𝟎𝟕.

𝙋𝘼𝙄𝙎 𝘿𝙀 𝙇𝘼𝙎 𝙊𝙇𝘼𝙎

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       El próximo amanecer llegó rápidamente, por consecuente el equipo nueve alistó sus bolsos y partieron a tomar el bote que los llevaría a la tierra de las olas. Al parecer el equipo siete había tenido un contratiempo, ocasionando que Kakashi requiera de su apoyo, eso les había explicado Kento.

Sin embargo, el mismo jonin del equipo contrario había escrito que aún tenían algo de tiempo para prepararse antes de volver a encontrarse con el enemigo, debido a eso Kento no los apresuró como casi siempre hacía.

En el camino hacia el muelle todos iban en su mundo, algo totalmente diferente a como era lo habitual. Al llegar al lugar, el mayor se hizo cargo de conseguir que alguien los llevara, de ese modo en tan solo unos minutos ya se encontraban pisando aquella isla. Otra vez sumidos en un silencio.

Luego de unos cuantos metros finalmente fue Shiro la que rompió el hielo.

—Sensei... —murmuró—. ¿De qué rango es la misión?

Las tres miradas de los genin fueron hacia el mayor, el cual hizo un sonido de duda.

—Rango B —respondió con tranquilidad—. Mínimo.

—¿Mínimo? —dijo Kenji con sorpresa.

—¿Qué clase de ninja los atacó? —susurró Kai con seriedad, más para sí misma.

—No se preocupen —sonrió Kento—. Sea lo que sea Kakashi y yo somos jonin así que no tienen que temer —se volteó hacia sus alumnos deteniendo la caminata, les sonrió y les revolvió el cabello a los tres—. Sigamos.

—¡Sí!

—¡Chicos! ¡Por aquí!

Una cabellera rubia se veía a la lejanía con una mano alzada, haciendo señas para que el equipo se acerque. Junto a él, se encontraba el chico azabache de cara amargada.

—¡Naruto! —exclamó Shiro, aproximándose hacia el nombrado y abrazándolo.

—Hola chicos —saludó Kento a ambos con una sonrisa—. Están aquí para guiarnos, ¿No?

—¡Sí! —saltó Naruto—. ¡Síganme!

Kenji lo siguió sin pensar, poniéndose a la par y entablando una plática animada, de inmediato Kento y Shiro caminaron tras ellos. A su vez, Kai se ponía a un lado de Sasuke y fueron con un poco más de calma.

—Te noto cansado —comentó la chica, sin apartar los ojos del frente.

—Solo es entrenamiento —suspiró el varón—. ¿Qué tal tu misión?

—Estuvimos cuatro días buscando una planta —respondió Kai con cansancio, diciéndolo todo sin necesidad de más palabras.

—Ya veo.

En ese momento Sasuke tuvo el reflejo de atraer a la fémina a sí mismo con velocidad, pues por ir mirando al suelo indiferente a su alrededor estuvo a punto de estamparse con un puesto de verduras.

—¿Por qué tan despistada? —se mofó por la cercanía entre ambos.

—Cállate —gruñó la chica con el rostro colorado, soltándose de su agarre y adelantándose con vergüenza.

Riendo internamente el pelinegro volvió a caminar a su lado, recibiendo un empujón de parte de la contraria logrando que choque de frente con la pared de una tienda. La risa de Kai no se hizo esperar.

—Kento —dijo el peliplata como saludo, haciéndole un gesto también a los estudiantes—. Chicos.

—Kakashi —contestó el de ojos verdes—. Veo que tuviste problemas.

El de máscara levantó una de sus muletas en respuesta, provocando la risa del contrario.

Nuestro problema se llama Zabuza Momochi —informó Kakashi remarcando la palabra—. El cual tiene un aliado, que se hizo pasar como ninja rastreador de Kirigakure para llevárselo.

—Entiendo —asintió Kento con cara pensativa, por otro lado los seis genin solo se mantenían al margen—. Aún nos quedan unos días, ¿Estás entrenando a tus alumnos?

—Sí, control de chakra.

La mirada de Shiro se volvió confusa.

—Entiendo.

Al ver que nadie más parecía no saber de qué hablaban, decidió intervenir.

—¿Control de chakra?

Los siete pares de ojos se fijaron en ella, la cual no tardó en sonrojarse.

