10. No será para tanto
Dos días habían sido suficientes. Dos días de feromonas de alfas puras, de pelos negros en el desagüe de su ducha y de sus hermanas demandando un tiempo que Felix, evidentemente, no tenía. Dos días infernales y todavía quedaban trece más.
—Quiero que os comportéis. Ninguna mierda alfa, controlad las feromonas, hay mucha gente que me cae bien ahí dentro. Mi jefe incluído.
—Nos portaremos bien con Bang Chan-ssi, palabra de scout.
—No has estado en una reunión de scouts en tu vida, Violet —La chica rio estúpidamente y avanzó hasta la puerta de la entrada de la mansión de los Bang.
—Joder, están bien colocados, tremenda casa... —exclamó Sarah.
—Seungmin es un idol, ¿esperabas que vivieran en un apartamento de veinte metros cuadrados? —rezongó, molesto.
Traían varios contenedores de plástico con dulces que se pasó la noche horneando. Para su desgracia, sus hermanas eran verdaderamente inútiles en la cocina. Pero era obvio, ninguno de ellos cocinaba además de Felix. Y él solo lo hacía porque Marga, la empleada de servicio, había tenido a bien dejarlo trastear con ella cuando guisaba.
Tocó el timbre con una respiración profunda, conteniendo su ira, el cansancio y las pocas ganas que tenía realmente de hacer esa barbacoa. Por suerte Chan le había dado el día libre con la intención de deleitar a las alfas con una barbacoa al más puro estilo australiano.
—¡Felix! —Seungmin abrió la puerta con su bonita sonrisa resplandeciendo, llevaba el pelo de color rubio oscuro, un nuevo look para su próximo lanzamiento—. ¡Hola, chicas!
—Oh, you are Kim Seungmin —exclamó Violet en inglés, abriendo muchísimo los ojos.
—Te dije quien era.
—No me dijiste que era ese Kim Seungmin... —se quejó la joven, enrojeciendo.
—Seungmin, ella es mi hermana pequeña, Violet.
—Yo soy Sarah, la mayor —intervino la otra con un tono mucho más calmado.
—Es un placer, pasad, pasad —invitó.
Se quitaron los zapatos y les ofreció zapatillas a los tres. Violet miraba al omega como si hubiera visto a Dios. Felix se preguntó qué tan grande sería el ridículo si empezaba con su hermana siendo fan de Seungmin.
Los condujo hasta la cocina y dejaron los postres en la nevera y las encimeras. El refrigerador estaba repleto de cortes de carne, salsas y verduras. Se sintió orgulloso de que Chan hubiera hecho caso a la lista que le dio.
—¿Han llegado todos?
—Sí, están fuera, los niños están jugando en el parque —aseguró, encabezando el camino hasta el jardín trasero. Los nervios atenazaron el estómago de Felix.
—¡Mi rayo de sol! —gritó Jisung corriendo hasta él para colgarse de su cuello. Su amigo arrugó la nariz cuando percibió el olor de sus hermanas sobre él—. Llevo sin verte una semana, me has abandonado...
—Te vi el lunes —contestó, levantando una ceja.
—Lo que sea, te eché de menos —terminó, dándole un beso asqueroso en la mejilla.
—Hola —intervino Sarah con una sonrisa taimada—. Soy Sarah...
—Oh, Sarah nuna, yo soy Jisung —se presentó el chico, soltándose del cuello de Felix para extender la mano.
—¿Yo no obtengo un abrazo? —se quejó, poniendo una cara innecesariamente triste. Felix rodó los ojos con cansancio. Jisung miró a la chica unos segundos, como si estuviera evaluándola, pero asintió, supuso que más por cortesía que porque realmente le apeteciera.
Sarah era más alta que Jisung y que Felix, en realidad era más alta que todo el mundo en aquel jardín. Envolvió a Han un poco demasiado apretado y suspiró sobre su cabeza.
