Capítulo XXXVI

Gruñó sonoramente ante el leve dolor que se instaló en su trasero y cuello. Se movió incómodo, pero con ello solo logró destaparse. Abrió los ojos y miró su alrededor. Sonrió a sabiendas de lo que pasó la noche anterior y buscó en su entorno el cuerpo del castaño, pero no lo vio por ningún lado, lo que lo hizo sentarse de golpe y sentir una fuerte punzada en la parte baja de su espalda. Solo así vio a JiMin sentado sobre el suelo del vehículo con únicamente con los pantalones puestos y la cabeza apoyada en la puerta. Se acercó para mecerlo por el hombro.

—YoonGi... —gruñó el contrario mientras abría los ojos y suspiraba.

—¿Me traerás el desayuno, cariño? —se burló divertido y el chico rápidamente se levantó.

—Nunca más intentaré llevarte el desayuno a la cama. —El otro lo apuntó de forma acusativa y él solo rio enternecido.

—Apuesto que lo terminarás haciendo —dijo desafiante y el castaño rio levemente por lo bajo.

—¿Estás bien? —El chico frunció el ceño con preocupación.

—Me duele un poco el trasero, pero imagino que es normal —dijo con simpleza, pero aun así la mirada de JiMin no se suavizó.

—Te quejaste mientras dormías —se lamentó el otro y él bufó.

—¿Crees que dormir aquí es muy placentero? —se burló y el otro solo ocultó su sonrisa. YoonGi se concentró entonces en los relieves del suelo—. ¿Dormiste ahí?

—Ayer me sentí mal. —Miró hacia sus pies—. No quise molestarte, así que decidí quedarme aquí para que durmieras cómodo.

—Eres idiota —murmuró mirándolo con una mueca.

A veces JiMin era tan... ¡ah!

—¿Estás preparado para conducir?

—Claro.

El contrario pasó por entre los asientos y llegó hasta detrás del volante, una vez que el chico estuvo ahí le tiró la camiseta que colgaba del manubrio y él se la puso rápidamente mientras veía como JiMin buscaba por debajo de los asientos su camisa. Cuando la encontró se la abotonó con rapidez y YoonGi se dio cuenta inmediatamente que le faltaban algunos botones.

—¿Me alcanzas los pantalones? —preguntó cuando vio al otro mover la llave que quedó en la ranura desde la noche anterior.

El castaño le pasó con cuidado sus cosas y luego hizo sonar el auto para avanzar e introducirse en la carreta.

—¿Cómo lavarás el auto? —Cuando ya estuvo vestido le dio una rápida mirada al asiento, el cual tenía un manchón oscuro por la humedad y una mancha blanquecina por lo que supuso que sería semen.

—Lo tendré que mandar a limpiar.

El contrario se concentró en la carretera y él se acercó lo suficiente como para poner la cabeza en el respaldo del asiento de JiMin.

—¿No te da... vergüenza? —preguntó con una mueca.

—Nadie sabrá lo que es. —El chico se encogió de hombros, aparentando indiferencia.

—¿Seguro? —Adoptó una actitud divertida y se acercó un poco más a JiMin para aparecer en el espejo retrovisor.

—¿Qué más da? —El contrario se encogió de hombro—. Vales la pena —murmuró el castaño suavemente mientras volteaba la vista a la calle y los demás autos.

Se quedó estático mientras veía su perfil. Si hubiera sabido que JiMin era esa clase de chico desde la primera vez que lo vio...

Pasó con suavidad las manos por su cuello, justo donde tenía las pequeñas manchas rojizas, casi moradas ya.

—¿Por qué no descansas un poco? —El castaño le dio una mirada por el retrovisor.

—Estoy bien. —YoonGi no le dio importancia a ello y prefirió concentrarse en otro tema—. JiMin... —lo llamó después de escuchar el suave sonido que desprendía la radio—, ¿hoy no debemos ir al instituto?

—¿Ah...? —JiMin se quedó un rato mirando a la carretera en silencio—. ¡Mierda! ¿Por qué últimamente nos saltamos las clases?

—¿Importa realmente? Solo nos quedan unos días antes de que acabe el último año. —Se encogió de hombros.

—Tenemos que hablar con NamJoon —dijo el otro después de unos minutos en silencio, como si lo hubiera recordado.