—Es un entrenamiento específico para ayudar a moldear de mejor manera el chakra —dijo Kento con una sonrisa—. Te ayudaremos.

—¡Sí!

—Bien, continúen con su entrenamiento —ordenó Kakashi.

Sin más Naruto y Sasuke salieron de la casa, en cambio Sakura dijo que acompañaría a Tazuna al pueblo. El equipo seis acató en mandato de su sensei de ir con el par de amienemigos, pidiendo también que ayuden a Shiro.

Ya en el bosque al que les condujeron el otro par, el trío se puso en la tarea de escalar árboles.

—¡Kai mírame! ¡Aquí arriba!

La nombrada alzó la cabeza para observar al peliverde, quien se encontraba de cabeza colgando de la rama de uno de los árboles, sonriendo entretenido y haciendo señas.

—Ojalá te caigas —dijo Kai para fastidiarlo, luego desvió sus ojos hacia su compañera, ignorando los insultos de Kenji—. Tienes que concentrar tu chakra en la planta de los pies, intenta equilibrarlo, ni muy poco ni en exceso.

—Vale, lo intentaré —asintió la peliceleste.

Se puso frente a uno de los troncos y miró a lo alto, poniendo expresión decidida y retrocediendo unos pasos. Al segundo corrió rezando para no caer, sonrió al lograr subir unos metros, pero la sonrisa se borró cuando falló en un paso y notó su cuerpo caer.

—Fue un buen primer intento —le halagó Kai desde su puesto sentada en el suelo—. Sigue así.

—¡Sí!

La tardé pasó volando, con los porrazos contra el suelo de parte de Shiro, Naruto y Sasuke y algunas ayudas de Kenji y Kai, que solo se quedaron al no tener nada mejor que hacer. El peliverde caminando de cabeza por las ramas y la pelinegra tumbada en el césped leyendo. Para la felicidad de Shiro, había logrado llegar a la cima del árbol luego de algunos intentos más, acompañando a Kenji y caminando de cabeza. Por otro lado, el dúo del equipo siete no corrió la misma suerte, estando a punto de alcanzar su meta pero sin conseguirlo.

Cuando ambos sensei llegaron a buscarlos fue cuando tuvieron que volver a la casa de Tazuna, en donde cenaron sin problemas. Claro, omitiendo el hecho de que por una pregunta de Sakura el nieto de Tazuna, Inari, se fue de la mesa con su madre a la siga. Posteriormente cada uno fue a su habitación asignada y se dispusieron a dormir.

Ya al otro día, motivado por la historia de Inari, Naruto desapareció temprano en la mañana para ir a entrenar. Preocupando a Tsunami, la hija de Tazuna y madre del niño.

—¿No está aquí Naruto? —preguntó la mujer con inquietud—. Parece que anoche también estuvo afuera.

—Ya se volvió loco de remate —suspiró Sakura, tallándose los ojos—. Está trepando árboles en la oscuridad.

—Debe de estar inconsciente por ahí... —murmuró Kai tranquila—. O quizás muerto.

—¿Cómo puedes decir eso? —profirió Shiro dándole un golpe en el brazo.

—Pues yo realmente espero que esté bien... —dijo Tsunami—. Que un niño pase la noche solo en el bosque...

—No se preocupe —habló Kakashi—. Naruto es un idiota pero también un ninja hecho y derecho.

—Kai tiene razón —concordó Sasuke—. Naruto es un mediocre, tal vez esté muerto en algún lugar allá afuera.

—Voy a buscarlo —comunicó Kai—. Gracias y permiso —se levantó.

—Voy contigo —le siguió Sasuke también levantándose.

—Pero Sasuke... Recién empezamos a desayunar... —Sakura observó el plato del Uchiha—. ¿Ah...? Eso fue rápido —murmuró sorprendida, ya que el plato estaba vacío.

Los Uchiha marcharon hacia el exterior directo al bosque, caminando de forma lenta y tranquila, entre miradas burlonas y uno que otro empujón para molestar, terminando finalmente en una tregua con el brazo de Sasuke sobre los hombros de Kai. Los pelinegros continuaron caminando tranquilamente en un silencio cómodo con una ligera sonrisa en sus rostros. Al encontrar al ninja rubio, un chico con apariencia de chica caminó hacia el lado contrario, provocando una especie de escalofrío en el par cuando este pasó a su lado.