—Eres mucho más bonito en persona, ahora entiendo por qué Felix te guarda con tanto recelo —piropeó, pellizcándole la mejilla a su amigo.
—Sarah, please, stop —gruñó.
—¡Yo también quiero un abrazo, Jisung oppa! —pidió Violet, arrancando al omega de las garras de su hermana mayor.
—¡I said stop! —insistió Felix.
—Hannie. —La voz de Minho había bajado una octava, apareció repentinamente a su lado con el ceño fruncido y los puños apretados.
—Él es... —Jisung se apartó de Violet lentamente y fue hasta el profesor, tomándolo de la mano—. Él es Minho hyung...
—Su alfa —añadió el cromañón, extendiendo su brazo libre para un incómodo apretón. Sus hermanas aguantaron la risa con las cejas en alto y lo saludaron.
—Yo soy Violet, Minho oppa
—Un placer, Minho. ¿Debo llamarte oppa también? ¿Qué edad tienes?
—Treinta. —Felix sentía que estaba viendo un partido de tenis.
—¡Tenemos la misma edad! —exclamó su hermana—. Yo soy Sarah, la hermana mayor y la que se llevó los mejores genes.
—Oh, my God, how you dare? —exclamó Violet—. Claramente soy la más guapa de los tres. Tú solo eres la más alta.
—Perdón por el espectáculo —interrumpió Felix, dándole un abrazo rápido a Minho, que se negaba a soltar a Jisung.
No pudo dar ni un paso más antes de que tres pequeños proyectiles corrieran hasta él con la cara sudada y sonrojada y la ropa sucia de tierra.
—Tío Lixie —gritó Suni—, tardaste muchísimo en venir.
—Es verdad, tío chef —secundó Hoshi, tirando de sus pantalones. Yunho asintió también, dándole la razón a los otros. Felix se agachó para darles un par de besos babosos a los tres mosqueteros.
—Eso es porque mis hermanas tardaron mucho peinándose —culpó vilmente.
—Literalmente, fuiste el último en terminar de prepararte —aseguró Sarah. Felix le dio una mala mirada antes de presentarlos.
—Ellas son mi hermana mayor Sarah y mi hermana pequeña Violet.
—Oh, yo soy Han Suni, Sarah-ssi y Violet-ssi, y ellos son mis mejores amigos del mundo Bang Hoshi y Kim Yunho —dijo con una ceremonial reverencia que los niños imitaron rápidamente.
Violet hizo un sonido de arrullo agudo y se agachó para pellizcarles las mejillas a los niños: —Qué pequeños tan bien educados y guapos.
—Mi pa dice que soy el más educado —aseguró Hoshi con una sonrisa orgullosa.
—¿Quién es tu pa?
—Es él —dijo señalando a Seungmin—. Y él es mi papá —añadió, señalando al alfa de hoyuelos que se acercaba con un delantal puesto mientras se limpiaba las manos en un trapo.
—¿Sabes que tu pa es famoso? —preguntó Violet.
—Claro, canta en conciertos. Una vez fui a uno, pero no se podía hablar porque era en un teatro.
—¿Te gustó?
—La verdad es que no, me aburrí mucho —contestó Hoshi encogiéndose de hombros.
—Podrías llevarme la próxima vez y podría ser más divertido —sugirió ella.
—No, discúlpeme, señora hermana del tío chef, pero no puedo ir con desconocidos. Y ahora, vámonos a jugar —concluyó tirando de sus amigos.
—Adiós, Violet-ssi y Sarah-ssi —se despidió la niña con una risa, echando a correr hacia el parque.
—Yo soy Chan, o Chris, como prefiráis.
—El jefe aussie —dijo Sarah extendiendo la mano para estrechar la de Chan— Nice to meet you, mate.
—Same, thank you for coming to my house.
