13.
Shinsou tenía automóvil. No uno de lujo, o de años recientes, pero tenía. Peor sería ir a pie o en metro, por lo que Bakugou en teoría no debía quejarse. De todas formas, el camino fue sin hablar.
Shinsou le abrió la puerta para que entrara, e incluso le quiso poner el cinturón, pero un manotazo de Bakugou lo puso en su lugar. No quería trato de princesa, al menos no mientras no tuviera novio.
Durante el camino no dijo nada y Shinsou puso la música para que no fuera solo un silencio incómodo. Al menos así, la escena tenía un soundtrack. Bakugou miró por la ventana hasta que llegaron al lugar.
– Aquí es – Dijo Shinsou cuando se estacionó.
Bakugou abrió la puerta antes de que Shinsou viniera a hacerse el caballero, y salió para darle un vistazo al lugar. Era llamativo, con un nombre enorme y rodeado de luces de neón, las puertas de cristal dejaba ver parte del interior.
Al entrar fueron recibidos en la zona de pago. Era parecido a la fila de boletos del cine, y tenía pantallas que daban indicaciones, costos de los boletos y horarios. Las luces de neón también hacían brillar el lugar al punto de lastimar los ojos.
– Shinsou, mi hermano – Uno de los trabajadores saludó.
– Tetsu, ¿Qué dices? – Ambos se saludaron con un apretón de manos más informal y exagerado.
– Qué sorpresa verte por aquí. Sé que no te gustan este tipo de cosas – Bakugou entrecerró los ojos por el comentario, pensando en ello.
– Siempre hay una primera vez para todo – Shinsou se encogió de hombros – Por cierto, él es Bakugou. Trabajamos juntos.
– ¿Qué hay, hermano? – Bakugou no contestó verbalmente pero asintió – No es muy hablador, ¿eh?
– No lo provoques. Puede que tenga un corto vocabulario pero cuando le das cuerda, no hay quien lo pa... ¡Ouch!
Bakugou le había dado un codazo a Shinsou en el brazo. No vino aquí a que se burlaran de él, vino porque quería escalar. Y con una mirada se lo dio a entender a Shinsou.
– Cierto, ¿Podrías darme 2 entradas? – Ahora sí, ya se entienden.
– Seguro, hermano.
Mientras Shinsou compraba los pases a la vez que se sobaba el brazo donde le golpeó, Bakugou miró hacia donde la entrada para los juegos. No sólo tenían para escalar, si no juegos de video y laser tag; había muchos chicos disfrutando de ello.
Adentro, todo era más colorido y ruidoso de lo que era afuera. Pero la atención de Bakugou fue directamente a donde estaba lo que le interesaba. El gran muro artificial para escalar resaltaba en todo el lugar por el tamaño. Los ojos de Bakugou brillaron como los de un niño.
– ¿Y bien? – La pregunta de Shinsou hizo salir de su ensoñación a Bakugou.
– Tch, no está mal – Se obligó a fingir indiferencia.
Ambos caminaron hasta donde se encontraban los empleados al lado de los equipos de protección. Les dieron un saludo y después de una pequeña explicación casi robótica, procedieron a darles el equipo y ayudarles a ponérselos correctamente.
– Debo admitir – Shinsou habló mientras le ponían la cuerda de seguridad a su cintura – Qué estoy un poco nervioso.
– ¿Por qué? – Bakugou arqueó una ceja, también terminando con lo suyo.
– Nunca había hecho algo como esto.
Aquella frase sin duda sorprendió a Bakugou. Porque, Shinsou fue el de la idea, Shinsou fue el que le trajo, Shinsou fue quien pagó las entradas. ¿Cómo que era su primera vez en estas cosas?
– ¿Qué?
Una voz automatizada se escuchó seguido de imágenes ilustrativas en las pantallas. Mostraban la manera correcta de subir, qué hacer en caso de caer y cómo funcionaba la cuerda de seguridad para evitar accidentes letales.
– Muy bien, entonces ¿Empezamos? – Shinsou se mostró muy animado para ser alguien que no sabía qué hacer.
– No voy a cuidarte el trasero – Advirtió Bakugou – Me importa un carajo que no sepas nada.
– No pretendía que así fuera – Shinsou sonó confiado y le dio una sonrisa a Bakugou que le sonrojó – ¿El primero en llegar a la cima gana?
– Hecho, no esperes piedad, minion zombie – Y sin esperar alguna señal, Bakugou escaló.
