Capítulo XLIV
—¿Por qué justo hoy tuviste que venir con tu ropa ordinaria y no con tus hermosas corbatas? —le espetó a NamJoon y se cruzó de brazos sin quitar la sonrisa.
—Lo siento. Me dijeron que te interrumpí. —El chico habló animadamente, pero pareció triste.
—¿A qué vienes? —dijo después de rodar los ojos con diversión.
—Tengo que entregarte algo. —El rubio le pasó un sobre largo y blanco.
—¿Qué es esto? —Tomó el sobre con ambas manos.
—Es un simple regalo por trabajar como mi secretario.
Asintió unas cuantas veces mientras apretaba los labios—. No tienes que darme nada. Tú también hiciste varias cosas por mí.
NamJoon se encogió de hombros y sonrió—. ¡Ah!. Y también te tengo esto.
YoonGi tomó atento la mugrosa libreta negra, ahora escrita hasta el límite de hojas.
—¿Por qué me la pasas? —preguntó sin poder evitar fruncir el ceño.
—Solo te devuelvo tus cosas. —El chico se encogió de hombros con una sonrisa—. Además, te escribí algo.
—¿Qué sucede, NamJoon? —YoonGi se puso más serio al ver como el castaño seguía con la cabeza gacha.
—Me voy.
Se quedaron mirando unos segundos.
—¿De qué hablas? —No apartó la mirada del contrario—. ¿A dónde te vas? Por cierto, ¿cómo te fue con Jin?
—Lo arruiné todo —dijo el otro cabizbajo.
—¿No hablaste con él?
NamJoon apretó los labios para luego mirar hacia el oscuro cielo—. Con JungKook le dijimos la verdad.
Balbuceó antes de poder contestar—: Me alegra que lo hicieran. Se merecía saber todo. —Dio una cálida sonrisa que inmediatamente borró al ver que no hubo algún cambio en la expresión ajena—. ¿Por qué no te ves contento?
—Se acabó, YoonGi. Mañana por la mañana me iré a Norteamérica —dijo NamJoon sin apartar la mirada seria de sus ojos.
—¿De qué hablas? —Sintió como le temblaban las piernas levemente.
—Voy a terminar con mis estudios allá...
—¿Estudios? ¿Estás estudiando?
—Derecho —dijo el otro sin más y asintió.
—¿Y dejarás a Jin?
El rubio se limitó a encogerse de hombros—. Jin no quiere verme.
—Pensé que le dijiste todo...
NamJoon rio suavemente, sin gracia alguna—. Hice lo suficiente como para que las cosas quedaran claras. Si empezaba a hablar sobre mis sentimientos lo podría confundir y solo lograría ser un dolor de cabeza. Ya le causamos suficientes problemas como para darle más.
—¿Eso también quiere decir que nos dejarás a todos?
—Lo siento, YoonGi. Me aseguraré de llamarlos, ¿sí? —El chico levantó la cabeza para sonreírle sin ganas—. Me tengo que ir. Mi vuelo parte mañana temprano y tengo que descansar.
El rubio se dio vuelta y empezó a caminar hacia el estacionamiento que estaba a solo unos cuantos metros. Cuando YoonGi recién pudo reaccionar y darse cuenta de lo que en verdad pasaba no lo pensó dos veces y corrió hacia NamJoon para tomarle el brazo con firmeza.
—¿De verdad te irás? —Buscó sus ojos con urgencia y se encontró con otros que se empeñaron en esquivarlo.
—Lo siento, de verdad lo siento.
—No lo hagas —dijo al ver como el otro abría una de las puertas del auto—. ¡NamJoon!
El chico rápidamente encendió el vehículo y dio marcha atrás mientras mantenía los labios apretados. YoonGi golpeó unas cuantas veces el vidrio del rubio cuando vio que retrocedía.
—¡NamJoon! —volvió a gritar, pero el chico salió definitivamente de su vista.
No puede decir cuánto tiempo estuvo ahí con exactitud, pero cuando reaccionó se aseguró de correr hacia el interior del salón y acercarse hasta la mesa donde comían él y sus amigos.
—¿Está todo bien? —preguntó JiMin al ver su expresión.
—Se va —logró articular—. NamJoon se va.
—¿De qué hablas? —preguntó HoSeok, levantándose de la mesa, al parecer primero con la intención de tranquilizarlo y sentarlo.
—Yo... —Se detuvo a sí mismo. Ni siquiera tuvo claro qué sucedió—. Necesito que vengan conmigo. —Hizo movimientos desesperados con las manos—. NamJoon se irá mañana a Norteamérica y necesito avisarle a Jin.
