10: Ni mitz tlazohtla


—¿El pelirrojo atacó de nuevo?  —preguntó el Tlatoani al ver a su infórmate correr con una expresión de temor en el rostro.

—Así es su majestad, arrasó con todas las pertenencias de la ciudad de Tlalocan y sus alrededores, lo más probable es que están rumbo al palacio de Teotl.

—Resguarden a la gente y preparen a los guardias, estaremos listos para pelear y recuperar lo que le pertenece al pueblo.

...

—¡Salud! —gritó mientras levantaba su cerveza, siendo coreado por el resto de borrachos del lugar.

—Gerard ya basta, debemos movernos rápido si queremos escapar, Mikey dice que ha visto guardias rondando por los alrededores.

—Estamos en la ciudad del Copilli, es normal que haya guardias —mencionó el pelirrojo sentándose sobre la barra de la taberna en la que estaban—. Tranquilo Bert estaremos bien, somos un gran equipo y siempre estamos listos para pelear —alardeo mientras abrazaba al alfa—. Así que tomen un respiro, beban algo y celebren que después de este robo podremos tomarnos un descanso —el contrario solo asintió y regresó a la mesa con el resto de la tripulación, después de todo Gerard tenía razón.

La celebración continuó hasta que la noche cayó y la tripulación Tenkualaktli abandonó el lugar caminando con rumbo al pequeño lugar donde pasarían la noche, una pequeña posada a las afueras de la ciudad de Teotl.

—Helena, cariño, es un placer verte cada vez que vengo a esta ciudad—Hablo el pelirrojo mientras abrazaba a la anciana que hace unos ayeres había sido una gran reina pirata y no menos importante; su temachtiani.

—Mi pequeño pirata ¿que te trae a mi escondite? —preguntó curiosa la peliblanca mientras dejaba pasar a la tripulación.

—Un pequeño robo —masculló entre risas como un niño.

—¿Pequeño? ¿cuándo te enseñe a robar pequeñeces? —reprochó de manera molesta, haciendo reír a toda la tripulación.

—Gerard planea robar el copilli del tlatoani —habló el castaño mientras acomodaba sus lentes y regresaba a la escritura del diario de navegación de la tripulación.

—Mikey, era sorpresa —gruñó de manera molesta hacia el beta—. Bueno ahora que lo sabes supongo que me dirás que no.

—Mi pequeño Conetl, tu hermano hizo lo correcto en decirme, sabes que el Copilli de turquesa es imposible de robar, muchos lo han intentado y han muerto en el intento, no quiero que termines como él.

—Sé cuidarme mejor que él, además sería la cereza del pastel para nuestra vida de piratas, he luchado mucho para llegar a donde estoy y no pienso retractarme —alegó de manera altanera—. ¿Saben qué? descansen un poco, yo saldré a caminar —murmuró tomando su katana y su capa para salir de la pequeña casa.

—Iré con él —Balbuceó el alfa, siendo detenido por la beta.

—Gerard está molesto y molesto es como un monolito esperando un pequeño cincelazo para quebrarse y arrasar con lo que tenga a su alrededor, es mejor dejarlo solo, trae a Enma consigo y se sabe defender, estoy segura que estará bien Bert.

...

—Majestad, ¿no debería de estar en su dormitorio? —murmuró un beta castaño asustando al joven príncipe.

—Ray por favor no hagas eso, me matas del susto un día de estos.

—¿Qué haces preparando tu espada? deberías de estar durmiendo —preguntó ignorando el comentario anterior.

—No puedo dormir, no cuando uno de los piratas más famosos está rondando la ciudad.

—¿Irás a matarlo? —preguntó incrédulo mientras arqueaba una ceja.

—Claro que no, mis habilidades con las armas parecerán nulas contra las suyas, pero quiero hablar con él acerca de sus viajes ¿te imaginas todo lo que puedo escribir si me cuenta unas cuantas anécdotas? cuentos, poemas, canciones o mi libro.

—Deja de vivir en las nubes, eso no funcionará —habló el afro mientras ayudaba al contrario a preparar sus cosas —ni siquiera sabemos cómo es, solo sabemos que es pelirrojo por los mechones de pelo que salen del gorro de su capa.

—Y aun con esos argumentos me ayudaste a preparar todo, gracias Ray, si mi padre pregunta dile que fui a ver a Jamia, ella me cubrirá.

—¿Ya se lo dijiste?

—Si, fui esta mañana a que terminara mi retrato y le hable de lo que quiero hacer, dijo que me apoyaría pero que si lo encontraba me asegurara de conseguir que ella sea la primera en retratar al pelirrojo.

