II

– Token – Un tic en el ojo derecho por el nerviosismo se hizo presente – Necesito un consejo.

– Tweek, tranquilízate – Dijo sujetando al rubio de los hombros para evitar que siguiese temblando – Sea lo que sea, sabes que yo siempre te apoyaré...

– Tuve sexo con Stan.

– ¡¿QUÉ?!

– ¡Gah! Baja la voz, por eso te llamé a este lugar, porque quería hablar en privado.

Ya habían pasado un par de meses desde el incidente de la fiesta, y finalmente Tweek había reunido el valor necesario para decirle a alguien, ¿Y quién mejor que el anfitrión de aquella fiesta loca? Además, Token era el más comprensible de sus amigos, y el único del que confiaba para que no se lo dijera a Craig.

Por eso es que a la hora del almuerzo en la preparatoria, le había citado en la parte trasera de la escuela, donde no había casi nadie.

– Lo siento, pero necesitaba decirle a alguien o iba a terminar suicidándome. Y mira que ya he pasada varios años sin hacerlo así que no iba a desistir ahora.

– Es que, no lo entiendo Tweek – La cara de Black era de confusión total, incluso había ignorado la broma del rubio sobre su muerte, o sino ya le hubiera regañado – ¿Tu, y Stan? Pero ¿cuándo...?

– En tu fiesta de aquella vez – Eso solo hizo que la cara del moreno se sorprendiera más.

– ¡¿Hace cuatro meses?! – Regañó.

– ¡Era demasiada presión decirte! ¡Gah!

– Okey, okey – Token inhaló y exhaló intentando serenarse. No debía enojarse con su amigo. Era más que obvio que alguien tan paranoico como Tweek debía tomarse su tiempo para algo como esto, debía tenerle paciencia – Entonces, ¿Tú y Stan tuvieron relaciones?

– Sí – Afirmó el rubio con nerviosismo.

– Bueno – Parecía que Token hablaba más para sí que para Tweek – Al menos solo ha sido una vez.

– En lo que va de la semana, sí.

– ¡¿Qué?! – Bien, las cosas volvían a dificultarse para el moreno.

– ¡Ah! ¡Si voy a contarte lo haré con honestidad! – El rubio comenzó a alterarse de nuevo por lo que Black tuvo que volver a tranquilizarlo, y de paso, tranquilizarse él mismo.

– ¿Qué es eso de que "en lo que va de la semana"? – Preguntó entre dientes, con una sonrisa que intentaba ocultar lo incómodo y alterado que se encontraba.

– Yo, lo he hecho unas veces más con él... – Los dedos de Tweak jugaban entre ellos intentando esconder lo nervioso que se encontraba al contarle todo esto a su amigo.

– ¿Cuántas? – Preguntó el afroamericano, y antes de que el otro pudiese contestar le soltó más preguntas – ¿Cuatro? ¿Cinco?

– D-Depende...

– ¿Depende?

– Sí... – El rubio tomó aire antes de volver a hablar – ¿Me estas preguntando solo por este mes o desde lo de la fiesta? – Token quedó en blanco ante esa pregunta, algo irónico.

– ¡TWEEK TWEAK! – Regañó sacudiendo fuertemente al nombrado de los hombros como castigo.

– ¡GHA! ¡PERDÓN! – Gritó completamente lleno de pánico mientras cerraba los ojos fuertemente.

– ¡Chicos! Qué bueno que los encuentro... Token, ¿Por qué estás sacudiendo a Tweek? – Esa era la voz de Clyde, hay dios mío santísimo, que no les hubiese escuchado decir nada. Enseguida el moreno soltó los hombros del rubio, tratando de actuar natural.

– Él tenía... uh... un insecto – Si Clyde no creyó esa excusa no lo supo, porque tomó a ambos chicos de las muñecas – Oh ¡Pero miren la hora! Se acabará el almuerzo, mejor vamos pronto, Craig y Jimmy nos deben estar esperando en la cafetería – Oh sí, Token era el maestro del engaño.

Cuando llegaron a la cafetería se encontraron solo con Craig. El chico les dijo que Jimmy había sido llamado por una chica y se fue, así que se había quedado solo en la mesa. Los tres tomaron lugar, con Tweek y Token más nerviosos que Clyde. Craig tomaba la actitud paranoica normal en su rubio amigo, pero en Black era extraño. Pero antes de preguntar...