Violet se levantó y se presentó también al alfa sonriente. Empezaron a hablar entre ellos en inglés, Jisung y Minho se alejaron un poco, con el profesor sosteniendo al más pequeño. El matrimonio de omegas que había sido la última adición a su grupo de amigos saludaron con sendas sonrisas.
—Soy Hoonjoong y él es mi esposo, Seonghwa, somos los padres de Yunho.
—¿Todos los omega son bonitos en Corea? Estoy pensando en mudarme —dijo Sarah coquetería.
—Sarah, i'm gonna kill you —amenazó.
—Yo soy Violet, la hermana pequeña de estos dos—interrumpió, estrechando las manos de los sonrojados omegas.
—¿Qué tal si vemos cómo va la barbacoa? Seguramente las australianas sabrán cuál es el punto perfecto de la carne.
—¡Por supuesto que sí, Chan oppa!
Felix negó con la cabeza porque Violet no tenía ni idea de cómo se asaba la carne. Tenía algo más de fé en Sarah, pero tampoco pondría la mano en el fuego por ella. Ambas habían demostrado ser lo suficientemente alfas puras como para no tocar una cocina.
El omega se separó del grupo, caminando hacia la mesa de las bebidas para tomar una cerveza. La abrió directamente y se bebió la mitad del contenido de una sentada.
—¿Cómo se están portando las malvadas alfas? —Changbin apareció a su lado, dándole un golpecito en el hombro. Felix suspiró.
—Llevan aquí dos días y ya estoy agotado.
—No será para tanto...
—Es para más —aseveró, mirándolas de reojo.
—Bueno, ahora tienes un montón de gente para que distraigan su atención —consoló Changbin, brindando con él—. Por las distracciones.
—Por las distracciones —bromeó, chocando sus botellas juntas.
El alfa sonrió y Felix pensó que se veía absolutamente imponente con esa camiseta blanca y el pantalón vaquero. Demasiado guapo para el bien del omega, para ser exactos. Tenía el pelo rizado y las gafas infernales que lo hacían parecer tan hogareño e interesante. Por un cortísimo segundo, quiso besar sus labios mullidos.
Por suerte (esta vez), Violet tenía unos planes distintos.
—Ahora sí que me planteo mudarme —declaró, desvergonzada, colocándose directamente junto a Changbin—. Soy Violet, pero puedes llamarme "amor de mi vida", guapo.
—¡Jesucristo, Violet! ¿Estás loca? —regañó Felix. Changbin solo se rio en voz alta, con esas carcajadas tintineantes que lo hacían parecer adorable.
—Soy Changbin, jovencita. Te llamaré Violet por ahora —contestó con un guiño. La sangre de Felix ardió como la pólvora.
—Contrólate tú también, hyung. Es mi hermana pequeña.
—¿También eres territorial con ella? —No, lo soy contigo.
—Felix es territorial con todo el mundo —reveló ella—. Y no soy tan pequeña, tengo veinticinco, Changbin oppa. Y acabo de entrar a trabajar como consultora en una multinacional. En unos años pasaré a senior.
—No necesita tu currículum, esto no es una entrevista de trabajo.
—No es mi currículum, son mis credenciales para que Changbin oppa sepa que puedo cuidar de él si quiere —aclaró, con un guiño coqueto. El chico abrió los ojos como si fuera la primera vez que una chica era tan directa con él.
A Felix se le escapó un gruñido muy alfa. Iba a ser un día muy largo.
—Pick up 12.
—Nour... —lloró Felix, con los ojos como platos, observando la carta que había sobre la manta.
Bang Chan acababa de sacar un +4 y Felix empezó a recoger los doce naipes del montón con rabia. Todo el mundo reía a su alrededor, en ese espacio seguro que era la casa del alfa. Los niños se carcajearon del pecoso. Ni siquiera entendían del todo el juego, pero todavía participaban a su manera.
