❤️🔥Portgas D. Ace
-¿Te irás mañana, verdad?
-Si, mañana es el gran día - Ace se cruzó de brazos y miró hacia el cielo estrellado.
El viento comenzaba a helar, incluso la fogata que teníamos frente a nosotros no nos calentaba. Acomodé la cabeza de Luffy qué descansaba sobre mis muslos y acaricie su cabello. El pequeño estaba dormido, exhausto después de este largo día de aventuras y juegos; Ace y yo éramos como sus hermanos mayores, así que siempre cuidabamos de él. Y a pesar de ser siempre cálidos con él, Ace y yo teníamos muchas diferencias.
-¿Estas seguro de que quieres irte? - susurre - Se que es sueño pero... No quiero perder a otro de nosotros.
-Creí que no me soportabas y esperabas el momento en que me fuera - Ace soltó una risita y se sentó a mi lado, cruzando las piernas como indio y enfocando su mirada en Luffy y luego en mi
-Que idiota eres - rode los ojos y voltee a verlo
-Lo siento, lo siento - volvió a reír - Pero prometo que los volveré a ver pronto, volveré por ti - al escuchar ese comentario del chico mis mejillas se encendieron y dejé de acariciar el cabello del pequeño
-Idiota, deja de bromear - trague saliva y enfoque mi vista en el fuego que poco a poco parecía que se pagaría
-No estoy bromeando - hubo una pausa entre ambos, pero luego cambio el tema por completo - ¿Puedo cambiar de lugares con Luffy? - ignorando por completo la situación en la que se había convertido esto, él continuó burlándose de mi - Yo también quiero acostarme sobre tus pier-
-S-Será mejor que vayamos a dormir. Luffy podría enfermarse si sigue al aire libre - como pude me levanté y cargue al niño. Por suerte era lo suficientemente fuerte como para cargarlo en mis brazos y llevarlo devuelta a su casa - Tu también vete a dormir, mañana será un día largo.
Antes de que Ace dijera una palabra más me fui corriendo a dejar a Luffy en su cama. Él siempre era así de burlón, y a pesar de vivir tantos años junto a él seguía sin saber si lo que decía que broma o no. Nunca era serio, todo eran bromas y a pesar de ya tener 17 y yo 16, él seguía soñando despierto. Yo tuve que madurar rápidamente después de que Sabo muriera, lamentaba no poder seguir soñando como ellos.
-Por culpa de ese idiota no puedo dormir... - murmure para mis adentros, esta vez recostada contra un árbol. Mis mejillas estaban rojas y por más que me diera la brisa nocturna no parecía enfriarme.
Acerqué mis muslos a mi pecho y luego los rodee con mis brazos. Finalmente mañana se iría en su viaje al mar y no volveríamos a vernos en años. A pesar de él "prometer" qué vendría a vernos, dudaba que eso pasara; el mar era enorme, tendría muchas aventuras y conocería a mucha gente, entre ellas...
-Seguro ese maldito pervertido conocerá muchas chicas - volví a murmurar - Ah... Yo también quiero conocer chicos guapos... En esta isla no hay nadie decente.
-Ey, todavía no hago nada y ya me estas insultando... - la voz de Ace me sacó de mi transe y enseguida voltee a verlo. El chico estaba apoyado con su hombro sobre el árbol en el que yo estaba sentada. Otra vez mis mejillas se encendieron y me puse de pie enseguida.
-¿¡Qué haces aquí!? - grité avergonzada - Mierda, no escuchaste nada, ¿de acuerdo? ¡Si le dices a alguien prometo decir todos tus vergonzosos secretos! - di un paso y luego otro, quería alejarme de ahí lo más pronto posible y hundirme en mi cama, fingiendo que nada de esto había pasado.
-¡Espera! - la mano de Ace sujeto mi muñeca y me atrajo hacia él. Mi cuerpo se tambaleo y tras un ágil movimiento del chico, me encontraba contra el árbol, acorralada - ¿Porqué huyes? - esta vez él susurró contra mi oído con una voz grave y suave, un escalofrío recorrió mi cuerpo y no pude evitar sentirme débil contra él.
-N-No huía...
-Claro que si, siempre lo haces - sujeto mis dos muñecas con un poco de fuerza y las levantó por encima de mi cabeza - Hace unas horas lo hiciste, no te dejaré ir fácilmente. No ahora.
-Ace... - jadee
-Dijiste algo sobre mujeres, ¿conoceré a muchas chicas? - él sonrió, contento por como estaba reaccionando mi cuerpo - No había pensando en eso, supongo que puede ser verdad...
-Idiota - frunci el ceño y miré hacia otro lado
-Pero no me importan. Ya tengo a alguien, le seré fiel siempre - esta vez, voltee a verlo y levante una ceja - Eres tú, tonta
-¿Yo? - mi corazón dio un brinco de emoción, aunque una parte de mi quería salir de ahí, encerrarme en mi habitación y gritar, la otra quería quedarse ahí y averiguar a que sabrían sus labios. ¿Ace enserio se estaba declarando? ¿A mi?
