𝟏𝟖.

𝙆𝙀𝙉𝙏𝙊 𝙃𝘼𝙔𝘼𝙎𝙃𝙄

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       La mayor parte de su vida había sido igual, casi monótona, lo normal dentro de la rutina de un shinobi. Su rango de jonin le había concedido la oportunidad de participar en misiones interesantes, peligrosas pero emocionantes. Sin embargo, eventualmente, el desenlace era el mismo: regresaba, descansaba un par de días y volvía a salir. Por este motivo tomó la decisión de integrarse en la organización ANBU, quienes solían involucrarse en misiones de espionaje o cosas así, necesitaba algo diferente.

Mentiría si dijera que fue lo mejor que pudo haber hecho, admitía que los primeros meses fueron interesantes y hasta divertidos, pero justo como sus demás cargos la rutina acababa absorbiéndolo.

Llegó un momento en donde consideró seriamente retirarse y dedicarse a su familia, su madre había estado teniendo complicaciones en su salud. Pero fue cuando el Hokage jugó sus cartas.

"—Son un trío interesante, te aseguro que cada día te toparás con algo completamente nuevo".

Eso le había dicho su superior. Su propuesta había sido convertirse en quien guíe en su camino como ninja a un equipo de genin recién salidos de la academia. Aquel suceso le causó gracia, no porque creyera que el trabajo era estúpido, al contrario, le gustaban los niños (aunque no sabría si considerarlos como tal), sino que había sido como si el destino escuchase lo que se había esmerado en ignorar. Ciertamente no quería abandonar su título de shinobi, era verdad que últimamente su desempeño no le satisfacía, pero había dedicado su vida a eso, y dejarlo por algo tan banal como no conocerse a sí mismo era patético.

—Kenji Fukui y Kai Uchiha —dijo el Hokage luego se exhalar el humo de su pipa—. Se conocen desde los seis años, crecieron juntos, prácticamente son hermanos.

Su verdosa mirada se paseó por aquel departamento compartido. No estaba tan desordenado como se esperaba pero sí que había una que otra cosa fuera de lugar, en especial en la cocina. Tal parece que comían o cocinaban lo que encontraran y en tiempo récord, seguramente la puntualidad no era lo suyo, lo daba por hecho.

—Confían el uno en el otro, su trabajo en conjunto es excepcional —comentó el mayor—. Aunque suelen discutir a menudo así es su relación, se fastidian entre ellos.

Siguiendo los pasos del Hokage se vio dentro de una de las habitaciones, esta contaba con la cama totalmente desarreglada, como si el chico la dejara tal cual queda al levantarse, probablemente así fuera. En el velador había un envase de ramen instantáneo vacío y por el suelo se encontraba una que otra pesa desperdigada.

—Kenji Fukui, hijo único de Naori Shiraoka y Tadao Fukui, único miembro del clan Fukui con vida y por ende el único con el kekkei genkai —dio una calada a su pipa—. Sus padres fallecieron cuando tenía nueve años, fueron asesinados.

—Ya veo —murmuró el de cabello ocre—. ¿Él lo sabe?

—Sí —asintió—. Además, en su estadía con Tsunade las mismas personas intentaron secuestrarlo —se dirigió a la puerta—. Kenji es alguien que no duda en expresar sus emociones, pero a la vez puede ser muy reservado, seguramente no desea preocupar a los demás.

—Entiendo, supongo que tenemos algo en común —sonrió.

—Ya lo creo.

El dúo de hombres retornó sus pasos al salón para esta vez encaminarse al otro cuarto del departamento, al cual ingresaron seguido de observar su entorno. A primera vista parecía un poco más organizada que la anterior, pero si le prestabas un poco más de atención te darías cuenta que no era tan así. En el centro de la habitación se hallaba la cama, hecha solo por encima.

"La intención es lo que cuenta" rió Kento.

A un lado de esta se encontraba un librero lleno de estos objetos, fácilmente asequible desde su cama. Por el suelo había una que otra arma ninja botada y el ojiverde captó un par de pesar adheribles, probablemente para tobillos o muñecas.