– ¡Oh, es viernes de tacos! ¡Rápido, Craig vamos por ellos! ¡No te preocupes, Tweek! ¡También te traeremos un café! – Clyde podría parecer tonto, pero no es como si lo fuera completamente. Sabía que antes de interrumpir a sus otros amigos estos estaban hablando un tema serio y privado, así que aunque se moría por saberlo, más le valía dejarlos solos para que siguieran.

– Espera, ¡Clyde...! – El pelinegro solo sintió el fuerte tirón de su brazo que le obligaba a salir de la mesa. Y aunque el chico del chullo gritó amenazas y mostró el dedo medio varias veces, el castaño no lo soltó hasta que estuvieron en la fila, donde claro, Clyde se ganó un buen golpe en la cabeza.

Por otro lado, en la mesa donde solo habían quedado Token y Tweek.

– Bien, retomando nuestro tema principal.

– ¡Dios! Aquí no, ¡Alguien podría oírnos! – Los nervios de Tweek salieron de nuevo a flor de piel. Token esperaba que Clyde volviese pronto con el café.

– ¡Lo harán si no disimulas! – Fue regaño suficiente – Escucha, tú y Stan tienen una especie de... – Black se detuvo, pensando las palabras correctas – "Relación sexual activa" el uno con el otro...

– Se llaman "amigos con derecho" – Interrumpió el rubio.

– ¡Ese no es el punto!

– ¡Gah!

– Ya, perdón – Se disculpó el afroamericano intentando tranquilizarse de nuevo – Es solo que, ¡¿Por qué con él?! – Otro reproche más.

– ¡Jesucristo! ¡Soy un adolescente hormonado de dieciocho años! ¡¿Qué querías que hiciera?! – El moreno tuvo que darle la razón a su amigo paranoico. Respiró tres veces para recuperar la compostura.

– Mira, sé que estás creciendo, Tweek – Ahí estaba el Token que el rubio conocía, el que tenía el complejo de madre – Y es normal lo que haces, pero aun no entiendo el motivo de que sea con Stan – Tweak se mordió los labios.

– Porque es... – Los ojos del chico viajaron a cada parte de la cafetería, hasta encontrar ese gorro azul con pompón rojo que poseía el chico que dormía en su cama – ¿Mi vecino? – Eso no sonó muy convincente.

– Kyle y Cartman también son tus vecinos – Razonó Black.

– ¿Me estás diciendo que me vuelva puta? – Los nervios de Tweek volvieron nuevamente.

– ¡Carajo! ¡No! – El moreno se talló el puente de la nariz para calmarse – Me refiero a que también pudiste haber "intimado" con ellos dos si esa es tu excusa, la cual, por cierto, es muy pobre. Recuerda que dijiste que esto comenzó el día de la fiesta, y ahí pudiste hacerlo con cualquiera, ¿Por qué con Stan?

– Yo...

– ¿Tú...? – Le animó a continuar.

– ¡Agh! ¡No lo sé! ¡¿Contento?! – El ceño de Tweek se había fruncido. Estaba molesto por la presión que su amigo le estaba poniendo – Simplemente pasó, nos gustó y decidimos seguir, ¿Qué hay de malo con eso?

– Tú sabes la respuesta – El rubio se cruzó de brazos, aun molesto. Claro que sabía la respuesta. El moreno volvió a suspirar para aconsejar al chico, después de todo, él era la voz de la razón del grupo – Escucha, si Craig se entera...

– No lo hará – Interrumpió Tweak.

– ¿Cómo estás tan seguro? – Un bufido fastidiado salió de los labios del contrario. A Tweek le estaba hartando para donde iba la conversación – Yo no le diré, te lo prometo; pero la verdad se sabe tarde o temprano, y será mejor si hablas tú con él.

– Token, no quiero decirle – Aunque el ceño del menor seguía fruncido en señal de molestia, su tono de voz había sonado preocupado – Craig odia a Stan, y si le digo terminará odiándome también a mí y jamás volverá a hablarme.

– No creo que Craig haga... – Tweek le detuvo poniendo la palma de su mano frente a él. No había terminado.

– Además, lo de Stan es algo pasajero, ¿entiendes? No somos novios, y este juego va a acabar de una u otra forma. No quiero echar a perder una amistad tan valiosa como la que tengo con Craig por algo sin sentido como un amigo con derecho – Eso sorprendió a Black. Tweek hablaba con madurez.