—Tu y ese omega están dementes —murmuró el mayordomo.

—Y aun así nos quieres, ahora sí, ya me voy, nos vemos al amanecer —y sin más el joven castaño desapareció entre los árboles del palacio y la oscuridad de la noche.

Mientras tanto un pelirrojo caminaba sin rumbo alguno por la ciudad, deteniendo su paso frente a una tienda de antigüedades que recordaba a la perfección, era la tienda de su madre, aquella tienda que el rey le había quitado al enterarse que escondía piratas en el lugar; aun recordaba como su madre ardía viva mientras el solo lloraba y escondía a su hermano entre sus brazos para que no viera tal escena.

—¿Qué miras? —susurró una voz detrás del pelirrojo en un vago intento por asustarlo.

—Que te importa —murmuró de manera cortante mientras limpiaba de manera agresiva las pequeñas lágrimas que ansiaban por salir y se disponía a seguir su camino.

—Espera ¿kenomotoco? —murmuró el joven alfa siguiendo al pelirrojo.

—Que te importa —expresó con molestia caminado con mayor velocidad.

—Parece que solo sabes decir eso, es raro ver a gente salir a estas horas, más cuando hay piratas sueltos, es peligroso.

—Es más peligroso que le quieras hacer platica a un desconocido.

—Tengo una espada y no te tengo miedo —alardeo de manera burlona.

—Yo tengo una katana, tres cuchillos y poca paciencia así que déjame tranquilo.

—No puedo, soy parte de la teyakankayotl de este lugar y no puedo pasar por alto que hay un desconocido rondando las calles.

—Eres parte de ¿qué? —preguntó con sorpresa puesto que era lo último que esperaba.

—¿no sabes el dialecto de lugar? —pregunto de vuelta mientras arqueaba una ceja.

—Claro que lo se imaxtli, es solo que me sorprende que un noble este patrullando la zona.

—Oh no estoy patrullando, estoy buscando a alguien —respondió con simpleza de manera distraída.

—Bueno, pues no interrumpiré tu búsqueda —musito antes de hacer un vago intento por escapar.

—No, mi búsqueda del pelirrojo puede esperar ahora quiero saber quién es el encapuchado que tengo frente a mí.

¿Búsqueda del pelirrojo? ¿por qué un noble lo buscaría? Generalmente los nobles no meten sus narices en los asuntos de la piratería, menos cuando se tratan de ciudades pequeñas como lo era Tlalocan.

—Tierra llamando al ojiverde —gritó el castaño sacando de sus pensamientos al pelirrojo—. ¿Me dirás como te llamas?

—Gerard —respondió seco mientras buscaba la manera de escapar de la situación sin verse sospechoso.

—Lindo nombre, mi nombre es Frank —habló en un vago intento por no dejar morir la conversación—. ¿Podrías quitarte la capa?

—En tus sueños, principito —espetó mientras rodaba los ojos.

—Bueno, al menos quítate esa tela del rostro, quiero ver algo más allá de tus ojos esmeralda —no tenía nada que perder, después de todo él no sabía quién era ¿verdad?

—Bueno, pero no me pienso quitar nada más y si intentas hacer algo raro te mataré ¿de acuerdo?  —alegó entre dientes mientras se bajaba la bandana sin mucho cuidado—, y para tu información no es una tela, es una bandana.

—No importa, al final todo lo que ocupamos es tela. ¿Me acompañas a caminar?, prometo que no haré nada raro —nunca le había parecido una buena idea caminar cerca de otros alfas, ni siquiera cerca de otros betas que no fueran los de su tripulación pero por alguna razón aquel noble no le daba mala espina; quizá podía bajar las defensas solo por esa noche.

—Okay te acompañaré pero solo si me dices cual es tu motivo para buscar al pelirrojo —bueno quizá no bajaría tanto la defensa.

—Bueno, mi padre quiere asesinarlo, dice que es el pirata más espantoso después de Donald Way, estoy seguro que el pelirrojo debe ser un alfa temible —¿el? ¿un alfa temible? sonaba de no creer—. Por mi parte quiero hacerle unas cuantas preguntas y que se deje retratar por una de mis amigas.

—¿Preguntas? inicias una búsqueda nocturna por una entrevista y un retrato ¿me estas jodiendo verdad? yo creí que era más inquietante la razón para que empezaras a buscar a alguien como el pelirrojo —se burló mientras tomaba asiento en las bancas del parque central.