-Supongo que si me voy, muchos chicos también irán detrás de ti - sus labios rozaron mi oído y lo mordieron. Esta vez mi cuerpo tembló y volví a jadear - Estos años los he alejado de ti sin que te dieras cuenta. Soy muy, muy celoso.
-Ace... - levante mi cabeza, permitiendo que el chico mordiera mi oído y susurrara esas palabras tan agridulces
-Asi que dime, ¿quién estará más ocupado cuando me vaya? - sus labios bajaron de mi cuello hasta mi clavícula y se detuvo en el escote de mi vestido. Mordió el borde, juguetón y a la vez esperando mi señal para seguir recorriendo mi cuerpo.
-Ace... ¿Lo estas diciendo enserio? - miré al pelinegro con vergüenza y a la vez con entusiasmo. No podía negar que nuestra relación fue amor-odio por mucho tiempo, y al parecer, finalmente estaba llegando a su clímax.
-Claro, jamás te mentiría
Y al final, todo había valido la pena.
Le di el permiso que él tanto deseaba y Ace no tardó ni un segundo en continuar con su exploración. Mordió el borde de mi escote y lo fue bajando lentamente, sacando mis pechos que solo estaba cubierto por mi sostén.
Las manos de él soltaron mis muñecas y fue directo a mis pechos. Primero bajó mi sostén y se quedó viéndolos unos segundos, la vergüenza recorrió mi rostro pero decidí fingir por esta noche que nada de eso me importaba.
-¿Qué? ¿Primera vez que ves unos? - reí - Anda, puedes tocarlos
Ace me miró una vez más y luego a mis pechos, finalmente se decidió a tocarlos con ambas manos. Los acarició lentamente y luego se enfocó en los pezones los cuales apretó con los pulgares. Sus labios no tardaron en saborear mis pechos y luego a morderlos con suavidad. Cada cosa que él hacía me sacaba más y más jadeos qué solo esperaba que nadie escuchara.
Ace por el contrario, se esforzaba en que mis gemidos se hicieran más y más fuertes: mordía los pezones, sus dedos jugaban con ellos y metió su rodilla entre mis piernas y la frotó contra mi intimidad. Alce la cabeza para ver las estrellas, esto se sentía realmente bien...
-E-Espera - aparte al chico con mi mano y traté de tranquilizar mi respiración. Ace me miró confundido pero sin decir ni una sola palabra, yo decidí agacharme y ponerme de rodillas, había un bulto que sobresalia de sus pantalones y palpitaba cada vez que lo tocaba.
-A-Agh... -Ace apoyó su puño sobre el tronco y luego su frente sobre este. Yo solo lo tocaba por encima de su ropa pero él parecía ser muy sensible.
Ahora entendía porque él quería hacerme gemir más y más. Era como música para los oídos.
Bajé lentamente el pantalón y su ropa interior, su pene salió enseguida: estaba completamente duro, húmedo y ansioso de más. Lo agarré con algo de nervios pues era la primera vez que veía y tocaba uno y aunque odiaba admitirlo, era grande. Ace temblaba y escondía más su rostro contra el árbol que estaba detrás de mi, y aunque no le veía la cara, sabía que lo estaba disfrutando.
Probé con primero mover mi mano lentamente, explorar todo y descubrir cuales era sus lugares sensibles. Cada vez que tocaba una zona qué lo hacía temblar o jadear la memorizaba y la lamia. Mi lengua recorría desde la base hasta la punta, Ace no paraba de jadear y llegó el punto en el que se mordió el brazo para silenciarse.
Introduje su pene a mi boca, saboreando el pre semen que soltaba y su amargo sabor. Ace volvió a gemir y enseguida sentí como enredaba sus dedos en mi cabello. Fui metiendo más y más, llenandolo de saliva y volviendo loco al chico; lo estaba haciendo lento solo para molestarlo pero él no quiso esperar más así que empujó mi cabeza y guió mis movimientos
-Mierda... - comenzó a mover más rápido sus caderas, sentía que me ahogaria pero Ace lo sacó para dejarme respirar unos segundos y luego lo volvió a meter por completo. Saliva escurría por mis labios a montones y sabía que si él seguía a este ritmo, no resistiria mucho más - V-Voy a... Ngh~
Empujó mi cabeza por completo contra el árbol, su mano me servía del almohada para no golpearme contra la aspereza del tronco. Ace embistio unos minutos más hasta que de repente todo su semen inundó mi boca y me hizo casi perder la cordura. Mis ojos se pusieron en blanco unos segundos, yo trataba de recibir toda su semilla hasta que no quedó más. Ace en ningún momento lo sacó, obligandome a beber hasta la última gota.
-T-Tragalo... - empujó aun más profundo su pene y tuve que hacerle caso. Finalmente bebí todo y él lo sacó; había semen que aún recorría los bordes de mis labios, algo en mis pechos y el resto en su pene. El chico se sonrojó aún más y trago saliva, pese a su reciente orgasmo, su miembro volvió a ponerse duro.
