Capítulo III
—¿Qué se supone que haré mientras ustedes tienen sexo en una de las habitaciones? —se burló mientras veía como los otros dos se sonrojaban.
—No vamos a hacer eso —murmuró JungKook un poco ofendido y avergonzando.
Los chicos se bajaron del taxi en el que se dirigieron al lugar, así que YoonGi también lo hizo. Estaban en medio de un callejón y no parecía haber ni siquiera un mísero indicio de luz. Al ver que los otros empezaron a caminar fue detrás de ellos y los tres se acercaron a una puerta que no vio antes. Golpearon sobra la superficie unas dos veces, luego tres y finalmente cuatro veces; pareciendo así un tipo de clave. La puerta entonces se abrió, haciendo que unas luces fluorescentes cegaran a YoonGi y el pesado olor lo hiciera toser. Escuchó las risas de los otros dos chicos mientras los dejaban entrar.
—No es tan mierda como pensé —comentó mirando a su alrededor.
A la izquierda había un sector que se clasificaría como bar, con varios sofás y mesillas a su alrededor, mientras que en el lado derecho se situaba una pista de baile con un pequeño escenario a lo lejos. Justo frente a la entrada se ubicaban unas escaleras, en las cuales un hombre grande y macizo se posicionaba a los pies.
—Vamos a tomar algo —dijo JungKook tomándolo por el brazo y arrastrándolo hasta la barra.
—Ya decía yo... Ustedes solo me quieren emborrachar para luego irse y dejarme solo —bromeó con falso tono de desilusión y molestia.
Se sentó mientras sus amigos se ubicaban a su lado. Miró hacia adelante para encontrarse con una chica que atendía en el lugar y observó superficialmente por sobre su propio hombro, confirmando que no habían solo hombres, cosa que por alguna razón le alivió. Dirigió la vista hacia el frente y vio un vaso lleno justo en frente sobre la alargada superficie de madera. Frunció el ceño y miró hacia sus amigos que se observaban sonrientes. Malditos enamorados...
En esa ocasión quería emborracharme de verdad. El día siguiente era sábado y se quedaría en la casa de los tortolitos, cosa que por fin lo alejaba momentáneamente de sus problemas.
Alzó el vaso y bebió su contenido de un trago. Le ardió tanto la garganta que casi pidió un vaso de agua, pero se vería ridículo haciéndolo, así que solo pidió otro vaso con lo mismo, aunque no tenía ni la menor idea de qué era. El segundo lo tomó de la misma manera, tragándolo rápido y sorprendentemente la acción generó cierto mareo, cosa que no le sorprendió demasiado, después de todo no era tolerante al alcohol, para nada.
Algo se posicionó sobre su hombro izquierdo, el cual estaba del lado contrario por donde se situaban sus amigos. Se giró un poco para mirar y logró darse cuenta que solo se trataba de una cabeza desconocida.
Pidió otro trago y lo tomó tan rápido como los primeros. Luego de seguir con el mismo procedimiento acabó dándose cuenta que su cabeza cayó sobre la del chico que estaba a su izquierda.
Con el paso de los minutos, y de un trago tras otro, solo tuvo claro que TaeHyung y JungKook se fueron a alguna habitación como ya previó.
Quien estaba a su lado era un chico bastante tierno que estaba tan ebrio como él, por lo que se pasó harto rato riéndose con el desconocido de algo que no entendía, pero aun así le pareció gracioso. De un momento a otro el contrario se calló y se levantó del taburete tambaleándose, lo que hizo que la mano ajena se apoyara sobre su hombro. YoonGi se levantó también mientras se sujetaba del taburete en el que estuvo sentado. Pasó uno de sus brazos por sobre los hombros del chico y empezaron a caminar. Todo dio vueltas en el proceso y sintió que a cada paso que daba se caería, pero aquel chico estuvo a su lado sosteniéndolo, o eso creyó. Caminaron así hasta no supo dónde, solo sintió que chocaron con un cuerpo grande y fuerte. Luego empezaron a subir por unas escaleras, viéndose obligados a apoyarse en cada escalón para continuar. Durante todo el traslado ni siquiera se dio cuenta que su brazo ya no permanecía sobre los hombros del desconocido.
Se detuvo y percató por primera vez del hombre grandulón que estaba delante de ellos abriendo una de las puertas. Miró hacia un costado para ver a su nuevo amigo, quien a duras penas entró a la habitación. Lo siguió a tropezones y lo vio apoyarse en la orilla de la cama con la ayuda de sus manos. Se acercó hasta él y lo sujetó para ponerlo de pie, aunque su peso muerto pudo con él, lo que hizo que cayeran los dos a la cama, uno arriba del otro.
Refunfuñó al intentar levantarme, aunque al cabo de un rato no tuvo ninguna esperanza de hacerlo porque su cuerpo pesaba demasiado, así que se quedó ahí. Miró al chico que estaba debajo de él y pudo darse cuenta que este estaba mirándolo fijamente. Sus ojos se cerraron y sintió algo raro tocarle el rostro. Lo estaba besando y como un tonto le correspondió el beso inmediatamente, como si se le hubiera olvidado todo lo que se negó a asistir a ese lugar.