Inmediatamente todos se levantaron de la mesa, excepto TaeHyung que se mantuvo con esa mirada de confusión.
—Es el chico del que te hablé —dijo rápidamente HoSeok hacia el castaño que permaneció sentado, a lo que este rápidamente se levantó mientras asentía.
—Vamos —murmuró JiMin y rápidamente todos caminaron detrás de él.
Con rapidez salieron del recinto y se subieron al auto de JiMin. Se quedaron ahí solo unos segundos en espera de que el vehículo se moviera y pudieran quitarse la angustia del pecho al fin, pero al final el castaño golpeó el volante con ambas manos.
—¿Dónde mierda vive Jin?
Todos guardaron silencio por unos segundos que se hicieron eternos.
—JungKook —dijo HoSeok y le pegó a YoonGi unas cuantas veces en el hombro para obtener su atención—. Él debe saber. Era su novio, ¿no?
Miró a JiMin mientras asentía y este inmediatamente se puso en marcha. No pudo evitar enviarle una mirada a TaeHyung para ver su reacción, dado que esa
Ig sería la primera vez que se encontraría con JungKook después de que volvió.
Le fue diciendo las direcciones al castaño que estaba a su lado para que pudieran llegar a la casa del pelinegro. En cuanto vio la casa de su amigo y el auto se detuvo YoonGi fue el primero y el único que se bajó. Se aventuré a tocar con fuerza el timbre de la casa de JungKook y para su suerte fue el chico despeinado y soñoliento quien le abrió.
—¿Qué haces acá?
—Necesito que vengas conmigo. —Lo tomó del brazo para sacarlo de la casa y cerró la puerta de la vivienda.
—¡¿Qué?! ¿Estás consciente de que voy en pijama? —El chico se opuso a su tironeo.
—JungKook —Puso las manos sobre los hombros ajenos para que el chico le prestara máxima atención—, NamJoon se va.
—¿Y a mí qué me importa el rubio? —JungKook hizo una mueca mientras se alejaba, pero él aun así lo retuvo.
—Se va a otro país —explicó y vio como el chico lo miraba por el rabillo del ojo—. Se irá a otro continente, maldición. Hay que evitarlo y Jin es el único que puede ayudarnos.
—¿Entonces por qué estás aquí y no vas por él?
—¡No sé dónde mierda vive! —Lo tomó con fuerza por el brazo y lo empujó hasta que llegó a un costado del auto—. Así que tú me llevarás con él.
Tomó la manilla de la puerta para luego abrirla y empujar al chico dentro y este casi quedó sentado sobre HoSeok. YoonGi rápidamente se subí de copiloto y una vez dentro JiMin se puso en marcha.
—Hola, Kookie —saludó amablemente HoSeok.
—No molestes, idiota. —JungKook le hizo una mueca al chico que estaba a su lado y luego se apresuró en darle las indicaciones a JiMin.
Frunció el ceño mientras echaba una mirada hacia atrás. Al parecer JungKook aún no se percataba de la presencia de TaeHyung. No obstante, luego de unos breves segundos notó el chico enviaba rápidas miradas hacia el otro lado del auto para después pestañear repetidas veces.
—¿Estás bien? —preguntó YoonGi al ver como el pelinegro se llevaba las manos a la cabeza y se pasaba los dedos con frustración por el cabello.
—Estoy bien, solo... —JungKook se volteó para ver al castaño que estaba sentado en la otra esquina del vehículo—. ¿Sabes, YoonGi? No me siento muy bien. ¿Podríamos parar? Creo... Creo que voy a vomitar.
Hizo un rápido movimiento hacia JiMin y este se detuvo. Cuando el auto estuvo completamente parado JungKook no se bajó, sino que se quedó ahí con las manos apretando sus propias rodillas, haciendo que sus nudillos se volvieran blancos.
—HoSeok, cambia de lugar conmigo —ordenó YoonGi y el aludido inmediatamente asintió.
—Pero no puedo salir. Estoy...
YoonGi se apresuró en bajarse del auto y abrió la puerta de atrás. Sacó con cuidado a JungKook, quien no dejó de mirarse las manos, y en cuanto HoSeok salió él metió al otro chico al auto para sentarse a su lado.
—JungKook —dijo lentamente después de que HoSeok se subiera al auto y este volviera a partir—, Tae está aquí.
—No, no está aquí —insistió el chico con las manos apretando su cabeza y la vista fija en un punto perdido del parabrisas.
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