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Lo sentimos, este Fic no contará con un Prólogo/Sinopsis.
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Un día ajetreado y estresado después de la junta directiva a la cual tuve que ir como acompañante de mí jefe, por fin puedo tener un descanso al está, a ver terminado, lo peor es que era en fin de semana, yo no trabajo los días de descanso, así que eso me dejo más agotada.
Estoy hechada en el sofá de mi sala, mis pies duelen y a pesar de que el aire acondicionado está encendido, tengo calor, no exageradamente, pero si tengo calor.
Estoy algo perdida en mis pensamientos y el que casi estoy por quedarme dormida, que no me percató que están tocando el timbre de mi apartamento como gente loca, me levanto con pereza apagando la TV la cual hasta ahora no había escuchado, así como no sabía que la había dejado encendida.
Veo la hora en mi celular, el cual por alguna razón ha acabado en la alfombra, en el suelo, compruebo rápidamente la pantalla y me relajo, al está no haber sufrido ningún daño.
11:55 PM. ¿Quién vendría a estas horas y además tocaría de ese modo?
Camino a la puerta para abrirla con aquella lentitud y flojera que emanaba de mi cansado ser, mis pies descalzos siendo arrastrados.
Ding - Dong ~
Suena una vez más el condenado timbre y la poca paciencia que me ha quedado del día colgando en un fino y delgado hilo, se me acaba.
Abro la puerta de golpe, dándome cuenta que está no tiene llave y me molestó aún más por lo cansada que me ha dejado el trabajo extra que ni para mí propia seguridad he tenido cuidado.
—Oh Jefe ¿Usted por acá? —mi voz sale algo chillona ante la sorpresa.
Su rostro está contraído en una mueca de enojo y se que si no hubiera abierto la puerta justo ahora, hubiera entrado y estando está sin seguro, lo hubiera hecho fácilmente, tomándose atributos como bienvenida.
¡Un momento! ¡¿Mi jefe?! ¿¡En mi puerta!? ¿¡A estas horas!? ¿¡En mi departamento!?
Me permito despertarme por completo y por fin caer en cuenta en lo que está pasando.
Mi jefe, solo me ha traído a las afueras del edificio, como mínimo a una cuadra y eso solo ha pasado cuando se me ha hecho demasiado tarde en la oficina y me daba el aventon.
Aclaro, dichos aventones eran con obligación (en palabras de él: Por Educación) y no porque le naciera la osadía de querer traerme a casa por mi seguridad, pero estaba bastante segura que a pesar de saber mi dirección no sabía el piso donde me alojaba, muchos menos el departamento exacto.
Así que de inmediato tengo la sospecha de que esto es una obra de parte de él.
¡Ah! Por cierto, ¿Mencione que Jungkook es mi Jefe?... ¿No?... Pues ya lo saben...
—Hola.— es su respuesta, tan fría y serio como siempre y de costumbre, bueno, almenos conmigo. —Necesito hablar contigo.— me informa antes de que pueda decir algo más.
—Oh, si, dígame. — le hago saber que tiene toda mi atención mientras cada vez me escondo detrás de la puerta.
Este hizo una mueca de fastidió antes de contestar.
—Hoy he tenido un problema con el contrato de las sumisas y necesito arreglar algunas cosas del mismo.— su tono es de completa irritación, dejandome ver el sobre donde siempre guarda su contrato personal.
—Ya veo.... Mañana sin falta lo acomodo, solo dígame qué...
—No.— me interrumpe haciendome sobreexaltar. —Necesito que lo acomodemos ahora, tengo una nueva sumisa que necesito que le hagas saber todo y para mañana.
Le maldigo mentalmente y oculto la mueca que quiero darle, la cual empieza con querer voltearle los ojos cual infante de cinco años descubriendo algunos comienzos de rebeldía.
—Bien, solo déjenme cambiarme he iremos.— queriendo cerrar la puerta para ir a hacer lo dicho, su voz vuelve a interrumpirme.
¿Si ven? No creo que él conozca lo que es la educación.
