La F̶a̶l̶s̶a̶ Primera Vez.
Asunción, Central; 2015 y 2016.
Maná Rivero era sencilla chica de unos diecinueve años, cabello largo negro junto reflejos rubios en las puntas del cabello con un corte que le llegaba pasando un poco sus hombros, piel delicada y suave de color naranja crema, ojos color marrón claro con una anomalia de tener un lunar mínimo en el lado izquierdo de uno de esos dulces ojos taciturno. Sus labios eran de un rosado opaco, a veces con hermoso color natural otras como un labio más del montón. Su complexión corporal no era perfecto, tenía rollos de grasa en la parte trasera y a los costados de sus voluptuosas senos de tamaño g, un trasero aplanado pero gordo, una cintura 170 de diámetro, muslos regordete y el final delgados juntos a los pies delicados del tamaño 37. No era ni muy gorda ni delgada, ella se sentía en el punto medio. Sus brazos eran flacidos, no era del todo pálida o de un solo color como lo era habitual en cada mujer, era oscura en las axilas, partes íntimas y entre los pechos, por mucho que se frotar a él cuerpo estos nunca eran del mismo color que el resto del cuerpo.
Maná Rivero, no era una chica codiciada, ni muy coqueta, solamente se dedicaba a vivir la vida cada día como si fuera el último. Iba a la Universidad en el primer año de la carrera de diseño gráfico en la mejor de categoría privada del país. Sin embargo, ella nunca se mostró como una del estatus de alto rango social, siempre se mostró humilde, caritativa y se perdía entre la muchedumbre. Su bondad, respeto y carisma la dejaban como una niña que vivía en una burbuja rosada, como si su vida no fuera un caos, como si nunca hubiera sentido la cruda realidad.
Que equivocados estaban, lo sabía. La jugaban por muchas cosas, por ser despistada, despreocupada, por no buscar oponerse a los malos tratos o revelarse ante la gente que le hacía vivir tristezas. Porque a pesar de todo, era la amiga de su bully, era aquella amiga que muy pesar que pudieras dañarla con facilidad, hacerla llorar con decirle algo de su familia, de lo gorda y que nadie la querría siempre de alguna manera seguiría caminando hacia adelante, sin importa cuánto le doliera seguir.
Pero no todo era ni malo ni bueno, o eso quería creer. Era una joven muy pervertida y reservada, no era de las simples mujeres que se reservaba a vivir impolutas en la virginidad de todo rango fuera de perversión, aprendió a masturbarse por simple curiosidad, observo a sus hermanos mayores nunca cuidarse y emplear aquello con descuido. Escuchó lo que sus padres hacían, y por sobre todo cuando tuvo en su poder un celular con Internet empezó a ir por más camino mostrando su nudes de aquellas "vírgenes" zonas íntimas. Quería salir de su monotonía y como la mayoría de las personas hizo cargadas tras otra.
Logró engatuzar por su forma de escribir y unos juegos de rol a un mejor amigo de una amiga, que a la vez era un editor sencillo y crítico, pero joven en una plataforma naranja de escritura juvenil. Esta amiga se la había presentado para mejorar su escritura, pero más haya de la escritura se formó una amistad y la confianza junto con la calentura llegó. Se pasaron nudes, imaginaban el día de mañana teniendo sexo, se excitaban mutuamente y esperaban aquel día que Maná dejara de tener vergüenza, tomara un poco de valentía para darle chance de ser su primera vez.
Era seguro que ambos eran vírgenes, eran tímidos, reservados y a la vez pervertidos. Su primera vez surgió después de un año de conocerse, en el año 2016. A finales de noviembre, la joven se preparó mentalmente para tener su primera vez. Su mejor amiga de la universidad era activa en ello y como le tenía confianza maternal, está le dio todo lo que podía ayudar osea preservativos, como cuidarse, y avisar ante todo a su familia que llegaría tarde a su hogar, que sustos no eran necesarios de causar.
Para la buena suerte, Maná tenía una buena relación con su madre y está prometió cubrirla en esta época de tontera juvenil, prometiendo que haría de todo porque su celoso y protector padre no notara su ausencia, porque según la madre, Maná estaría con su amigas comiendo en el McDonald's.
El día en que ambos se vieron por primera vez cara a cara, dio impresión para ambos lados, Maná no juzgaba por el físico a ningún chico, poco y nada le interesó aquel detalle pero se dio cuenta que su amiga Ingart no mentía con lo serio e imponente que era el joven que poseía un año menos que ella. En aquel 2016, ya tenía sus 20 y este chico los 19 años de edad. Ni mucha diferencia ni mucho consuelo de experiencia, igualdad de condiciones.