—No son solo preguntas —se defendió —como príncipe heredero tengo prohibido salir de esta ciudad así que no conozco nada más allá de mi pueblo pero fuera de mis obligaciones reales soy un escritor apasionado y me gustaría hacer un libro de todo lo que pasa en el mar —mientras relataba podía ver como aquellos orbes avellana brillaban cada vez con más intensidad—, por eso quiero hacerle preguntas, para saber que hay más allá de estas costas.

—Así que te gusta escribir, no suena muy principesco de tu parte, todo miembro de la teyakankayotl que he conocido parece tener implantado algo que les grita ¡lucha, lucha lucha!  —bromeó con una pequeña, esperando ser coreado por el noble.

—Lo sé, qué que mis pasatiempos son de omegas pero...

—No vuelvas a decir eso —gruñó de manera molesta, justo como si hubieran tocado un punto débil en su cerebro—. Un omega debería de poder hacer lo que quiera con su vida, no estamos destinados a pasatiempos tranquilos, aprovecha que eres alfa y puedes hacer lo que quieras, aprovecha que eres noble y ten pasatiempos tranquilos, aprovecha que tu casta nunca te hará sentir menos y que si alguien lo intenta lo puedes hacer callar con un rugido —espetó molesto mientras se levantaba y dejaba ver unos mechones rojos de su cabellera debido al brusco movimiento— y yo que creí que pensabas diferente al resto de tu clase, pero no, solo te haces menos por pensar como ellos, si tan apegado estás a la literatura deberías leer un poco más de filosofía a ver si con eso encuentras tu propia manera de pensar; evoluciona tu pensamiento  —sin más que decir volvió a colocarse su bandana y camino de regreso a la posada de Helena, ignorando rotundamente los llamados del joven príncipe.

...

—¿Cómo te fue en tu búsqueda? —preguntó la joven omega mientras alzaba su nuevo cargamento de pinturas.

—Encontré un pelirrojo pero no creo que sea el que buscamos, al principio creí que era un beta pero después me gritó y entre toda mi confusión llegué a la conclusión de que es un omega.

—¿Llegaste a esa conclusión porque te gritó? —preguntó la castaña arqueando una ceja —suena extraño, los omegas no solemos hacer eso.

—No fue por eso por lo que me gritó, es extraño pero necesito hablar con él, quizás disculparme aunque no sé qué fue lo que hice mal.

—¿Quieres hablarme de lo que pasó ayer? o solo vas a divagar.

—Por ahora solo quiero acomodar mis ideas ¿Tienes libros de filosofía?  —La castaña asintió señalando su librero—. Perfecto.

...

—¿Y? ¿Qué tal la caminata nocturna? —preguntó el alfa.

—Horrible, me estresé más de lo que pude relajarme, me encontré con un miembro de la teyakankayotl, resulta que el tipo me está buscando, pero no para capturarme sino para hacerme preguntas acerca de mis viajes y que me deje pintar por alguien.

—¿Lo mataste? —preguntó preocupado puesto que sabía el mal temperamento de su amigo.

—Desgraciadamente no, pero puede que me hay puesto a la defensiva por algo relativamente estúpido y sin sentido solo por mis complejos así que no revele mi identidad pero seguro quedé como un estúpido —balbuceó lo último con pesar mientras se dejaba abrazar por el alfa.

—Entiendo que como pirata el ser omega siempre te ha causado problemas y por eso siempre ocultas tu olor pero puedes vivir así para siempre Gee, en algún momento vas a tener que soltar esos complejos y vivir como el pirata omega más temido los mares —habló en un vago intento por calmar al omega.

—Ese es el problema, cuando la gente sepa mi casta se acabará todo por lo que hemos trabajado, regresare a ser la burla y la peste de los piratas, en cuanto sepan quien soy en realidad no tardarán en ir por mí, y si me va bien terminaré quemado igual que mi madre.

—¿Y si te va mal? —preguntó con curiosidad puesto que para él no podría haber un destino peor que ser quemado vivo por una bola de estúpidos con ropa fina.

—Sobreviviré y viviré como todos los omegas en la piratería; siendo la funda de algún alfa idiota.

—No digas eso, quizá puedas romper varios estereotipos, después de todo eso es lo que has hecho durante años, tu tripulación siempre te va a cuidar así que date más libertad de ser tú, y sé que todos nos unimos a tu tripulación sin saber que eras un omega pero en cuanto nos enteramos no cambió nada, aquí seguimos y aquí seguiremos aunque se haga público que un omega nos da órdenes —bromeo, causando la risa del pelirrojo.

—¿Crees que sea buena idea que busque al principito para disculparme? —preguntó separándose completamente del abrazo.

—Yo no lo sé ¿Tú qué crees?

...