—¿Ir? ¿Ir a donde? — su tono es sarcástico y su mano detiene la puerta. —No iremos a ningún lado, lo acomodaremos aquí... ¿Oh acaso estás ocupada? — su tonito irónico empieza a sacarme las tuercas poco a poco.
—No, no es eso, si no que pensé que...
—¿Entonces? O ¿Es que estás con alguien más? — su tono ahora es despectivo mientras una vez más me vuelve a interrumpir, como odio que haga eso, se puede ver la hipocresía y arrogancia en sus palabras y lo divertido que le parecía tratarme de ese modo.
—No.
—Entonces déjame pasar.— ordena, cuan dueño del lugar.
Pero no permite que abra la puerta o que al menos me aleje de ella, por lo que me estampa la puerta en la mejilla y me aparta junto con ella, dándose así mismo paso a mí propiedad.
Siempre de brusco y animal.
Indignada y segura que con la cara roja, no me queda más que cerrar la puerta detrás de él y respirar hondo para no golpear su cabeza hueca con lo primero que entre en mi camino. la estatua griega donde siempre terminan tiradas mis llaves, parece un buen objeto para mis planes.
—¿Este es tu departamento?— no sé a qué va exactamente su pregunta, pero es lo que me saca de mis pensamientos y apartar la vista de la estatua para dar una vista a mi departamento.
Mi departamento no era el más grande o lujoso, en cambio era algo pequeño, pero acogedor y estaba ordenado, limpio y decorado.
Pues la verdad, no me puedo quejar del todo de mi trabajo, es uno muy bueno, como la asistente personal, administradora así como mano derecha de la empresa del señor Jeon Jungkook, ganó muy bien y no dudó en darme mis gustos.
Aún más cundo no tengo en que más gastarlos o en alguien, soy sencilla, pero uno siempre tiene ese lado elegante, a mi me gustaba demostrarlo decorando mi hogar en un estilo rústico, pero actual, así como alguna que otra estatuas griegas algo raras en algunos rincones siendo fanática de la mitología griega.
El departamento es iluminado y con colores que le dan la apariencia de ser más amplio y espacioso de lo que en realidad es y por supuesto, juvenil, no me gustaba lo señorial o extravagante en un sentido muy exagerado.
—Si.— musito bajo, mi incomoda no puede ser más obvia, pero él solo me ignora y se sienta en el sofá en el que antes estaba acostada y sacando su bolígrafo junto al contrato del sobre, lo coloca en la mesita de centro y me dirige una mirada de que espera impaciente.
Pero ante su mirada, no presto mucha atención y estando en mi hogar, aprovecho para dirigirme a mí habitacion, mi vestimenta consiste de una simple camiseta blanca, sin brasier, así que dejaba mis pezones a la vista y unas bragas con encaje en los borde color negro que resultaba ser una elástica tipo deportiva, ni siquiera tenía shorts, con mi cabello suelto hecho un nudo por dónde lo vieras, andaba como gente por su casa, sin ninguna duda.
—¿A dónde vas?— Jungkook me detiene a solo unos pasos de tocar el manillar de la puerta, serio y demandante, su mirada clavada en los papeles frente a él.
—A colocarme algo más adecuado.— bufo con fastidio, ya sabiendo lo que venía.
—No... No tengo tiempo, me esperan, quiero hacer esto lo más rápido posible.
—Pero me siento incomoda y estoy en mí casa.
—Pues yo no lo estoy... Y si crees que es porque te puedo tocar o excitarme con tu vestimenta... — una sonrisa despectiva y malévola mirándome de arriba a bajo con aquel desdén de desprecio y poco agrado ante la idea de desearme para algo más útil que ser su sirvienta documental, si es que eso existía más haya de mis inventos mentales. —Te equivocas, nunca lo he hecho ni lo haré. — escupe sin remordimientos. —Ahora muevete. — ordena volviendo la vista a sus papeles.
Su comentario me hace hervir la sangre, mis intenciones de vestirme mejor no eran por esas razones, me valía mierdas si me tocaba, pues sabía que no lo haría, o si se excitaba, pues no lo ayudaría si ocurría, después de todo soy su Maldita Frígida, o mejor dicho, una Frígida, no tengo porqué decir que soy suya, tal vez por el contrato le pertenezca, pero ahora me doy cuenta que solo le pertenezco por trabajo, no por sexo.