Este joven se había mostrado recto, protector al cruzar la calle porque bien a Maná se la conocía por cruzar sin mirar y al cabo de un pestañeo casi morir por el camino del cruce, por lo que aquella acción le dio gracia a la joven, pero también ternura. En el camino a su primer encuentro sexual, sucedieron tantas cosas que se había convertido en un hecho que su primera vez sería una aventura en picada. No por el hecho que haya sido horrible sino... Por los acontecimientos que ocurrieron en el momento. Esa tarde después de haber comido con el joven Moreno de un metro ochenta, y ella con sus metro sesenta se sentía algo intimidada pero protegida. Este la había invitado una cajita feliz por su cumpleaños atrasado, solo así está joven de melena negra podría aceptar que alguien le comprase algo caro. Porque para ella, una cajita feliz que costaba 18.500Gs. ya era demasiado para su propio orgullo monetario. Pero le fascinaba comer una simple hamburguesa y que a la final pudiera tener un juguete nuevo.
En fin, después del almuerzo, partieron directo a la casa del joven moreno, lugar donde se desarrollaría el evento sexual. Ella estaba muy nerviosa, pero sudaba peor por las manos, todo le daba nervios, estaba demasiado callada para ser su propia costumbre. Entre amigos siempre fue la más cotorra en cuanto tenía confianza, pero está nueva aventura la superaba y ponía de nervios.
-Tranquila Maná, te cuidaré, no te preocupes. La pasaremos bien juntos.
Esas palabras había dicho el joven intentando tranquilizarla una vez subieron al bus juntos, pagaron el pasaje y se sentaron, ella recostó su cabeza sobre el brazo-hombro del joven, este aprovechó su cercanía para abrazarla y acariciar su cabeza suavemente.
-Tengo sueño...
-Duerme, yo te aviso cuando sea la hora de bajar.
-Vale.
Esas pequeñas acciones le estaban quitando los nervios de la situación. Y poco a poco el momento se fue acercando. En el momento de la hora de bajar para ir a comprar el preservativo y otras cosas, llegó, pero con la torpeza de la joven sin querer casi mata a la pobre entrepierna del joven al bajar del bus y su codo fuera a parar contra el miembro de este.
-Diablos Maná, no me bajes la calentura así... Joder.
El dolor se había expresado en las palabras del chico, bromeando o intentándolo pero sólo la logró intimidar por lo serio y frío que sonó, inclusive por siquiera demostrar alguna expresión facial. Envuelta en un sonrojo de vergüenza.
-P-perdón...
Así fueron pasando los minutos, compraron los preservativos, después se dirigieron a la casa de joven, para su mala sorpresa la casa no estaba sola, este tenía un hermano menor de 16 años, que se encontraba jugando con sus videojuegos. Aquello incómodo de muchas maneras a Maná, pero el moreno parecía reacio a volver sobre la marcha porque el mocoso no estaba en sus planes. Este tan sólo le había dicho que no les molestaría, que estaba jugando bien con sus amigos a la play.
De igualmente, ya fue mucha vergüenza ajena a la que Maná pudiera soportar, con suerte el moreno se la llevó a su habitación, las cosas estaban tensas, pero de algún modo ambos se quitaron los zapatos y medias, para sentarse en la cama del joven y mirar un poco de anime.
El silencio incómodo era opacado por las emociones del anime, sin embargo, en el momento en que ella vio que el chico había tomado la iniciativa de quitarse la remera, ella decidió con el corazón en su boca seguirle también. Por lo que tímidamente, con la laptop con el anime de fondo, ambos se fueron desnudando.
Ella poco a poco, se fue quitando la remera ajustada de su promoción de colegio, cero a de color azul cobalto; después sus ropas interiores, junto a la caza reñida, dejando a un lado de la cama. Con cierta vergüenza noto como el chico se bajaba los pantalones jeans, y el pequeño pero no tan notaba miembro de asomaba. El Moreno sin tocarlo, se acercó a ella.
Intimidada, se había hecho para atrás, chocando con la pared cercana a la cama, sin embargo, a pesar que parecía que este la besaría, en ningún momento lo hizo. Solo empezó a dejar besos húmedos en su cuello, clavícula hasta llegar a sus pechos. Que le parecía extraño aquel roce cálido y duro de la boca del joven. Sentía cosquilleo en su zona baja, suponía que era la excitación. Sin embargo, este le había pedido intentar darle placer, Maná con las mejillas sonrojada asintió, incapaz de formular palabra alguna.