La noche cayó y con ello un omega pelirrojo se preparaba para salir a caminar por las calles solitarias del lugar, con la esperanza de encontrarse a aquel miembro de la teyakankayotl que tal vez juzgo mal; por otro lado el alfa castaño se encontraba preparando sus cosas para seguir con su búsqueda del pelirrojo y quizá encontrarse a un omega gruñón en el camino.

—Cuál es tu afán por esta tienda, ¿hay algo que te parezca lindo de aquí? —habló en cuanto vio al pelirrojo frente a la misma tienda de antigüedades.

—No, solo me trae recuerdos de mi niñez —murmuró con nostalgia —cuando una joven rubia mal teñida atendía el lugar.

—¿La conocías? Me refiero a la antigua dueña del lugar.

—Claro, Donna Lee, esposa del gran pirata Donald Way y por supuesto la mujer que me dio la vida.

—¿Cómo? —preguntó con curiosidad.

—¿Podemos ir a un lugar más privado? ¿Qué opinas del bosque? si mis recuerdos no me fallan debe haber un lago bastante lindo por ahí —balbuceó mientras caminaba hacia el bosque con el alfa detrás de él.

—Quería disculparme por lo de ayer, la verdad no sé qué dije pero debió ser algo bastante malo para que reaccionaras así.

—El que debería disculparse soy yo, de verdad lo siento es solo que tocaste una fibra sensible de mis complejos, sabes ser omega en el mundo de la piratería no es fácil, menos cuando cargas la presión de ser "el pelirrojo" —terminó de hablar al llegar al lago donde por primera vez en mucho tiempo se quitó la capa y la bandana frente a alguien que no fuera de su tripulación—. ¡Sorpresa!

—Me estás jodiendo verdad —mencionó incrédulo creyendo que solo se estaba burlando de él.

—Ves, esa es la razón por la que oculto mi identidad nadie creería que un omega es el pelirrojo, siempre han creído que soy un gran alfa, que doy miedo y que soy alguien sanguinario pero no lo soy, soy este omega que siempre está a la defensiva porque si baja la guardia morirá.

—Si tú eres el pelirrojo ¿porque estás hablando conmigo soy parte de la teyakankayotl? se supone que tú huyes de la gente como yo.

—Si, también se supone que la gente como yo mata a la gente como tú, y viceversa pero tu dijiste que tu padre es el que me quería muerto y que tu solo me querías preguntar cosas así que aquí estoy dispuesto a responder, es mi manera de pedir perdón por lo de ayer.

—¿En serio? —preguntó mientras sacaba su cuaderno y pluma para apuntar —yo solo traía una tarta que hice con mi amiga Jamia y xocolatl.

—¿Eso es lo que hay en el morral? —dijo mientras veía como el alfa sacaba un jarrón pequeño y una caja junto con 2 vasos y 2 platos— Estás lleno de sorpresas Frank, en fin ¿por dónde quieres empezar?

—¿Cómo empieza tu historia de pirata? —preguntó mientras servía todo lo que había traído como ofrenda de paz.

—Creo que mi historia inicia desde la muerte de mi madre, cuando ella muere es porque ya habían capturado a mi padre así que mi hermano y yo terminamos solos en la calle por lo que empecé a robar cosas para poder sobrevivir hasta que fuimos encontrados por mi abuela, Helena, la líder de las hijas de Coatlicue, ella se había retirado parcialmente de la piratería pero al enterarse de lo que había pasado con mis padres decidido dejarla para siempre y entrenarnos a nosotros para ser grandes piratas.

—¿Tu padre era Donald Way? —le dio un sorbo a su bebida.

—Si, mi padre era ese sanguinario pirata del que tanto hablabas, es curioso que aunque nadie sepa que es mi padre su sombra siempre me persiga de un modo u otro, en fin esos son mis orígenes, madre quemada viva, padre ejecutado un hermano beta y una abuela ex pirata ¿dudas?

—¿En cuanto a tus orígenes? Claro que tengo dudas pero por hoy lo dejaré así, mejor cuéntame ¿Cómo iniciaste tu tripulación?

—Cuando cumplí 15 decidí salir a los mares, dejando a mi hermano con Helena. Llegué a la ciudad de Tepeyollotl donde al ser omega recibí bastantes malos tratos, terminando en un bar de mala muerte trabajando para el dueño como un prostituto y mercenario, básicamente los clientes que se acostaban conmigo no volverían a ver la luz del sol.

