Memoria 2: Asesino de Reyes

Montaña del Norte, Arendelle. Diciembre 11, 1865

Narrador

La princesa Anna de Arendelle se hallaba caminando sobre las enormes capas de nieve que cubrían la montaña del Norte, lugar en el que alguna vez corrió en búsqueda de su hermana la reina Elsa de Arendelle. La pelinaranja recuerda ese día como si fuera ayer, pero esta vez no busca a su hermana. Junto a su reciente esposo Kristotf buscan la manera de rescatar a Elsa de la oscuridad en la que está inmersa.

-¿Estás segura de lo que quieres, Anna? -pregunta el rubio con un deje de preocupación -Se trata de tu hermana.

Anna continuó avanzando montaña arriba con algo de dificultad. Hacia más frío que nunca y las prendas que la cubrían no eran suficientes.

-Aunque es doloroso, estoy segura que esto es lo correcto -contesta sin perder de vista su camino -Ella ha perdido la razón, ha dejado de ser la persona que yo quería. Acabará con Arendelle si no la rescatamos a tiempo.

-Si esa es tú decisión, yo la acepto y te apoyo -asegura el rubio, solemne.

Desde hace días habían acordado buscar la manera de rescatar a la reina de las tinieblas. Para Anna era difícil está situación, y fue doloroso darse cuenta del cambio tan drástico de su querida hermana, ya no era como antes cuando eran tan cercanas, cuando jugaban juntas en la nieve o cuando celebraban juntas con mucha alegría. La mujer que ahora se le conoce como la Tirana es una usurpadora a la dulce protectora del Bosque, es una total desconocida para la princesa.

-En cuanto ella descanse todo volverá a la normalidad -se gira para ver a su esposo -Yo haré que todo esté bien entre los reinos, será mi deber como reina. Como debió haber sido desde el principio.

Kristotf toma la mano de su esposa y la aprieta con suavidad, como gesto de apoyo, y asiente con la mirada.

Tomados de las manos, continúan caminando, a pesar del inclemente frío de la montaña del Norte en época de invierno.

-¿Estás segura que es por aquí? -pregunta, algo preocupado -No quiero que nos perdamos y que los lobos nos ataquen como aquella vez.

-Hans dijo que era por aquí, presiento que estamos cerca.


Flashback

Islas del Sur, 28 de Noviembre de 1865

El príncipe Hans de las Islas del Sur fue exiliado de su país a una pequeña isla del reino, como castigo por parte de sus hermanos por haber sido el primero en tratar de asesinar a la reina. El sujeto ahora pasaba sus días trabajando en la granja que le pertenecía, en total soledad, hasta que recibió una inesperada visita.

-Que sorpresa ¿A qué se debe su excelentísima presencia en mi humilde hogar? -bajó la pala que tenía en la mano para dedicarle una reverencia a los recién llegados.

La princesa y su esposo se acercaron al pelirrojo con miradas frías y gestos duros. Estaban frente a la peor escoria. Les costó mucho tener la voluntad de volver a verlo.

Por otro lado, Hans ahogaba una carcajada por la risa que le causaba volver a ver a la ingenua princesa que llegó a enamorarse de él y que por poco consigue asesinar. Le hubiese gustado muchísimo que muriera congelada por su propia hermana, pero ahora está aquí por alguna razón.

-Hans... -escupe Anna con toda la repulsión que puede sentir.

-Mi querida Anna -le dedica una sonrisa socarrona, para voltear a ver al rubio que la acompaña -Y el insípido vendedor de hielo. Enhorabuena por su boda, no tuve el placer de ser invitado, qué lastima.

-No hemos vendido a este asqueroso lugar a escuchar tus estupideces -sentencia la princesa, enojada -Queremos información que tú solo tienes, maldita rata.

Hans sonrió al percatarse del nuevo carácter de su princesa, le gustaba la ferocidad de su voz. Sin lugar a dudas se había convertido en toda una mujer, dejando atrás a la niña que consiguió envolver con facilidad.

-Si es así, será mejor que pasen -extiende una mano hacia su casa -¿Les apetece un té? -sonrie.

