Frío
—¡Robot!—El llamado de su amo lo alarmó un poco por el tono lastimero que tenía, pero ,gracias a los pasados gritos de hace momentos, posiblemente sea algo bastante innecesario, por lo cual, por primera vez en su vida, decidió ignorarlo.
No podía sentir, nunca pudo, sus dedos o alguna parte de su cuerpo robótico nunca tuvo la posibilidad de tener tacto, así que decidió usar un termómetro que encontró tirado (gracias al desorden de la fábrica) para medir la temperatura de aquel paño recientemente mojado con agua fría.
Al ver que estaba lo suficientemente frío decidió agarrarlo entre sus manos junto a una cubeta con líquido fresco.
Sus pasos metálicos resonaban mientras deambulaba en la fábrica, bajando escalones y pasando entre fly-bots para finalmente estar frente a la puerta de la habitación que tenía un letrero grande que tenía escrito "NO ENTRAR" en un rojo furioso.
Con uno de sus pies empujó lentamente la puerta para abrir la entrada de aquel cuarto.
Cuando pudo ver el interior del lugar analizó rápidamente los objetos que habían en el espacio, un armario particularmente grande en la cual sobresalía unas cuantas prendas de vestir, al lado de estaba había una pequeña mesita de noche que tenía una lámpara con luz amarillenta y unas gafas. Ignoró todo tipo de planos, hojas o piezas de metal del lugar para fijarse a su punto fijo. Una cama
Era una cama simple, seguramente de roble, esta estaba cubierta por una delgada frazada de color azul verdoso con estampados de científicos y aparatos.
De esta sobresalía una cabellera azabache frondosa y con un mechón blanco. Un bulto se movía de vez en cuando, rápidamente se dirigió ahí.
—Amo, ya traje lo que necesita—Se inclinó tanto como su redondo cuerpo le permitía, decidió arrodillarse para estar a una altura menos sorprendente.
—Robot...me duele todo—sollozó Romeo mientras se daba vuelta y se sentaba en su cama para ver fijamente, Romeo tenía puesto unos holgados shorts y una camisa blanca sin mangas, a pesar de su ropa bastante corta seguía sudando y con la cara enrojecida—, tengo frío, ¿No puedes darme algo más cálido?—Susurró.
—No se levante, amo, necesita estar recostado—Dejó la cubeta en el suelo y estiró su mano para ponerla sobre el pequeño pecho del otro y así empujarlo suavemente hacia el colchón. Sus manos parecían gigantes a comparación del pequeño cuerpo de su amo.
Intentó sacar su mano para detener el contacto, pero unos pequeños brazos lo rodearon.
—Eres cálido—Fue lo que dijo su amo, esto lo puso nervioso, si Romeo estaba con una notable fiebre debería evitar cosas calientes o cálidas. Intentó sacar su mano del agarre nuevamente pero la sensibilidad en su metálico corazón se lo impidió. Era bonito ver a su amo sin su ceño fruncido o sin facciones enojadas.
Con su mano libre agarró el paño que había traído anteriormente y lo colocó en la frente del contrario, Romeo se veía descuidado en ese momento. Su cabellera usualmente bastante bien peinada ahora estaba un poco más caída hacia un lado y algunos mechones negros y blanquecinos caían sobre la frente sudorosa.
—Amo—llamó Robot, el nombrado no respondió pero refunfuñó algo en voz baja y se retorcíó moviendo la extremidad cálida hacia su cuelloDecidió no molestarlo más y se acomodó su posición a una más cómoda, pero en ningún momento quitó su cálida mano robótica del cuerpo más pequeño, independientemente comenzó a elevar un poco de su temperatura ambiente creando un sonido de su ventilador interior.
"Parece un gato" Pensó. En un momento quizo decirlo al aire, pero sabía que el más pequeño aún no estaba totalmente noqueado por la enfermedad, así que decidió callar. "Pero obviamente un gato muy malvado" Fue lo último que pasó en su mente artificial para finalmente apagarse.
Una historia que tenía en borradores.
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