Capítulo XII
Suspiró nervioso mientras veía la puerta abriéndose. Unos ojos extrañados viajaron desde él hasta el hombre que lo acompañaba.
—JiMin. —Luego de decir su nombre YoonGi apretó los labios. Era demasiado irrespetuoso de su parte llegar así como así.
Fue extraño, ya que se lo esperó en cualquier situación menos en esa. JiMin vestía un elegante esmoquin de color oscuro, incluso parecía que iba a una importante reunión.
—¿Qué haces aquí? —Sonó hasta un poco grosero, pero al fin y al cabo era JiMin.
—Eres amigo de YoonGi, ¿no? —El doctor a su costado le sonrió al chico amigablemente, pero este solo le hizo una mueca en correspondencia.
La mirada de JiMin se dirigió hacia él y apretó los labios antes de mirarlo directo a los ojos—. ¿Qué pasó? —preguntó el contrario después de unos segundos en los que compartieron miradas.
—Se quedará aquí esta noche. —El hombre que lo acompañó se adelantó al hablar—. No es molestia, ¿cierto? —JiMin volvió a mirarlo y sin dejar de hacerlo negó con la cabeza—. Eso es genial. —El médico puso una mano en su espalda y luego lo empujó levemente hacia el interior del departamento—. Adiós, chicos. —El mayor inmediatamente se fue sin decirle nada, solo lo dejó ahí de pie como un idiota.
—¿Qué pasa? ¿Está todo bien? —Se giró para mirar a JiMin al escucharlo hablar—. Debió pasar algo sumamente importante como para que tuvieras que recurrir a mí.
—¿Estás ocupado? —preguntó con suavidad, sintiéndome sumamente irrespetuoso.
—En realidad no tenía nada importante por hacer. Pasa. —JiMin hizo un ademán con la mano para que ingresara al departamento y él se sentó en uno de los sofás.
—¿Seguro que no tienes algo que hacer? Parece que tenías un compromiso. —Lo apuntó para hacer referencia a su vestimenta.
—En realidad tenía una cena, pero no es algo muy importante. —JiMin se sentó en el sofá de enfrente mientras se soltaba la corbata con los dedos—. Gracias por salvarme de esta. En realidad no quería ir a comer otra vez con mis padres.
—¿Entonces es bueno que viniera? —Dio una sonrisa incómoda y el chico se encogió de hombros—. JiMin, ¿puedo...? ¿Puedo pedirte un favor?
—¿Qué clase de favor? ¿Por eso estás aquí?
—En realidad me preguntaba si podía quedarme a dormir esta noche. —JiMin elevó sus cejas.
—¿Y qué me darás a cambio? —El otro cambió su expresión por una sonrisa divertida, casi pícara.
—¿Qué quieres a cambio? —Apoyó los codos en sus rodillas con la intención de inclinarse un poco hacia adelante, poniéndole atención.
JiMin frunció el ceño, pero lo miró con una sonrisa, como si estuviera pensando en qué castigo ponerle.
—En realidad, por ahora no quiero nada. —Se encogió de hombros—. Aunque quizás en un futuro lo necesite.
—Está bien —dijo con simpleza y suspiró.
No creo que pida algo tan malo, ¿cierto?, pensó en un intento de tranquilizarse respecto a ello.
—Te ves un poco alborotado. ¿Qué pasó? —El contrario se levantó del sofá y se dirigió hacia lo que parecía ser la cocina.
—Nada. —Se puso de pie para seguirlo—. Tuve un problema en casa y no sabía a dónde ir.
El chico se volteó y asintió, incluso le dio una pequeña sonrisa—. ¿Qué tienes ahí? —Su gesto se borró y se acercó hasta él.
JiMin pasó una de sus manos por su mejilla y la bajó lentamente hasta su mentón para luego pasar por su cuello. Al principio pensó que lo estaba acariciando, pero su rostro fruncido le decía lo contrario.
—¿Qué tengo? —Intentó moverse un poco porque JiMin lo estaba poniendo nervioso.
—¿Esto es sangre? —El chico se separó y levantó una de sus manos teñidas levemente con un rojo oscuro, ya casi seco.