– ¿Entonces vas a "romper" con Stan?

– ¿Estás loco? Él tipo folla increíble – Tal vez Token había pensado demasiado rápido.

– Mira, si tú quieres follar, ¡Está bien! Estás en todo tu derecho. Pero si Craig llega a saber esto, va a molestarse aún más porque tú no tuviste el coraje de decírselo a la cara.

– ¡Lo sé! ¡Y es por eso que él no debe saberlo!

– ¿Quién no debe saber qué cosa? – La tercera voz hizo que ambos chicos quedaran rígidos. Craig estaba frente a ellos, con una ceja levantada y el café de Tweek en una mano. Venía solo, de seguro Clyde se quedó ordenando más tacos.

Tacos, tacos... ¡BINGO!

– ¡GAH! ¡CLYDE NO DEBE SABER QUE FUI YO QUIEN SE COMIÓ SUS TACOS LA ÚLTIMA VEZ! ¡SI, BUENO, NOS VEMOS, GRACIAS POR EL CAFÉ, CRAIG, ADIÓS! – Y el rubio desapareció con velocidad con la bebida en su mano.

La cobardía le pudo más.

><><

– ¡No puedo creerlo!

– Créelo, Stan – Comentó Kenny mientras mordía una de sus alitas picantes – Pasitas cerrará más temprano.

– ¡Kenny! ¡¿Escuchaste alguna palabra de lo que dije?!

– "Tweek le habló a Token de nuestro acuerdo sexual después de haber jurado que no lo haría, no puedo creerlo" – Citó perfectamente, sorprendiendo al pelinegro – Eso es todo. ¿Tú escuchaste mi problema de pasitas?

– Es que Tweek había prometido que no hablaría – Dijo ignorando lo otro – Lo prometió mientras estábamos en su casa, porque que alguien se enterara sería demasiada presión.

– ¿Lo dijo mientras tenían sexo? Tal vez lo olvidó, la gente dice cosas muy raras cuando gime.

– No tengo idea de porque estoy contándote esto – Farfulló enojado, tallándose el puente de la nariz, como siempre hacía.

– Porque a tu súper mejor amigo le daría un ataque saber que estás follando con otro tipo y no con él, Cartman no es el mejor en estos casos, y Butters es... pues, Butters – Ah sí, ahí estaba el punto.

– Gracias por recordármelo, "última opción" – Se burló, aun enojado.

– Auch, eso duele viejo – Dramatizó el rubio – De igual forma, no entiendo tu enojo si ahora mismo estás hablando conmigo sobre tus aventuras sexuales con el delicioso Tweek.

– Fue porque Tweek lo habló primero. Yo también tenía que desahogarme con alguien – Suspiró mientras dejaba caer su cara en la mesa del establecimiento – Y no hables de él como si fuese un cualquiera.

– ¿No lo es? – Preguntó McCormick divertido.

– Él no es cosa de una noche y ya – Comentó molesto.

– Lo sé, me has dicho que lo llevan haciendo desde hace más de cuatro meses. Tweek debe apretar muy bien si te tiene aún entre sus piernas.

– ¡Maldición, Kenny!

– Vale, me callo – El rubio debía tener cuidado con sus palabras, Stan no soportaba que tratara a toda la gente como objetos sexuales, aun cuando solo estuviera bromeando.

– Mierda, es solo que... – Se mordió el labio – Escucha, Tweek es... – Kenneth curveó una ceja mientras esperaba las palabras del otro – Diferente, ¿Sí? No es solo sexo duro y ya; tampoco llegamos al punto de citas melosas o algo por el estilo ya que realmente no salimos, pero...

– Adivinaré, cuando cogen lo hacen como dos amantes que no se han visto en años. Se llenan de besos, abrazos, y todas esas mierdas cursis. Pero cuando terminan, ya no sienten esa "chispa".

– Hay veces en que te odio por tener la maldita razón.

– No te culpo, hermano. Digo, si Tweek me esperara con las piernas abiertas, yo igual me pondrían emocionado – Marsh iba a gritarle algo, pero Kenny continuó hablando – Es normal, su piel, sus ojos, su cabello, su voz, todo le da ese aspecto de fragilidad que hacen querer protegerlo; y durante el sexo es cuando ves su estado más vulnerable, y por eso tu problema.

– ¿Entonces? – Preguntó aun molesto por su explicación sobre Tweek, aun cuando tuviera razón.