Hans sostuvo su abdomen con sus manos, ya que le dolía de tanto reírse a carcajadas, ante lo que le había dicho la princesa. Llevaba minutos así, haciendo enojar a la pareja.

-¿De verdad quieres saber el paradero del Asesino de reyes? -habla entre risas -Debes estar muy enojada con tu hermana para pedirme su ubicación. Yo también lo estaría si fuera tú -limpia una lagrimita de su ojo -El hecho de que te haya despojado del trono justo cuando habían quedado de que ella se quedaría en el Bosque Encantado debió dolerte mucho ¿No es así?

Anna apretó los puños. Permaneció sentada sobre su silla mientras veía como Kristotf se levantaba y tomaba al pelirrojo por el cuello de la camisa.

-No estamos aquí para oír esas patrañas -apretó otro poco -Danos la información que queremos ahora mismo, o si no -deja caer el filo de su daga justo sobre el cuello del Príncipe.

-Los Arendelle me dan asco -dijo entre dientes y con el ceño fruncido -Usan la violencia a su favor. Ustedes no están lejos de parecerse a la Tirana de hielo, por algo son familia.

-Responde ¿Dónde vive ese hombre? -Kristoff insistió.

Hans lo empuja y se vuelve a sentar en su respectiva silla, acomoda su ropa y decide hablar, ante la represión de sus invitados.

-El Asesino de Reyes, no es cualquier sujeto -empieza a contar -Es alguien frívolo, poderoso y con un carácter de los mil demonios. Mis hermanos tenían el mismo objetivo que ustedes, pero fallaron y que casi los mata.

Hace tiempo los príncipes de las Islas del Sur se enteraron de la existencia de un mercenario capaz de asesinar a cualquier miembro de la realeza, quisieron contratarlo para matar a la reina Elsa, puesto que ella había invadido sus tierras y matado a parte de su familia, llevándolos a rendirse bajo su poder, sin embargo, no consiguieron siquiera hablar con el Asesino.

Anna parecía consternada al escuchar las palabras de Hans. Pensó que se trataba de alguien peligroso, pero estaba convencida que lograría hablar con el mercenario, a como diera lugar.

-¿Dónde vive? -pregunta, interesada.

-Está más cerca de lo que ustedes piensan -señala con un tono divertido -Vive en Arendelle, en la Montaña del Norte, más lejos del Castillo de Hielo.

Conseguida la información, ambos se pusieron de pie para marcharse por fin de ese basurero en el que vivía el príncipe. Antes de irse el aludido les dijo algo.

-Les deseo suerte. Aunque espero recibir la noticia de que fueron brutalmente asesinados. ¡Sería genial que en lugar de la reina murieran ustedes dos! -chilla de emoción.

Fin Flashback.

A Anna le dolió la cabeza al recordar las insidiosas palabras del príncipe, le restó importancia para enfocarse en lo importante: hallar la casa del Asesino de reyes.

Se detuvo en seco. Ante sus ojos celestes se presentó un enorme castillo de piedra y hielo, pero esto no le sorprendió porque era conciente del poder del mercenario.

Siguieron adelante alertas ante cualquier imprevisto o ataque. Anna tocó la puerta con fuerza, pero estás se abrieron solas dándole paso al interior del palacio.

-No es tan frío como el de Elsa -apunta Kristotf observando la infraestructura del lugar.

-Pero es más oscuro, y eso me aterra -murmura por lo bajo.

Al fondo del salón principal había una tarima y en medio un trono de hielo que les llamó la atención, sobre él una pequeña criatura de color negro.

Ambos se situaron frente al animal. Una leve brisa se levantó, a pesar de que las puertas estaban cerradas, todo parecía tétrico.

-¿Eso es un gato? -dijo Anna en cuanto vio a la criatura levantar su cabeza para verlos.

El animal poseía un par de ojos totalmente oscuros que provocaron que a la princesa le diera un escalofrío.

-¿Jack Frost? -esta vez es Kristotf quien pregunta.