YoonGi mordió su labio inferior y pasó la mano derecha por detrás de su nuca mientras frotaba levemente la zona, sin saber qué responder porque francamente no quería dar explicaciones, mucho menos a JiMin.
—¿Qué pasó? —El contrario se cruzó de brazos y frunció el ceño, como si estuviera molesto con él, cosa que lo confundió.
—Nada. —Se encogió de hombros en un intento de omitir información.
—¿Es tu sangre? —El castaño volvió a pasar las manos por su cuello, haciéndolo estremecer.
—No.
—¿Seguro? —El chico dejó los brazos caer y luego los extendió hacia él, como si quisiera tocarlo—. Déjame revisar. Quizás te hiciste daño.
—Estoy bien. —Se abrazó a sí mismo inconscientemente.
—¿Te metiste en una pelea?
Algo así, pensó, pero no estaba para nada dispuesto a decírselo.
—¿Podemos evitar hablar de esto?
—Está bien —dijo el otro después de bufar—. ¿Quieres algo para comer?
Asintió casi de manera infantil y luego se sentó en la silla que el castaño le apuntó. Miró la espalda de JiMin mientras este se movía abriendo y cerrando cajones.
¿Este chico sabrá cocinar? No tenía pinta, para nada, pensó.
—¿Qué te dijo NamJoon?
—Me ayudará. —Sonrió un poco y se encogió de hombros.
—¿En serio? —exclamó el otro, aparentemente sorprendido de sobremanera.
—Me ayudará con una condición. —Hizo una mueca casi imperceptible.
—¿Qué condición? —JiMin se acercó más a la mesa, quedando más cerca de él.
—No te diré. —Sonrió un poco y el contrario hizo una mueca para después bufar.
—¿Por qué tienes que hacerte el interesante? —Su compañero volvió a darse la vuelta para sacar un sartén y verter aceite dentro—. Simplemente dime.
—No es nada. —Se encogió de hombros y JiMin volvió a bufar.
Por suerte el castaño no insistió con el tema y él pudo comer tranquilo una vez que el otro terminó de cocinar. Lo que hizo no estuvo para nada mal, así que comió a gusto y al poco rato ingresó a la ducha luego que el contrario se la ofreciese. Una vez listo se vistió con su propia ropa limpia y se sentó en la pequeña cama que le prestó JiMin.
—Aquí tienes más —dijo el contrario entrando por la puerta de la habitación y dejó caer un montón de mantas sobre la cama.
—JiMin —Al llamarlo el aludido inmediatamente se volteó con las cejas alzadas—, gracias.
Para su sorpresa recibió una sonrisa y un asentimiento de cabeza por parte del castaño, quien terminó por salir de la habitación, dejándolo intranquilamente solo.
Se acomodó mejor sobre la cama y acercó las piernas hasta apretarlas contra su pecho para poner la cara entre ellas.
Podría sonar extraño, pero en ese momento quiso que JiMin estuviese ahí junto a él, quizás abrazándolo, haciendo que dejara de sentirse solo, aunque solo quizás.
Soltó un suspiro porque sabía que JiMin no aparecería por la puerta de la habitación para decirle que todo estaría bien y que no se preocupara. Ante lo mismo no pudo evitar apretar los dientes y soltar unas cuantas lágrimas. Al fin y al cabo creía tener razones más que suficientes para llorar.
Intentó ser lo más silencioso posible mientras intentaba descargarse de toda aquella carga emocional que lo arribó bruscamente. Su madre y padre estaban en el hospital mientras que él simplemente permanecía ahí, en la casa de JiMin. Eso no era para nada justo, merecía estar con su mamá.
Luego de un momento llorando silenciosamente se estiró para levantar las sábanas y taparse con ellas.
TaeHyung definitivamente era una de las cosas que más necesitaba en ese momento.
Tomó su teléfono que dejó en la mesilla de noche. Al principio la fuerte luz del aparato lo cegó entre tanta oscuridad, pero después de bajarle el brillo se empeñó en buscar el número de su mejor amigo entre los contactos.
Esperó escuchar unos cuantos tonos, pero inmediatamente salía la voz robótica desde el teléfono.
TaeHyung no le contestaba... Su amigo no estaba y él simplemente ya no podía más.
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