𝟏𝟒.

𝙋𝙀𝙇𝙄𝙂𝙍𝙊 𝙄𝙉𝙈𝙄𝙉𝙀𝙉𝙏𝙀

▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃

—¿Y bien? ¿Encontraste algo?

Aquel águila le hizo un gesto con la cabeza dando a entender que no.

—No por esta zona.

—¿Puedes ir un poco más lejos?

—Sí.

Con hábiles movimientos el ave retomó el vuelo dirigiéndose hacia la izquierda de su posición dejando al dúo allí. Había pasado la noche ya y Kenji y Shiro a penas se asomó el sol continuaron la búsqueda de su compañera. El varón había ordenado a una de sus invocaciones que inspeccionara el área para encontrar alguna pista de Kai, pero ya siendo el mediodía aún no hallaban ni rastro de la fémina. Shiro estaba convencida que la batalla con los del sonido había sido una simple distracción, y Kenji de acuerdo con su hipótesis solo tenía a un responsable en mente: Orochimaru.

Era un día común de entrenamiento, Jiraiya se había encargado de obligarlos a ejercitarse por toda la tarde ya que, según él, se lo merecían por burlarse de él. Pasando de lanzamiento de armas a practicar algunos jutsu seguido de algunas peleas entre ellos acabaron tumbados en el césped de aquel sitio.

—¡Mira Kai-chan esa nube se parece a Jiraiya-sensei!

—¡Es igual de fea!

—¡Así es!

—¡Ya mocosos!

Luego de reír un buen rato los mellizos fueron arrastrados por el mayor hacia la posada donde se quedaban y aprovechando la ocasión Kenji se colgó de la espalda de Jiraiya. El camino era corto por lo que no tardaban mucho en llegar, sin embargo justo antes de dar un paso dentro de la urbanización fueron interceptados por una conocida niña de cabello azulado.

—¡Kai-chan!

—¡Oi Mitsuki-chan!

—Puaj —hizo una mueca de asco—. Eres tú, Mitsuki tonta.

—¡Cierra la boca Kenji tonto! —frunció el ceño para luego mirar a Kai—. ¡Kai-chan tengo que mostrarte un lugar!

—¿Si? ¿Qué tiene de especial?

—¡Ya lo verás! ¡Es espectacular! —le sonrió.

La pelinegra se giró hacia su tutor mirándolo con cara de perro mojado.

—No me mires así niña —gruñó el mayor desviando la mirada—. Está bien pero llega antes del anochecer, ¡Y ni se te ocurra quejarte del cansancio después!

—¡Sí Jiraiya-sensei! —hizo una pose de militar.

Sin más ambas niñas corrieron de vuelta al bosque riendo con diversión.

—Jiraiya-sensei —susurró Kenji en su espalda—. Creo que voy a dormirme.

El mayor negó con la cabeza con una pequeña sonrisa.

—Estos mocosos...

En alguna parte del frondoso bosque se movía el equipo 8, para su suerte ya habían conseguido ambos pergaminos por lo que se encontraban saltando por los árboles con destino a la torre. Luego de avanzar unos cuantos metros Hinata se dio la tarea de revisar la lejanía con su byakugan para buscar la presencia de algún enemigo, ya este detectado el equipo fue en su dirección siendo liderados por un animado Kiba.

—¿Qué sucede Akamaru?

El trío se vio obligado a detenerse detrás de unos arbustos al notar como el cachorro se encogía en el suelo y temblaba de miedo sin querer moverse.

—¿P-Por qué se detiene de repente? —preguntó Hinata.

—Algo asustó a Akamaru —dijo Kiba, viendo como el cachorro se metía dentro de su chaqueta para refugiarse.

—¿Qué lo asustó?

—No tengo la menor idea, Akamaru tiene la habilidad de olfatear el nivel de chakra del enemigo —comentó el Inuzuka—. Pero jamás lo vi así de asustado antes —frunció el ceño—. Quienes sean los ninja que andan por ahí no son normales.

