•16•

Felix estaba hecho una bolita en medio de un lugar en la completa oscuridad, solo podía sentir la fría agua tocar sus pies, tenia miedo de abrir los ojos y observar aquel frio lugar, las lagrimas seguían saliendo recorriendo sus mejillas sin entender porque se siente así. Se siente pequeño e inservible, eso es claro para su dolido corazón. Unas manos que salen del agua lo toman para hacerlo caer, quiere gritar, pero nada sale de su garganta, intenta escapar. No puede. Cierra los ojos de manera que pareciera rendirse ha aquello que lo está hundiendo, el agua ya toca su rostro, lo esta ahogando, pero no hace nada.

Vas dejar que la oscuridad te consuma —la voz es clara, tan parecida alguien que no recuerda.

Abre los ojos, es cuando se ve a sí mismo frente a él, las manos lo han soltado y puede respirar, la tos llega para hacerle recordar que necesitaba oxígeno. Se incorpora como puede observándose, como si de un reflejo se tratase, pero la persona frente a él, su yo, es diferente, no de manera física, si no emana seguridad y hasta cierto punto frialdad que lo hace sentir un escalofrió que recorre su cuerpo, no es el frio del agua, si no de la marida de quien lo observa.

—¿Quién eres? —su voz salió rota y ronca

Tú, eso lo sabes, —respondió su otro yo —pero, ¿Quién es el verdadero Felix?, esa es la pregunta.

—No entiendo. —responde

Lo entiendes, pero te niegas aceptarlo, solo prefieres encerrarte aquí, mientras eres consumido, eso has hecho durante toda vida —caminó hasta él tomando sus manos —cuando tu padre comenzó a golpearte, creaste este lugar como tu refugio, te aferraste a no ser tu quien recibiera los golpes, si no yo, el cual salía a flote, la versión del Felix que quería ser, pero no podías lograr ser. Amabas a tu hermana, a tu madre, a las personas, pero no te amabas a ti, odiabas tu debilidad, tus inmensas ganas de llorar por todo, querías que te amaran, pero nadie lo hizo, por eso dejaste que yo tomara tu lugar, destruyéndolo todo. Matando al padre que abusaba de ti y a la madre sumisa que jamás te defendió.

—No es cierto, ellos muriendo por la orden de los militares negros —respondió moviendo su cabeza con desespero.

Supongo que es más fácil negarte ha aceptar que te gusto la sensación de la calidez de la humedad de la sangre en tus manos, del poder recorriendo tu cuerpo —colocó su mano en la mejilla de Felix —Tú y yo somos lo mismo, está persona cruel y mala soy tu, pero también soy ese gentil chico llorón que, solo desea ser amado.

Quiero quedarme aquí —las lagrimas regresaron —sigo sin ser amado, solo soy el instrumento para esta guerra. Aquí en la oscuridad puedo al menos sentirme a salvo.

Todos somos objetos en aquel juego llamado vida, pero la diferencia es saber jugar ese juego —limpio las lagrimas —lucha Felix. No importa quien seas, el chico frio y malo o el gentil y llorón, los dos somos un Felix, el Felix quizá lo cambie todo.

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Felix abrió los ojos, sintiendo la luz cegadora de la habitación golpear su rostro, enfoco para darse cuenta que estaba en una habitación que parecía a un hospital, quiso mover las manos, pero estas estaban siendo sostenidas. Su garganta estaba seca por lo que, no podía hablar. Un extraño desespero lo inundo hasta que, sintió una mano sostener la suya, fue cuando vio la hermosa sonrisa de Minho, quien lo miraba cálidamente.

—Hola gatito, —pronunció gentilmente —tranquilo, tranquilo, en un momento te soltaran.

La puerta se abrió dejando ver a Sam, quien le sonrió y paso su mano por su despeinado cabello. Luego volvió a salir para traer consigo otros médicos, quienes lo revisaron, luego asintieron para soltarlo, haciendo que Felix se sintiera más cómodo, se incorporó tomando el agua que Minho le ofrecía humedeciendo su seca garganta.

—Felix —lo llamo Sam —¿recuerdas algo?

—No —su voz salió ronca —solo discutí con Hyunjin, para luego huir, de ahí todo es oscuro y confuso.

—Ya veo, dime, ¿por qué discutieron?, ¿te dijo algo en especial? —cuestionó Sam.

—Quería que nos fuéramos juntos —respondió —me negué, le dije que tu me habías ayudado a tener una cómoda vida, que no me arriesgaría.

—Ya entiendo pequeño, descansa —besó su frente para salir.

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Sam sabía que Felix no podía ponerlo sobre Hyunjin, eso jamás pasaría y lo entendió dolorosamente después de un tiempo, después de ver como Felix nunca dejo de llorar por Hyunjin, de la manera en la que lo miraba. Felix jamás lo amaría como ama a Hyunjin sin embargo al llegar con Seo se dio cuenta que Felix no mentía.

—Según los exámenes, dice la verdad —fue lo que dijo Seo enseñándole la actividad cerebral de Felix —por ahora no es un peligro para la sede, además los experimentos serán realizados cuando las entregas lleguen. El nuevo ejercito esta por llegar.

—¿Utilizaran a Felix? —preguntó sin muchas ganas.

—Si, harán que Felix de información falsa a los rebeldes, diciéndole que será parte del equipo de vigilancia, el mapa que se le dará no será el verdadero, ni siquiera tu o yo, sabremos a ciencia cierta la ruta correcta —indicó Seo —si Felix le dice la ruta que le daremos, aunque no sea la verdadera, la sede sabrá que Felix los ha traccionado, solo necesitan una excusa para encadenarlo en una jaula de laboratorio.

