•11•
Hyunjin simplemente dejo de sonreír cuando vio a sus padres morir por su culpa. Culpa que jamás dejo su mente, él sabía que si no hubiera nacido quizá sus padres estuvieran vivos y Sam no lo mirara tan fríamente. Y es que, Sam nunca fue malo, siempre lo defendió, siempre estuvo ahí para él, pero jamás hubo un poco de cariño de su parte, era como si Sam hiciera las cosas por obligación y no por amor, pero sin embargo Hyunjin nunca dejo de querer a su hermano, al contrario, se sentía agradecido de tenerlo a su lado, incluso en aquel lugar.
Jamás imagino que todo su mundo cambiaría cuando conocerían aquel niño de pecas.
Felix era gentil, pero aun así no trataba a Hyunjin de débil, incluso cuando Sam siempre hacía de menos los esfuerzos esté por ser alguien más que un estorbo. El menor de los tres lograba que Hyunjin se aventurara más de lo que cría posible.
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Hyunjin se encontraba sobre la rama de el único árbol del campo de eliminación, mientras Felix le indicaba donde debía dejar el huevo que se había caído. Hyunjin moría de miedo, por la altura, sin embargo, Felix le seguía diciendo que él podía, así que, con todo el miedo del mundo, logro llegar al nido y depositarlo ahí. Se sintió valiente y miro a Felix quien le aplaudía demostrándole lo orgulloso que estaba, pero su cuerpo dio un mal movimiento y cayó. El golpe fue duro, pero cuando abrió los ojos, bajo su cuerpo estaba Felix.
Su corazón se aceleró pensando que Felix estaba herido, pero la mano suave de aquel pequeño lo hizo mirarlo.
—Estoy bien, lo hiciste bien.
No importaba lo que hiciera, Felix no se enojaba, al contrario, lo trataba de una manera que inclusos sus padres jamás lo hicieron. Porqué a diferencia de ellos, Felix no lo limitaba, no lo hacía sentir débil o frágil, al contrario, lo empujaba a salir de aquel huevo donde estaba metido. Lo motivaba a ser valiente.
A veces se sentía triste, cuando veía la manera que Sam podía lograr hacer más cosas por Felix que él, sin embargo, el menor siempre lo involucraba en todo aquello, jamás dejándolo atrás.
Había días donde podía escuchar el llanto de Felix dentro de otra celda, llanto producido por la tortura al pequeño, era un niño de 12 años. Nadie merecía estar ahí mucho menos un chico como lo era Felix. Al final este le daba la mejor de las sonrisas al día siguiente. La impotencia de Hyunjin crecía cuando lo único que podía hacer era abrazar al menor y sonreír.
Cuando las pesadillas lo abrumaban de manera incontrolable en aquellas frías noches, podía escuchar la voz de Felix quien cantaba suavemente hasta que Hyunjin se quedaba dormido. Ambos lograron tener una conexión que nadie podría romper.
La noche antes de que todo terminara, como juego cruel del destino ambos fueron llevados a la misma celda, era una noche fría ya que comenzaba a nevar. Los dos chicos estaba acostados en la frío suelo, mirando por la pequeña ventana de la celda como la nieve caía.
—Hyunjin, ¿sabes que pasa cuando la nieve se derrite? —este pensó que era la pregunta más tonta que Felix le había hecho.
—Se vuelve en agua —respondió seguro.
—No, te equivocas, se vuele en primavera. —Hyunjin miro a Felix y supo que aquel chico era su primavera en aquel frío invierno —cuando salgamos de aquí, te prometo que veremos a las flores florecer, estaremos juntos para siempre. Lo prometo, no te dejare atrás.
Una promesa, una dolorosa promesa.
Ambos cayeron en un profundo sueño cuando Hyunjin abrió los ojos para ver a Felix temblar por el frío, su labio inferior temblaba y se hacía una bolita consigo mismo. Hyunjin podía aguantar el frío gracias a su poder, por lo cual que con mucho cuidado tomo a Felix y lo acurruco en su pecho, abrazándolo. Miro como el pequeño dentro de sus brazos dejo de temblar y comenzó a respirar tranquilamente. Entonces lo entendió todo, amaba a Felix más que nada en el mundo.
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Jeongin no entendía porqué se sentía tan intranquilo después de ver a Felix siendo herido y que Sam supiera de él. Tenía que decirle la verdad a Hyunjin, que él y Chan sabían que Felix estaba dentro del laboratorio y que había salido herido, por lo cual decidió entrar a la habitación que tenía Hyunjin en aquel abandonado edificio donde la mayoría de inhumanos se refugiaban.
