Axel:

Ambos nos sonrojamos levemente ante el encuentro.

— ¿Estuviste conmigo en el colectivo?—pregunta luego de darse vuelta para nuevamente mirar hacia el mar y continuar tirando piedras.

—Si, Bambi. Era mi mano—contesto observándola atentamente. Se ríe avergonzada.

— ¿Te pedí que me tocaras? Ay... que intenso pudo ser eso, perdón—río con gran fuerza cuando termino de escuchar sus palabras. Sus cachetes se transforman a rosados.

—Basta—acota sonriendo—estaba dormida, justificativo.

—Cuanto piensas entonces dormida—la miro con expresión atrevida.

— ¡Pendejo!—me empuja levemente con las manos sonrojándose, a lo que contesto con otra carcajada.

Luego de un breve silencio decido romper el hielo otra vez.

—Bueno, vamos a conocernos, ya ahora no me vas a gritar ¿No? Como ese primer día de clases... Inolvidable. Para que me quede claro quién era Bambi Henderson.

—Estúpido—se sonroja a la vez que me observa fijamente. Los dos no paramos de tener una sonrisa pintada en la cara. Es la primera vez que nos llevamos bien de verdad.

—Quiero conocerte, Bambi—agrego de forma sincera.

—Yo también—prosigue.

— ¿Cómo estás en el colegio?—pregunto.

—Bien, bastante bien, por suerte conocí a Mich y Alex que me acompañaron desde el primer día de clases. El curso es lindo y en fin, estoy cómoda.

— ¿No extrañas tu vida pasada?

—Solamente a una muy querida amiga...también a mi otro curso. Lo demás no.

Algo me genera cierta intriga pero, por ser el primer día que hablamos más, no puedo extender todo.

— ¿Siempre viviste en la zona?

—No. Me mudé Axel, vivía bastante lejos de esa zona—contesta sonriéndome mientras mira hacia abajo—no me arrepiento de nada igual.

—Mejor que estés bien. ¿Y tus papás?

—Casi nunca los veo porque sus trabajos es en donde vivía antes. Digamos que...me independicé demasiado este año, vivo literalmente sola la mayor parte del tiempo. Mi mamá trabaja en una editorial de revistas, mi papá es empresario de una importante marca y vive viajando.

—Wow, para la edad que tienes que seas independiente es buenísimo.

—Puede ser...—acota sonriéndome— ¿Y vos? ¿Qué onda?

Dudo si contarle mi verdadero estado emocional, que es Barbie, mi ex.

—Estuve bastante deprimido los primeros días pero ya va a pasar, este viaje sirve para despejarme mucho por suerte—noto su expresión curiosa ante mi planteamiento.

—Me alegro por vos. Ojalá te des cuenta de que la vida tiene otras cosas lindas también, hay que ser optimista y salir adelante, no queda otra, aun así cuando sientas que no hay salida—finaliza. Vuelve a recoger una piedra para seguir entretenida.

Bambi parece demasiado madura, desde el primer día que la vi sentí algo distinto en ella y tal vez es eso lo que me llama increíblemente la atención.

— ¿Tus papás?—pregunta.

—Divorciados desde que soy pequeño. Vivo con mi mamá, es un amor de persona, estos días no la estoy viendo porque se encuentra de viaje con sus amigas.

—Qué lindo que tengas una mamá amorosa.

Sonrío levemente para recoger piedras y también tirarlas al mar.

— ¿Y qué vas a estudiar?

—Comercio—contesto.

—Wow, qué bien—dice sorprendida ante mi respuesta.

—Pero aún falta Bambi, me queda este año que tengo que disfrutarlo.

—Tal cual, nadie dice lo contrario.

Pasaron dos horas de aquel atardecer que poco a poco iba desapareciendo para dar lugar a una estrellada noche. Lo más lindo de esta playa es que sea desértica. Ya no hay mucha gente de vacaciones en esta época del año. Con Bambi hablamos muchísimo y cada vez nos entrelazamos más en nuestras palabras y en conocernos.

—Voy a irme ¿Si?—me mira al tiempo que se levanta de donde nos sentamos para sacudirse la ropa.

—Si ¿Te veo en la fiesta?

— ¿Fiesta?—sonríe—me hubieras avisado antes, mira como estoy, hecha un desastre— me río.

—Pensé que sabías, sí... hay una fiesta en el salón del hotel, primera de las que quedan.

—Wow, wow. Ok, supongo que iré.

—Te veo allá.

—Sí—se sonroja para lentamente darse vuelta y caminar hacia la avenida en vuelta al hotel. 

Es hermosa.