—He visto varias cosas raras —murmuró Naruto—. Pero esta se ganó los aplausos...

Los recién llegados se separaron para evitar un escándalo por parte del Uzumaki.

—Dobe —habló Sasuke—. Se te olvidó el desayuno —le dio un golpe en la cabeza.

—¡Itte! —se quejó—. ¿¡Qué te sucede, eh teme!?

—Ya basta —intervino Kai con las manos en los bolsillos.

—Kai, ¿A qué han venido? —preguntó Naruto con cara confundida.

—A ver si estabas vivo —se encogió de hombros.

El rubio sólo rió nervioso. Luego de hablar un poco con Naruto, los tres siguieron con el entrenamiento, Kai aprovechó de reforzar su control de chakra al no hallar mejor cosa que hacer.

En otro lugar el resto de ambos equipos buscaban a sus compañeros, pues ya habían pasado algunas horas y estos no habían vuelto a la casa de Tazuna.

—¡Naruto! —exclamó Sakura observando a su alrededor—. Conociendo a Naruto puede estar en todos lados —suspiró con tedio—. Sasuke y Kai no han vuelto tampoco, donde estarán...

Sin previo aviso una kunai es lanzada en medio de Sakura y Kakashi. Senseis y alumnos miraron hacia aquel árbol con aturdimiento, descubriendo a un rubio echado en una rama.

Naruto carcajeó.

—¡Wow! ¿Naruto puede escalar tan alto usando su chakra? —clamó impresionada Shiro—. Es grandioso.

—¿¡Qué opinan de eso!? ¡Es muy alto para ustedes! —rió Naruto—. Digo, ¡Es muy grande la distancia! —el rubio se levantó de un salto, logrando resbalarse.

—¡Naruto! —chilló Sakura asustada, para luego escuchar a su compañero reír.

—¡Sólo bromeaba!

La pelirosa levantó su vista y vio que Naruto se había sujetado con chakra, quedando suspendido de cabeza.

—¡Cayeron redonditos! —se burló el rubio, pero sólo Kenji rió.

—Algo me dice que esto saldrá mal... —susurró Kento.

—¡Estábamos preocupados por ti Naruto! —le reclamó enojada Sakura.

Y por un descuido del nombrado, sus pies se despegaron de la rama.

—¡Naruto! —exclamó Shiro—. ¡Eso te pasa por hacerte el gracioso!

—¡Idiota! —se carcajeó Kenji.

Naruto fue cayendo acompañado de sus alaridos. En un rápido movimiento, Kai subió a la rama quedando como anteriormente estaba el rubio mientras lo sostenía de un tobillo.

—Eres un tonto —murmuró la chica, con un tono de burla—. Naruto.

—¿Eh...? —masculló el rubio desconcertado—. ¿Kai?

Para el incordio de Kai, Naruto se movía mucho casi retorciéndose como un gusano. Sin más, soltó su agarre viendo como el chico caía al pasto.

—¡KAI!

Ante el regaño de Shiro la pelinegra solo soltó una carcajada con diversión, mirando como Naruto lloriqueaba bajo suyo.

—Si continuamos cuerdos para cuando termine el entrenamiento... será un milagro —susurró Kakashi.

Luego de eso todos, menos Sasuke, Naruto, que se quedaron entrenando, y Kai, que argumentó no querer escuchar los gritos del mocoso (Inari), regresaron a casa de Tazuna.

—Ahora los tres llegan tarde —dijo Sakura, refiriéndose al trío que se quedó en el bosque.

Shiro asintió igual de inconforme.

Antes de que Kenji pudiera hablar la puerta de la morada fue abierta, apareciendo por esta Sasuke sujetando a Naruto para que no caiga y detrás de ellos Kai, quien se encargó de cerrar la puerta.

—¿Qué les pasó? —preguntó Tazuna medio divertido—. Parece como si un gato los hubiera atrapado y los arañó.

—Ambos los hicimos... —musitó Naruto cansado—. Ambos llegamos hasta la cima...

—¡Bien! —felicitó Kakashi—. Ahora continuaremos, mañana ambos equipos serán guarda espaldas de Tazuna en el puente.

—¿¡Ah!? —Naruto sonrió—. ¡Estupendo! —celebró y se tambaleó, haciendo que caiga al suelo junto con Sasuke.