-¿Cómo vas a decir que el Asesino de Reyes va a ser un gato? -dice Anna molesta -Por Dios, eso es estúpido.

-¿Por qué no? -Kristoff enarca una ceja -¿Podría ser como el gato con botas?

Anna niega con la cabeza y se dispone a tocar al animal, pero en cuanto lo intenta este toma una forma espeluznante. Lo que alguna vez fue un gato toma forma de una horrible bestia, con colmillos afilados, garras enormes y piel desgarrada.

La chica suelta un grito que sacude el salón del trono.

Biblioteca del Palacio de Hielo

Jack Frost

Permanezco acostado en el suelo, mirando hacia arriba, mientras disfruto de la paz que me trae este lugar que yo mismo he inventado. Los espectros que me acompañan merodean por ahí, buscando no sé qué cosa, realmente no me importa.

Acomodo el par de guantes negros que rodean mis manos, el único par de artefactos que me protegen de las hambrientas criaturas que habitan en este mundo.

Escucho sus risas y murmullos. Algo las inquieta, pero no tengo idea de qué pueda ser. A veces resultan ser un dolor de cabeza.

-¿No se pueden callar por una puta vez en sus vidas? -hablo, molesto -Estoy tratando de descansar de ustedes, hijos de puta.

Ellos me responden con gruñidos realmente horribles, sus voces son oscuras y ásperas, ante el oído humano lo acabarían. Nadie es capaz de soportar a esas bestias, solo yo.

Un demonio de esos me agarra de la pierna, tratando de romper mi pantalón negro.

-Ey, déjame en paz -lo pateo a un lado. Parece que hoy tampoco podré estar en calma y eso me hace enojar.

Respiro profundo y cierro los ojos imaginando el sonido de la naturaleza, consiguiendo la paz que tanto me cuesta alcanzar. En este lugar solo puedo estar de vez en cuando por eso aprovecho al máximo para relajarme y descansar.

Hasta que alguien activa mi magia.

-Me lleva el demonio -escupo enojado.

Deshago el sueño-pesadilla y despierto en mitad de la biblioteca acostado en mi sofá favorito. La chimenea ya está apagada y las sombras están detenidas al frente de la puerta que está cubierta por una gruesa capa de hielo para que no se escapen. Tienen el deseo de cazar a quien está al otro lado.

-Ey, amigos -los llamo -Es hora de volver a casa.

Extiendo mis manos a los lados y activo mi poder para que las sombras se adhieran a mi piel y vuelvan al lugar donde pertenecen: mi mente.

Tomo una manzana de la mesa y deshago el hielo para salir por la puerta hacia el salón del trono de dónde vino el grito que me despertó. Alguien muy desafortunado se atrevió a entrar sin pedir permiso. Debe estar lidiando con Onurr.

Le doy un mordisco a la fruta y me doy cuenta de quiénes se trata.

-Vaya, que mala suerte -hablo en primer lugar -Despertaron a Onurr.

La pareja de intrusos trata como puede de detener a la bestia que está apunto de herirlos.

-¡¿Qué es esto?! -grita la chica, asustada.

-Onurr es una pesadilla de carne y hueso -le respondo y me ubico en el trono de hielo -¿Quieres desayunarte a un par de imbéciles, amigo? Adelante. Empieza con la cabeza, debe saber más delicioso.

Mi mascota gruñe de felicidad.

Lo que no me gusta es que después tendré que limpiar la sangre y las vísceras que deje por ahí tiradas, porque es lo único que no se come, dice que le da pesadez estomacal.

-¡¿Qué?! -gritaron al tiempo. Dejo escapar una sonora carcajada que los abruma aún más -¡Por favor, ayúdanos!

Termino de comer mi manzana y los miro de arriba a abajo.

-¿Por qué debería? -hago un gesto de aburrimiento -Ustedes entraron a propiedad privada, es lo mínimo que se merecen: la muerte. Y pues, mi mascota no ha comido hoy, que pena.

-¡Nosotros vinimos aquí para contratarte! -dijo la mujer y antes de que Onurr le arrancara la cabeza lo llamé.