—Nunca te había visto tan cooperador con un inhumano —pronunció —yo creo que ni yo sea de tu agrado

—No lo eres, pero todos en esta guerra por comenzar queremos proteger algo. —miró por la cámara a Felix sonreír mientras pareciera que Minho le estaba hablando —incluso abemos personas que ya perdimos... algo.

Sam miró como Seo se quitaba la bata de laboratorio para salir del lugar, sin antes mirarlo y poner su mano sobre el hombro.

—No sé que haya pasado entre tu y ese chico, pero te puedo asegurar que sí no haces algo, lo perderás y te arrepentirás por ello, toda la vida.

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Seo camino con un sentimiento de nostalgia en su pecho, había muchas emociones que traía consigo Felix, no entendía que, quizá aquel chico de pecas podía cambiarlo todo, su poder era más fuerte que el de cualquiera y una esperanza crecía dentro de quien lo conocía, era como si su alma fuera tan pura que atrajera consigo la oscuridad de las personas para desaparecerlas con una sonrisa tierna y dulce. El mundo ya estaba muy podrido y Felix era la pureza misma.

Y no es que Felix fuera algo así como un ángel o un ser perfecto, no claro que no, pero había algo que pareciera que faltara en Felix y eso era: El odio, el rencor y la envidia. Todos tenemos aquellos sentimientos en algún momento de la vida, pero cuando estaba cerca de Felix, aunque a veces pareciera enojado o molesto, sabías que no te diría alguna palabra de desprecio o te lastimaría, podías depositar tu total confianza en él y te sentirías seguro. Era extraño o quizá una mentira, una mentira a un mundo que necesita esperanza.

Felix era esperanza.

—¡Papá! —gritó una pequeña la cual corría hacia Seo, interrumpiendo sus pensamientos.

—Lita, ¿Qué haces aquí? —preguntó el mayor, cargando a la pequeña

—Mamá y yo, venimos a buscarte, pasamos a comprar algunas cosas y decidimos ver si habías salido —respondió la pequeña con una hermosa sonrisa en los labios.

—Entonces han venido en el momento correcto —sonrió, pero pudo visualizar del otro lado de la calle a un chico quien le sonreía de manera dulce apagando así su propia sonrisa —Seungmin...

—Lita, ve con mamá y suban al auto, ahora voy —ordenó dando la llave del auto a la pequeña, para luego bajarla, caminando al otro lado de cera, sin dejar de mirar aquel chico, que traía puesto un enorme suéter que lo hacia a ver mas dulce de lo que ya era. —Seungmin.

—Hola Binnie —saludo el joven —¿Cómo está Felix?

—Despertó, no recuerda nada del incidente o de su pasado, está estable —respondió —¿y tu cómo estás?

—Bien, gracias por decirme lo de Felix, ah —le sonrió —tu hija es preciosa.

—Si, Lita es una linda niña —dio un paso, pero el contrario dio dos hacía atrás —lo siento, realmente lo siento.

—No lo sientas, acepté ser tu amante porqué ambos conseguíamos algo del otro, fui yo quien involucro sus sentimientos, ese no era el trato —rio amargamente.

—Seungmin yo...

—Ve con tu familia, —interrumpió —te esperan y gracias por decirme lo de Felix.

Seo solo miro la espalda de quien fue su amante, algo que empezó como un juego, un trato de conveniencia, donde ambos obtenían algo, se volvió en una trágica historia de amor.

Seungmin fue el primero en decir sus sentimientos con la esperanza de ser correspondidos y por el cielo que eran correspondidos, pero de la boca de Seo jamás salió una dulce palabra de amor, estaba casado y con una hija.

Camino hasta el auto subiéndose en él con una triste sonrisa, a la espera de una niña que se habia vuelto su mundo, aunque su corazón se dividía en dos.

—¿Es él? —cuestiona la hermosa pelirroja, recibiendo un asentimiento de parte del contrario —¿no le dirás la verdad?, lo perderás

—Ya lo he perdido —pronunció aferrando sus manos al volante.

—Corre tras de él, Changbin, gracias por ayudarnos a mi y a mi hija, por darnos una vida maravillosa, aunque ella no sea tu hija de sangre, lo será siempre, hemos sido felices. Se que, nuestra familia solo era una manera de mantenerla a salvo, somos muy felices, por qué si tu no nos hubieras rescatado de ese laboratorio no sé donde estaríamos, por lo que, por favor Seo, no permitas que por nosotras tu felicidad se vaya. —la mujer le sonrió con calidez.

—Te quiero tanto Sophie, a ti y a Lita, son mi familia —acaricio su mejilla —lamento no poder entregarte mi corazón.

—No importa, gracias a ti, mi pequeña ha podido ser feliz —le tomo de la mano —ahora cuando veas a ese encantador chico, le dirás la verdad, no pierdas tu felicidad.

—De acuerdo.

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Felix yacía mirando el techo del lugar mientras jugaba con la ruedita del suero, con una sonrisa en los labios.

—El miedo es lo único que detiene a las personas... quítales todo y no tendrán miedo... solo quedara la venganza.  —musitó en la soledad misma de aquella fría habitación. 

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Ayuda el SeungBin (ChangMin) me pone bien sensible. 

No se olviden de comentar para saber si les esta gustando como va esta historia.

Gracias por su apoyo.

Makishi Konue

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