Había sido idea de ellos jugar a UNO e implementaron un castigo para los perdedores. Seonghwa y Jisung habían fracasado en el primer juego y fueron castigados llevando máscaras de caballos durante esa partida. Suni no paraba de reír cada vez que miraba a su padre y Yunho había decidido subirse a la espalda del suyo porque, textualmente, "los mosqueteros tienen caballos".
Changbin estaba bastante seguro de que, después de esa jugada de Chan, Felix iba a ser el perdedor absoluto, el problema era que él también tenía una buena cantidad de cartas en las manos. No es que temiera la maldad de los niños, seguía siendo su favorito. Ni siquiera las hermanas de Felix consiguieron quitarle el puesto.
Hablando de eso... Violet era... insistente. Su coqueteo era brutal, muy parecido al de Felix las primeras veces que lo vio. Entendía que era algo sobre su condición; sus feromonas eran fuertes, como buena alfa pura. Olía algo amaderado, Changbin juraría que era cedro, y sus intentos eran cada vez más directos. No descartaba que le pidiera el número de teléfono al final de la tarde si seguían por ese camino. Y aunque no estaba interesado, le parecía divertido ver a Felix retorcerse de rabia, con su aroma posesivo expulsándose en oleadas cada vez que Violet se acercaba a él.
Sarah, por su parte, era más calmada, aunque tenía una expresión de suficiencia continua y trataba a Felix como una hermana mayor. Exactamente con el mismo humor con el que su propia hermana se burlaba de él. Le pareció tierno verlos discutir a los tres, con las dos alfas infantilizando al omega y arrullándolo como si no tuviera cara de querer matarlas en cualquier momento.
—¡Uno! —gritó Seungmin y sabía que estaba todo perdido. Nadie podría sacar nada contra él.
Así ocurrió. Después de la ronda, Kim Seungmin se declaró ganador una vez más, levantándose para hacer un par de reverencias cuando los niños aplaudieron.
—Changbin oppa y el tío Lixie perdieron —aseguró Suni, sin necesidad de contar, sus manos estaban repletas mientras el resto mantenía una o dos cartas en las manos. Changbin puso una cara triste y la miró.
—¿Serás buena con el castigo, bebita? —rogó Felix—. Ten piedad de tu tío favorito y te haré jjangjamyeon mañana.
Ella pareció pensárselo un poco, se levantó, llevándose a los otros dos tercios de los mosqueteros lejos para debatir entre ellos seriamente. Seo sonrió enternecido porque esos demonios se habían hecho un hueco enorme en su corazón.
—Si el castigo es muy malo lo tomaré por ti, Changbin oppa —ofreció la más joven de los adultos en un extraño ataque de... ¿caballerosidad? Podría considerarlo así.
Violet era estereotípicamente alfa: extrovertida y un poco invasiva, erigiéndose en cada ocasión posible como una protectora, una proveedora, la mejor para que Changbin se sintiera cuidado. Él no estaba acostumbrado a eso, después de todo era un alfa y solía ser el emisor de ese tipo de atenciones y no el receptor. Aunque fuera refrescante el cambio de roles, todavía se sentía un poco extraño. Para desgracia de la jovencita, a él le gustaba un omega difícil que, casualmente, era su hermano.
—No creo que los niños sean tan crueles, Violet.
—Igualmente, lo tomaré por ti, no dejaré que te hagan cosas humillantes.
—Humillante es lo que estás haciendo tú, Violet —acusó Felix. Sarah se echó a reír en voz alta.
—Un poco triste sí que es, Violet.
—¡Sarah! ¡Defiende mi honor! ¡No me dejes mal delante de este guapísimo alfa soltero al que intento conquistar!
—Jesucristo, toda la familia Lee es igual de intensa —farfulló Jisung, quitándose la careta. Hoongjoong y Seonghwa se carcajearon también mientras el primero peinaba el flequillo de su marido con cuidado después de quitarse la máscara.
—Yo no soy intenso, Sungie —se quejó Felix, dejando caer la cabeza en su regazo. El omega le acarició el pelo.
