Capítulo 66 ♥
Bambi:
El día poco a poco fue transcurriendo. Reconozco que me hizo bien contarle todo a Stefany, ella merecía saber toda esta situación que estoy viviendo. Sin embargo tengo que destacar cómo me siento: alejada del mundo. Siempre pienso que despejarse es de las mejores formas de sanar un poco el corazón, solo espero que no me juegue en contra el destino.
Recibo una llamada en mi celular: Mich.
— ¡Bambi! ¿Estás bien?—escucho algo preocupada a mi amiga desde el otro lado de la línea telefónica.
—Michi, tranquila, si estoy bien—contesto—¿Fuiste a mi casa, no?
—Sí, tuve un presentimiento, me quede preocupada de ayer. No te vi en tu casa así que bueno, te llamé, quería saber cómo estás hermosa.
—Bien, Michi. Me fui de casa...bueno la noche la pasé bastante mal así que por eso decidí irme y vine acá, a la zona donde vivía antes a la casa de una amiga, Stefany. Sentí que me iba a hacer bien despejarme un poco, no quería estar en mi casa ni en esa zona.
—Está perfecto Bambi, si a vos te hace sentir bien está perfecto. Te voy a esperar el domingo para cuando vuelvas por la tarde noche ¿Quieres? O en todo caso nos vemos el lunes en el colegio si llegas muy tarde.
—Dale, nos hablamos y acordamos algo, gracias por llamarme y preocuparte.
— ¡Cómo no me iba a preocupar! Ahora sí estoy más tranquila, bueno amiga, te amo, nos estamos hablando ¿Si?
—Obvio que sí, te adoro Michi—prosigo.
—Yo más bella, besitos—finaliza. Corto la llamada y unos minutos después entra Stefy.
—Bueno, bueno... sé que estuvimos mucho tiempo mirando películas y es que no teníamos otro plan con esta lluvia, pero acabo de ver en el noticiero que mañana dan sol. Tengo una idea para vos. Primero me acompañas a que cocinemos juntas como cuando éramos pequeñas—exclama y me sonrojo un poco.
—Dale... ¿Hace frío?
—No, tranquila. Por suerte hincho bastante en que pongan la calefacción a partir de las cinco de la tarde, bueno, te espero abajo eh—asiento con la cabeza. Recojo mi cabello en un rodete y deslizo la frazada con la que estoy tapada. Me observo en un espejo que Stefy tiene sobre su escritorio. Mi cara está un poco hinchada y estoy más pálida que de costumbre.
—Bambi Henderson—susurro como si le estuviera hablando a mi otro yo—esto ya va a pasar—continúo—te lo prometo.
Estoy segura de que todo pasa por algo, ese fiel pensamiento nadie me lo puede quitar, si bien hubo y hay cosas que duelen, nadie me saca la espiritualidad que llevo conmigo misma de que todo pasa por algo. Bajo las escaleras y la mamá de Stefy se encuentra sonriente.
—Ya les preparé todo para que cocinen ustedes—exclama feliz. Esta mujer siempre se muestra muy feliz incluso demasiado. Adoro su persona.
— ¡Ay mamá! No hinches—grita con un poco de lejanía Stefy riéndose.
La mamá me mira y hace una expresión, le sonrío y agradezco por todo. Entro a la cocina y siento un increíble olor familiar.
—Ya me adelanté un poquito al relleno eh, hoy vamos a hacer canelones—acota entusiasta mi amiga.
—Claramente subió mi humor—contesto.
—Por supuesto, uno de tus principios es que la comida cura—sonrío ante sus palabras.
Preparamos los panqueques, la salsa y terminamos de completar todo lo que van a llevar adentro los canelones. Recuerdo que Stefy quería proponerme algo para mañana.
— ¿Qué me ibas a decir cuando estábamos en tu habitación Stef?—pregunto seriamente intrigada.
— ¡Ay sí! Me acordé. Bueno ambas sabemos que tu visita por acá no es muy seguida y con justa razón... por eso te iba a preguntar si mañana quieres que vayamos a la casa de tus padres.
Wow, la propuesta me dejó perpleja... ¿Ir a casa de mis papás? ¿Cómo reaccionarían?
—Bambi—intenta interrumpir mis pensamientos.
—Em...—respiro—no creo que sea buena idea.
—Ya sé, amiga. Así y todo tal vez muy en el fondo de tu corazón si los quieres ver y calculo que ellos también—prosigue a la vez que acomoda los canelones en una fuente para llevarlos a cocción.
—De verdad, no sé—me detengo con la cocina y me apoyo pensativa sobre la mesada.
—Solo vos Bambi tienes la respuesta. Piénsalo tranquila, fue un consejo que tal vez te haga bien, pero acuérdate que con intentar no pierdes nada.
Y es verdad. Con intentar no pierdo nada. En si no es que no quiera verme con mis padres, sino que tal vez piensen que incumplí el pacto que habíamos hecho. Que yo no debía volver a esta zona porque correría peligro.
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