>>En mis tiempos libres recorría la ciudad y gracias a que los demás omegas del bar me enseñaron a cubrir mi aroma para poder pasar desapercibido puede hacer amigos, el único relevante de estos amigos se llama Bert, es el segundo al mando en la tripulación además de ser el inventor de armamento y uno de los estrategas de la tripulación, destacando que también es un gran políglota y nos ayuda a descifrar códices y demás cosas que llegamos a encontrar a la hora de saquear templos  —murmuró pensativo—. Quizás debo darle menos responsabilidades en fin, seguí con mi trabajo por las noches hasta que robe lo suficiente para partir a otra ciudad, así que después de asesinar al dueño del bar y quizá el mayor proxeneta de la región en una de las tantas noches de temblor y claro, teñirme el pelo de rojo, hui de la ciudad con el primer integrante de mi tripulación; Robert o Bert para los amigos.

—Momento ¿No eres pelirrojo natural? —pregunto intentando ver alguna señal de raíces de diferente color en el pelo del omega.

—Caro que no soy pelirrojo natural, naturalmente soy castaño pero me teñí el pelo para matar la parte dañada de mi ser ¿entiendes? era una manera de renacer, de dejar morir al omega que fue humillado y obligado a hacer cosas que no quería durante casi 3 años, mientras sobrevivía por un sueño, quise renacer como un fénix por eso el color rojo.

—Maravilloso ¿puedes contarme un poco más? —preguntó mientras le daba la vuelta a la página de su cuaderno.

—Claro ¿dónde me quedé? —se cuestionó antes de balbucear cosas inentendibles —ah si, ya me acorde, bueno de ahí viajamos hacia la ciudad de Tonatiuh ichan, donde después de recorrer casi toda la ciudad y casi morir asesinados en múltiples ocasiones encontramos una pareja un tanto peculiar; Billie y Mike, Billie es un omega pero más importante es un espadachín nato y un gran francotirador, de hecho él fue quien me enseñó a dominar las katanas con tanta facilidad y bueno Mike es un excelente cocinero además de un gran conocedor de la herbolaria, ambos planeaban huir de ese lugar puesto que después de haber perdido todo a causa de las guerras.

>>Querían empezar de nuevo lejos de los malos recuerdos, por lo que reclutarlos fue relativamente fácil y después de asesinar al líder del clan o mejor dicho al genocida de la ciudad huimos rumbo a la ciudad de Tezcatlipoca, donde encontramos a quien se convertiría en nuestro doctor, Jepha, otro fanático de la herbolaria; la espiritualidad, la medicina y los alucinógenos, él se dedicaba a sanar gente junto con su padres, pero después del asesinato de su padre se refugió en los alucinógenos hasta la muerte de su madre; sin nadie en la ciudad de los protectores decidió que iría a explorar el mar; cuando él estaba planeando su renacer en el mar hirieron a Bert por lo que tuvimos que buscar un doctor y caímos con él y mientras sanaba a Bert nos contó algo de su historia haciendo que le ofreciéramos estar en la tripulación, el acepto y después que Bert sanara regresamos a la frontera entre Tlalocan y Teotl donde nos estaba esperando nuestro navegante, Mikey; mi hermano el cual se había estado entrenando con Emily la navegante de la tripulación de Helena, nos quedamos en la posada de Helena durante unos 6 meses y justo en mi cumpleaños 19 zarpamos como la tripulación tenkualaktli.

—¿Puedo preguntar hace cuantos años fue eso?, prometo que esa será la última pregunta del día de hoy.

—Acabo de cumplir 24 así que hace 9 años empezó mi camino y llevamos 5 años como una tripulación completa ¿Alguna otra duda?

—No por el día de hoy, ya casi amanece y supongo que tendrás que llegar con tu tripulación temprano para no preocuparlos. ¿Nos veremos en la noche?

—Claro, aunque aún te debo el retrato de tu amiga ¿no? búscame en la taberna de Pete a las 3 para que pueda ir con tu amiga —expresó mientras se ponía la capa y la bandana de vuelta—. Nos vemos principito, ah ¡y estuvo rico lo que preparaste! —gritó mientras se alejaba del bosque.

—Adiós Gerard, te veré en la taberna —gritó antes de tomar sus cosas y acortar por el bosque el camino a casa.

...

Y así pasaron las lunas; todas las tardes se veían en la taberna para ir con Jamia y hacer una serie de retratos que tenía planificados desde que el pelirrojo accedió a ser pintado por la joven omega y por las noches se reunían cerca del lago a comer algo mientras seguían realizando la entrevista, llenando de emoción el pecho del joven alfa al ver los ojos del omega brillar en cada relato de sus aventuras en el mar; al principio quería negarlo pero en estos 6 meses había desarrollado sentimientos que nunca creyó sentir hacia el pirata. Por su parte el omega nunca se había sentido de esta manera; se sentía frágil y desnudo ante la mirada llena de admiración del alfa, pero por alguna razón él gustaba el sentimiento, sin embargo sabía que esto no duraría para siempre, el robo final estaba cerca y con ello solo quedaban dos opciones, o moría o huía y ninguna de ellas incluía ver de nuevo al joven alfa

—Como última pregunta ¿puedo saber que te trajo de regreso a Teotl?

