viii







𝟖.
CON RAZÓN ES TAN PELOTUDO

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RIO DE JANEIRO, BRASIL
Junio 2019


@isaabianchi:

paulodybala le dio like a tu historia.

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Isabella deja el teléfono en la mesa con una pequeña sonrisa. Aquel día fue el partido de cuartos de final contra Venezuela, en el cual Argentina arrasó con un sólido 2-0, asegurándose la clasificación a la semifinal. Paulo estuvo de suplente otra vez, pero entró cerca del final del juego, por lo que Isabella, que optó por llevar su cámara, logró sacarle algunas fotos antes de que finalizara el partido. Está muy satisfecha con los resultados.

Cuando llegó a su hotel, estuvo un largo rato editándolas y ahora las subió a Instagram. Hace tiempo ya que lleva subiendo sus trabajos a su cuenta para poder atraer posibles clientes, ya que a pesar de que aún no termina la carrera, igualmente le gustaría poder empezar a meterse en el mundo de la fotografía comercial. Además, necesita trabajo.

Después del partido, Isabella lo vio a Paulo por unos minutos nada más, ya que la selección de inmediato salió a comer algo porque estaban todos muy activos y famélicos. La rubia no está muy segura del por qué, pero notó que desde la última victoria en Porto Alegre, desde el mismo día que ella escuchó la discusión entre Leandro y Camila, Paulo actúa extrañamente distante.

Él no le cortó el rostro por completo, pero donde normalmente se moriría por verla, el hombre ahora se conforma con hablarle por mensaje. Isabella se debate entre dos opciones: que sea solo un truco de sus inseguridades o que algo haya pasado. Sin embargo, no planea comentar nada al respecto, ya que prefiere darle a Paulo su espacio y que él decida solo qué quiere hacer. 

Está algo preocupada, no lo va a negar. Una pequeña vocecita en su cabeza grita sin parar que la pelea de Leandro y Camila tiene algo que ver con la extraña ausencia de Paulo, pero Isabella no logra encontrar cómo conectar ambas cosas, por lo que decide vivir en la ignorancia y dejar que su novio resuelva sus temas por sí solo.

Después del partido, como no quería quedarse sola en el hotel de la selección, la rubia aprovechó para irse a su propio hotel, donde comparte cuarto con Camila misma, y ahora ahí se encuentran. Son eso de las siete de la tarde, están sentadas en la barra de la planta bajo y ya que ambas tienen motivos, beben.

–¿Por qué sonreís vos? –le pregunta Camila con una sonrisa sugestiva al verla a Isabella levantar la vista del celular como una adolescente enamorada.

–Nada. Literalmente, nada. Paulo le dio like a mi historia. Lo hace siempre, pero pasa que ahora estamos medio cada una en la suya, un poco alejados. Él está muy metido con esto de la Copa –se encoge de hombros–. Bah, creo.

Camila enarca una ceja.

–¿Creo?

–Sí, qué sé yo. Está como medio distante, pero supongo que son los nervios. Estoy dejando que lo resuelva solo porque él habla poco y nada de sus sentimientos, es más fácil acompañarlo en silencio que tratar de sacarle información porque es una tumba.

–Dios, qué paja los hombres.

–Eso mismo.

Agarran sus dobles de whisky, hacen un breve chin-chin y después beben de los tragos con muecas ante el ardor. Se quedan un segundo en silencio. Isabella la mira a Camila con vacilación, como dudando de hablar.

–¿Vos y Lean? ¿Todo bien? –le pregunta, relamiéndose el alcohol de los labios.

Qué asco llamarlo Lean. Isabella sacude la cabeza, recordándose a sí misma que tiene que mostrarse amigable si quiere sacarle algo de información a su amiga. Camila, por su parte, se encoge de hombros.

–Se, ahí. Como te dije, estamos medio distanciados.

–¿Por algún motivo en particular?

–Nos peleamos el otro día. Es que yo siento que soy cornuda y él me lo niega, y la verdad es que ya no sé si puedo confiar en mí misma porque capaz estoy flasheando. Pero te lo juro, yo estoy casi segura... y encima después él no me quiere aceptar el divorcio...

Pero claro que Leandro sería el perfecto manipulador. Con esos ojos que no dicen nada y la manera en que estudia a la gente, lo único apropiado sería que profiriera respuestas igualmente cuidadosas y premeditadas, para no generar un desequilibrio en su misteriosa actitud.

Isabella suspira y alza un poco las cejas, pretendiendo no saber todo eso ya.

–Pero, ¿por qué te gorrearía? –finalmente, hace la pregunta que la carcome hace días.

–Y... –empieza Camila, pensando por un segundo–. No sé el por qué, pero tengo una idea.

–¿Qué?

–Hace un año maso se murió el papá de Lean. Él no siempre fue tan distante y tan... no sé, mala onda. Empezó después de esto –le explica ella–. Y, bueno, yo no estuve muy presente, que digamos. No pude ir al funeral. Él estaba muy triste, pero lo escondió y yo no me di cuenta hasta mucho más tarde. Y, qué sé yo, para mí que sin darse cuenta, me resiente un poco por haberlo dejado solo. La relación claramente ya no es la misma.