Aunque pensandolo bien, lo de frígido, también le resulta a él cuando está junto a mí, pero no me molesta, así es mejor, así es mejor para mí.
—Bien, como quiera.
Indeferente, al menos fingiendo, me dirijo sentarme al otro lado de la mesa de café, pero sentándome en el piso, recostando mi espalda en el sofá de un plaza individual, para mí, así era más cómodo y después de todo como dije antes, estaba en mí casa, podía estar mejor a la altura de la mesa de café.
—¡Ey!— me llama, su voz subiendo algunos niveles y el enojo haciendo vibrar su voz.
Típico de cuando algo le molesta o le molestó, así que levantando la mirada, lo miro atenta, pero molesta, me importaba poco ocultar mi descontento.
—Cuida tus palabras y tu tono.... Recuerda que me obedeces.
Si, acá está la faceta donde cree que otro ser humano puede pertenecerle a otro, solo que él le da un contrato para hacerlo más válido y con ley, más que su palabra, la cual dice que también es ley.
Oh, si, casi olvido ese especial detalle de obedecerle.
Soy una de las sumisas de Jungkook, una de tantas, esto es como el típico juego de las 50 sombras y Jungkook el Christian Grey, Solo que en vez de tener una sumisa a la ves, tiene varias, en su lista y para él, soy su sumisa 8, con el apodo de Frígida, litaralmente, pues no es que me llame de ese modo, pero algo así.
En su mansión hay un total de doce chicas viviendo con él, sumisas y pertenencias para él.
Me resultaba ya aburrida la película por todo este juego, fetiche, obsesión, lo que sea que Jungkook tiene en sus aires de grandeza.
¿Que necesidad? Por culpa de él, ha arruinado mis ganas de aquella trilogía, era de ese tipo de chica que amaba verla sin importar las cantidades que fueran, amaba la toxicidad de Grey, la inocencia y carácter de Anastasia, joder, simplemente amaba a esa pareja sin importar que en cierta parte fuera cliché, pero todo esto, no podía ni imaginarmelo ahora.
Y qué sin duda me había arruinado eso, y mucho más.
Pero... Tengo el comfort y gusto de decir que soy una sumisa diferente a las demás, que se da a destacar, a mi modo.
Al menos me queda el de ser diferente, aclaro, diferente, más no especial, recuerden esto, lo verán, porque hay una gran diferencia.
—Bien... ¿Que cambiará?— enojada y cruzandome de brazos, solo voy directo al asunto, para así salir de esto lo más rápido posible.
La irritación fluye como fuego por mis venas, porque en vez de molestarlo, lo diverte, puedo verlo en su sonrisa ladina ante mi actitud, debo calmarme, controlarme, pero me es imposible, con su ego, su arrogancia ¡Y con mi sueño interrumpido! Le doy paso libre a mi mal humor
Díganme quien en su sano juicio no se molesta al haber interrumpido su sueño, estando cansada, con músculos agarrotados, con los pies palpitando por estar en tacones todo el día y de pie y además, como cereza del pastel, que venga y sea la misma persona quién ha puesto a prueba tu paciencia una vez más.
Y además, con la interrupcion del sueño, es una razón más que suficiente para estar como un toro listo para cornear a quien le molesta la existencia por gusto y placer y lucirse ante los demás.
Y no solo me molestan en mi casa y me hace trabajar más horas, si no que lo haga despreciandote de la peor manera, cual dueño jalando la correa a su perro.
Ya son las 1 de la madrugada, no eran horas para hacer esto justo ahora, mañana debo trabajar, levantarme temprano, después se queja si llego un minuto tarde o si mi eficiencia en el día es algo lenta, quién demonios puede entender a un ser como él que está frente a mí.
—¿Donde está tu contrato?— pregunta evadiendo mi pregunta.
—No lo necesito. — es mi respuesta al ser está la verdad, no lo necesito.
