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A lo largo de los años Hinata nunca ha tenido problemas de identidad, nunca se ha dado el tiempo para poder analizarse así misma, el ritmo de vida que lleva es más rápido que el de la mayoría. Hace poco se mudó a un apartamento que comparte con una chica, Kozume Kenma, ambas comparten el pago de alquiler para poder vivir cerca de la universidad. Para Hinata no fue nada difícil acercarse a la chica que era más reservada y seria, poco a poco pudieron abrirse la una con la otra y han logrado llevar una asombrosa convivencia entre las dos.
Kenma generalmente tenía sus clases por la tarde, y Hinata por la mañana, así que casi no se veían mucho en el día. Aunque estaban esos días en los compartían cierta parte de la noche y Hinata amablemente preparaba la cena para ambas dado que Kenma no sabía cocinar, y Hinata le preocupaba que su único alimento fuera el ramen instantánea. Todo era excelente, sus calificaciones eran relativamente buenas y no había distracciones a la vista.
Al menos así era.
Pasó una tarde en la que una de las clases de Hinata se había suspendido y la joven pelinaranja decidió ir a casa con panecillos para compartir con Kenma, la cuestión es que una sorpresa la esperaba en casa. En la entrada habían zapatos qué claramente no era de ninguna de las chicas, así que en su momento asumió que había visitas, pero… nada la preparó para lo que vería.
En el sofá, estaba Kenma sobre alguien más sin su blusa puesta dejando expuesta su espalda a Hinata que no tiene que mirar mucho para saber que estaba en “algo” con esa persona. La sorpresa de Hinata era que Kenma estaba besando a otra chica y no solo eso, la chica bajo de Kenma estaba a punto de retirar el sostén de Kenma y… Hinata soltó la bolsa de panecillos al suelo con la boca abierta.
Las chicas en el sofá se detienen y Hinata cree que puede morir de vergüenza, con torpeza recoge la bolsa pidiendo en murmuro disculpas.
“¡Yo… no vi nada!” exclama nerviosamente viendo como ambas chicas se recomponen en el sofá, Kenma alcanzando su blusa.
“No sabía que vendrías temprano” dice Kenma calmada arreglando su ropa, sonrojada.
¡No sabía que fornicabas en nuestro sofá! Quiere decir porque realmente no sabe qué hacer con la información frente a sus ojos y mucho menos la incomodidad que le genera ver a Kenma con… una chica.
“U-ustedes no se preocupen por mí, aún no estoy aquí” Hinata se da la vuelta para salir con las mejillas sonrojadas por la vergüenza, se coloca nuevamente sus zapatillas y sale huyendo de casa.
A Kozume Kenma le gustan las chicas.
Y desde que sabe eso Hinata no puede parar de pensar en el hecho de que Kenma casi se folla a alguien en el sofá en el que comparten para jugar videojuegos o ver partidos de vóleibol. Hinata ese día no llegó al apartamento hasta que fuese lo suficientemente tarde, esperando que Kenma ya haya finalizado su sesión de sexo.
Hinata cuenta diez segundos antes de abrir la puerta, diciendo que no hay nada de lo que alterarse, simplemente vivió una de esas incómodas situaciones que suceden en televisión y que solamente debe fingir que nada pasó. Hinata entra a casa con naturalidad y el silencio es lo único que lo saluda, el aire que no sabía que estaba conteniendo sale de sus pulmones. La bolsa de panecillos sigue con él así que se dirige a la cocina para guardarlos, espera que Kenma los vea y los coma cuando tenga tiempo libre.
“Llegaste”
Hinata pega un grito girándose a ver a la persona escondida entre las sombras.
“¡Kenma me asustaste!” Hinata se lleva una mano al pecho tratando de calmar a su corazón “¡¿Qué haces a oscuras en la cocina?!”
Kenma le sonríe divertida “Solo venía por un vaso de agua, pero veo innecesario encender todas las luces”
“Agh, casi dejo caer esto” Hinata le muestra la bolsa que sostiene y la deja sobre la mesa “Son panecillos de la tienda esa que te gustan”
“¿Son los mismos de esta tarde?”