—Kai Uchiha, hija menor de Daiki y Hanako Uchiha junto a Shisui, el mayor —pronunció el anciano en lo que caminaba a la ventana—. Una de los últimos sobrevivientes del clan Uchiha, como habrás deducido se encontraba fuera de la aldea en el momento de los hechos.

—¿Sabe quién fue? —frunció el ceño.

—Estoy seguro, aunque desconozco sus intenciones con esa información —exhaló el humo—. A los diez años tuvo un accidente con Orochimaru, este le puso la marca de maldición.

—¿La misma de Anko? —preguntó Kento con sorpresa.

—Así es —asintió con la cabeza—. Jiraiya se encargó de sellarla y Tsunade le proporcionó un tratamiento para el dolor. Hasta ahora no ha tenido problema alguno, y debe seguir de ese modo.

—Comprendo.

—Kai es alguien que intenta mantener la cabeza fría en todo momento, generalmente es tranquila y evita los problemas.

—Todo los contrario a Kenji —sonrió el jonin.

—A primera vista sí —concordó el mayor—. Pero a medida que los conoces te darás cuenta lo mucho que se parecen.

—Tiene sentido, de otra forma no se llevarían tan bien.

Ambos hombres desalojaron la vivienda a paso tranquilo, cambiando el rumbo del tour a una casa del otro lado de la aldea. Siguiendo a su superior no tardaron en hallarse dentro de las cuatro paredes que conformaban una de las habitaciones. Aquella, a comparación de las dos anteriores, se encontraba completamente ordenada. La cama pegada a la pared izquierda estaba intacta, el velador a un lado tenía un vaso con agua encima y un espejo a cuerpo completo adornaba una de las esquinas.

—Shiro Yamazaki, hija única de Akane Yukimura e Iwao Yamazaki —dijo el Hokage—. Tiene una habilidad innata con los venenos y sus derivados, por esto mismo es que aprendió ninjutsu médico a temprana edad.

—Interesante —sonrió Kento—. Es raro ver eso por aquí.

—Le gusta probar cosas nuevas, no me sorprendería que se haya especializado justamente por eso —sonrió el mayor en lo que exhalaba—. Shiro es alguien impredecible, le gusta convivir con amigos y la mayor parte del tiempo lleva una sonrisa. Posee una determinación excepcional, una completa caja de sorpresas.

Kento repasó lo dicho por el Hokage en su mente. Dos extrovertidos y una introvertida, seguramente Kenji y Kai ya tenían su forma de trabajo por lo que integrar a Shiro en sus estrategias podría ser complicado. Tres personas completamente diferentes pero a la vez parecidas, sería un reto.

Eso lo emocionaba.

—Así que líder del equipo nueve —sonrió—. Me gusta.

—Kento-sensei.

El nombrado salió de su ensimismamiento topandose con las miradas de sus tres alumnos, enseguida soltó una risa rascándose la nuca con pena.

—Lo siento, estaba recordando unas cosas —les sonrió.

—Les estaba diciendo que ya me encuentro mejor —comentó Shiro—. Y gracias.

—No tienes que agradecer —respondió el mayor provocando el asentimiento de los otros dos presentes—. Solo debes descansar.

Habían pasado varios minutos desde que la Yamazaki había caído en la batalla contra Temari, los ninja médico no tardaron en tratarla y estabilizarla. Tuvieron que inyectarle un analgésico potente para aliviar el intenso dolor en todo su cuerpo, acompañado de una máscara de oxígeno como apoyo a su respiración. Debido a los calmantes Shiro estaba media dormida, pero lo suficientemente consciente como para entablar una conversación coherente.

—Ya veo —sonrió con los ojos medios cerrados por el cansancio—. De nuevo gracias.

—Deja de preocuparte por eso —dijo Kenji dándole un toque en la punta de la nariz—. Y deja de aguantar el sueño, duerme tranquila, nosotros estaremos aquí cuidando de ti.

Como si fuera un interruptor la de hebras celestes arrugó el entrecejo y abrió los ojos observando a sus compañeros con seriedad.

—Claro que no —negó a la vez que con esfuerzo se sentaba, acto que ocasionó que los presentes se aproximaran rápidamente a ayudarla—. Ustedes volverán allí, pelearán y dejarán en alto el nombre del equipo nueve.

