𝟎𝟔.

𝙀𝙇 𝙑𝙄𝘼𝙅𝙀 𝙔 𝙇𝘼 𝙁𝙇𝙊𝙍

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     Era la primera vez que salía de la aldea en su vida, por lo que la duda de qué llevar la carcomía desde la noche anterior. ¿Lo indispensable? Obvio pero, ¿Qué era lo indispensable? Para Shiro lo indispensable era la comida, comer para estar fuerte era lo más importante, ¿No?

¿Entonces debería también echar ramen instantáneo a su bolso?

—Por dios, no tengo tiempo para estupideces —susurró la chica dejando el ramen a un lado y poniéndose la mochila, se quedó mirando el envase de comida en su cama—. Bueno, uno no le hace mal a nadie.

Luego de meter el ramen en el bolso corrió con destino a la entrada de la aldea, en donde su equipo más el que los acompañaría ya la esperaban. Se sorprendió al ver a sus compañeros ahí, casi siempre llegaban a la par de ella o un poco después.

—Llegaron antes que yo, eso es raro —les dijo a los mellizos.

—Tienes suerte, no tuviste que escuchar la discusión de Naruto con Tazuna —comentó Kai en respuesta—. Fue absurdo.

—Me lo imagino —rió Shiro.

—¡Muy bien! —exclamó Kento con una sonrisa—. ¡Adelante equipo nueve!

El único en responder fue Kenji, el cuál levantó un puño al aire y gritó entusiasmado.

El camino transcurrió en tranquilidad, nadie hablaba y a nadie parecía molestarle. Hasta que un pequeño detalle llamó la atención de algunos: un charco de agua, en un día soleado, cuando no ha llovido en semanas. Eso es extraño.

—Sensei... —le susurró Shiro a Kento.

—Lo sé, tú tranquila.

En ese momento aparecieron cuatro ninjas los cuales inmediatamente fueron en contra de los jonin, atrapándolos en unas cadenas y descuartizándolos sin piedad. Los genin quedaron pasmados, sin embargo no se permitieron quedarse quietos, teniendo que responder a los ataques de sus agresores.

Shiro reaccionó rápido, atacando al que le amenazaba ágilmente. Batalló con taijutsu usando un kunai, al lograr alejarse un poco sacó rápidamente un senbon y le dio en un punto estratégico de su cuerpo, causando que se desplome en la tierra sin poder moverse. Por otro lado Kai también batalló con un ninja con taijutsu, siendo más rápida que él y derrotándolo, viendo luego como Kenji hacía su parte.

—¡Toma esto!

Kenji se lanzó sobre el tipo derribándolo con un puñetazo en la mejilla. En otro punto de la zona Sasuke se encargó de derrotar al restante. Naruto quedó en shock después de que un ninja lo quiera atacar y Sasuke lo haya defendido, ocurriendo lo mismo con Sakura cuando intentó proteger a Tazuna, sólo que aquí Kenji la defendió.

—Wow, me sorprenden —halagó Kento saliendo de detrás de unos árboles junto a Kakashi—. Bien hecho Kenji, Shiro, Kai. Sigan así.

—¡Sí!

—Ustedes también, Sasuke, Sakura —habló Kakashi—. Perdón por no ayudarte Naruto, pero no pensé que te quedarías pasmado como lo hiciste.

El rubio desvió los ojos de su sensei con furia, mirada que le dirigió a su compañero de equipo. Este por su parte lo miró burlón.

—¿No estás herido verdad? —se mofó—. Miedosito.

—¡Sasuke~! —gritó furioso Naruto.

—¡Naruto! No te muevas —le alertó Kakashi—. Las garras de esos ninjas tenían veneno, tenemos que sacártelo rápido. Tienes que abrir la herida y sacarlo. Está dentro de tu sangre así que no te muevas, eso regaría el veneno... —se volteó—. Por cierto señor Tazuna.

—¿Si? ¿Qué? —contestó este un poco nervioso.

—Tenemos que hablar.

Kakashi habló sobre el objetivo de los ninjas a lo que Naruto se enojó y no encontró mejor solución que clavarse un kunai en la herida.

—¿Por qué soy diferente? Por qué siempre soy...

—¡Naruto ya basta! ¡Qué rayos estás haciendo! —exclamó Sakura.

—Naruto, estás mal de la cabeza —suspiró Kai.

—Ya lo perdimos... —apoyó Shiro.

—Trabajé tan duro para llegar aquí, me presioné mucho hasta lastimarme, entrené solo y por horas, lo que fuera para ser más fuerte, para alcanzar mi sueño —murmuró el rubio con determinación—. Jamás volveré a retraerme, ni dejaré que alguien más me rescate... Jamás escaparé... Y no volveré a perder ante Sasuke. Se los prometo, ¡Ante esta herida! ¡De veras! —sonrió—. Señor constructor, completaré esta misión, lo respetaré y protegeré con este cuchillo Kunai. ¡Un verdadero ninja jamás se da por vencido ni yo lo haré! ¡Ustedes no se preocupen por mí! ¡Estaré bien! Ahora vámonos —hizo un amago de seguir caminando, pero al oír lo que le decían se detuvo de golpe.

—Naruto, eso fue realmente grandioso, como cortaste la irrigación de veneno —dijo Kakashi—. Pero si pierdes un poco más de sangre... vas a morir —todo quedó en silencio ante su comentario—. Sería buena idea que pararas el sangrado en serio.

—¡No! ¡No! ¡No! ¡Soy muy joven para acabar de este modo! ¡No! ¡No! ¡No por favor!

—¡Naruto cálmate! —gritó Shiro—. Pásame tu mano.

—S-sí.

La Yamazaki le comenzó a vendar la mano con cuidado, congelándose cuando esta se empezó a sanar sola rápidamente.