—Es una pregunta complicada más porque eres el futuro tlatoque.

—Gerard, no voy a asesinarte, ve al grano.

—El copilli de turquesa, el copilli que causó la muerte de mi madre y la ejecución de mi padre y el copilli que vas a cargar en cuanto te cases.

—¿Por qué ese copilli? Tenemos cosas más valiosas.

—Porque era el copilli que más le gustaba a mi madre, mi padre quiso dársela como regalo de bodas y como una señal que ponía fin a su vida de pirata, pensaba dejar su vida de piratería y dedicarse a ser un padre de familia; era una promesa de amor, pero tu padre los asesino antes de que su promesa se consumara, es más algo sentimental que monetario ¿sabes? —Murmuró viendo a la nada con lágrimas rodando por sus mejillas.

—¿Cuándo será el robo? —preguntó mientras se ponía frente al omega para limpiar sus lágrimas con delicadeza.

—¿Para qué quieres saber? —cuestionó con algo de nerviosismo.

—Quiero saber cuándo te veré por última vez, cuando dejaré de ver esos ojitos esmeraldas que han iluminado mis tardes y mis noches por 6 meses —habló con delicadeza mientras acariciaba el rostro del pelirrojo.

—Mañana traeré al resto de la tripulación para el último retrato de Jamia y de ahí partiremos al palacio, así que hoy es nuestra última noche.

—Entonces creo que no debo seguir perdiendo el tiempo —susurró sobre los labios del pelirrojo antes de colisionarlos en un dulce beso, beso correspondido dulcemente por el pelirrojo—. Me gustas, y no pienso dejarte ir sin hacértelo saber.

—El sentimiento es mutuo, pero sabes que no me quedaré, ¿verdad? —murmuró con dolor.

—Lo sé, tu destino te llama y no me interpondré, solo ven a visitarme ¿sí?

—Así será, tu mantén vivo a tu padre, no sé qué me pasaría si te veo atado a otro omega.

—Aunque él muera no me ataría a nadie que no fueras tú, lo supe en cuanto observe esos ojos esmeraldas brillando por las lágrimas.

—Nunca pensé enamorarme del hijo de un tlatoani —bromeó antes de darle un corto beso al alfa castaño.

—Y yo nunca pensé enamorarme de un pirata —murmuró antes de darle otro de esos besos; besos llenos de fuegos artificiales.

...

El tan esperado día había llegado, y toda la tripulación Tenkualaktli se encontraba en el estudio de la joven pintora, posando para el cuadro final de la colección de la omega.

—¿Cómo va a acabar tan rápido? —preguntó el omega pelinegro mientras sostenía sus katanas.

—Tiene memoria fotográfica y manos prodigiosas —respondió el pelirrojo mientras portaba a Enma con firmeza.

—Dejen de hablar ¿sí?, esto nos llevará más de un día si siguen así y tiempo es algo que no tenemos —masculló la omega mientras movía el lápiz de forma acelerada haciendo que el resto de preguntas que tenía la tripulación murieran en el aire.

Así pasaron las horas con una joven omega moviendo el lápiz y el pincel de una manera rápida pero precisa, creando una pintura de técnica gouache digna de exponerse.

—¿Alguien me dice qué hora es? —se quejó el médico mientras estiraba sus extremidades.

—Son las 10pm —Habló el joven príncipe mientras ayudaba a la omega a limpiar el lugar.

—Es hora de irnos, no perdamos más el tiempo —Habló el beta de lentes sin mucho tacto.

—Mikey, ni siquiera los he presentado —Alegó el pelirrojo mientras tomaba del brazo al alfa castaño—. En formación, por favor —sin rechistar toda la tripulación tomó sus puestos como si fueran a pelear—. Bueno, ya conocen a Jamia, la única pintora que ha retratado a nuestra tripulación pero, falta alguien más, alguien muy especial para mí y la persona que llevará mis memorias a un libro. Frank, el futuro tlatoque de este lugar.

Todos los piratas hicieron un ademán a manera de saludo causando la risa del pelirrojo y una pequeña sonrisa en el castaño.

—Un gusto conocerlos, Gerard me ha hablado bastante de ustedes.

