Capítulo 5
Aioria: Agárrate, le encanta correr.
Milo: Me gusta correr -dijo poniéndose cómodo y apoyando sus pies en la parte delantera del trineo-.
Aioria: Oye, oye, oye, baja los pies -dijo empujando los pies del otro- que está recién pintado ¿es que te criaste en un establo? -dijo escupiendo a donde había apoyado los pies para limpiarlo-.
Milo: Ains -dijo quitándose saliva que había caído en su cara- no, me crié en un castillo -el otro sonrió al ver que había dejado limpio el lugar donde se había puesto los pies-.
Aioria: Y cuéntame ¿por qué el rey se volvió congeladamente loco?
Milo: Ah pues...todo fue culpa mía me comprometí, pero él se puso hecho un basilisco porque ese mismo día había conocido a un chico y, no quiso bendecir el matrimonio y...
Aioria: Espera, ¿te comprometiste con un hombre que acababas de conocer?
Milo: Si total que yo me enfade y él también se enfadó y luego intento largarse y yo le quite el guante...
Aioria: Alto ahí, estás diciéndome ¡que te comprometiste con un hombre al que acababas de conocer!
Milo: Si, presta atención, verás él llevaba puesto los guantes todo el tiempo, pero yo creía que era porque la suciedad le daba repelús.
Aioria: Nunca te han dicho: no te fíes de los desconocidos.
Milo: Si -dijo echándose hacía el lado- claro que sí, pero Saga no es ningún desconocido.
Aioria: Ah no, ¿cómo se apellida?
Milo: Ja, de las Islas del Sur.
Aioria: ¿comida favorita?
Milo: Los sándwiches.
Aioria: ¿Nombre de su amigo?
Milo: Seguramente John.
Aioria: ¿Color de ojos?
Milo: Divinos.
Aioria: ¿Tamaño de pie?
Milo: El tamaño de pie no importa.
Aioria: ¿Y si comiendo te da asco? ¿y si aborreces su forma de hurgarse la nariz? ¿y si se come los mocos?
Milo: ¿Comerse los moscos?
Aioria: Lo que oyes.
Milo: Disculpa, estás hablando de un príncipe.
Aioria: ...todos lo hacemos.
Milo: Iugh, yo no lo hago, además, nada de eso me importa es amor verdadero.
Aioria: Yo no estaría tan seguro.
Milo: Que, ¿ahora eres experto en el amor?
Aioria: No, pero tengo amigos que si lo son.
Milo: Tienes amigos que son expertos en el amor, no me lo trago -en ese momento Aioros se paro-.
Aioria: Cállate.
Milo: No, no, me gustaría conocerlos.
Aioria: Hablo enserio -dijo tapándole la boca con su mano, Milo se quita la mano y cuando va a hablar el otro le pide que se calle y coge el farol que iluminaba por donde iban y comienza a mirar por los alrededores, hasta que de por detrás ve aparecer a un montón de lobos - Aioros corre, corre.
Milo: ¿Qué era eso?
Aioria: Lobos -dijo poniendo el farol en el hierro de antes y volviéndose-.
Milo: ¿¡Lobos!? ¿y qué hacemos? -le preguntó al castaño claro el cual estaba buscando algo entre sus cosas-.
Aioria: Yo me ocupo -dijo encendiendo lo que había cogido, que era un palo con un trapo en la funda, con la llama del farol- tú procura no caerte y que no te coman.
Milo: Pero quiero ayudar.
Aioria: No.
Milo: ¿Por qué?
Aioria: Porque estás peor que tu hermano.
Milo: Disculpa.
Aioria: ¿Quién se casa con alguien al que acaba de conocer? -dijo dándole una patada a un lobo que iba a morder al pelimorado-.
Milo: Es amor verdadero -cogió la guitarra del otro, este se agachó para que no le diera y le dio a un lobo, pero fue otro lobo le mordió de la chaqueta al de los ojos verdes azulados tirándolo fuera del trineo pero este se cogio de una cuerda- ¡Aioriados!
Aioria: ¡Es Aioria! -un lobo le muerde del pie y otro de la cintura en el lado contrario, Aioros al ver esto acelera su velocidad y Milo incendia una manta que había enrollada-.
Milo: ¡Agáchate! -cogió la manta y se la tiró a los dos lobos, empujándolos hacia atrás-.
Aioria: Casi me prendes fuego -dijo avanzando por la cuerda y llegando hasta el trineo-.
Milo: Pero no lo he hecho -los tres se asustan al ver que poco delante de ellos había un barranco- Prepárate para saltar Aioros-.