—¿Pasa algo Shiro? —preguntó el rubio al ver la cara de desconcierto de su amiga.

—Nada, no te preocupes —le sonrió mientras vendaba su mano.

—Naruto... Tienes una personalidad autodestructiva —mencionó Sakura—. Se llama masoquismo.

—Bien, aquí nos separamos.

Pasada ya casi la mitad de la tarde caminando, llegaron a la intersección en donde ambos equipos se separarían.

—Nos vemos —se despidió Kakashi.

Sin más dilación cada grupo continuó por su lado, en lo que el equipo siete iba en dirección al muelle, el equipo nueve seguía la ruta hacia el pequeño pueblo cerca de allí en donde tendrían la misión de conseguir cierta planta relevante para una investigación de la aldea. Ya en el lugar se tomaron el tiempo de conocer las calles y buscar un lugar donde comer y hospedarse.

—¡Oh, oh! ¡Ahí venden ramen!

Ignorando el llamado de atención del sensei, Shiro partió corriendo hasta aquel local pintoresco con el gran cartel en el exterior, al cual ingresó sin más tomando asiento en la primera mesa vacía que vio. Al segundo el resto del equipo apareció en su campo de visión sin más opción que sentarse junto a ella y ordenar.

—Por cierto sensei —abordó Kenji luego de haber pedido—. ¿Qué venimos a buscar?

—Es una planta —respondió con simpleza—. Una que no crece en la aldea.

—¿Y en dónde la conseguimos? —preguntó Kai jugando con los palillos.

—Tenemos que buscarla en un prado cercano —sonrió—. Así que mañana iremos en su búsqueda.

—Es una misión bastante fácil —comentó Shiro.

Kento rió con malicia.

—Si fuera tan sencilla no hubieran enviado a un equipo —dijo el hombre—. Debido a que es una flor muy escasa y extraña es muy difícil encontrarla.

—¿Eso significa que podríamos estar días buscándola? —Kenji miró a su sensei horrorizado.

—Lamentablemente así es —confirmó divertido, observando burlón a su alumno—. ¿No querías una misión más complicada?

Kai soltó una carcajada a lo que el peliverde se sintió ofendido, sonriendo retador y alzando un puño, diciéndole a Kento que obtendrían esa planta en tiempo récord.

Tal como había dicho Kento, la búsqueda de aquella flor estaba resultando más compleja de lo que creían. Tanto así, que ya llevaban tres días en la tarea.

—¡Esto es imposible! —se quejó Shiro recostándose en el césped con cansancio.

—¡Vamos! ¡Nosotros podemos! —animó Kenji, sonriendo con la cara toda sucia de tierra.

—¡Esa es la actitud! —le apoyó Kento con un puño elevado—. ¡Andando, arriba!

—Necesito dormir una semana entera —murmuró Kai en lo que se ponía de pie nuevamente.

Finalmente ese día fue otro sin resultados, obligándolos a seguir al siguiente.

Esta vez se habían separado en dúos, Kento con Shiro y Kenji con Kai, estando estos últimos dando vueltas por unas montañas rocosas. Desde hace unos minutos que los mellizos habían estado llevando una "plática", siendo esta completamente de insultos absurdos, solo por mera diversión.

—Eres un idiota —se carcajeó la chica puesto que el contrario había tropezado con una piedra.

—Cállate —gruñó Kenji, sin embargo la pelinegra no se detuvo.

Ante eso, el peliverde optó por tirársele encima como si se tratase de un koala. De ese modo ambos terminaron rodando por el risco, cayendo en un chapuzón directo en el río.

—Joder como tengo ganas de ahogarte ahora mismo —refunfuñó Kai.

—¡Fue tu maldita culpa! —protestó el varón.

Aun así hizo caso omiso a sus réplicas y se le abalanzó con la intención de hundirlo en el agua. Las manos del peliverde decidieron golpearla en el estómago para que lo suelte pero esta estaba reacia a su pedido. Grande fue la sorpresa de Kai cuando Kenji desistió en su plan y en cambio de sumergió el doble, confundiendo a la pelinegra por su acción.

Cuando el chico resurgió de golpe con una mano en alto fue cuando a Kai volvió a entrarle oxígeno a los pulmones, el tiempo que estuvo Kenji dando vueltas bajo el agua había llegado a preocupar a la fémina.

—¿Qué demonios...?

—¡La encontré! —exclamó Kenji, ahí fue cuando Kai divisó aquella flor que tantos problemas les había causado en la mano de su compañero—. ¡Estaba en el fondo del río!

Kai simplemente le sonrió agradecida de ya por fin acabar con dicha búsqueda sin final.

—¡Kento-sensei! ¡Encontramos a la maldita!

Las palabras utilizadas por el peliverde causaron un suspiro de rendición de parte del nombrado, no obstante le sonrió feliz correspondiendo su entusiasmo.

—¡Excelente! ¡Solo quedaría volver a la aldea! —habló viendo a los tres genin—. Descansaremos el resto del día y mañana nos iremos temprano, ¿De acuer...do?

La pregunta del sensei se vio interrumpida por su mirada al cielo debido a un pájaro mensajero que iba hacia él con rapidez. Posándose en su brazo, Kento desprendió el papel amarrado a su pata con la mirada confundida de los menores sobre él. Luego de leerla, extrajo un papel del mismo tamaño de su bolsa de herramientas en el cual escribió lo que parecía ser una respuesta, atándola a la pata del ave y elevando el brazo para que esta emprendiera vuelo.

Adoptando una postura seria se volteó hacia su equipo.

—Tendremos que atender otro asunto antes de regresar a la aldea —informó con semblante severo—. Al amanecer nos dirigiremos a la tierra de las olas, el equipo Kakashi necesita nuestra ayuda.

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