—Bien. Lo primero está en la pagina 7 párrafo 3. — sus ojos se mueven por el papel tras a ver localizado la hoja hace unos segundos.
-—¿Si?. Vestimenta.
—Ya no quiero disfraces, son estupidos.
Me tomo un segundo para juzgarlo. ¿Ahora sí se da cuenta que aquellos disfraces que compraba son estupidos? Si yo ahora mismo actuo infantil, él me superaba con su mente tan creativa, porque es que ni siquiera eran disfraces sexuales, eran disfraces para fiestas de Halloween de niños de cinco años.
—Bien, ¿Lo reemplazara por algo?— decido no darle mucha importancia y anotar el cambio para no olvidarlo.
—Si, aparte de lencería fina, será lencería transparente, babydoll y de encaje.— frunzo el ceño, está vez no logrando no juzgarlo de nuevo, eso es lo mismo, pues todo eso entra en lencería fina, literalmente.
—Bien— entre menos importancia y menos vueltas le dé, más rápido podré tener su presencia fuera de mi casa.
—Pagina 11.
—Juguetes sexuales ¿Si?— presto atención al celular ubicandome en la pagina mentalmente.
—Se aceptarán los dildos, pero serán dildos de cristal y vibradores que yo escoja a mi gusto.— su mirada no se aparta de los papeles, pero la mía si se levanta del celular y me permito observarlo por esos breves segundos.
¿Dildos? Él odia los dildos, él dice que para eso está el de él, grueso, largo y grande, bueno, así era como lo definia y describía él y sus sumisas.
Veo como revuelve su cabello como por séptima vez y su pierna se mueve con impaciencia, tengo la leve sospecha que no está cómodo con cambiar algunas de estas cláusulas del contrato.
—Bien.
Apartó la vista de él, para notar el siguiente cambió, a pesar de mis confusiones, del porque cambiará esas cosas, realmente no me importa, no era un contrato que tuviera que ver conmigo, si, era una de sus sumisas, pero no era mi tipo de contrato.
—Pagina 15, párrafo 9.
—Prevenciones.— afirmo mirándolo esta vez.
Me di cuenta que cada vez que me acordaba de la página y párrafos que nombraba, se... ¿Sorprendia? ¿Porque lo hacía? Sabe perfectamente que tengo buena memoria y que de tantas sumisas y arreglos del contrato ya me lo se de memoria.
—Se eliminarán los anticonceptivos de píldoras, ahora en adelante serán y se colocarán diafragmas; anticonceptivos inyectados en el brazo, en cualquier otro defecto por algún problema entonces las sumisas usarán parches anticonceptivos. Cómo siempre, todo esto controlado por mi médico asignado.
—Bien.— esta vez, apruebo su cambio con un asentimiento de cabeza, pero mi afirmación también se oye en mi voz, ya era hora que lo colocara.
Cada 15 días yendo a las farmacias y comprar más de 20 cajas de píldoras anticonceptivas, empezaba a cansarme, sin mencionar que se me quedaban viendo como si la de la vida sexualmente activa.
Y teniendo más de 40 empleados a su disposición, me enviaba a mí, solo para amargarme la vida más de lo que ya lo hace.
—Veo que te alegra.— esta vez su vista de aleja de los papeles para algo más que solo verme asombrado cuando me ubico mentalmente en las páginas nombradas, nota mi sonrisa de aprobación y ya puedo saber sus siguientes palabras, pero no me detiene de darle una respuesta antes.
—No le mentire, me alegra bastante jefe.
—¿Jefe?— la ironía baña su pregunta —Ya no estamos en la oficina.— me recuerda malicioso y me oigo a mi misma chasquear los dientes ante la irritación.
—Oh si... Disculpe usted... ¿Cambiará algo más DA-A-DY?— esta vez la hipocresía baña mis palabras y ante mi tono y forma de decirlo Jungkook ríe de lado por mi comportamiento, el cual era el de constumbre con él y frente a él.
—Pagina 20.— dice encontrando la página nombrada y dejando pasar esta vez mi arrebato.
—Castigos.— asiento para que prosiga.
