0 6 ¦ i n e s p e r a d o

'''╭══•꧁༻꧂'•══╮'''
one short
*(N/A) = nombre de tu amiga,
o añade uno cualquiera
*Universo Alterno
'''╰══•꧁༻꧂•══╯'''

— ¿Nos vamos ya?. — pregunto una joven a tu lado, a lo que simplemente asentiste.

  Habias guardado tus cosas en tu mochila, mientras que un momento a otro tu vista se había clavado en un joven de cabellos albinos, quien simplemente observaba la ventanilla del salón con mucho interés sin prestarle mucha atención a los demás, Shiro Fubuki, era su nombre.

— (T/N). — llamo tu mejor amiga, por lo que dejaste de ver al albino para tomar tus cosas y retirarte del salón. — has estado un poco distraída estos días. — formulo (N/A), bajaste un poco la mirada.

— No es nada. — le restaste importancia mientras ejercitas una sonrisa, (N/A) observo tu rostro tratando de decifrarte cosa que no funcionó.

  Últimamente habias estado viendo al albino que estaba con ustedes en clase de literatura, él siempre se mantenía serio, cortés y muy antisocial. Pero aquello provocó una gran curiosidad dentro de ti, ya que nunca lo veías conversar con alguien. Quizás era tímido, pero tras verlo una semana en ese asiento observando siempre la ventanilla en la hora de salida, deduciste que era más pacífico que tímido.

  Suponía que no le gustaba hacer amigos, la empatía dentro de ti te había pedido muchas veces que conversaras con él, solo que tenías algo en común con el, lo antisocial. A diferencia de ti, (N/A) era la que siempre te llevaba a todas partes para que conocieras a alguna nueva persona, por lo que casi siempre nunca podrías negarte.

— Bueno, sabes que soy tu amiga. — te tomo entre los hombros, deteniendo su caminata. — esta bien sino te sientes segura de contarlo, solo espero que no sea nada malo.

— No lo es. — le mostraste una sonrisa, la cual devolvió.

— Esta bien, ¿quieres ir a mi casa a ver una película?. — pregunto (N/A), esperando una respuesta afirmativa.

— Claro. — le respondiste.

  Pensaste en el albino de nuevo, quizás estabas comportándote como una acosadora pero, te daba demasiada curiosidad saber porque no conversaba con nadie en la clase, además de que siempre esperaba a que todos salieran del lugar.

────────────────────

— (T/N) ¿podrías sacar a pasear a Body?. — pidió tu madre mientras te observaba con una sonrisa.

  Body era el perro de tu familia, un husky siberiano que habían adoptado tiempo atrás. Él solía comportarse algo quisquilloso pero, también muy cariñoso. Sabias que a el no le gustaba ver a las personas tristes, lo descubriste un día que estabas en tus días del mes, en donde el dolor estaba al máximo y por ende tuviste que quedarte en cama, el perro tras no ver tu presencia el la sala te busco hasta tu habitación, notando como pequeñas gotas saladas salían de tu rostro. Lo que hizo fue remover todas esas lágrimas, para acompañarte hasta que te quedaste dormida.

— No hay problema. — le respondiste cuando observaste al perro frente a ti y aprovechaste para colocarle una correa en su collar. — ven Budy. — formulaste invitándolo a seguirte, a lo que simplemente no se negó.

   Ambos caminaron hasta salir de tu hogar, salir a dar una caminata por donde vivías no solía gustarte mucho, solo que ahora lo estabas haciendo como un favor por el canino ya que el n siempre estaba encerrado en tu hogar. Posiblemente tu ya estabas acostumbrado a estar dentro de tu habitación pero, Budy quería conocer el lugar fuera de este.

— ¡No, Budy espera!.

  No habías caminado muchas calles lejos, hasta que el canino había decidido salir corriendo lejos de ti, siguiendo sus propios instintos. Obviamente  no podrías irte de allí sin tu perro, por lo que decidiste seguirlo.

  Habias tardado un poco en seguirlo, te costó un poco el seguirle el ritmo ya que el era muy rápido. Cuando finalmente lo divisaste y te agradeciste internamente por haber llevado tus lentes, te acercaste a escasos metros de el, encontrándote con una presencia masculina, frente a el.

  Al instante lo habías reconocido, se trataba de tu compañero de literatura. Budy se encontraba entre sus piernas, observándolo con un rostro desánimo, la mirada que el te había dado cuando fue a tu habitación, lo que significaba que el albino se encontraba en un pésimo humor.

— ¿Un día fatal?. — le preguntaste mientras tomabas asiento a su lado, este solo te dio una media sonrisa.

— Si. — por primera vez habías escuchado su voz, la cual describiste como linda, suave y muy masculina.

— Soy tu compañera de literatura, me llamo (T/N). — te presentaste, para después observar a Budy, quien se colocó en medio de ambos.

— Se quien eres.— expuso mientras seguía observando el paisaje que yacía frente a ambos, aquello te había sorprendido ya que pensabas que no le había prestado atención a nadie de la clase.

  De pronto observaste mejor sus rostro, en sus mejillas habían pocos rastros de lágrimas secas, mientras que su nariz se encontraba un poco rojiza y estaba sorbiendo su nariz de vez en cuando, por lo que veías te dabas la simple idea de que el había estado llorando justo antes de que llegaras o incluso antes que eso.

— ¿Estas bien?. — le preguntaste con cierto valor, él observo tus facciones en las cuales se podía percibir una notoria preocupación.

  De lo que no te habías percatado era que el en algunas ocasiones solía observara a toda la clase y en ciertas ocasiones te observaba a ti, siempre le causo un poco de ternura tu timidez. De cierta forma no tratabas mal a nadie, ni aunque este te tratara mal a ti. Pero él no sabía si debía de confiar en ti, pero no tenía a nadie más.

— La verdad es que no. — murmuró para después bajar la mirada y que nuevas gotas de agua sobresalieran de sus mejillas.

  Nunca en tus dieciséis años sabias como tratar con personas que se sentías mal, una cosa era experimentarlo pero, otra tener que tratar a alguien más que estaba sufriendo. Tu madre te aconsejaba desde pequeña que si alguna persona solía sentirse mal, un abrazo ayudaría, aunque sea un poco.

  No tenías el valor de abrazarlo, por lo que comenzaste a acariciar su espalda mientras que el lloraba en silencio.

— Quizás no nos conocíamos, pero quiero dejar en claro que puedes contar conmigo.  — trataste de animarlo, este observo un brillo en tus ojos.

  Fubuki no había reaccionado hasta que sintió una manos en su espalda, eran tus manos y el se encontraba apoyando su barbilla en uno de tus hombros. Habias entrado en una especie de incomodidad y nerviosismo, pero liberaste esa tensión correspondiendo a su abrazo.

  Porque después de todo sabias que nadie merecía estar sólo y sufriendo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top