Con cautela los tres se asomaron levemente por sobre el arbusto observando como el equipo de la arena se enfrentaba a uno de la lluvia, los últimos se fanfarroneaban, en cambio los contrarios solo los miraban serios.

—Qué se creen —murmuró Kiba—. Ellos están muy pequeños para enfrentar en combate a oponentes tan grandes.

El Inuzuka bajó la mirada a Akamaru cuando lo oyó gemir, soltando un jadeo sorprendido al instante.

—¿Qué? —cuestionó Hinata—. ¿Qué te dijo Akamaru?

—Que el grandote está en serios problemas.

Retornaron sus ojos al show de enfrente escuchando como ambos equipos extranjeros intercambiaban palabras. El de la arena de cara pintada, Kankurō, le dijo a su hermano que era mejor descubrir primero qué pergamino tenían para no pelear innecesariamente, sin embargo Gaara negó diciendo que de todas formas morirían. El equipo ocho se estremeció en su lugar presenciando como la lucha comenzaba con un ataque de la lluvia, una tormenta de senbon arremetió en contra del pelirrojo, pero estas nunca le dieron puesto que el chico se cubrió con arena dejando estupefactos a sus contrincantes.

—Su chakra es muy poderoso —dijo Kiba observando fijamente a Gaara—. Y esa arena, ¿Perciben el hedor? Apesta.

—¿Hedor? —preguntó Shino.

—Huele como a sangre.

Ante el desconcierto del equipo de la lluvia Kankurō se dio el tiempo de explicar cómo funcionaba la habilidad de Gaara, impulsando a sus contrincantes a volver a atacar, no obstante sin mayor esfuerzo el pelirrojo con ayuda de una posición de manos encerró a uno de los chicos en un ataúd de arena presionando hasta matarlo, luego, aún insatisfecho, hizo lo mismo con los dos chicos restantes asesinándolos en pocos segundos. El equipo ocho quedó paralizado, aquella escena había sido aterradora.

—Tenemos suerte, es un pergamino del cielo —comunicó Kankurō luego de tomar dicho objeto—. Ahora encaminémonos a la torre.

—Cállate —habló Gaara, fijando la vista a un punto a su derecha—. Aún no, aún no es suficiente para mí.

El trío de Konoha detuvo abruptamente su huida ante lo dicho por el pelirrojo, al parecer ya los había visto y se habían metido en un gran, pero gran problema. Gaara iba a levantar una mano hacia ellos cuando una sensación llamó la atención de este y de Kiba, un chakra.

—¿Qué sucede? —preguntó Shino a lo bajo.

—Akamaru detecta otro chakra extraño cerca de aquí —susurró el Inuzuka—. Dice que es... Oscuro, muy oscuro —en eso abrió los ojos desconcertado—. Ese olor...

—¿Lo conoces?

—Es... Es Kai.

Detrás de ellos Gaara se volteó al lado contrario, buscando a la persona de la cual provenía ese chakra y llamando la atención de sus hermanos. No estaba a simple vista, pero a los pocos segundos sus ojos captaron un cuerpo tumbado en el suelo boca arriba, inconsciente y con un aura rarísima. 

Por otro lado Hinata había utilizado su byakugan para corroborar la información de Kiba, confirmando que sí era la Uchiha.

—E-Está inconsciente —informó—. Y su chakra está extraño, como descontrolado.

—Ya la vieron —dijo Kiba—. Maldición.

—¿Qué hacemos?

El equipo de la arena ya se había aproximado a la chica, Temari se había quedado un poco más alejada puesto que le parecía raro que estuviera sola, Gaara se acercó más observándola con frialdad y Kankurō lo siguió ya harto de su actitud.

—Vamos Gaara hay que irnos —gruñó molesto.

—Qué, ¿Tienes miedo? —siseó el nombrado—. Cobarde.

—Mira Gaara, sé que este examen no es ningún problema para ti —se le acercó—. Pero es peligroso para Temari y para mí, ¡Un juego de pergaminos es suficiente! Es todo lo que necesitamos para pasar.