—¿Crees que deberíamos llamarlo? —Se recostó en el asiento.

—Me parecer que sería mejor decirle en persona.

—¿Pero qué pasa si hace algo con Jin? Recuerda que ya sabe lo que pasó con JungKook. —JiMin suspiró sonoramente y luego asintió—. ¿Me alcanzas mi chaqueta?

El contrario se agachó levemente en el asiento del copiloto para alcanzar la prenda. Cuando se la tendió él sacó rápidamente el celular que estaba en uno de los bolsillos y pasó el dedo por la pantalla táctil para buscar el número de NamJoon, cuando lo encontró marcó inmediatamente.

Ahh... —Escuchó un leve gruñido desde el otro lado, como si el chico recién estuviera despertando.

—¿Qué te pasa? —preguntó divertido—. ¿Un empresario como tú aún no está despierto un día lunes?

¿YoonGi? —Su voz era tranquila, pero luego cambió repentinamente—. ¡¿Hoy es lunes?! ¡Jin, pásame los pantalones!

—¿Jin? —Su ceño se frunció y le envió una rápida mirada al castaño a través de retrovisor, topándose con sus ojos de inmediato.

—Altavoz, altavoz —repitió JiMin sin pronunciar algún sonido, simplemente moviendo los labios. Rápidamente le obedeció.

Luego te cuento —respondió el chico a través de la llamada mientras parecía mover algunas cosas.

—¡Espera, NamJoon! —exclamó y suspiró sonoramente.

Ahora sí puedes hablarme. Antes estaba con Jin, pero ahora voy hacia el trabajo. Lo dejé en mi departamento.

—¿Estaba en tu departamento? —preguntó el castaño dentro del volante y YoonGi frunció el ceño. No sabía si a NamJoon le molestaría que estuviera JiMin escuchando, pero al parecer ni siquiera lo notó.

Pues... —El rubio sonó nervioso desde el otro lado y YoonGi escuchó que encendía el auto.

—¡¿De verdad te acostaste con él?! —gritó JiMin, haciéndolo saltar levemente sobre el asiento y sintió un leve dolor en el trasero.

—¿Lo hiciste con Jin? —murmuró sorprendido.

Yo...

Se quedó estático y miró rápidamente a JiMin, quien doblaba para dejar la carretera atrás y adentrarse a la ciudad.

—Eso no estaba en el plan. ¿Lo sabes o no, NamJoon?

Sé que no lo estaba. Es solo... Es solo que...

—¿Querías hacerlo? —Sonrió suavemente al imaginarse la respuesta.

Si NamJoon tenía una relación con Jin era considerablemente bueno para la mente de todos ellos.

Un poco —murmuró sincero el rubio—. En verdad lo lamento. Sé que no me tenía que involucrar mucho con Jin.

—¿Te gusta Jin?

Yo... me tengo que ir...

—YoonGi y yo somos novios —dijo JiMin sin quitar su sonrisa—. Tú también podrías intentar mantener una relación con Jin si así quieres.

—¿Qué mierda haces...? —murmuró desesperado.

—¿Ustedes? —NamJoon lo interrumpió desde el otro lado.

—¿Por qué no lo intentas?

Lo... pensaré —dijo el rubio finalmente y luego la llamada se cortó.

—¿Era necesario que le dijeras eso? —Se enfadó un poco con JiMin.

No se dio cuenta antes, pero ya llegaron a su departamento.

—¿Por qué no lo puedo decir? —dijo el otro estacionando el auto—. Debo presumir que te tengo.

El castaño apagó el vehículo y sacó las llaves. El contrario no dejó que él respondiera y solo salió del auto. Rápidamente intentó seguirlo, aunque no pudo evitar una mueca en los labios por el dolor de moverme, no solo producido por el sexo, sino por dormir de una forma tan incómoda.

—¿Acaso quieres que todos lo sepan? —En ese momento recordó la secreta regla del castaño.

—Deberíamos decirlo. —El chico agachó un poco la cabeza mientras abría el maletero del auto.

—¿Piensas hacerlo?

—Quiero hacerlo. —JiMin se acercó lo suficiente a él como para tomarlo de las manos y darle un lento beso en los labios.

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