Se sentó en la cama cuando vio que Hyunjin no estaba, en aquella habitación solo estaba un colchón con un par de cobijas y algunas cosas personales del mayor, pero nada que pudiera decirle a Jeongin algo más sobre este. Por lo cual decidió esperarlo ahí sobre la cama. Fue entonces que el mayor abrió la puerta, vio la humedad de su ropa, pues una tormenta caía a fuera, quiso decir algo, pero no pudo ya que el olor alcohol invadió sus fosas nasales, Hyunjin estaba ebrio. Solo se quedo quieto observando como el mayor, se quitaba la ropa quedando en interiores, luego se acomodaba en la cama tapándose con la cobija.
—Ven acá Felix, hace frío. —y corazón del menor se rompió.
Miro a Hyunjin, se quito la ropa, quedando en interiores y se acomodo entre los brazos de Hyunjin, quien lo abrazo con tanto cariño, que sintió que se estaba ahogando con aquel nudo en la garganta, pero ya no importaba, se quedo ahí mirando como Hyunjin dormía.
—¿Por qué no me miras a mí?... si Felix muere... ¿me mirarías?
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La puerta sonó un par de veces antes de ser abierta por Minho quien observo a Felix con un par de bolsas y una sonrisa en su rostro, no dudo en tomar las bolsas y dejarlo entrar, vio como el menor corría hacia Han, quien veía la televisión.
—¿Cómo estás?, te traje ropa y comida, lo siento por no venir antes es...
—Felix, lo sé, no te preocupes, al contrario, soy tan feliz que estes bien —el menor abrazo a Felix y este le correspondió —¿estuviste llorando Lix?
Felix había llorado toda la noche pensando en Hyunjin y era difícil ocultarlo, aunque lo habia hecho con maquillaje, sin embargo, el poder Han era poder ver atreves del oído, por lo cual noto el cambio en la voz de Felix.
—Ha sido difícil perder mi oído derecho, solo es eso, ¿quieres comer?, ¿Minho cocinamos? —intento cambiar aquella dolorosa conversación —¿cocinemos los tres?, ¿te parece?.
Felix sabía que nadie le gusta ser tratado diferente por una incapacidad o por ser diferente, por lo cual solo ayudo a Han el cual no caminaba muy seguro aun, llegar a la barra de la cocina, lo acomodo en la silla.
—Tu cortaras los vegetales y tu saltearas la carne, yo hare la sopa —indicó Felix.
—Si señoría —contesto Minho mirando a Felix.
Los tres pasaron minutos cocinando entre risas y platicas. Han sintió por primera vez seguro, en algo parecido a una familia y el sentimiento era cómodo. Sabía bien en quien confiar, su madre se lo dijo antes de morir, que quien miente lo descubriría con solo escuchar su voz. Por lo cual podía saber que ninguno de los dos frente a él era malo. Pero mentían, ambos lo hacían.
—Entonces, el animal de Minho ¿te trata bien? —preguntó Felix tras una queja de Minho.
—Lo hace —respondió Han —es muy amable y la verdad le agradezco que me de un espacio en su casa.
—Te prometo que buscare un lugar para ti y todo saldrá bien, dame tiempo, denme tiempo ambos —les tomo de la mano y los miro.
—No te preocupes Felix —pronunció Minho quien le puso la mano en el cabello y se lo revolvió.
Felix asintió para luego mirar su reloj y darse cuenta que era tarde, por lo cual se despido de ambos antes de marcharse.
El departamento se quedo en silencio cuando el de pecas se fue. Minho por su parte se acerco a Han y lo tomo del brazo.
—Vamos a tu cuarto, te cambiare las vendas.
El menor no dijo nada, solo se caminó, siendo guiado y ayudado por Minho. El mayor quito las vendas de su pie y limpio la herida que parecía estar casi por completa cerrada, luego coloco un vendeja nuevo, mientras Han observaba con cuidado el hermoso perfil del mayor, sus pestañas, sus cejas y su perfecta nariz. Han podía ver, pero de una manera diferente.
—Si me sigues mirando de esa manera me voy a derretir —pronunció con una sonrisa mirando al menor ponerse rojo —listo.
—¿Te gusta Felix? —preguntó el menor ante la sorpresa del mayor —tu voz cambia cuando él esta cerca.
—Oh, no, no —se sentó al lado del menor —Felix me recuerda a mi hermana mayor —Han lo miro con atención —mi hermana murió hace 5 años cuando intento ayudar a unos inhumanos, ella era como Felix, ayudaba a las personas sin impórtale que quizá ellos no fueran buenos. Yo siempre odié a los inhumanos por arrebatarme a mi hermana, pero cuando conocía Felix todo cambio, el chico era tan inocente como lo era ella y sentí un cariño especial, luego te salvo a ti. —le tomo de la mano —en estas semanas pude entender algunas cosas, sobre todo pude comprenderla. —Minho soltó la mano de Han y se levanto de la cama para mirarlo y sonreírle cálidamente. —descansa.
Minho se marcho dejando a un Han melancólico.
—Mentiroso... tú también mientes al igual que Felix...
Espero les este gustando este fic, no olviden dejar sus comentarios, me ayuda mucho para saber si les gusta o no.
Gracias por leer ♡
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