—Idiotas, no me digan qué hacer.

Ignorando al de rostro pintado, el cual arrugó el entrecejo con molestia, extendió una mano hacia Kai como si fuera a hacer el jutsu del ataúd de arena. Antes de que hiciera cualquier movimiento Kankurō lo agarró de la tela café que cruzaba su pecho y lo atrajo hacia él.

—¡Ya es suficiente! —exclamó—. A veces debes escuchar lo que te dice tu hermano mayor.

—Es una pena que no te vea como mi hermano mayor —respondió Gaara inexpresivo—. Si te interpones te mato.

Indiferente a todo el pelirrojo volvió a estirar la mano hacia la chica después de ser soltado por Kankurō.

—¡Espera! —intervino Temari—. Aguarda, ¿Quieres Gaara? Tú... No debes tratarnos como si fuéramos tus enemigos —le sonrió intentando calmarlo—. Mira, hazlo como un favor por tu hermana, ¿Si?

Para el disgusto de los presentes el chico alzó la mano nuevamente, apuntando a Kankurō y luego a Kai. El equipo 8 se paralizó del susto temiendo por su compañera cuando arena se comenzó a formar en su mano.

—¡Gaara!

El lugar quedó en absoluto silencio ante lo que acababa de pasar, el chico había dejado a los de Konoha con el corazón en la mano cuando en vez de atacar a la Uchiha simplemente formó el corcho de su calabaza y se la puso a la misma.

—Muy bien, por esta vez —dictó Gaara y caminó hacia el lado contrario.

"De todas formas es aburrido si no dan pelea" pasó por su mente.

Temari suspiró aliviada.

—Ahora entiendo porque tenías tanto miedo —le dijo Kiba a Akamaru—. Aunque me hubiera gustado que me lo dijeras.

—Ha-Hay que ayudar a Kai —murmuró Hinata.

—Maldición.

Unas cuantas horas habían pasado, luego de dos rondas más el águila de Kenji desapareció sin poder hallar ningún rastro de Kai. Para no perder el tiempo el dúo continuó buscando a algún equipo para quitarles el pergamino, sin embargo tampoco habían tenido suerte.

—Descansa un poco —dijo Kenji.

—Te estoy retrasando —susurró Shiro con la cabeza baja.

—Claro que no —respondió el chico—. Tomemos un pequeño descanso y ya seguimos, no te preocupes.

Kenji no se preocupaba mucho por Kai, y no era porque no le importara, sino que ya conocía bien a la Uchiha como para saber que era lo suficientemente fuerte como para sobrevivir sola, confiaba en que los encontraría. Por otro lado Shiro también creía en ella, pero no iba a dejarla sola cuando la había aceptado y apoyado en que participara en los exámenes. No le importaba que sus huesos dolieran como el infierno, mucho menos que tuviera náuseas, ese examen lo superaban a como de lugar.

—Quédate aquí, iré a un lugar alto —pronunció el Fukui.

La de hebras celestes asintió con la cabeza en lo que el varón se perdía entre las ramas de los árboles. Exhaló con cansancio mientras se ponía de pie y masajeaba sus piernas, sabiendo que eso no calmaría el dolor extrajo un pequeño frasco de su bolsa de herramientas. De allí dejó caer una píldora blanquecina y se la metió a la boca tragando de inmediato. Cerró los ojos aspirando el aire fresco.

—¡Shiro!

El grito de su compañero la hizo sobresaltar, dirigió su mirada a este viendo como descendía hasta quedar frente a ella y la miraba con expresión alarmada.

—Es Sakura, está peleando con los del sonido —comunicó Kenji indicando hacia la izquierda—. Está en problemas.

—¿Que Sakura qué? —murmuró la Yamazaki en lo que comenzaban a correr—. ¿Y Naruto y Sasuke?

—No los vi, solo vi a Sakura peleando y a Rock Lee en el suelo.

—¿Lee?

