Capítulo V
Llevó la cuchara hacia su boca sin apartar la mirada de su padre, quien se mantenía relajado, incluso a veces les daba pequeñas sonrisas que su madre recibía encantada. Sus ojos estaba anclados a él porque lo notó distinto, tan cambiado que incluso creía no poder reconocer a su propio padre.
—Quiero hablar con los dos de un tema importante —empezó diciendo el hombre después de beber de su vaso con jugo.
—¿Nos comentarás sobre lo que me dijiste ayer? —preguntó su madre entusiasmada.
—Sí —contestó el otro con simpleza—. Me ascendieron en el trabajo.
Lo miró fijamente por unos segundos y enarcó una ceja. ¿Qué tenía eso de importante para él y su madre?
—Estaba pensando... —El mayor fijó su mirada atenta en ellos—. Quiero rehabilitarme.
No se dio cuenta, pero la manga de su sudadera se ensució con la sopa debido al asombro. Su madre saltó dándole abrazos al hombre mientras que este le sonreía más feliz que nunca. YoonGi prefirió mantenerse alejado y pensar. ¿Rehabilitación? ¿Él? ¿En serio piensa que me lo creeré?, se debatió internamente, sacó la manga con cuidado del plato y pasó una servilleta para no ensuciar demasiado antes de levantarse de la mesa, haciendo un jodido sonido estruendoso con la silla.
—¿A dónde vas? —preguntó su madre, la cual aún abrazada al hombre.
—No te creo —confesó con la mirada fija en los ojos del mayor, quien arrugó un poco la piel que se extendía entre ellos.
—Lo intentaré —murmuró serio. No. Serio no, sino suplicante.
—Hijo... —empezó diciendo la mujer, pero solo dejo la frase en el aire, como si fuera un pequeño regaño indirecto.
—Hoy en la noche tendremos una cena con mi jefe —avisó su padre antes de agachar un poco la cabeza para limpiarse los labios con la servilleta.
—¿Tendremos? —preguntó incrédulo y se rio sin verdadera gracia.
—¡YoonGi! —lo regañó su madre, levantándose de los hombros de mi padre, en los cual se mantuvo apoyada para abrazarlo.
La miró detenidamente, notándola emocionada y fue entonces que se dio cuenta que la mujer se ilusionó con la propuesta del otro. Se forzó a darle una pequeña sonrisa. Con su madre no podía ser insensible. Estaba seguro que haría cualquier cosa por ella.
—Iré —contestó viéndola solo a ella. Los dos se sonrieron.
—Tendrás que vestirte formalmente —agregó su padre apuntándolo con un dedo de manera divertida.
—¿Formalmente? —soltó con una mueca.
¿Formalmente? Entonces significaba que era una ocasión especial. Bueno, ¿cómo no serla? Al hombre lo ascendieron en el trabajo y resultaba relativamente común cenar con su jefe después de un arduo trabajo por parte de su padre para llegar hasta donde está.
| TAEHYUNG |
—¿Por qué tienes que salir ahora? —espetó TaeHyung al ver que JungKook se dirigía hacia la puerta de la misma manera que los días anteriores.
—Solo quiero tomar aire —dijo el otro sin voltearse y fijando su mirada en la tabla de madera.
—¿Acaso aquí no tienes? —preguntó alzando un poco la voz, casi sonando tan molesto como se sentía.
—¡No tienes por qué encerrarme aquí! —le gritó el contrario mientras se daba la vuelta hacia él, cosa que lo hizo levantarse del sofá para encararlo.
—¡Somos pareja! —explicó sin acercarme a él—. Creo que merezco saber a dónde va mi novio si siempre me va a dejar solo.
—¡Maldición, TaeHyung! No eres mi maldito dueño —se quejó JungKook para luego salir del departamento y cerrar la puerta de un portazo.
Cayó sobre el sofá en el que estuvo anteriormente sentado, se tapó la cara con ambas manos y dejó caer la cabeza hacia atrás sobre el respaldo. Estaba agotado de JungKook, de las peleas e incluso de lo miserables que a veces llegaban a ser.
¿Qué les pasaba? TaeHyung no lo sabía, pero tenía un leve presentimiento tan malditamente cruel que hacía que su corazón doliera cada vez que veía a JungKook. No podía dejar de cuestionarse si su novio estaría viendo a otra persona, se lo cuestionaba cada vez que el otro salía por esa puerta sin él o sin saber hacia dónde se dirigía.