Si se trata de trabajo entonces es importante, no me quiero ir con las manos vacías.

-Eh, Onurr -doy unas palmaditas en el apoya brazos del trono -Ven aquí -regresa a su forma original y se acomoda dónde le ordeno.

La pelinaranja recupera el aliento y se abraza a su compañero. El susto que se llevaron me ha dado para desayunar, gracias a mi tierno gato.

Realmente están vivos de milagro.

-¿De qué sé trata, princesa Anna? -acaricio la cabeza de mi mascota.

-¿Cómo sabes quién soy yo? -pregunta con sorpresa.

-Conozco a muchas personas, sé muchas cosas de ellos, en especial de la familia real -le dedico una mirada fría, tomando mi posición de negociador -El hecho de que esté aquí me llena de curiosidad. No pensé que algún día tuvieras que requerir mis servicios.

-Sé que eres el Asesino de Reyes -comenta con seriedad.

-Puedo decifrar que por mi nombre ya sé a quién debo matar -creo una sonrisa ladeada en mi boca.

Por fin ha llegado el momento.

Onurr se acuesta en mi regazo y empieza a ronronear. Solo conmigo se comporta como una mascota normal.

Dejo que la princesa digiera la información y el hecho de qué sé a quién debo matar sin que me diga siquiera su corto y dulce nombre.

-Es... Es una decisión muy dura la que estoy tomando -la escucho hablar con la voz algo cortada -Pero, es que está acabando con todo, necesita ser detenida de inmediato. Esta es la única manera.

-Entiendo, princesa -le dedico una mirada de empatía -La reina Elsa es un jodido monstruo, no me costara mucho mandarla a qué ese hermoso rostro se consuma en las brasas del infierno.

De pronto, la princesa rompe en llanto frente a nosotros. Es evidente que lleva tiempo tratando de contener lo que siente.

«La verdad es que no debe ser nada fácil soportar que vas a matar a tu propia hermana»

Kristotf, su esposo, trata de consolarla, pero ella no deja de llorar. Se está arrepintiendo.

-Yo debo salir de viaje y volveré en muchos años. Si quiere retirarse hágalo, pero esta es la única oportunidad de acabar con esa mujer y quedarse con el reino como debió haber sido.

La pelinaranja detiene su llanto para responder a mi comentario. Es cierto que me voy, y me encantaría que mi último trabajo sea darle de baja a la Tirana de hielo.

-Quiero que asesines a mi hermana, solo así se restaura la paz en los reinos -anuncia más convencida que nunca.

-¿De cuánto estamos hablando? -me inclino hacia adelante, interesado -deben ser varias piezas de oro, tratándose de la Tirana de hielo, es la única que de verdad me daría pelea.

Sé que no le costará nada conseguir el dinero. Arendelle es un país potencialmente comercial y con las conquistas de los últimos tiempos tienen cada vez más capital.

-En cuanto sea reina, tendrás todo el oro que quieras.

Muevo mi dedo de un lado a otro.

-Ah ah, no señorita. Yo no trabajo así, pago por adelantado o nada -exijo. Ella no está en posición de colocar condiciones.

Anna suelta un bufido y acerca una bolsa de tela marrón y la deja caer sobre el podio del trono.

-No me imagino qué hiciste para robarle ese dinero a la reina -tomo una que otra moneda. Me iré a casa con un buen botín.

Me levanto del trono y sacudo mi traje para llegar hasta la princesa y estrechar su mano, murmurando un trato hecho.

-Te explicaré como he pensado que lo hagas. Yo... -no termina su idea porque la interrumpo.

-Martes 21 de diciembre, conmemoración a sus 24 años de vida y matrimonio con el líder de los jinetes de dragones: Hiccup Haddock III. Listo -sonrio -Será un día espectacular, haré una entrada muy vistosa te lo aseguro, princesa.

Doy media vuelta camino a la biblioteca, dejando a la pareja con la boca abierta de par en par.

«Ay Elsa Arendelle, pensaré mil y una forma de como asesinarte y por fin vengare a tantos que murieron en tus manos»

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