Por lo que en cuando este buscó que se alejara de la pared, dejando acostada en la cama, entre abriendo junto las piernas de la joven, mientras que este seguía entretenido en los senos y pezones, fue bajando su mano a esa zona a la que nunca nadie más que ella la había tocado, soltando un jadeo nervioso al sentir como deslizo su gran mano por esa zona, bajando los dedos a rozar su clitoris que tembló y le robó otro jadeo errático. Sentía su corazón en sus oídos, por lo que se dedicó a cerrar sus ojos para disfrutar, pero en cuanto empezó con dejar en claro que el dedo del contrario estaba en su hendidura, creyó que la situación será menos incomoda, que mentira piadosa se había formado en su mente.
El chico sin ningún previo aviso, había empezado a introducir uno de sus dedos en ella, y al principio le inundó una gran quemazón, irritabilidad y molestia en esa zona, pero no al grado de llorar sino que de moverse incomoda. Este parecía no darse cuenta y ella era incapaz de proliferar alguna palabra, por lo que las cosas iban sucediendo. El chico moviendo su dedo como si no supiera donde tocar, solo parecía buscar dibujar garabatos sin sentido en ella.
Al principio le incómodo y mucho, pero después se acostumbró al empezar a sentir húmeda la zona, por lo que con cuidado empezó a remover se inquieta porque tocara alguna parte para volverla loca, pero este nisiquiera sabía como hacerlo, ni ella misma sabía pero en algún momento místico, ambos conectaron miradas y este sin querer tocó la zona sensible en el interior, logrando que Maná dejara caer por reflejo su cabeza a la cama, y soltara un gemido mudo. Unos minutos de gloria pasaron antes de que luego ya esté no supiera como seguir haciéndolo, quiso cambiar de posición pero ya no supo encontrar o tocar donde la llevó a sentir el placer.
El moreno, al ver que ya no sabía que tocar, intentó probar con la boca, un oral parecía más sencillo. Por lo que con la mirada algo perdida de Maná, este se situó entre sus piernas y le robó nuevamente un jadeo errático al sentir la lengua en el clitoris, agarrando las sábanas con desespero. Siendo así como con tímidas la idas envolvía a la joven en jadeos nerviosos y casi silenciosos, pero en cuanto introdujo su lengua, percibió perfectamente como está tembló por completo, sus pezones se erectaron y también quiso cerrar las piernas pero no la dejó. Empezando a removerse deseosa de aquel añorado y soñado orgasmo que tanto había leído en esas historia de su escritora favorita Megan Maxwell, con pídeme lo que quieras. Lo estaba anhelando y cuanto más lo anheló, el Moreno se desconectó y la dejó con ganas.
Al levantar la vista, el crack que había escuchado había sido que provenía de la mandíbula del joven Moreno, que se empezaba a acariciar la mandíbula, parecía dislocada, le dio mal rollo y su nube de excitación se reventó. El joven no tuvo problema de volver a colocarse lo por sí mismo, pero para Maná aquello nunca sería olvidado. Ya no quería ser tocada y que este se volviera a lastimar, por lo que sólo lo vio apartarse de ella.
Se apartó, y unas miradas dirigidas a su entrepierna del joven, intentó cumplir con esa parte, sintiendose temblorosa y húmeda, a regañadientes lo hice. Mirándolo mal. Maná se sentía enojada, no sabía porque pero así se sentía. Por lo que con timidez intento acatar la petición silenciosa. En el camino a ello, aprendió lo que era tomar en mano la calidez y húmeda parte masculina de un hombre, lo duro que estaba pero también se extraño que estuviera algo flacido.
Por lo que con miedo intento seguir las ideas de lo que pudo recabar en todo los videos de pornhub y llevarlos a la práctica, metiendo de apoco el miembro a su boca, sin embargo en cuanto lo hizo el chico se quejó. Logrando incomodarla e intentando hacer lo que él pedía. Que tuviera cuidado con los dientes, lo intentó pero parecía que todo le dolía a él, aún más ante la sensación de no ver cómo su amigo se excitaba. Por lo que djeo de intentar, tanto por sentirse inútil de no saber cómo satisfacerlo sin lastimarlo como al asqueroso sabor de orín en sus labios.
Si... La cosa había tornado algo asquerosa, el chico antes de continuar todo esto del sexo oral, se había ido al baño urgentemente. Pero ella lo había ignorado, estaba muy nerviosa como para darse cuenta de adonde había ido antes. Por lo que ya el sabor le dio arcadas. Intento darle placer con su delgaba y pequeña mano, siendo guiada por el, tanto al grado que él la apartó y se empezó a masturbar el solo frente a ella. Y con solo la mirada se corrió, frente a ella.
Se limpió y poco después, creyó que era su turno. Por lo que en el momento que se colocó el preservativo, el chico intentó con miedo a aplastarla, penetrarla, pero no sabía cómo introducir su pene, le temblaban las manos y realmente no parecía darle con nada. Ella intentó ayudarle pero este se alejó alegando que era mejor que ella estuviera encima, ella también lo intentó, pero en cuanto tomó el miembro entre sus manos se dio cuenta que este se encontraba medio flacidos. Por lo que intentó excitarlo para poder tener ella también su momento.