—El sexo anal, ahora será castigo.
—¿Eso quiere decir que es satisfacción de premiación se borrará o se quedará?— mis dedos se mueven rápidos por el teclado de la pantalla.
—No... Se borrará. Y aprovechando la pagina, se le agregara sexo oral.
No apartó la mirada, pero frunzo el ceño ante su cambio. ¿Porque sexo oral está en castigo? Claro, se me vienen muchas opciones, pero de igual manera.
—Sexo Oral ya esta como castigo.— le recuerdo, limitándome a solo eso, en vez de preguntarle lo que en realidad quiero.
—Sexo oral masculino.— aclara.
¿Masculino? ¿Sexo oral? ¿A él? Hasta donde se, solo él puede probar a sus sumisas, ellas no lo pueden probar a él, pero se me hace una idea de porque ahora quería ponerlo como castigo. Sean mentes perversas abiertas y quizás sabrán lo que yo.
—Bien.— afirmo algo extrañada, esta nueva sumisa, debe ser muy especial, para que él haga excepciones grandes.
—Pagina 21.
—Prohibiciones.
—Ahora las sumisas podrán salir a fiestas, pero solo si es con un acompañante de mi confianza que yo asignare y el permiso será hasta las 2 de la madrugada, 2:30, maximo 3 de la madrugada.
Vaya que si es una sumisa especial. Y vaya, que considerado, pueden salir a fiestas y tener algo de vida social, pero vigiladas.
—Que servicial.— las palabras salen de mi boca antes de poder pensarlas bien.
Y es que él no deja salir a sus sumisas sino era con él. Esta, quizás quería más libertad, lo que ese contrato no da ni por un lado, ni por otro, Jungkook debe quererla mucho como para cambiar todo esto por ella, teniendo como consecuencia que los cambios involucran a las demás sumisas.
—¿Te molesta?— el tono divertido esta es su pregunta para hacerme molestar, desafiandome.
—No, para nada.
—No te emociones, esto es solo para el contrato de mí nueva sumisa no para el tuyo, no eres una del todo.— aclara cortante, lo miro incrédula.
Eso quiere decir que no soy su sumisa y no vale el "No del todo" el lo está afirmando, en parte me alegra. Aunque no me sorprendería, él vivía negándolo, pero amaba cuando lo afirmaba inconscientemente, hacía que tuviera más validación para cuando todo esto acabará para mí, tenía con que "atacar"
Con el tiempo aprendí que cuando él mencionaba esas palabras, buscaba que yo mencionara mi contrato, buscaba que le afirmara que si era una sumisa, una con un contrato diferente, pero siendo una sumisa de igual forma, aprendí a dejar pasar su palabras, a ignorarlas y tener satisfacción de cuando él me negaba en vez de sentirme mal de alguna manera.
—Lo se... El mío es diferente y mejor.-baño mis palabras con la picardía y no era del todo falso, mi contrato era diferente y muy, pero muy cómodo para mí y para mis gustos.
—Mhm, pensé que te prohibía mucho.— me lleno de satisfacción cuando la diversión esta vez, no le queda y no llega a molestarme.
—Asi es.— afirmo y Jungkook ríe como si tuviera ventajas de ganar, dejo pasar unos pocos segundos más para que disfrutará de esa sensación. —Y me gusta.— dije a lo que él sonríe ampliamente creyendo que estoy llenando su ego. —Ya que me prohíbe de las cosas que justo no hago y no me gustan hacer.—la hipocresía y diversión llueve borrando así la ladente sonrisa de él y rompiendo su temporal burbuja de satisfacción que acababa de crear en tan solo segundos.
—Bien, entonces tendre que cambiar el tuyo tambien.— responde a la defensiva dándome ahora a mi la satisfacción de verlo de mal humor, lo mejor de todo, que haría durar su mal humor, quedaría molesto y eso me gustaba.
—Lo siento.— finjo tristeza. —Pero no se puede, una de las cláusulas más importantes de mi contrato es que no se puede cambiar... ni por tí.— le recuerdo divertida señalandolo con mi dedo índice.
