemos clase juntos, pero quiero acompañarte.

La contestación vino después de un par de segundos, mientras Bakugou lo pensaba. Era su culpa por ser débil, por lo que no quedaba de otra más que decirle el número del dormitorio.

– Edificio A, Piso 4. Habitación 420 – Su dirección funcionó como respuesta.

– Entendido. Gracias y nos vemos mañana – Se despidió mientras lo dejaba caminar solo.

Bakugou lo observó alejarse mientras caminaba, hasta llegar al lado de Shinsou. El chico le saludó y recordando el apodo de ayer, también jugó sus cartas.

Expresso con patas – Fue su saludo con un asentimiento de cabeza.

Lo pasó de largo para seguir caminando sabiendo que Shinsou igual iba a seguirlo. Sobre todo porque tendría quejas respecto al apodo nuevo con el que lo bautizó.

– ¿Cómo que expresso con patas? – Bakugou sonrió ante la pregunta.


















































N/A: Como dije, quiero que sea burlas a los clichés, pero también que no sepan cuál elegir. Todoroki fue quién más la cagó, por lo que hay mucho que trabajar. Los otros 2 van tomando ventaja. Esperemos que no por mucho.

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