–Pero, si ya no te ama, ¿por qué no aceptaría el divorcio?

–Porque me ama, me lo dice todo el tiempo y yo sé que lo dice posta –asegura–, solo que las cosas cambiaron. Yo sé que el sigue muy enojado conmigo y lo entiendo, me arrepiento muchísimo de no haber estado ahí para él. Y Lean siempre fue muy vengativo...

–¿Vos decís que te quiere lastimar a propósito?

–No sé. Capaz sí.

Isabella odia admitirlo, pero hay una pequeña parte dentro suyo que logra empatizar con Leandro. Ella nunca fue una persona rencorosa, pero entiende el sentimiento de perder a alguien y estar afrontándolo solo, sabe lo desgarrador que se siente y lo mucho que te cambia.

–Con razón es tan pelotudo –dice la rubia, medio para sí misma, pero Camila la escucha y se ríe.

–Sí. Pero no siempre fue así, eh, te lo juro. Nos conocemos hace chicos y él siempre fue un pan de Dios. Fue esto de su papá que lo cambió mucho, por no decir completamente... –la mujer agacha la cabeza, pero después carraspea–. Bue. Cambiemos de tema que me deprimo.

Isabella se ríe y está a punto de hablar, pero su teléfono vibra. Lo agarra de la barra y lee la notificación de Instagram con brevedad: sorprendentemente, esun mensaje de Leandro.

[isaabianchi] leoparedes20 ha respondido a tu historia: a mí no me sacás fotos?

La rubia la ojea a Camila con brevedad para asegurarse de que no la esté viendo. No sabe por qué, pero siente que, después de todo lo que ella le dijo, no es una buena idea que se entere que su esposo le contesta las historias. Por suerte, la mayor está distraída con el celular, por lo que Isabella abre rápidamente el chat, inclinando un poco su teléfono para asegurarse de que Camila no llegue leer nada.

leoparedes20 ha respondido a tu historia:
a mí no me sacás fotos?

isaabianchi
no

leoparedes20
no era que yo te iba a rogar?

isaabianchi
y medio que ya lo estás haciendo

Disimuladamente, Isabella levanta el celular y le saca una foto a Camila, que está distraída sonriéndole a un mensaje de texto en el celular. Se la manda a a Leandro, como una indirecta de que le puede contar a su esposa que él le contesta las historias.

isaabianchi
► Abierto

leoparedes20
qué hacés con ella?

isaabianchi
es mi amiga pedazo de mamerto

leoparedes20
a quién le habla?

isaabianchi
por qué?
estás celoso?

leoparedes20

dale rubia decime

isaabianchi
preguntale vos a ver qué te dice
total vos me escribís a mí solo para joder
o no?

Leandro lee el mensaje pero no contesta de inmediato, por lo que Isabella sonríe, triunfante. Sabe que si el de ojos azules le preguntara algo a su esposa, entonces ella podría fácilmente conectar los puntos y darse cuenta que él se está hablando con Isabella. Por este motivo, a Leandro no le queda otra que dejar el tema.

leoparedes20
sos una wacha

isaabianchi
😘

–¿Es Paulo? –le pregunta Camila de repente.

Isabella alza la mirada.

–¿Hm?

–Que si es Paulo. Sonreís como una boluda.

Isabella se pone roja casi de inmediato, con el corazón de repente galopándole en el pecho. Apaga el teléfono, lo silencia y lo apoya boca abajo en la barra, carraspeando un poco, sabiendo que Leandro seguramente le vuelva a escribir pero sin ganas de seguir hablando con él. Odia sentir que está haciendo algo mal.

–Sí, sí –asegura con una sonrisa medio apretada.

–Dios, cómo te quiere ese, eh –dice Camila con una risa, bajándose los restos de whisky de su vaso. 

–Sí –dice Isabella, asintiendo inseguramente–. Me conoce re bien, no te das una idea.

Camila se queda en silencio, pensativa. La sonrisa desaparece de su rostro con lentitud.

–Ojalá pudiera solucionar las cosas con Lean –dice suavemente mientras juguetea con su vaso vacío.

Isabella aprieta los labios y asiente, comprensiva. Le agarra una mano y le da un pequeño apretón para asegurarle su presencia a su lado, de su lado. Puede empatizar, pero muerta antes que apoyándolo a Leandro.

–Si te trata tan para el ojete, entonces ya no queda nada para solucionar, amor –le dice con cariño–. Él te va a negar el divorcio y vos te vas a decir a vos misma que sos feliz hasta que no quede nada real en su relación, y va a ser un garrón. Tenés que obligarlo a aceptar tus decisiones, no puede hacerte sufrir por el resto de tu vida y mucho menos puede obligarte a seguir con algo que vos ya no querés. Y si de verdad hay alguna parte dentro suyo que todavía te ama, entonces te va a entender. Pero si siguen juntos, solo se van a hacer daño.

Camila traga saliva mientras asiente con la cabeza.

–Cambio de tema –declara.

–Sip.






a/n –
dónde están mis team lean?

quieren una maratón?

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