—No lo creo, yo soy quien hace los contratos, así que los puedo cambiar a mi libertad.— una vena en su cuello se hincha al verme negar una vez más.
—Bueno, le recuerdo que esa misma cláusula la coloco usted y la coloco, porque no quería responsabilidades con respecto a mí ¿Ya se te olvidó Daddy?
Mi contrato es sumamente diferente, y eso apesar de ser una de sus "sumisas"
De todas sus sumisas soy la única que no tiene sexo con él, soy la única que no le puede llamar por su nombre, soy la única que no vive en su casa ni con él.
Obligatoriamente tengo que llamarlo; Jefe en la oficina y Daddy fuera de la misma, pero no lo puedo hacer frente a personas, así como no porque le guste sino por molestarme y hacerme sentir menos, no tengo castigos, solo prohibiciones que justo no hago. Ejemplo; Acostarme con cualquier chico, lo cual no hago. No ir a fiestas, lo cual no hago y no es que no me guste, es solo que soy un poco hogareña y ermitaña, si voy a salir a alguna reunión, es en familia o amigos íntimos, pero aún así no me privo de las fiestas entre amigos y distracciones, debes en cuando vienen bien.
Ni siquiera sé porque soy su sumisa y la forma en que llegue hacerlo, solo fue por mi cuerpo, eso me decepcionó, tampoco es que tenga más de lo que una chica deba tener y le quede bien, no tengo nada exagerado, solo lo que va con mi cuerpo y la ropa que a este le queda bien, pero eso fue lo único que le gustó de mí.
Pero más le gusta mi trabajo, lo hago bien y lo saco de apuros y problemas, le recuerdo a tiempo reuniones y cosas importantes y le hago todo de la mayor parte, por eso hasta llegué hacer la administradora de su agencia, sus finanzas estaban yendo en picada y la competencia derribandolo, porque por su ego, él podía hacer todo y todo bien, resultó ser un desastre, más cuando no sabía nada de esa rama de estudio.
No conozco ni su casa, de broma se su verdadero nombre y la camioneta que maneja a la agencia, mucho menos se algo personal y ni intentando he podido dar con él en lo íntimo, tampoco es que lo intente mucho la verdad, tampoco estoy del todo interesada, menos con su trato.
Para ser sincera creo que me tiene como su sumisa por compasión o para tener a sus sumisas completas y al par, pues hasta ahora tiene 12 sumisas en su poder, eso sí me cuento, claro.
Ya podrán imaginarse su vida sexual y para colmo también entreno a sus sumisas, entrenar en el sentido de hacerles saber las reglas, las nuevas y viejas, hacerles saber el contrato, las pautas, faltas y condiciones y por supuesto aclararle las reglas de cómo tratar y dirigirse a Jungkook, algo que hasta el día de hoy no sé cómo lo se, ya que Jungkook y yo no hemos tenido nada.
También soy la que se encarga de ellas, si ellas necesitan algo, vienen a mí, Jungkook solo pone el dinero y cuando quiere, busca solo el sexo o la compañía perfecta para presumir en alguna fiesta de alto nivel.
También le ayudo en los papeles del contrato, cuando él quiere cambiar o modificar algo o cuando una sumisa lo quiere hacer, tal como estamos haciendo ahora.
Todo este trabajo es aparte del que tengo que hacer en la agencia, que es mi trabajo real por el cual me paga.
—Veo que eres astuta.— sonrió al verlo sin defensas, sabe que no puede cambiar esas cláusulas, sus contratos están ante la ley, haciéndolos legal, nadie puede terminarlo antes de la fecha de vencimiento, nadie puede quejarse, nadie puede retirarse, tiene un juez y un abogado en todo ello.
—A por cierto Daddy, ya encontré a alguien buena para que tome mi lugar en la agencia.
Me levantando del suelo con mi celular en mano, me siento en el sofá de una plaza frente a él, estando en su altura, en espera de su protesta.
—¿Remplazo? ¿De que rayos hablas?— su confusión me hace sonreír ladina.