—Y él no deja de hablar de ti —murmuraron los piratas al unísono, provocando un sonrojo en el omega.

—Es tu culpa por ser tan lindo —se quejó antes de robarle un pequeño beso al alfa, poniendo alerta a toda la tripulación —calmados, guarden armas, fue solo un beso, en fin, es hoy es nuestro atraco final, preparen las cosas abajo, Jamia, los puedes acompañar, debo hablar con Frank.

—Claro —Sin más que decir la pequeña omega saco a todos los piratas de su estudio.

—Te tengo un regalo —habló el omega mientras buscaba algo en su morral.

—Yo no te traje nada, lo siento.

—Frank por favor voy a robarle a tu familia, no exageres —murmuró mientras sacaba una capa—. Esta es la capa de cuando tomaron mi cartel de recompensa, en donde se ven mis característicos mechones pelirrojos, es la única de mis capas que huele a mí, ese es mi regalo —El alfa recibió la capa con una sonrisa antes de olerla.

—Huele a hierbabuena y fresa. ¿Es tu olor?

—Así es, refrescante ¿no crees? —murmuró con una sonrisa antes de ser abrazado por el joven alfa—. Te voy a extrañar bastante, me va a hacer falta tu olor a bosque y eucalipto.

—Llévate mi tilma, huele a mi después de todo —sugirió mientras quitaba la prenda de sus hombros

—Lo tomo —exclamó mientras se ponía la prenda—. Supongo que esta es la despedida, ¿no?

—Supongo —sollozó antes de abrazar a la omega—. No te vayas, por favor.

—Alfa, por favor, no llores por mi ¿sí?, regresaré y te traeré más historias, lo prometo —lloró antes de compartir un último beso lleno de lágrimas y cariño—. Debo irme, pero te diré algo, yo tampoco quiero alejarme de ti, pero no me interpondré en tu destino, aun así te propongo algo, mira, mi vida no está hecha para que me detenga a estas alturas pero en mi barco siempre habrá lugar para un poeta y escritor.

—También toco la guitarra —murmuró algo congestionado por el llanto.

—Aún mejor, la música siempre es esencial en la piratería y un músico no tengo —contestó entre risas congestionadas. Estaré en el puerto al amanecer listo para irme, si quieres venir conmigo te veo ahí, ¿sí? —el contrario solo asintió, viendo como el pirata se marchaba.

...

—Están listos?  —murmuró el omega antes de ponerse sus lentes y bandana recibiendo un "si" de todos y cada uno de los integrantes—. Vayamos por ese copilli.

La luna brillaba pálida sobre el palacio, mientras los guardias, somnolientos, recorrían sus rutas habituales. La tripulación Tenkualaktli, experta en sigilo y maquinación, aguardaba entre las sombras. Su líder, daba la señal con un leve gesto. Como fantasmas, se deslizaron por el basamento piramidal, donde las joyas, armaduras, penachos y el valioso copilli de turquesa descansaban en la penumbra.

El omega fue el primero en llegar al centro del salón principal gracias a su agilidad y destreza legendarias, por lo que llegar sin ser detectado fue fácil dando la señal al resto de sus compañeros que sin tiempo que perder empezaron a tomar cosas de los alrededores mientras Gerard buscaba el copilli, todo iba de acuerdo al plan, hasta que un ruido inoportuno por parte Ehécatl alertó a un guardia cercano haciendo que todos los guardias entraran, comenzando una pelea que duró hasta que Billie fue atrapado en una red de lanzas, los otros miembros de la tripulación se dispersaron listos para escapar puesto que sabían que Gerard no abandonaría a su compañero y si se interponen para ayudar estropearían el plan, por su parte el omega sin dudar se lanzó para desarmar al guardia, permitiendo que le espadachín escapara con el resto de sus compañeros mientras que el omega luchaba y desarmaba a los guardias hasta que finalmente pudo escapar; lamentablemente sin el copilli.

—Debo regresar, no podemos irnos sin esa cosa —lloriqueó el omega dispuesto correr de regreso.

—Al carajo el copilli, mamá preferiría tener a sus dos hijos vivos que un pedazo de tela con turquesa cocida —gritó el beta arrastrando a su hermano mayor rumbo a la carreta manejada por Helena que los llevaría con su querido Huitzilopochtli; el barco de la tripulación, el camino se hizo eterno y casi fueron capturados cuando los rondines de los guardias empezaron pero lo habían logrado, estaban en la costa, listos para huir hacia nuevas aventuras.