“Um no, fui por otros ya que me comí todos los de la tarde…” Hinata se detiene y observa la mirada expectante de Kenma, animándole a hablar sobre lo que vió, pero Hinata no quiere tocar ese tema “¡Y hoy estaban en oferta! Compré cuatro para ti y cuatro para mí, si no los quieres puedes dejármelos, sé que no comes mucho, pero creo que es bueno para ti que te alimentes más y…”
“Shoyo” Kenma exhala un suspiro dejando de lado su vaso de agua “No sabía que ibas a llegar antes, y me disculpo si te hizo sentir incómoda"
Claro, Kenma nunca deja los temas para después, siempre busca hablar las cosas en el momento para evitar malentendidos. Hinata por su parte adora evitarlos, situaciones incómodas pueden saltarse si evitas la mayoría de sus problemas.
“¡¿Yo, incómoda?! Pfff, para nada” dice Hinata exagerando sus expresiones, tratando de sonar natural, pero fallando terriblemente “Es bueno que tengas vida sexual activa, leí el otro día que eso es demasiado recomendable para reducir estrés y también ayuda a tu condición física, dicen que envejeces muchísimo menos cuando…”
“Estás balbuceando” señala Kenma interrumpiéndolo de nuevo “Haces eso cuando estás incómoda o nerviosa, ¿Cuál de las dos es?”
Bien, lleva viviendo con Kenma alrededor de 18 meses y eso los ha llevado saber mucho la una de la otra, pero justo en este momento Hinata aborrece lo mucho que la conoce.
“Yo… yo…” Hinata mira a todos lados tratando de buscar una salida, pero sabe que Kenma no dejara ir el tema hasta que ambas estén en la misma página. Lo gracioso es que Hinata fue quien propuso la idea de decirse todo para poder tener una grata convivencia, Hinata va golpear a su yo del pasado “¡No sabía que te gustaban las chicas!” admite Hinata derrotada.
Kenma revisa la bolsa de panecillos hasta tomar uno llevándoselo a la boca con tranquilidad, demasiado calmada para la burbujeante pelinaranja que no sabe donde esconder su cabeza.
“Bueno, en realidad creí que era obvia con eso” Kenma se limpia el azúcar de su labio inferior.
“Nunca lo sospeché ni un poco, dijiste que tenías novio en la secundaria” señala Hinata en reproche “¿Entonces te gustan ambos?”
“Pues esa relación con ese chico me hizo darme cuenta de lo mucho que me gustan las chicas” explica Kenma apoyándose en la mesa lamiendo sus dedos que se habían endulzado por el panecillo “Pero tienes razón, no fui directa, aunque no veía necesario compartirlo”
¡Es necesario saberlo para que no me tomes desprevenida!
“Cool” asiente Hinata despreocupada “Bien, solo por favor no forniques en nuestro sofá”
“¿Fornicar?” Kenma se burla tomando otro panecillo “¿Qué clase de palabra es esa?”
“¡Me refiero a que no tengas sexo en mi sofá! Es como que si yo trajera a un chico para follarmelo ahí” Hinata nunca ha pensado en traer un chico a casa, generalmente es a ella a quien invitan.
Kenma suelta el panecillo qué estaba por morder y su rostro lleno de humor cae para después girar los ojos, deja el panecillo de regreso en la bolsa.
“Bien, no pasará nada así en tu sofá de nuevo” Kenma toma su vaso de agua “Estoy cansada, me voy a dormir”
“Uhm… si, buenas noches” dice torpemente Hinata.
Kenma se acerca parándose frente a ella esperando, y Hinata la mira confundida.
“¿Pasa algo?” pregunta dudosa la pelinaranja.
“Eh… ¿no usualmente me das un beso de buenas noches en la mejilla ruidosamente y muy cursi?”
“¡Ohh! Eso” Hinata se ríe nerviosamente, esta vez no sintiéndose cómoda para hacer eso, por lo que solamente le da un abrazo rápido y corto “¡Bien! ¡Buenas noches, KenKen! Mañana tengo que entrenar temprano”
Y Hinata huye de la cocina escuchando como último el resoplido de Kenma.
Su pesadilla comienza ahí, enfrenta finalmente sus problemas de identidad. Y todo es gracias a su compañera de cuarto.
⋆˙⟡˚₊‧꒰ა ☆ ໒꒱ ‧₊˚ ୨୧
Realmente alguien detenga a esta cuenta de crear historias sin terminar otras 😫
La historia será corta (creo) y mayormente es smut, cruzando dedos para que no me den algún flag.
Igual en Inkitt tengo el back up (@CypherGirl01_)😈
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