Logrando solo por unos cortos minutos, sin embargo, no sintió dolor al meterlo pero tampoco logró conseguir el placer pero al menos logró excitar al chico con sus acciones. Porque después probaron otra posición para ver si así tenían suerte, pero no, de allí pasó a ser todo un caos.
La posición era de perrito, osea en cuatro patas ella, y el parado en el suelo, lo intentó dar con cuidado pero en cuanto lo hizo, lo hizo mal en vez de hacer presión en agujero correcto que había rozado con anterioridad, lo hizo por el de arriba presionando, y sacando lágrimas y miedo de parte Maná. Este no le importó nada las lágrimas o súplicas de que parara. No lo hizo. Y sin lubricación ni preparación el moreno, había roto el culo de Maná. Esta después de llorar desconsolada, fue escuchaba y el joven se quiso retractsr pedir perdón pero en cuanto lo iba a hacer, ella le gritó, lo miró con odio. Y toda la desesperación y frustración que nunca pudo creer que sentiría.
El moreno la vio así, que nisiquiera supo defenderse, todo lo había hecho mal, y no sabía cómo responder por lo que se calló. Aunque en cuanto está se vistió en el baño, se intentó limpiar la zona afectada fue la peor situación en la que deseo nunca haber tenido intención de perder su virginidad. Nada de lo que estaba planeado le estaba saliendo. Intentó mostrarse trnauqila, intentar ser todo lo buena que podía para que esté no la dejara votada en otra ciudad que no conocía. Por lo que, se comportó, dejó de hablarle y no dijo nada, le dolía caminar. Le dolía todo. Pero se calló por el bien de todo.
El joven pasado una hora de viaje empezó a pedirle perdón, se demoró y ella intentó perdonarlo, pero su corazón y cuerpo se sentían dolidos y traicionados. A pesar que su boca decía: -A cualquiera le pasa, ya te perdoné. Sus ojos ante la situación demostraban lo contrario, porque la frustración y la decepción se reflejaron en el chico que siempre aún sí hubiera estado realmente arrepentido no se hubiera notado por su falta de expresión facial.
Logrando que ambos corazones en esa tarde de locura, solo fuera a peor. Ella nunca más lo quiso volver a ver, ese día había sido el peor de su vida, todo el día estuvo sangrando, y nadie la podía decir nada porque le daba vergüenza decirle a su madre su fatídico día, por lo que se lo reservó para ella hasta que ya no le doliese más la triste realidad que siempre era envuelta. Por qué no sólo está fue la "primera vez", porque para ella está no era su primera vez, de ninguna manera. No había tenido el orgasmo que se describía en los libros, ni sentido el feeling en la conexión ni aún así no sentido el dolor que sintió al final.
Se sentía desdichada, por no haber obtenido su orgasmo, ni aunque lo hubiera intentado varias veces con el chico, ya la confianza la había perdido al hacerla llorar, ya nada fue igual. Y la gota que colmó el vaso con ese moreno fue el día en que apareció en la casa de Maná, la provocó bajo el techo de su casa, la masturbó prometiendo cosas al aire de tomarla y darle el ansiado orgasmo.
Pero no, Maná era joven de principios, y como su hermano mayor estaba en la parte de la planta alta pde la casa haciendo sus tareas, sus padres durmiendo en la planta baja donde ellos se encontraban solo a metro de la sala, el respeto estaba por sobre todo deseo.
El moreno había dejado en claro que estaba vez no haría más que decepcionar la, que ya lo haría mejor, que hasta inclusive había traído un pote grande de lubricante para intentarlo de nuevo, que quería probar el anal. Y digamos que cuando menciono ese último.
Se ganó el infierno mismo. El perdón no fue palabra, ni el arrepentimiento de haberlo dicho sin cuidado, el chico fue sacado a escobazos de su casa, abandonado y bloqueado por todos los medios por Maná. Dejando en claro que no quería saber más nada de él. Que el se olvidara de ella.
Porque su peor error fue pensar que aquella aberración le había gustado.
El anal era algo que estaba sumamente tachado en su lista de gustos, lo odiaba y siempre lo haría.
Maná era esa clase de chica que si lastimaban su confianza con algo totalmente nuevo, era capaz de permanecer resentida hacia los hombres por culpa de uno que la hubiera dañado. Su frustración creció con los años y nunca pudo sentir el verdadero éxito del placer del sexo.
Ella estaba frustrada sexualmente.
Y FRUSTRADA siempre estaría.
Fin.
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