a 'little' surprise . . .
real life & twitter !!!
❛ t'es la meilleure chose qui m'est arrivée ❜
Charles nunca había tenido miedo. Siempre había tenido un exceso de confianza en la pista, bajo los focos, con un casco en la cabeza y un volante en las manos. Pero cuando Brigitte le dijo que estaba embarazada, toda esa certeza se evaporó en un instante.
Se quedó allí de pie en medio de su cocina, mirándola como si acabara de anunciar que se mudaba a Marte.
—Estás bromeando —suspiró Charles después de un momento, con la voz más chillona de lo habitual.
—¿Por qué bromearía sobre esto? —respondió Brigitte, sosteniendo la prueba positiva.
No era como si estuvieran tanto tiempo juntos, vivían en la misma casa a tiempo parcial y quizás Charles no quisiera tener hijos, no tan pronto al menos.
O quizás no con ella.
Esas dudas habían surgido desde el momento en el que comenzó a sospechar por sus síntomas. Charles parpadeó, sus ojos verdosos abiertos de par en par por la incredulidad, antes de esbozar una sonrisa tan amplia que podría haber iluminado toda la habitación.
—¿Voy a ser papá?
—Sí, Charles —repuso Brigitte, tratando de no reírse de lo genuinamente estupefacto que parecía.
—¿Voy a ser... papá? —repitió Charles, como si decirlo más alto lo hiciera asimilarlo más rápido.
—Sí, Charlie —repitió Brigitte, con una sonrisa tímida.
Cruzó la habitación en dos zancadas, tirándola a sus brazos y levantándola del suelo. La hizo girar con una emoción incontenible.
—Esto es una locura —murmuró Charles contra su cabello—. ¡Vamos a ser padres!
—Ten cuidado —dijo Brigitte, dándole un golpecito ligero mientras la bajaba—. No quieres sacudir al bebé.
—Ah, cierto —murmuró Charles, soltándola y dando un paso atrás. Levantó la cabeza de golpe mientras procesaba sus palabras, luciendo alarmado—. Espera, ¿esto es... verdad verdad? ¿Puedo...? ¿Estás bien? ¿Estamos bien? ¿Está bien el bebé?
—Charlie, me enteré hace como una hora. Estoy bastante segura de que estamos bien.
Charles caminó de un lado a otro por la cocina, pasándose una mano por sus cabello mientras su sonrisa iba y venía.
—Un bebé. Vamos a tener un bebé. Oh, Dios mío. ¿Crees que será un niño o una niña?
—Todavía no lo sé —respondió Brigitte, sentándose en el sofá para verlo perder el control—. Lo averiguaremos bastante pronto.
—¿Y si son gemelos? —exclamó Charles, dándose la vuelta para mirarla—. Debería llamar a mi madre. No, espera, es demasiado pronto. Primero tenemos que pensar en un plan. ¿Has comido hoy? Necesitas comer. ¿Deberíamos ir al médico? Tienen que ser muy buenos médicos si van a atender a mi mujer y a mi bebé. ¿Hay algún tipo de protocolo real para estas cosas? ¿Debería comprar libros para bebés? ¿La gente todavía lee libros o ahora simplemente buscamos todo en Google?
—Charles —lo llamó Brigitte con firmeza, agarrando su mano para detenerlo—. Respira.
Él respiró profundamente, luego exhaló lentamente, asintiendo.
—Respirar. Sí, creo que puedo hacer eso —Charles se arrodilló frente a ella, sus manos descansando suavemente sobre sus rodillas—. Lo siento, es que... esto es lo más grande que hemos hecho nunca.
Brigitte sonrió, apartando un cabello del rostro de Charles.
—Sí, lo es... —susurró Brigitte—. Pero tu tienes buenos ejemplos y seguro yo aprenderé de ti —los ojos marrones de Brigitte se chocaron con los verdes de Charles y sintió un tanto de pánico—. Si es que quieres que... Ya sabes... Si sientes que no, solo quiero que me digas y podemos...
Charles la miró, con incredulidad.
—Claro que quiero. Quiero con toda mis fuerzas —respondió Charles. Se inclinó hacia delante, apoyando su frente contra el vientre de Brigitte, aunque todavía no se notaba el sobrepeso—. Hola... ahí adentro —murmuró, su voz suave y llena de asombro—. Soy tu padre. No puedo prometer que siempre sabré lo que estoy haciendo, pero prometo que te amaré más que a nada en el mundo.
Charles se levantó para besar a Brigitte en los labios. Un beso dulce y suave que los hizo sonreír a ambos.
—Creo... Creo que lo haremos bien...
—Mhm... Pero necesito una lista —murmuró Charles, saltando del sillón y comenzando a caminar de un lado a otro por la sala de estar mientras Brigitte se sentabas en el sofá, tratando de no reír—. No, como varias listas. Muchas listas. Una para las cosas del bebé, otra para la bolsa del hospital, otra para... ¿qué más necesitamos? ¿Hay un libro sobre esto? ¿Debería leer un libro?
—Charles —lo interrumpió suavemente—, estás sobre pensando de nuevo.
—¡No estoy entrando sobre pensando! Estoy... planeando —replicó, aunque la forma en que se pasaba la mano por el cabello decía lo contrario—. Tenemos que estar listos, amour. ¿Y si el bebé llega antes? ¿Y si estoy lejos por una carrera?
—Lo resolveremos, ¿de acuerdo? Lo estás haciendo muy bien... durante estos últimos cinco minutos.
Charles gimió, desplomándose contra el sofá.
—¿Lo estoy? Apenas puedo mantener vivas mis plantas. ¿Cómo se supone que voy a mantener con vida a un pequeño ser humano?
—En primer lugar, soy yo quien mantiene vivas tus plantas —bromeó Brigitte, ganándose una risa débil de él—. Y en segundo lugar, vas a ser un padre increíble. Ya te preocupas mucho. Es dulce.
—¿Pero qué pasa si me pierdo algo importante? —dijo Charles, volviéndose hacia ella con ojos muy abiertos y ansiosos—. Como la primera patada, o el primer llanto, o... o... ¿qué pasa si me necesitas y estoy al otro lado del mundo?
Brigitte se estiró para despeinar sus rizos, tratando de aliviar su tensión.
—Charles, ya has hecho lo que tienes que hacer —repuso Brigitte, con una sonrisa—. Solo tienes que quedarte a mi lado.
Charles sonrió.
—Eso lo puedo hacer. Con mucho gusto.
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