—Mi querida tripulación, probablemente no los veré hasta mi lecho de muerte y no me quejo, quiero seguir viendo sus logros, hazañas y carteles de recompensa con números más altos, naveguen lejos y lleguen al Mictlán ondeando la bandera de sus convicciones y enseñanzas y corónense como reyes piratas, sigan a su líder con el yolotl. ¿Entendido?

—¡Si, temachtiani! —dijeron al unísono toda la tripulación.

—Recuerden mis machtiani, Maseuali tlakati ina malinalli tecuhtli, amo nanatzin, amo tatatzin, kokone ina tecuhtli así que sigan su camino y lleguen a la cima como ellos, fue un honor haber sido su Temachtiani y haberlos tenido como mis machtiani —habló la beta mientras se limpiaba las lágrimas—. Gerard, Mikey al frente y al centro.

—¡Si, temachtiani! —exclamaron ambos hermanos

—Mikey, mi pequeño konetsintli —expresó de manera dulce mientras acariciaba las mejillas del beta—. Emily estaría orgullosa de ti y tus habilidades como navegante, sigue así y honra su espíritu con tus grandes hazañas, lleva a la tripulación a la cima y recuerda que el límite es el Ilhuícatl.

—Si, nana —sollozo el beta mientras recibía la brújula de Emily; su temachtiani en navegación y su modelo a seguir.

—Gerard, mi pequeño conetl, sé que no lograste tu cometido, pero también sé que ganaste más de lo que perdiste, así que sigue tu camino sobre el Ilhuícatl y corónate como rey, porque naciste para esto, no dejes que nadie te diga lo contrario —expresó mientras le daba el cozcatl de jade que llevó durante su vida como pirata.

—Si, nana —lloró el omega antes de abrazar a la beta.

—Sé que llego tarde a la repartición de regalos pero espero que aún lo aceptes.

—¡Frank! —gritó el omega yendo a abrazar al alfa—. ¿Qué haces aquí?

—Vine a traerte un regalo, dijiste que el copilli de turquesa era una promesa de amor para tus padres ¿verdad?

—Si, eso dije —murmuró con lágrimas en los ojos puesto que no esperaba verlo ahí.

—Bueno pues el día de hoy yo te traigo el copilli de turquesa como promesa de nuestro amor —expuso ante todos mientras se arrodillaba y levantaba ante el pelirrojo aquel artefacto.

—Por dios, Frank, ¿le robaste a tu familia por mí? —Exclamó con sorpresa tomando el copilli entre sus manos antes de ayudar al alfa a levantarse.

—Si, y lo saben así que creo que tomaré tu oferta ¿aun necesitas un músico?  —preguntó antes de soltar una carcajada junto con el omega.

—Claro, que sí, un músico, un escritor, un poeta o un alfa llamado Frank, necesito lo que sea en mi tripulación siempre y cuando seas tú —terminó de hablar para darle un beso al joven alfa—. Pero ¿qué pasará con Jamia y Ray? Entiendo que son importantes para ti.

—Lo son, de hecho vinieron conmigo —dijo señalando la carreta en la que llegó—, pero no te pido que les des un hogar, solo que me digas como esconderlos porque al igual que a mí los condenarán por traición.

—Jamia sonaba muy emocionada con las historias y necesitamos una pintora así que si quiere, puede venir con nosotros, en cuanto a Ray no se si quiera, pero un francotirador como el igual es bienvenido. Háblalo con ellos ¿sí? Yo iré con los demás a subir el botín —el castaño se marchó a hablar con sus amigos para preguntarles a lo que ambos accedieron gustosos.

—Muchacho —murmuró la beta haciendo que el alfa fuera con ella—. Cuida a mi conetl, no lo había visto tan feliz en años, conviértete en su Calí y quédate con él hasta la miquiztli ¿sí? algo en mi ser me dice que su tonal es compatible así que sácale provecho, es una gran alfa para un gran omega.

—Sí señora.

—Suban todos, la aventura espera por nosotros —gritó el omega encima del colibrí que portaba el barco.

—Debo irme —se excusó antes de despedirse de la beta y correr rumbo al barco.

—¿Estás listo, Frank? —preguntó el omega abrazando al alfa

—Si tu estas a mi lado, claro que estoy listo.

—¿Lo prometes? no quiero que te arrepientas, quiero que seas feliz.

—Lo prometo, no me arrepentiría porque me di cuenta que eres mi felicidad —contestó antes de compartir un tierno beso que selló la promesa con las el océano de testigo

—Ni mitz tlazohtla Frank, mi guapo alfa.

—Ni mitz tlazohtla mucho más Gerard, mi lindo omega.

Y así ambos partieron hacia una nueva aventura, sin saber que les deparaban los dioses pero juntos.

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