first moments . . .
real life & instagram !!!
❛ and, baby, even on our worst nights, I'm into you ❜
Diciembre no era el mejor momento para tener un niño y, mucho menos si eres padre primerizo.
Invierno helado, con posibilidad infinita de nevadas y lloviznas, el peligro de que se caiga el árbol de Navidad encima, que el gato se suba encima de la niña, que el aroma del ambiente capitalista la convierta en un monstruo o que Papá Noel la asuste.
Por suerte para Charles y Brigitte, en Mónaco nunca hacía frío, nunca llovía o nevaba, no habían tenido tiempo de hacer el árbol de Navidad, no tenían gato, Julie era muy pequeña para entender que era el capitalismo y todavía no podía ver como para asustarse por Papá Noel.
La mala noticia era, ninguno tenía ni un poco de idea de que hacer con un bebé recién nacido. Sí, eran las desventajas de ser deportista de élite, nunca pensabas en tener hijos.
—¿Crees que haga algo más que dormir y comer y...?
—Es una bebé, Vie —respondió Charles, mirando a Brigitte con diversión. Ella se encogió de hombros y la mirada de Charles se volvió seria—. Lo buscaré en Google.
La primera noche en casa había sido un caos.
Julie lloraba sin parar mientras Brigitte se había desparramado en el sofá, agarrando una almohada como si fuera lo único que la ataba a la cordura, todos los músculos de su cuerpo le dolían por el cansancio, y apenas podía levantar la cabeza para mirar a Charles, que caminaba de un lado a otro por la sala de estar.
—Yo me encargo —anunció Charles con confianza, su voz momentáneamente más fuerte que los llantos de la recién nacida. Acunó a Julie en sus brazos, balanceándola suavemente hacia adelante y hacia atrás—. Está bien, princesa, ¿qué te pasa? ¿Tienes hambre? ¿Estás cansada? ¿Aburrida? Sí, yo también, honestamente —Charles se agachó ligeramente mientras hacía contacto visual exageradamente cercano con Julie—. Está bien, escucha, princesa. Deja de llorar si tienes hambre. Solo... dame algo con lo que trabajar —como era de esperar, Julie siguió llorando, agitando sus pequeños puños en el aire. Charles suspiró—. Público difícil. Bien, plan B.
—¿Plan B? —preguntó Brigitte, levantando la almohada.
Ella no tenía siquiera un plan A.
Sin responder, Charles comenzó a mecer a Julie en sus brazos, su voz ahora tarareaba una suave melodía que Brigitte no pudo identificar hasta que Charles la cantó con tanto sentimiento que desafinó un poco. Estaba tarareando el himno de Italia
—¿En serio le estás cantando el himno de un país extranjero a nuestra hija? —preguntó Brigitte en un tono que mezclaba la incredulidad con la diversión.
—Está funcionando —respondió Charles, con una sonrisa burlona en su rostro.
Brigitte parpadeó y se dió cuenta, para su absoluta sorpresa, de que los llantos de Julie estaban empezando a desaparecer. Su pequeño cuerpo se relajó ligeramente en los brazos de Charles y el incesante llanto se calmó hasta convertirse en sollozos entrecortados.
—No hay forma... —murmuró la princesa, sentándote más erguida—. ¿Eres una especie de encantador de bebés?
Charles sonrió, todavía balanceándose mientras tarareaba suavemente para la pequeña.
—Tengo un don —dijo Charles, lanzándole una rápida mirada—. O tal vez sea el destino. Claramente ya es una Tifosi. Esa es la magia de Ferrari, amour —Charles hizo una pausa y su voz adoptó un tono serio—. Tifosi hasta el final.
Brigitte resopló.
—No dejes que el tío Lando te oiga decir eso. O el tío Max.
Charles se rió y meció suavemente a Julie mientras los párpados de la bebé revoloteaban. Charles se inclinó y su voz se convirtió en un susurro.