Sin más diálogo siguieron corriendo en dirección a su compañera con la intención de socorrerla. Al arribar observaron sorprendidos como la pelirosa aparecía en el aire yendo en contra del chico pelinegro recibiendo así kunai en todo el cuerpo, para luego caer sobre su contrincante clavándole una de estas armas en el brazo y mordiéndolo. No era lo que hacía lo que provocaba su impresión sino cómo lo hacía, nunca habían visto de esa forma a Sakura. Cuando el pelinegro empujó a la chica y amenazó con atacarla fue cuando hicieron acto de presencia.

—¿Eh? —murmuró—. ¿Qué es esto? ¿La segunda tanda?

—Nos volvemos a ver chicos —dijo Kenji—. ¿Se están divirtiendo?

—Chicos... —susurró Sakura.

—Sakura, ¿Estás bien? —cuestionó Shiro sin quitar su vista de los extranjeros—. ¿Dónde están Naruto y Sasuke?

—S-Sí... Ellos están inconscientes.

—Ya veo —murmuró—. Ve con ellos.

—A-Ah... ¡Sí!

—Ve con ella, Shiro —masculló Kenji con seriedad—. Yo me encargo.

—Claro que no —dijo en respuesta, con molestia—. Somos un equipo, los dos lucharemos.

—Que terca —se rió.

—¿No tuvieron suficiente? —habló el del sonido—. Bien, acabaré con ustedes.

—¿Dónde está Kai? —preguntó Shiro con el entrecejo fruncido.

—¿Kai? —sonrió—. Seguramente muerta.

Kenji chasqueó la lengua.

—Muerto estarás tú dentro de poco.

"¿Kai...? Es cierto, ¿Por qué no está con ellos?" pensó Sakura confusa.

No hizo falta más para que la batalla iniciara, Kenji se hizo cargo de enviar múltiples kunai como distracción para realizar un jutsu elemental.

—¡Estilo de tierra, jutsu de tierra en expansión!

El suelo debajo de ambos varones se agitó y sin previo aviso algunas rocas salieron disparadas en dirección al extranjero, este como contraataque envió una onda de sonido deteniendo la trayectoria de las rocas. Al instante Kenji apareció detrás de él arremetiendo con otro jutsu.

—¡Estilo de tierra, técnica de balas asesinas!

—¡Zaku!

Tal como lo decía el nombre, pequeñas piedras amoldadas con chakra fueron disparadas en contra del nombrado, mas, para su suerte, su compañero llegó justo a tiempo para desviar las esferas.

—Así que tu nombre es Zaku.

—Tch, cállate —gruñó.

El chico de vendas estiró los brazos con la intención de atacar a Kenji, sin embargo justo antes de que lo hiciera unos hilos aparecieron por sus pies rodeando a ambos y apegándolos por la presión.

—¡Oigan! ¡Qué demonios están haciendo! —exclamó la chica de cabello negro con el ceño fruncido.

—¡Kin!

Alertándola algo tarde, la tal Kin se vio sorprendida por un inminente ataque de senbon que le dieron directamente en ambas piernas. El líquido morado que cubría la agujas no tardó en ser detectado por la fémina ni en hacer efecto, al segundo la extranjera ya que se encontraba contra el suelo sin ser capaz de mover ambas extremidades.

—¿¡Qué demonios!?

—¡Bien hecho Shiro! —sonrió Kenji, haciendo reír a la chica.

—Es... ¿Veneno paralizante? —cuestionó Zaku con sorpresa.

El chico de las vendas soltó una maldición e hizo salir una onda de sonido de sus aparatos de los brazos rompiendo así los hilos que los retenían. Luego sin previo aviso en conjunto con su compañero apuntaron cada uno a uno de los de Konoha.

—¡Ola de sonido cortante!

Rápidamente Kenji hizo aparecer un muro de tierra evitando el golpe directo de la técnica, pero por otro lado Shiro no fue capaz de protegerse a tiempo recibiendo así el impacto.

—¡Shiro! —gritaron Kenji y Sakura al unísono.

—Ma-Maldición...