Se acomodó mejor sobre el chico, sintiéndose incluso más liviano ante la cercanía y calidez del otro, aunque eso pareció meterlo en un mundo lleno de sinsentido donde no era consciente de absolutamente nada.
Despertó y movió un poco la cabeza al sentir algo desconocido haciéndole cosquillas. Sonrió aún con los ojos cerrados por el leve cosquilleo, pero cuando hizo ese gesto su cabeza dolió terriblemente. Abrió los ojos intentando orientarse y acordarse de lo que sucedió el día anterior.
Un cuerpo descansaba a su lado y este solo estaba cubierto con las sábanas hasta la mitad del pecho, por lo que dedujo que no tenía camiseta. Su brazo reposaba sobre sus ojos, haciendo que no lo reconociera de ningún lado. Estaba tan cerca de él que su cabello le rozaba el pecho y se dio cuenta entonces que era eso lo que le estaba haciendo cosquillas. También tenía el labio roto, cubierto con un poco de sangre seca como secuela de lo que pareció ser un golpe. Eso lo hizo detenerse un momento a pensar.
El chico se movió, haciendo que su brazo cayera a un costado de la almohada y abrió lentamente los ojos mientras formaba una mueca. El desconocido lo miró detenidamente, pero no pareció tener ninguna reacción... hasta que gritó a la vez que batía los brazos y se enderezaba.
YoonGi saltó de la cama y tomó las sábanas para cubrirme, dejando desnudo al otro ... ¡Desnudo! Se quedó un rato viéndolo, a la vez que el chico lo mira a él.
—¿Qué...? —comenzó con un murmuro ronco, pero no acabó con su diálogo porque la sorpresa fue demasiada como para hacerlo pensar.
Ante lo mismo se dio cuenta que el agarre en torno a la tela que lo cubría perdía fuerza y se ajustó de mejor forma las sábanas a su alrededor, aunque el chico también tiró de la tela con la intención de cubrirse y YoonGi terminó sentando en la cama junto al contrario, los dos cubiertos por la fina tela.
—¿Qué pasó? —preguntó el otro mirándolo asustado, pero él no pudo dirigirle la mirada, tenía una leve sospecha de lo que sucedió, pero decirlo en voz alta era demasiado chocante.
—Creo que... que... —Apretó los labios porque no sabía realmente qué decir.
—¿Lo hicimos? —preguntó asustado el chico.
—Creo... —murmuró con la vista fija en el suelo y se dejó caer en la cama, quedando acostado a un lado del contrario.
¿Cómo su compañero de copas resultó ser JiMin? Recordaba algunas cosas, pero muy pocas; estaba en su memoria la cabeza recostada en su hombro izquierdo, el hombre de la puerta y... ¿un beso? ¿El chico que se entretenía golpeándolo lo besó?
—¿Qué pasa con el universo? —comentó en voz baja mientras miraba hacia el techo, una duda solo para mí mismo, aunque sabía que JiMin lo escuchó.
El chico se reacomodó a su lado y se quedaron quietos mientras miraban el techo. Al cabo de un rato YoonGi se sentó sobre el colchón de un salto. Sus manos fueron hacia su frente por el dolor de cabeza y pudo notar de inmediato cómo JiMin lo miraba con el ceño fruncido.
—¿No crees que sería mejor que nos fuéramos? —preguntó mirándolo y casualmente se fijó en su cuello. Llevó las manos rápidamente hacia la piel que se exponía por debajo de su barbilla, un tinte entre color morado y verdoso se extendía por su piel.
—¡No me toques! —gruñó JiMin con el entrecejo fruncido—. Duele.
El contrario alejó las manos de su cuello y puso su propia mano donde él la tuvo anteriormente para presionar con sus dedos en el lugar que se situaba el hematoma.
—¿Qué mierda me hiciste? —alegó JiMin a la vez que se levantaba, llevándose las sábanas consigo, dejándolo otra vez desnudo.
El chico se adentró por una de las puertas de la habitación, por lo cual dedujo que era el baño. YoonGi se levantó de la cama y buscó su ropa interior entre las prendas de vestir que se encontraba en el suelo. Una vez vestido fue hasta la puerta por donde ingresó su compañero.
JiMin tenía las sábanas alrededor de la cintura y se miraba en el espejo el chupetón del cuello. YoonGi miró su cuerpo por el poco espacio que JiMin no tapaba. Abrió la boca ofendido y apartó al chico con un suave empujón. Se pasó las manos por el pecho, tanteando con los dedos la piel y llegando a contar seis chupetones, uno incluso en la pelvis.
—JiMin, eres asqueroso —dijo con una mueca y levantó un poco el bóxer para tener una mayor visión del hematoma.
—¡Mira lo que me hiciste tú! —se quejó el otro levantando levemente los brazos.
—JiMin... —murmuró YoonGi asustado—. Tu espalda.
El otro se volteó mientras se miraba al espejo, encontrándose con la espalda cubierta de rasguños, desde sus hombros hasta la espalda baja, YoonGi incluso podría apostar que los rasguños iban más abajo.
—¡Eres una bestia! —exclamó JiMin en un grito y por algún motivo extraño aquello lo hizo reír.
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