—Sí lo eres, pero te amo así —aseguró, agachándose para darle un beso en la sien. Felix ronroneó contento.
—Ya hemos decidido —anunció Yunho—. Changbin hyung le tiene que dar un beso al tío chef.
—¡¿Qué?! —exclamaron a la vez.
—¡Sí, un beso! —Hoshi aplaudió contento.
—Vamos, Changbin oppa, tío Lix, debéis ser valientes y aceptar el castigo —insistió Suni.
—Y tiene que durar diez segundos —añadió el pequeño Bang, con una sonrisa maliciosa.
Changbin se sintió repentinamente incómodo. Sobre todo cuando percibió las miradas de Minho y Jisung. Ellos sabían la verdad, su amigo era consciente de las cosas que seguía sintiendo por Felix y no era tan tonto como para creer que no se lo había contado a Han. Solo esperaba que el omega fuera lo suficientemente discreto como para guardar el secreto del rubio pecoso que ahora se sentaba muy recto.
Cruzó la mirada con la de Felix que pareció tímido por un segundo. Al siguiente, sonrió enormemente y asintió, hinchando su mejilla. Seo respiró hondo, todos los olores se mezclaron en su nariz, pero podía separar el del rubio, creía firmemente que podría hacerlo en cualquier lugar del mundo.
—Puedo hacerlo yo si te sientes incómodo, oppa —ofreció Violet.
—No, Violet, Changbin hyung va a cumplir su castigo —dijo Felix con sorna, señalando su propia mejilla.
Si supieras las ganas que tengo de hacerlo no querrías que lo hiciera.
El instructor de taekwondo gateó alrededor de la manta, mirando fijamente al rubio que ahora sonreía con suficiencia. Se arrodilló a su lado y observó esa preciosa mejilla hinchada. Había una peca en forma de corazón debajo de su ojo, Changbin solía mirarla cuando él no se daba cuenta y ahora estaba cerca, muy cerca de poder besarla.
Su corazón latía con fuerza cuando tomó la barbilla del chico con cuidado. El olor de Felix se espesó y el suyo también se escapó de sus glándulas. El chocolate y las fresas se mezclaron brevemente en el aire. Sabía que estaba delatándose, que iba a ridiculizarse delante de sus amigos. Cerró los ojos y pegó los labios a la piel cálida del omega.
—Uno... Dos... Tres... —Los niños contaron en voz alta mientras Felix abría la boca con una expresión de sorpresa exagerada—. Cuatro... Cinco... Seis... —Los adultos se unieron al conteo.
Changbin solo podía pensar en que estaba besando al chico del que estaba enamorado. Sus propios pómulos estaban calientes y seguramente estaría totalmente rojo. Tenerlo tan cerca era un infierno para su autocontrol. ¿Cuánto le costaría girar un poco esa cara y besarlo en los labios? ¿Cuánto haría falta para saborear de nuevo esa boca maldiciente? ¿Cómo de grave sería si, hipotéticamente, se tirara sobre él para dejarlo sin respiración en una encarnizada lucha de lenguas?
—Ocho... Nueve... Diez... ¡Ya está! —chillaron los pequeños, aplaudiendo.
Changbin se apartó de él automáticamente, bajando los ojos, con las mejillas rojas por la vergüenza y su olor descontrolado, delatándolo. Nadie dijo nada, de hecho, el ambiente estaba un poco cargado cuando volvió a su sitio. Ni siquiera Violet hizo algún comentario para flirtear con él.
—Creo que se acabó el UNO —soltó de pronto Bang Chan.
Sí, definitivamente no quería jugar más.
***
¡Feliz año nuevo! ¿Cómo han estado las fiestas? Las mías CAÓTICAS, tuvimos a toda la familia junta y ha sido divertidísimo y muy cansado también.
Este capítulo es especial porque metí algo que nanablue_98 me pidió. Espero que te haya gustado, mi hermosa.
¡Nos vemos en el infierno, navegantes!
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