—El rojo es mil veces mejor que el papaya o que tomar bebidas energizantes—replicó Charles, cambiando su agarre para sostener al bebé más cerca de su pecho—. Y de nada. Creo que he encontrado mi arma secreta. La próxima vez que llore, le cantaré algunas de mis mensajes de radios.
Brigitte finalmente soltó una carcajada, incapaz de mantener la seriedad.
—Eres imposible.
—Podría ser peor —dijo Charles encogiéndose de hombros—. Imaginate que piense que la Fórmula 1 no es el mejor deporte del mundo.
—¡Oye! —exclamó Brigitte con seriedad—. El mejor deporte del mundo es el patinaje artístico. Ya verás, Tessa y yo la convertiremos en campeona mundial de patinaje sobre hielo. Quizás hasta sea compañera del hijo de Scott.
—No, Carlos y yo la convertiremos en campeona con Ferrari —respondió Charles con picardía, dándole un beso en la frente a la bebé cuando finalmente se quedó dormida.
Para desgracia, en realidad no tanta, de ambos, descubrieron que los bebés se vuelven más activos con el pasar de los meses y Charles y Brigitte descubrieron otra cosa: toda aquella energía que tenían como atletas se evaporó fácilmente a los tres meses de que Julie hubiese nacido.
Por lo tanto, los momentos en los que podían dormir eran tan únicos como adorables porque Julie siempre solía dormir atrapada entre sus padres y eran las únicas noches en las que la pequeña dormía pacíficamente y de corrido.
En ese momento, Charles dormía plácidamente en el sofá, con el brazo abrazando a Julie, mientras yacía boca arriba. Julie estaba acurrucada contra su pecho, moviendo sus pequeñas manos mientras se despertaba lentamente, parpadeando con sus grandes ojos a la luz de la mañana.
Brigitte se sentó en el borde del sofá mientras los observaba a los dos, se inclinó para levantar a Julie y mecerla, con el fin de darle a Charles un descanso pero justo cuando se agachó para levantar a la pequeña su pequeña mano agarró la nariz de Charles.
Brigitte trató de no reír para no despertar al piloto, mientras él permanecía dormido. Julie, por otro lado, estaba agarrando la nariz de su padre como si fuera lo más importante del mundo, sus pequeños dedos clavándose en la piel. Brigitte se inclinó y trató de apartar con cuidado la mano de Julie de la cara de su padre, pero su agarre se hizo más fuerte y soltó una suave risita, claramente encantada por su nuevo poder.
—Suelta la nariz de papá, Juls —susurró Brigitte entre risas.
Pero la pequeña solo sonrió y dio un tirón entusiasta, que solo la hizo reír más fuerte. Cuando pudo calmarse intentó de nuevo alejar a Julie, pero fue inútil. Finalmente, Charles se movió un poco. Sus ojos se abrieron y parpadeó, su mirada se posó inmediatamente en Julie, que todavía se agarraba la nariz como si fuera lo más importante del mundo.
—Julie... —murmuró Charles aturdido, con la voz ronca por el sueño—. ¿Qué estás haciendo, princesa?
Brigitte no pudo contener más la risa y se carcajeó.
—Te tiene atrapado, el pequeño monstruo de las narices. No te soltará.
Los ojos de Charles se suavizaron mientras miraba a Julie, que le sonreía, completamente inconsciente del problema que había causado.
—Supongo que debería sentirme halagado —Charles se rió y levantó con cuidado a Julie de su pecho, dándole un pequeño beso en la frente—. Y creo... que podríamos hacer algo este fin de semana.
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👤charles_leclerc
my juls💗💗
charles_leclerc: tienen hijos y se olvidan de sus parejas
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landonorris: como no olvidarse de ti si tienes a julie al lado
charles_leclerc: landonorris excelente punto
AUTHOR'S NOTE:
NUEVA PORTADA EAAAAAAA Y 4K DE VISTAS MIL GRACIASS
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