—¿No lo sabes o no lo has visto, Daddy?— finjo tristeza apartando la vista del celular para mirarlo a él. —Mi contrato se vence en dos semanas y media y ya no te voy a "pertenecer"... Digo... Ya no trabajaré para ti.— la suficiencia me hace sentir algo egocéntrica.
—Bien, pues lo siento, me perteneces y no te irás.— declara y sonrió ante el hecho de que ha aclarando el pertenecerle y no el solo trabajar para él como yo había dicho yo. —Se renovará y listo.— ladeó mi cabeza a la negativa que tiene en tono que no admitía discusión ¿Estaba enojado? ¿Porque? La noticia de que me voy, debería alegrarle no enojarle.
—Lo siento, de nuevo, pero mi contrato no se renueva.— le permito ver un poco de lamento fingido ante su mirada molesta y penetrante antes de enseñarle la cláusula de mi contrato a través de mi celular, donde estaba la clausula de prohibido el renovar mi contrato y al lado la firma del juez, validando este hecho. —¿Ya se le olvidó que solo me quería por dos años y que por más que me necesitará en la agencia no renovaría mi contrato?— irónica, esas eran sus mismas palabras cuando firmaba aquel dicho contrato hace dos años.
Me alegro un poco de decir que Jungkook hace legales sus contratos y tiene un abogado solo para esto, por ejemplo; si alguna de sus sumisas decide denunciarlo por X cosa, este tiene base de que ella estuvo de acuerdo al firmar el contrato y no puede quejarse, pedir dinero o algo, por esa razón mi confianza estaba al máximo, su acto es inteligente, pero justo ahora actuaba mucho más a mi favor y miren que muy bien.
Lo mejor de todo es que esas pautas en mi contrato habían sido firmadas por el mismo juez bajo su empresa, si él quería o intentaba cambiar algo en MI contrato, el sería demandado, se que no le importaría la suma de dinero que le pusiera el juez, pero si le importaría su reputación ante estos hechos y si se negaba a pagar la demanda, el caso seria llevado a fiscalía, Un poco estúpido ¿No? pero muy eficiente. En mi caso.
Para mí era bueno, se que Jungkook no dudaría en pagar la multa, pero si se ahorraría de ir a la corte, aparte de que odia ese lugar, aunque pensándolo bien creo que ni pagaría la multa por cambiarlo, ya que sé, rotundamente sin dudas, que no gastaría ni un dólar en mí. Mucho menos en arruinar su reputación.
—En dos semnas ¿Eh?— me devuelve el celular, no le respondo, solo asiento. —¿A quien tienes en mente?— pregunta guardado los papeles, al parecer ya no acomodaría más nada, habíamos terminado.
—Se la llevaré mañana.— informo viendo mi celular.
-—No tengo tiempo.— contradice.
—Se la llevaré después de quedar con su nueva sumisa, tiene tiempo de aproximadamente una hora, para conocerla antes de su reunión.— sonrió contradiciendo su negación.
—¿Y cómo sabes a qué hora te la llevaré a conocer mi nueva sumisa?
—Ella me lo acaba de informar.— respondo con una sonrisa contestando un mensaje, vaya sorprensa la que me dieron, ahora entiendo el porqué tantos cambios drásticos en el contrato, está sumisa, conociéndola, es muy caprichosa y admito que vale la pena, ya veo porque Jungkook está dispuesto.
—Pues hasta donde recuerdo no le dije que se comunicará contigo, ni le he dado tu número.— su tono es molesto.
—No... Pero, ¿De casualidad su nueva sumisa es Kang Hanni?— le miró con mucha diversión.
—Si ¿Cómo lo sabes?...
—Ella mi querido Daddy.— con diversión y una sonrisa plasmada en mí, de oreja a oreja se lo revelo. —Ella, es mi hermana mayor...
Su perplejidad y estupefacción son dignas de admirar y enmarcar para recordar el como aquella noticia lo había dejado petrificado y helado en el lugar, hasta el color de fue de su rostro.
—¿Cómo que?... ¡¿QUÉ?!...
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Primer capítulo, espero les haya gustado.
Si hay algún error no duden en comentármelo.
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