El pelinegro se apresuró a ponerme de pie, a cargarme y apoyarme sobre el árbol. Mis piernas rodearon su cintura y mis brazos su cuello, ambos queríamos esto más que nada.
Lentamente fue introduciendo su miembro, arrancandome una lagrima de dolor y placer que él lamio enseguida. Conforme entraba y abría mi interior, yo encajaba mis uñas en su espalda, dejándole varias marcas sobre esta; un pequeño recuerdo para su viaje.
-Ace~ - gemí contra su oído a lo que el pecoso le gustó y metió por completo su pene. Yo grité con fuerza y el me cubrió los labios con los suyos; permanecimos así unos minutos, en lo que me acostumbraba a ese dolor y se convertía en placer.
-Te amo - susurró contra mis labios y nos volvimos a besar. Yo enrede mis dedos en su cabello y profundice el beso lo más que pude.
Poco a poco Ace fue moviéndose, primero lento y luego rápido. Ya no había dolor y solo me quedaba disfrutar del placer y amor que me ofrecía Ace.
-Yo también - sonreí contra sus labios y atraje su cuerpo hacia el mio con ayuda de mis piernas. Su miembro entró mucho más profundo y nos arrebató un gemido a ambos.
La noche continuó llena de gemidos y jadeos, con suaves caricias y aveces mordidas y rasguños. Nos encantaba estar unidos así, pero tristemente todo terminaría mañana, solamente me arrepentía de no haberlo descubierto antes.
Ace dejó varias mordidas y chupetones a lo largo de mi cuerpo con la excusa de que así no lo olvidara. Aunque sabía que eso era imposible de todas maneras.
Pasaron varios minutos hasta que finalmente íbamos a llegar al orgasmo. Mis piernas temblaban, muy apenas podía mantener su ritmo. Ace aún así me sostenía con fuerza y continuaba moviéndose lo más rápido que podía, pero tanto él como yo, estábamos cansados.
-Ya no aguantaré mucho más - acaricie su mejilla y él se apoyó sobre mi mano - S-Sabes que no debes -
-Lo sé - respondió con la respiración agitada. Me besó una última vez y dio las últimas embestidas lo más fuerte que podía para finalmente terminar fuera de mi, mojando parte de mi ropa y cuerpo. Ahogó aquel gemido contra mis labios y finalmente pudimos recobrar el aliento.
Al terminar nos recostamos en el suelo, yo sobre sus piernas. Él acariciaba con gentileza mi cabello y estaba logrando tranquilizarme tanto que incluso sentía que me quedaría dormida en cualquier momento. Nos vimos a los ojos unos momentos más, dejándonos llevar por la tranquilidad de la noche hasta que yo poco a poco me perdí en los sueños.
A la mañana siguiente me levanté confundida y desorientada, pero al menos estaba en mi habitación. Observé el reloj y al ver que casi era hora, me levante enseguida a darme un baño. No llevaba la misma ropa de ayer, si no, mi pijama, y junto a lo adolorido que estaba mi cuerpo, respondía a mi duda de si lo de ayer había sido un sueño o no. Ace me había traído aquí después de quedarme dormida, me cambió y se fue a quien sabe que horas de la noche.
Corrí a alistarme y a llegar al punto acordado para vernos todos y despedirnos de Ace. Al llegar, vi a Luffy y Ace inclinado a la altura del pequeño, charlando. Al verme llegar, Ace se enderezó y se volteó hacia mi. Hoy llevaba una camiseta, algo raro en él ya que prefería estar "libre", pero sabiendo lo que había sucedido anoche, reí.
-¿Te sientes bien? Lucías muy cansada ayer - él colocó sus manos en su cadera y me miró con una expresión burlona. Yo suspiré molesta, no se porque creía que su forma de ser cambiaría conmigo.
-¿Y tú? Que raro que decidas usar ropa - lo jale del cuello de la camiseta y señalé las marcas de mis uñas que estaban debajo
-¡Bien, bien! Empate - él se alejó unos pasos y ambos reímos. Al acabar, ambos nos quedamos en silencio y nos miramos fijamente, finalmente era el adiós.
Comencé a llorar y me lancé hacia él a abrazarlo. Ace me abrazó con fuerza y apoyó su rostro en mi cabello, respirando mi aroma por última vez en mucho tiempo.
-Más te vale venir a vernos.
-Lo haré..
-Más te vale no conocer más chicas, si me entero de algo por los periódicos juro que te encontraré y mataré
-L-Lo prometo...
-Y porfavor.. - me aparté un poco y lo miré fijamente - No mueras allá, tienes que volver sano y salvo ¿de acuerdo?
-Claro - finalmente él sonrió y revolvió mi cabello.
El tiempo llegó y nos despedimos de Ace con la promesa de que pronto nos volveríamos a ver. Aunque quería detenerlo y pedirle que no se fuera, sabía que eso no sería lo correcto y sólo sería arruinar sus sueños. Estaba segura que pronto volvería y podríamos volver a repetir lo de aquella noche...
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