Kento soltó una pequeña risa en lo que Kenji y Kai miraban a su compañera como si estuviera loca.

—No digas estupideces —Le regañó Kai—. No nos moveremos de aquí.

—Sí que lo harán —insistió Shiro aún con expresión seria—. No van a abandonar la competencia así de fácil, no sean idiotas, yo estoy bien.

—¿Y si te pasa algo? —cuestionó Kenji de brazos cruzados—. Debemos cuidarte.

—No me pasará nada —rodó los ojos—. Y si llegara a pasar los médicos me ayudarán —dirigió sus orbes al mayor—. Kento-sensei, sabe que tengo razón.

El Hayashi dibujó una sonrisa en su rostro y se acercó a sus alumnos poniendo una mano en sus cabeza y revolviendo su cabello con diversión.

—Shiro tiene un buen punto —conectó mirada con ellos—. Deberían tener su determinación, ¿O es que se rendirán así de fácil? En ese caso deberían irse a casa, ser chunin es mucho para ustedes.

Kenji se quedó pasmado en su lugar con el ceño fruncido, de improvisto pegó un brinco y se alejó de Kento apuntándole con el dedo.

—¡Yo soy mucho para el rango chunin! —exclamó formando un puño, se volteó hacia Shiro y sonrió—. ¡Juro que triunfaré!

Por su parte Kai chasqueó la lengua con fastidio, Kento sabía muy bien como manipularlos. No es que haya caído en su provocación y su sensei era consciente de eso, sino que al caer Kenji ella se vería obligada a seguirlo. Era un maldito efecto dominó.

Kenji se volteó ahora a verla a ella, con esa expresión que ponía siempre que le pedía algo.

"Tsk, no me mires así bastardo" gruñó Kai.

—Hmp, triunfaremos —corrigió la azabache observando a Shiro, quien sonrió.

—¡Muy bien! ¡Por el equipo nueve! —gritó el Fukui alzando ambos puños con una sonrisa.

El dúo junto a su sensei se puso inmediatamente en movimiento en dirección al campo de batalla luego de que Shiro les deseara suerte. Al arribar no tardaron en recibir las miradas de los demás. Subieron a su antiguo puesto notando como era Naruto el que luchaba en ese momento, en contra de una chica del sonido: Harumi Watanabe, compañera de Mitsuki y Katsuro. Las preguntas sobre el estado de Shiro llegaron en segundos de parte de Lee, Hinata, Kiba, Sakura y Tenten.

Sus expresiones de alivio no se hicieron esperar al saber que se encontraba bien, sin embargo los mellizos notaron como querían preguntar más, por lo que temiendo que cuestionaran lo que a ellos no les correspondía responder Kai les cortó.

—Si tienen dudas pueden ir a visitarla al final de las preliminares —se cruzó de brazos—. Ahora dejen de vernos así.

Retornando su atención a la pelea fue justo el momento en donde Naruto detenía el Bō de Harumi y se abalanzaba a ella con las decenas de clones de sombra que había creado. Teniendo a la fémina acorralada en el suelo sin poder moverse Hayate dio por terminado el encuentro. El rubio subió las escaleras con una enorme sonrisa en el rostro por su triunfo, en el camino fue interceptado por Hinata quien le regaló un ungüento para sus heridas, mas el Uzumaki se alejó de ella al percatarse de la presencia de los mellizos.

—Ella está bien Naruto, lo juro —repitió Kenji como por quinta vez, el rubio aún no le creía—. Por cierto, felicidades por ganar.

—¡Soy el mejor!

—Eh... Kenji —Le llamó Kai con una seña.

El de cabello verde dirigió la vista a donde señalaba topándose con su nombre en la pantalla de la pared. Inevitablemente dejó salir una carcajada por la persona que le había tocado como oponente, esto sería divertido.

BUENAS GENTEEEEEE

Cómo están?

Sólo vengo a desearles un buen fin de año y un aún mejor inicio de año<3

Pásenlo bien, y espero que todas sus metas para este nuevo año se les cumplan😼✨❣️

KAITO😈

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