Aioria: ¡Eh! -le dio una saco con cosas- al reno solo le habló yo -lo cogió en brazos y lo tiró encima del reno- Salta Aioros -dijo cortando la cuerda que lo unía al trineo, y poco después al llegar al final de esa montaña el reno saltó al otro lado y poco después saltó Aioria pero el trineo se cayó- Jum...acababa pagarlo -en ese momento la nieve donde el calló comenzó a caerse y él también- no, no, no -entonces vio que el pico que le dio Milo calló delante suya amarrado a una cuerda-.
Milo: ¡Agárrate! -Aioria le hizo caso y agarró el pico- ¡tira Aioros! ¡tira! -poco después el castaño claro estaba a salvo, pero comenzó a lamentarse por su trineo- te, te repondré el trineo y todo lo que había dentro, y lo entenderé si no quieres seguir ayudándome -dijo tristemente avanzando, Aioros al verlo tan triste se fue hasta su amigo-.
Aioria: Pues claro que no quiero Aioros, de hecho no quiero volver a ayudar nunca a nadie más no después de esto.
Milo: Por aquí -dijo a lo lejos-.
Aioria: Pero morirá si se va solo -dijo imitando una voz como si fuera el reno- puedo vivir con eso -dijo con su voz- pero no tendrá un nuevo trineo si él muere.
Milo: Yo creo que va a ser por aquí -dijo yendo hacia el otro lado-.
Aioria: A veces no te aguanto -tras eso Aioros se puso feliz- ¡Espera! ¡Iremos contigo! -el reno miro hacia el otro-.
Milo: ¿¡De verdad!? osea ¡bien! -el animal ya se había ido con el de rojo- ¡Vale! ¡os dejo apuntaros! -poco después Aioria se levantó y se fue con los otros dos-.
Comenzaron a caminar, pasaron por otras montañas y llegaron a un bosque desde el cual Milo pudo ver su pueblo totalmente congelado, poco después Aioria lo vio y el menor le dijo que no se preocupara que su hermano lo descongelaría. Siguieron caminando hasta una preciosa parte del bosque en la cual las cascadas que estaban congeladas se veían hermosas y en los arboles se veían pequeñas gotas congeladas, era hermoso, al pasar las manos sonaban como si fueran pequeñas campanitas, de repente escucharon una voz y se pusieron a buscarla hasta que un muñeco de nieve apareció entre los dos, Milo al ver que hablaba se asustó y le dio una patada a la cabeza la cual fue cogida por Aioria, comenzaron a pasarse la cabeza de uno al otro y poco después Milo tiro la cabeza al cuerpo de este muñeco pero esta cayó del revés.
Shura: Pero que es lo que veo ¿por qué estáis todos colgando boca abajo como los murciélagos?
Milo: Haber espera un momento -le puso la cabeza bien-.
Shura: Oh, gracias.
Milo: De nada.
Shura: Ya estoy perfecto.
Milo: Jaja, casi perfecto -cogió una zanahoria mientras el otro se giraba para hablar con Aioria-.
Shura: Por un momento mi vida se ha puesto patas arriba -se da la vuelta y en ese momento el de rojo le metió la zanahoria en la cara quedándose solo la puntita en la cara del muñeco-.
Milo: Ains...perdón es que quería...
Shura: Carámbanos.
Milo: ¿Estás bien?
Shura: Es una broma, estoy ¡de maravilla! ¡Siempre quise tener una nariz! Que mona, es como la de un bebe de unicornio pequeñito pero -Milo empujo lo que se quedaba por detrás de su cabeza haciendo que la nariz sea más grande- oh, ¡ala! ahora me gusta todavía más , venga vamos a empezar otra vez, hola a todos soy Shura y me gustan los abrazos calentitos.
Milo: ¿Shura? Eso es, Shura.
Shura: ¿Y tú eres?
Milo: Oh, ah Soy Milo.
Shura: ¿Y quién es el animal tan rarito que está ahí?
Milo: Es Aioros.
Shura: Ah, ¿y quién es el reno?
Milo: Aioros.
Shura: El mis...oh genial más sencillo para mí -en ese momento Aioros está a punto de morderle la nariz- quiere darme un besito en la nariz, tú también me gustas.
Milo: Shura, ¿te ha hecho Camus?
Shura: Si ¿Por qué? -Aioria le coge el brazo y se lo quita-.
Milo: ¿Sabes dónde está?
Aioria: Alucinante.
Shura: Si ¿Por qué?
Milo: ¿Podrías enseñarnos el camino?
Shura: Si ¿Por qué?
Aioria: ¿Cómo funciona? -la mano le pega una torta en la cara- auch.
Shura: Quieto Aioros, deja que me centre -dijo poniéndose bien su brazo- si ¿por qué?
Aioria: Yo te diré porque, necesitamos que nos devuelva el verano.
Continuará...
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