La peliceleste se puso de rodillas sintiendo como la cabeza le daba vueltas, sus oídos sangraban y su dolor corporal se había intensificado. Notó como su compañero hablaba pero no era capaz de escuchar con claridad ni mucho menos entenderle. Observaba como Kenji luchaba nuevamente con los del sonido cuando un zarandeo la hizo reaccionar.

—Shiro, ven vamos.

Sakura le ayudó a ponerse de pie pasando su brazo por sobre sus hombros, llevándola hacia donde se encontraban Naruto y Sasuke aún inconscientes.

—¿Estás bien?

—S-Sí, solo estoy un poco mareada.

Ambas volvieron su miraba a la batalla viendo como Kenji le hacía frente a ambos chicos con taijutsu por un rato.

—¡Jutsu de invocación!

Acompañado de un poco de humo un lobo de pelaje café, casi de la misma altura de Kenji, apareció a un lado del peliverde. Con un simple asentimiento de cabeza ambos se lanzaron a atacar con sincronización, para evitar ser aturdidos por una onda de sonido se encargaron de utilizar su velocidad y hacer ataques rápidos, a simple vista parecía un verdadero Inuzuka. Su objetivo era inmovilizarlos, mas aquel dúo no se los estaba dejando fácil.

—¡Ola de sonido supersónico cortante!

Una inminente explosión de poder los arrastró hacia atrás logrando que la invocación de Kenji desaparezca en un segundo. El chico dio una voltereta en el aire logrando estabilizarse y caer en cuclillas lo suficientemente mareado como para no poder ponerse de pie.

—Tch, joder —murmuró el Fukui respirando pesadamente.

—¿En serio creen que pueden vencernos? —habló Zaku sonriendo con sorna—. ¡Enfréntenlo! No son más que ninja de pacotilla.

—De una aldea de segundo nivel —agregó el de vendas.

Kenji, enfadado, se puso de pie con la intención de hacerlos tragar tierra, no obstante una voz a lo alto lo hizo detenerse.

—Vaya, eso sonó muy rudo —los miró serio—. Creo que entonces tu aldea es de tercer nivel. Me pregunto si alguno de ustedes amateurs va a tomarse esto en serio.

Todos dirigieron sus miradas hacia la rama de un árbol, allí se encontraban dos personas, una chica de cabello castaño recogido y un varón de ojos aperlados.

—¿Eh? Es el equipo de Lee —dijo Sakura—. ¿En qué momento llegaron?

—Tsk, esos genin siguen brotando desde los árboles como cucarachas —gruñó el de vendas.

—Me parece que alguien usó a nuestro compañero como saco de boxeo —dijo Neji—. ¡Nadie hace eso y se queda tan tranquilo!

Los del sonido se sobresaltaron al ver como el Hyuga activaba su dojutsu con expresión molesta.

—No más juguetes Tenten —murmuró el castaño—. Fuerza total.

La nombrada sacó un kunai al instante dispuesta a atacar, sin embargo el semblante de su compañero la confundió.

—¿Qué pasa Neji?

—¿Y bien? —cuestionó el chico de vendas—. Van a quedarse ahí todo el día o van a bajar y harán algo al respecto.

Neji sonrió inesperadamente.

—De hecho, creo que esto podría quitármelo de las manos.

Aquello confundió a los extranjeros, pero no faltó mucho para que todos tengan sus ojos puestos en el lugar de donde emergía un aura morada: Sasuke.

—¡Qué alegría! ¡Estás despierto! —sonrió Sakura.

El azabache se había puesto de pie siendo rodeado por esa aura de color morado, sus compañeros lo veían desconcertados por tal estado, más aun al notar unas extrañas marcas negras cubriendo su brazo izquierdo y la mitad de su cara.

"Esas marcas..." pensó Kenji sorprendido, "Debe ser una maldita broma".

—Dime Sakura —habló el chico—. ¿Quién te hizo esto?



Genteeeeeeee, acabo de conseguir licencia de conducir, aaaaaa soy feliz<3

Feliz fin de semana! <3

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