—Eres tan mediocre —le dijo su compañero con fastidio. Todos soltaron una risa.

Luego de que todos terminaran de comer, Tazuna tomó la palabra.

—En unos días más terminaremos el puente y debo agradecerles por eso.

—Lo hicieron bien pero aun así tienen que tener cuidado —agregó Tsunami.

—Había querido preguntarles esto pero no había tenido la oportunidad... —mencionó Tazuna—. ¿Por qué se quedaron a protegerme aunque los engañé al traerlos aquí...?

—Los que se apartan del sendero de la justicia son cobardes —recitó Kakashi—. Pero bajo el mando de un gran líder, la cobardía no sobrevive —Tazuna le miró confundido.

—Esa fue una cita del primer Hokage —aclaró Kento.

—Mmm... —Inari miró a Naruto, que descansaba apoyado en la mesa.

En ese momento recordó a su "Padre" llamado Kaiza, un pescador. Un día unos niños casi hacen que Inari se ahogue, si no hubiera sido por Kaiza que lo salvó. Desde ese momento Inari lo comenzó a considerar un padre. Kaiza en un intento de proteger a su villa de Gato, terminó siendo asesinado frente a todo su pueblo.

«Si algo te interesa... ¡Tienes que seguir intentándolo! ¡Protegerlo con los dos brazos!» Pequeñas lágrimas cayeron por el recuerdo.

—Pero por qué... —susurró.

—¿Qué dijiste? —preguntó Naruto.

—¡Todos esos estúpidos entrenamientos son una pérdida de tiempo! —Inari se levantó de imprevisto y golpeó la mesa—. ¡Gato tiene todo un ejército! ¡Los va a derrotar! ¡Y luego los destruirá! —la mayoría le miró con impresión—. Todas esas cosas bonitas que dicen ¡No significan nada! ¡No importa lo que hagan! ¡EL FUERTE SIEMPRE GANA Y EL DÉBIL SIEMPRE PIERDE!

—¿Habla por ti quieres? —habló Naruto casi que con molestia—. No será así en mi caso ¿Te queda claro?

—¡Porque mejor no te callas! ¡El sólo verte me enferma! ¡Tú no sabes nada de esta tierra! ¡Sólo eres un metiche! ¡Siempre riéndote y jugando por todo! ¡Tú no sabes lo que es sufrir y que te traten como una basura!

Y todo se quedó en un silencio absoluto con las miradas puestas en Naruto.

—Escúchate gritando y quejándote como una pobre víctima —dijo el rubio sin un atisbo de tristeza que sorprendió a sus compañeros—. Puedes lloriquear todo el día ¡Para lo que me importa! ¡No eres más que un cobarde!

—¡Naruto! —le reprendió Sakura—. Fuiste demasiado lejos.

El nombrado hizo caso omiso a la queja de su compañera y simplemente se retiró de la mesa, dejando un profundo silencio para nada cómodo. Un suspiró llamó la atención, Kenji se puso de pie con lentitud y con un "permiso" abandonó la sala.

Después de aquel acto, los demás no tardaron en dejar la mesa y seguir con sus cosas. Kenji por su lado se sentó en el muelle fuera de la casa con los pies colgando, siendo sorprendido por Shiro y Kai que le hicieron compañía a los minutos.

—¿Sabías que Kenji le temía a los duendes? —preguntó de repente Kai a Shiro, provocando que la chica soltara una carcajada y Kenji la mirara ofendido.

—No es cierto —replicó el chico.

—Sí lo es —insistió la azabache sonriendo burlona—. Una vez se volvió loco porque se le había desaparecido un calcetín y se hizo una cueva de almohadas en una esquina, se cubrió con una manta y esperó toda la noche a que apareciera el duende intentando robar otro calcetín para atraparlo —narró con expresión nostálgica.

Shiro rió aún más en lo que Kenji se intentaba excusar avergonzado, sin embargo no tardó mucho en rendirse y al final terminaron los tres riendo y contando más anécdotas. Finalmente Kento llegó a regañarlos por la hora y el ruido que hacían, siendo obligados a ir a dormirse.

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Fun facts

—Fue Aki, un cachorro de lobo invocación de Kenji, quien le robó el calcetín para jugar.

—Los siguientes días Kai comenzó a robarle más calcetines para asustarlo.

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