Se levantó del sofá y se acercó hasta la cocina mientras sorbía la nariz. Pensó en hacerse un café para relajarse, pero al dirigirse al lugar pasó frente a un gran espejo que se afirmaba a la pared como adorno del salón. Notó en el reflejo su llanto y se acercó a la superficie para tener una mejor visión de sí mismo. Se cuestionó desde cuándo estaba tan destrozado y a la vez se sintió patético y roto por ello.
Cerró los ojos y dejó que su frente chocara contra la fría superficie. No evitó que las lágrimas cayeran porque sintió que necesitaba desahogarse. Descendió lentamente hasta sentarse sobre el suelo del salón principal, justo debajo del espejo, donde agarró fuertemente sus piernas y las acercó hasta su pecho para esconder la cara entre las rodillas.
—Lo quiero —murmuró casi sin voz—. Lo quiero, pero me hace daño. ¿Qué debería hacer? Obviamente nadie le respondería, así que siguió llorando por bastante rato mientras el rostro de JungKook se aparecía en su mente una y otra vez.
Poco después se levantó del suelo y se pasó la manga del suéter por sobre las mejillas para quitar las lágrimas, causándole un gran ardor en los pómulos. Fue hasta la cocina con la intención de hacer lo que planeó desde un principio, por lo que preparó su café con una lentitud increíblemente penosa, pero se dejó estar. No quería pensar más, así que solo se fijó en el color oscuro del líquido. Se sentó en la mesilla que estaba en la cocina y tomó un trago del interior de la taza, haciendo que el líquido caliente le quemara la garganta. Sintió su teléfono vibrar en el bolsillo trasero de su pantalón, el cual sacó con facilidad y luego de pasar el dedo por la flecha verde se lo llevó a la oreja.
—¿Qué sucede, YoonGi? —preguntó y en ese momento se dio cuenta que su voz sonaba más ronca de lo normal. Tosió un poco para disimular.
—¿Estás bien? —preguntó el chico con un tono terriblemente preocupado y él sin poder contenerse sollozó—. ¿Qué sucede? —exclamó alterado el otro a través de la línea telefónica.
—No sucede nada —contestó con la voz afectada por el llanto.
—No me mientas —le reprochó.
—Solo estoy un poco triste —soltó sin querer darle más vueltas al asunto.
—¿No me dirás por qué?
TaeHyung y YoonGi eran amigos íntimos, pero este también compartía la misma relación con JungKook y él no podía decirle lo que pensaba sobre su novio por mucha confianza que tuviera con el chico, primero porque no quería ponerlo de su lado o algo parecido y segundo porque YoonGi tenía suficiente con sus propios problemas.
—No es nada importante —respondió después de beber de su café caliente—. Solo vi una película triste que me conmovió —intentó sonar cómico al respecto, como si se burlase de sí mismo.
—¿Seguro? —cuestionó el otro desconfiado.
—Seguro. —Se obligó a soltar una pequeña risita para que pensara que todo estaba bien—. ¿Por qué me llamaste? ¿Puedo ayudarte con algo? —preguntó cambiando de tema.
—No es nada —contestó y TaeHyung frunció el ceño.
Tomó un poco más de café—. ¿Entonces por qué llamabas? —preguntó mientras jugaba a delinear con los dedos la taza que tenía entre las manos.
—¿Acaso no puedo saber de mi amigo? —preguntó el contrario y él rio al escucharlo ofendido.
—Dime qué quieres —dijo para después beber de su café.
—¿Tienes un traje...? —Su interlocutor se detuvo y luego de unos segundo continuó—: ¿Acabas de escupir algo?
En cierto modo sí... El café salió disparado de su boca debido a la impresión.
—¿Desde cuándo te gusta ese tipo de ropa? —se burló.
—No seas estúpido —reclamó YoonGi y chasqueó la lengua—. Solo lo necesito.
—Está bien —dijo riendo levemente.
No tenía recuerdos de YoonGi vestido con ropa formal, por lo que el solo hecho de imaginármelo ya era demasiado extraño.
—¿Cómo está JungKook? —preguntó su amigo, haciendo que su café se diera vuelta sobre la mesa ante su nerviosismo y cayó un poco de líquido sobre sus pantalones.
—Te llamo después, ¿sí? —mencionó para luego cortar. Fue justo entonces cuando escuchó la puerta principal abriéndose.
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