– Tú tienes algo a lo que me gusta llamarle "síndrome de la porcelana sexual".

– ¿Qué mierda es esa?

– Te da miedo que alguien más le lastime durante el sexo y no lo trate con el mismo cariño que tú, aun cuando no estés enamorado de él ¿Entiendes? – Kenny sonaba como todo un médico, aun cuando solo dijera pura estupidez – La porcelana puede romperse si no se maneja con cuidado, pero solo cuando alguien realmente aprecia su valor es cuando cuida de ella.

– ¿Cómo el juego de té de la mamá de Kyle? – Preguntó el pelinegro con duda. Al menos ya estaba entendiendo por donde iba el asunto.

– Exacto. La señora Broflovski aprecia ese juego con toda su alma, lo limpia y cuida mejor de que ha cuidado a sus dos hijos – Stan rio por la broma. Kenny tenía razón – Pero no le confía su porcelana a cualquiera, ya que teme que la rompan.

– Lo sé, solo se la confía a mi madre; también adora la porcelana – Si tan solo McCormick usara su capacidad para inventar enfermedades ficticias en la escuela se ganaría un pase a Harvard.

– ¿Ves? Todo el mundo sabe que la porcelana se rompe si no tienes cuidado, pero no todos sufren de la misma forma cuando se rompe. Siguiendo con el ejemplo de la mamá de Kyle, si su juego queda hecho pedazos, ¿Crees que su esposo, Kyle o Ike sufrirán como sufrirá ella?

– No – Contestó – Y si hipotéticamente se rompe eso haría que mi madre también sufriera, ¿no? Después de todo, ella también es fanática de esas cosas, y ha cuidado del juego de té por años...

– Correcto, aun cuando la porcelana no fuera de ella – El rubio se sentía orgulloso que Stan razonara más rápido de lo que pensó – ¿Entiendes mi punto?

– Supongo... – Murmuró – ¿Entonces, qué debo hacer?

– Primero, contestar unas pequeñas preguntas – La sonrisa del chico de naranja no le daban buena espina a Stan – Bien, ¿Estás enamorado de Tweek?

– ¿Qué, carajos? Te dije que no.

– Segundo, ¿Estás enamorado de Kyle? – Un silencio se hizo presente en su mesa – Contesta – Exigió Kenny, ya que el pelinegro parecía haberse perdido.

– Yo... – El rubio sabía la respuesta, pero quería oírlo de los propios labios de Marsh – Sí...

– ¿Tienes sexo con Tweek de manera que esto minimice el dolor que sientes porque temes que tu evidente amor hacia Kyle no sea correspondido?

– Su puta madre, Kenny – Comentó fastidiado el chico. Aunque la mirada contraria le hizo saber a Stan que su amigo se lo preguntaba con toda seriedad – Puede que al principio sí, pero...

– ¿Pero? – Le animó a continuar.

– Mi idea no era utilizar a Tweek, pero después de lo de la fiesta llegamos a un acuerdo. Lo haríamos cada que tuviésemos ganas, sin sentimientos ni esas mierdas; yo lo hacía para no pensar en Kyle y aunque Tweek nunca me dijo sus razones supongo que tiene que ver con Craig.

– ¿Y luego qué pasó? Dijiste que Tweek no era cosa de una noche.

– Al principio era como animal en celo, siempre pensando en mi propio placer pero... – Un suspiro cansino detuvo el relato de Stan – Le vi el rostro, su maldito y hermoso rostro sonrojado lleno de lágrimas y ya, se jodió todo – Otro suspiro, pero esta vez era de frustración – Yo siempre le dejaba el cuerpo hecho un desastre y cuando me percaté de eso, dejé de hacerlo, no quería lastimarlo.

– Ahí empezó tu síndrome – Explicó el rubio – Y supongo que entonces lo de Kyle pasó a segundo plano. Digo, le seguías y sigues amando, pero cuando Tweek y tú follan solo te concentras en él.

– Dime que tu estúpida enfermedad tiene cura, o si no me voy a volver loco – Suplicó tapándose la cara con su gorro azul.

– Claro que la tiene, mi amigo – Stan levantó su gorro un poco, y miró al rubio con esperanza en los ojos – Lo único que debes hacer, es dejar que alguien más cuide tu porcelana.

Stan ya sabía a dónde se dirigía Kenny con eso.

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