No fue sencillo, pero tampoco fue difícil. Bakugou sí sudó, por el esfuerzo; así como también le empezaron a doler los músculos por la fuerza que usaba al subir cada piedra falsa. Pasó tiempo desde que no hacía eso, pero bien dicen que lo que bien se aprende no se olvida.
No miró abajo, por orgullo y porque se mareaba. Pasó a algunos otros jóvenes que también estaban escalando –oigan, la montaña falsa era propiedad libre, que escale quien quiera– y se sintió casi en la gloria al ver el final permitido.
Fue cuando llegó a lo más lejos que pudo respirar con tranquilidad y satisfacción para ahora sí, mirar hacia abajo. Shinsou se quedó a medio camino y ahora colgaba de su cuerda de seguridad que le evitaba una caída espantosa.
Pero la humillación, esa sí no se la quitaba nadie. Bakugou tuvo que aguantarse la risa, justo como otras de las personas que también subían.
Después de estar satisfecho de su burla, decidió bajar. Con cuidado, hasta que llegó a donde Shinsou ya se había vuelto a sostener de las piedras coloridas artificiales. Le dio una sonrisa de satisfacción.
– Creo que gané.
– ¿A dos de tres? – Preguntó Shinsou con una sonrisa incómoda. Bakugou resopló.
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Después de muchas humillaciones, decidieron descansar. Shinsou compró unas hamburguesas con papas en el restaurante del lugar, además de las bebidas.
Bakugou sacrificó comer en vez de seguir jugando. Después de todo, si al terminar de cenar volvía a escalar la pared falsa, era probable que vomitara encima de todos.
Shinsou perdió más la dignidad que la competencia en sí, pero fue divertido para ambos. Durante la cena silenciosa, Bakugou no pudo evitar preguntar:
– Oye – Le llamó – No entiendo. Si nunca habías hecho algo como esto, ¿Por qué me trajiste aquí?
Shinsou tragó lo que tenía en la boca y después de un sorbo de refresco, decidió explicarse.
– Porque sé que te gusta a ti – Dijo de forma simple, y volvió a llevarse la pajilla en la boca.
Bakugou se sorprendió por la sinceridad. Después de todo, Shinsou lo hacía ver como si no fuera la gran cosa. Pero si fuera Bakugou quien tuviera que ir a un sitio nuevo que no sabe si le gustará o no, de inmediato se hubiera negado. No importa que para la otra persona fuera su actividad favorita.
Shinsou le invitó a un sitio de su gusto, aunque nunca hubiera hecho algo como eso. Era un grado de madurez que Bakugou quería alcanzar algún día.
– ¿Quieres que pida el resto para llevar? – Shinsou se preocupó un poco cuando Bakugou se perdió en sus pensamientos.
– No, yo... – Bakugou regresó a la realidad – Estoy bien. Voy a terminar y... creo que quiero irme.
Si bien, Shinsou se preguntó mentalmente qué hizo mal para que Bakugou ya se quisiera ir, no lo preguntó. Terminó de beber su refresco mientras Bakugou terminaba su propia cena.
– Muy bien – Shinsou dejó el vaso vacío a un lado – Entonces come y salgamos de aquí.
Bakugou así lo hizo y en menos de 10 minutos ya estaban saliendo del lugar. Se subieron al automóvil y avanzaron en silencio entre ellos, solo la radio reprodujo música para darles sonido de fondo.
Bakugou se sentía... bien. Es decir, al principio tenía sus dudas pero la salida no fue tan mala. Se divirtió y no le costó ni un yen. Solo que temía que Shinsou pensara que eso los volvía más cercanos.
– Oye – Bakugou rompió el silencio en un semáforo – Lo de hoy... no quiere decir que...
– Está bien, Bakugou – Shinsou lo tranquilizó. Le puso una mano en el muslo para calmarlo. Aquello no hizo mas que poner nervioso al rubio – No tiene que significar nada. Sólo 2 colegas que se divierten al salir del trabajo.
Era una definición bastante buena. No involucraba ningún vínculo afectivo, que era justo lo que Bakugou no quería.
Pero no entendía porqué aún así se sentía ansioso. Podría ser la mano que todavía tiene en el muslo.
– Sí como sea – Bakugou se removió y Shinsou quitó la mano – Me alegra que entiendas.
N/A: ¿Cómo le iran las cosas en el café ahora a Bakugou? Ya veremos. Y como siempre pido al final de cada cap. Pasen ideas para poner celosos a los cucarachos 😈
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